Italia (Roadtrip) – 3 semanas y media por Italia (Semana 2)

by | 13 Jul 2021 | 3 comments

7 – 13 julio 2021

 

2.035 días viajando…
14 días de Roadtrip…

Como ya comenté en el post anterior, Giada y yo hicimos un roadtrip por toda Italia de tres semanas y media de duración durante el mes de julio de 2021.

La idea era recorrer lo más posible, durmiendo siempre en su coche y cocinando en un camping gas para reducir al máximo el gasto.

He dividido el relato del viaje en 3 posts. Éste es el segundo.

El Roadtrip…

El roadtrip duró 25 días (3 semanas y media) y recorrimos Italia tal y como se ve en el mapa (más o menos). 

En este post te cuento nuestra segunda semana de viaje.

Me levanto al amanecer, me hago mi sesión de yoga y me doy una ducha helada en la cascada. ¿Quién dijo frío? Cuando Giada se levanta, desayunamos y hacemos planes. Hemos visto que hay una ruta caminando que va hasta Umbriano, un pueblecito abandonado que está muy cerca de aquí, así que decidimos hacernos la excursión.

Desde aquí se ve perfectamennte Ferentillo.
Y así es la llegada a Umbriano, la ciudad fantasma.

Intentando llegar hasta la torre del castillo…

Resulta muy impresionante poder entrar en las casas completamente abandonadas y en ruinas.

Volvemos al coche y nos vamos a Rieti a repostar metano y comprar algo de comida. Después decidimos dirigirnos a uno de los parques nacionales más impresionantes de este país: El Gran Sasso d’Italia. Para llegar, tenemos que cruzar el Lago de Campotosto y aprovechamos para hacer una paradilla en La Chioscheria, para sacar alguna foto y “repostar” de otra manera.

Foto de Giada

Según nos vamos acercando al Gran Sasso, voy entendendiendo el por qué del nombre (algo así como El Pedrusco).
Nos habían recomendado aparcar y pasar noche en el Prati di Tivo, pero cuando llegamos vemos que es una zona de hoteles feos y petado de gente, así que, siguiendo las recomendaciones de Park4Night, nos metemos por una carretera empinada y en mal estado que nos lleva al Valico del Laghetto, el lugar con las mejores vistas de la zona y comienzo de muchas de las rutas de senderismo. Vemos que ya hay gente aparcada para pasar la noche. Por primera vez no estamos solos, pero el lugar merece la pena sin ninguna duda.

Hasta el aparcamiento llega un enorme rebaño de ovejas escoltado por unos 6 perrazos pastores.

Y éstas son las vistazas que se ven desde donde estamos.
Nos damos un paseo de exploración siguiendo un camino que va por la falda de la montaña, pensando que lleva hasta una enorme cruz que se ve arriba. Pero no, el camino termina abruptamente y no lleva a ninguna parte, pero las vistas son de lujo.

Foto de Giada

Así que, tras instalarnos, encontramos por fin el camino que lleva hasta el Grande Crocifisso di Arapietra. Bueno, en realidad hay dos caminos paralelos y vemos a ver quién llega antes.
Con la puesta del sol, nos hacemos la cena en el mismo prado en el que pasarán la noche las ovejas protegidas por los perros pastores.

Día 9: Gran Sasso – Tortoreto

(8 jul 2021)

Nos levantamos a las 5:25 para ver amanecer (que se supone que es a las 5:35), pero cmo estamos más altos que el horizonte, lo pillamos empezado.

Yo aprovecho semejante momento y semejante lugar para hacer mi sesión de yoga.

Foto de Giada

Durante el desayuno, uno de los perros pastores se nos acerca para ver si pilla algo de comer, pero es terriblemente tímido.
Después del desayuno estábamos pensando en movernos a otro sitio, pero la verdad es que me da pena marcharnos de aquí sin hacer alguna pequeña excursión. Así que le propongo a Giada poner el coche a la sombra, calzarnos las botas de montaña y explorar un poco por aquí. La idea inicial es dar un paseo, pero la verdad es que se nos va un poco de las manos.

08:00 – Cogemos el camino que va en dirección hacia el Corno Grande, el pico más alto del Gran Sasso, el de la izquierda. El de la derecha es el Corno Piccolo.

08:30 – Después de consultar el mapa y hablar con algún excursionista que nos encontramos, decidimos que, ya que estamos aquí, podemos intentar llegar al Rifugio Carlo Franchetti, el refugio que se usa como base para subir luego a los Cornos. El refugio es ése de ahí, el que está entre los dos Cornos.

Foto de Giada

08:47 – Llegamos a la La Madonnina, el final del telesilla que viene desde Prati di Tivo.

09:05 – Ya hemos pasado los 2.000m de altura. Estamos en el cruce del que sale el Sendiero Ventricini, que lleva al Corno Piccolo. Nosotros seguimos por el sendero que lleva al refugio y al Corno Grande…

…y así de espectacular es el sendero.
09:17 – Tememos que cruzar una zona llena de rocas que debieron caer en alguna avalancha pasada.

09:22 – Llegamos a la parte más impresionante del sendero, que es cuando se convierte en un estrecho camino excavado en la roca por el que casi hay que escalar, con mucha caída hacia la izquierda y con una cadena de seguridad para agarrarse.

09:34 – Según nos acercamos al refugio, pasamos al lado de un antiguo glaciar que, según me cuenta Giada, antes era enorme y llegaba hasta abajo. Ahora, con el cambio climático, esto es todo lo que queda.

09:45 – Según nos acercamos al refugio, las vistas son cada vez más impresionantes. El camino está lleno de grandes rocas que hay que atravesar.
10:00 – Y justo 2 horas después de salir, llegamos al Rifugio Carlo Franchetti (2.433m).

Foto de Giada

Nos lo premiamos con unas birrillas y unas patatuelas… a precio de 2.433m.

Foto de Giada

Veo que la mayoría de los que suben hasta el refugio, siguen por el camino que lleva a la cima del Corno Grande (2.912m). Me tienta muchísimo subir, pero hemos traído poca agua (hemos tenido que comprar en el refugio a precio de oro lo justo para la bajada) y ya vamos algo cansados. Desde el refugio se ve el camino que sube y es espectacular. Tengo que hacerlo en otra ocasión.
10:38 – Así que empezamos la bajada.
Las cabras no tienen demasiado problema con las paredes abruptas.
11:44 – A la vuelta pasamos al lado del Albergo diruto (abandonado) dell’Arapietra. Este albergue se construyó entre 1930-1935, pero se abandonó durante la II Guerra Mundial y nunca se acabó, por lo que se quedó con el nombre de “diruto“.
11:53 – Por un error mío al interpretar el mapa, creyendo que el parking está en otro sitio, en este cruce giramos a la izquierda y nos metemos en el bosque. Hacemos un buen trecho en bajada, hasta que me doy cuenta del error y veo que la única solución es dar media vuelta y subir lo bajado. Soy afortunado de seguir con vida y que Giada no me haya matado en aquel momento, después de casi 4 horas de excursión.
12:15 – Pero al final encontramos el camino de vuelta al parking.

12:30 – Y finalmente conseguimos llegar hasta el coche. Han sido 4 horas y media de excursión. No está mal para ser un “paseíto por la mañana”.

Estamos exhaustos pero, sobre todo, muertos de hambre, así que nos improvisamos un almuerzo rápido en un área de picnic con fuente que hay un poco más abajo de la carretera.

La siguiente etapa de nuestro roadtrip es una cortesía de mi gran amiga Federica. Federica es una maravillosa chica italiana que conocí cuando la alojé por Couchsurfing en mi apartamento de Madrid en 2015, poco antes de empezar mi viaje. Hemos mantenido contacto y muy buena amistad desde entonces. De hecho fue ella la que me recomendó que visitara Cinque Terre y fue por ello por lo que conocí a Giada. El caso es que Federica, aunque está trabajando en Bruselas, en cuanto se ha enterado de que andamos de viaje por Italia, nos ha ofrecido enseguida la casa que tiene en el Lido de Tortoreto, un pequeño pueblo costero muy cercano al Gran Sasso, así que vamos para allá. Nos recibe su madre, Tiziana, que es puro amor, y nos da las llaves de la casa. Nos viene muy bien parar por un par de noches, dormir en una cama de verdad y hacer una colada. Así que, en cuanto nos instalamos, lo primero que hacemos en visitar la playa que tenemos a dos pasos.

Una de las cosas curiosas que tiene Italia y que aún me cuesta bastante de asimilar, es que la mayoría de las playas en lugares turísticos son “privadas”, es decir, la mayor parte de la arena está invadida por sombrillas y tumbonas perfectamente ordenadas que se alquilan a los visitantes. Y, de vez en cuando, hay lo que se llama una Spiagga Libera, un trozo de arena, por lo general bastante estrecho y poco cuidado, en el que sí se puede estar sin pagar. Nosotros, por supuesto, no pagamos por estar en una playa, estamos en una Spiagga Libera, y estas son nuestras vistas a izquierda y derecha.

Día 10: Tortoreto

(9 jul 2021)

Lo de la colada ha sido una odisea. Por la noche intentamos poner la lavadora de la casa, con tan mala fortuna que se le estropea la bomba de desagüe. Es decir, la lavadora está llenísima de agua sucia y no hay forma de que la desagüe, así que al final tenemos que abrir la puerta y conseguir recoger en un cubo todo el agua que podemos sin inundar la casa. Para después de medianoche ya lo tenemos apañado. Así que la mañana de hoy se nos va en hacer la colada en un laundromat que hay justo al lado. La tarde la pasamos en la playa de la Reserva Natural de Borsacchio, siguiendo la recomendación de Federica.

Para cenar, Giada prepara un Orzotto, que resulta ser un Risotto de Orzo. Es una pena que no tengo foto, porque estaba de muerte.

Día 11: Tortoreto – Lago di Barrea

(10 jul 2021)

Recogemos y limpiamos bien la casa… y de nuevo en la carretera. Ha sido la primera vez que dormimos dos noches en el mismo sitio desde que salimos… y se hace raro. Vamos al Lago di Penne pensando que sería un sitio agradable para parar y bañarnos, pero es desolador y sucio, así que seguimos. Por el camino nos encontramos con el Lago di Capodacqua, un estanque artificial y de acceso cerrado por protección a su habitat natural. Pero hay una zona de picnic muy agradable donde hacemos parada para comer la fruta.
Ahí buscamos donde pasar noche. La idea es ir en dirección a Nápoles para llegar mañana. Encontramos un sitio de camino, que está bien recomendado en park4night, cerca del Lago di Barrea, así que vamos para allá y, como se puede ver, hemos acertado de pleno.

Barrea es un pueblo precioso, en la ladera de una montaña con vistas al lago al que le da nombre. Cruzamos el pueblo, y rodeamos el lago por su orilla norte hasta cruzar el puente que lleva al Oasi del Lago, un restaurante en cuyo parking es donde se puede aparcar para pasar noche, pero la verdad es que está petadísimo. Se nota que es sábado. Encontramos un hueco bastante apretado y nos damos una vuelta por el parque que lo tienen muy bien cuidado y es una maravilla, con árboles dentro del lago y mucha fauna.

Nos instalamos en una de las muchas mesas de picnic que hay por la zona y nos hacemos la cena de ensalada de espelta.

Es curioso cómo en Italia es muy habitual cocinar con el grano de espelta (farro) o cebada (orzo), como si fuera arroz. Es algo que no se ve mucho por España.

El parking del restaurante está demasiado petado de campers y furgonetas como para dormir. Por suerte, park4night también recomendaba una pequeña esplanada, a unos dos minutos subiendo la carretera, que resulta perfecta.

Cuando nos levantamos, escuchamos música proveniente del pueblito que hay un poco más arriba de la carretera, Civitella Alfedena. Parece que están de fiesta, o quizá sólo de domingo, pero nos acercamos a disfrutar del ambiente.

Lo que se me hace raro es que, como acaba de haber una misa, todo el mundo está sentado dando la espalda a la banda.

Para ir hacia Nápoles, debemos volver a pasar por Barrea, y esta vez aprovecho para sacar una foto de las vistas del pueblo y del lago.

Como lo de aparcar en Nápoles es misión imposible, Giada recomienda aparcar en Ercolano, que es un pueblo un poco al sur de Nápoles y luego ir en tren. Yo encuentro, gracias a Google Maps, un parking gratuito no lejos de la estación.
Ercolano ya es un avance de lo que será Nápoles, en cuanto a urbanismo poco cuidado.
Y los trenes entran dentro del mismo estilo.

Foto de Giada

Y llegamos a Nápoles. Y Nápoles es… otro mundo.
Nápoles es de las ciudades más sucias que he visto en Europa. Pero no sé si es que eso no le resta encanto… o es que es parte de su encanto.

Hasta en la mismísima Piazza Dante está llena de basura.

Para comer, Giada pregunta al señor más Napolitano que encontramos por la calle, un hombre delante de su casa al que su hija le está echando la bronca por estar con la camisa abierta. Le pregunta por la pizza más auténtica de Nápones y nos indica, sin dudar, la Pizzería da Michele. Y parece que sí es bastante famosa, por lo que vemos nada más llegar.
Conseguir mesa es imposible, así que nos pedimos dos pizzas margarita para llevar (ya comenté que en Italia las pizzas, da igual su tamaño, son de uso individual) por 5€ cada una. Muy razonable. Aún así nos toca esperar una hora hasta que nos la dan. Para disfrutarla, nos buscamos un rinconcito napolitano.
En el paseo de por la tarde, nos encontramos con… esto.
Se trata de Antonio Borrelli, conocido como Topolino y parece que es todo un personaje en Nápoles. Lleva cantando desde 2017, a pesar de las protestas de los vecinos.
A media tarde, después de patearnos todo el centro, nos premiamos con un buen helado italiano en el Café Leopoldo.

Foto de Giada

Para dormir, he visto un lugar con muy buena pinta en lo alto de Monte Faito, entre Nápoles y Sorrento. Como allí no tendremos ducha y vamos algo sudados, decidimos pararnos en la primera playa libre que pillamos según salimos de Ercolano hacia el sur. Pero nos llevamos la sorpresa de que las playas aquí están en sintonía con las ciudades. Es probablemente la playa más sucia que he visto en mi vida, tanto en la arena como en el agua. Aún así, hacemos de tripas corazón y nos damos un baño.

Y, ya de noche, nos ponemos en camino a la cima del Monte Faito (1.131m) siguiendo la Via Quisisana, tal y como nos indica Google Maps, sin caer en la cuenta de que, si una carretera debe subir desde el nivel del mar a 1.131m en sólo 12 kms, muy fácil no puede ser. Lo que nos encontramos es, probablemente, una de las peores carreteras que he visto nunca en Europa y una de las conducciones más estresantes… y eso que conducía Giada, que tiene nervios de acero. Una carretera estrechísima en la que apenas cabíamos (no hablemos ya de que viniera alguien en dirección contraria, cosa que no ocurrió, gracias al cielo), con caída siempre hacia un lado, en un estado ruinoso, casi sin asfaltar, con tanto zig-zag que perdimos la cuenta de cuantos giros imposibles de 180º hicimos, con algunos obstáculos caídos en la carretera que por fortuna pudimos sortear, porque era físicamente imposible dar media vuelta en ningún punto de la carretera… y todo esto a oscuras. Bueno, basta ver la carretera en Google Maps, para hacerse una idea. Tardamos una eternidad en llegar, preguntándonos cómo demonios subía la gente al restaurante que se supone que hay arriba y rezando por no tener que bajar por la misma carretera. Luego veríamos que, efectivamente, hay una carretera normal al otro lado y que la que hemos tomado no ha debido usarla nadie desde tiempos de los romanos. Obviamente no tengo ninguna foto ni vídeo de la experiencia, iba demasiado acojonado y preocupado por sobrevivir como para hacer un reportaje gráfico. Cuando llegamos arriba, resulta que hoy es la final de la Eurocopa 2020, nada menos que entre Italia y UK (y nosotros sin enterarnos), y claro, el parking donde pensábamos dormir está petadísimo, no cabe un alfiler. Al final dejamos el coche mal aparcado en la carretera y nos vamos al Bar Belvedere, en el lado en el que no están poniendo el partido (donde no hay nadie) y nos tomamos una birilla esperando a que acabe.  

Foto de Giada

Tenemos tan mala pata, que hay prórroga y la final se decide en los penalties. Menuda espera eterna. Al final gana Italia, para gran alegría de la concurrencia. Al primero que se va, cogemos su sitio y nos vamos a dormir.

Cuando amanece, podemos apreciar las impresionantes vistas que tenemos aquí arriba. Casi hace que merezca la pena la odisea de la subida. Casi. Hago mi sesión de yoga en el punto más alto y hago mi sesión de fotos con vistas al Vesubio por el norte…

…y a Sorrento por el sur-oeste.

Giada quiere enseñarme la Costiera Amalfitana, un tramo de costa del Golfo de Salerno por el que pasa la carretera pegada al mar durante muchos kilómetros y con unas vistas impresionantes. Así que bajamos del Monte Faito por el lado bueno (el lado sur) con vistas a Capri

…Hacemos una parada en Marina della Lobra para darnos un baño desde las rocas en un agua limpia, por fin…

…y tomamos finalmente la Costiera Amalfitana hasta Salerno.

Se puede apreciar lo que digo de las playas privadas.

Cuando llegamos a Salerno, dejamos la Costiera y nos dirigimos al Parco Nationale Cilento. Tengo mucha necesidad de naturaleza y tranquilidad después de tanto caos de tráfico.

Primero vamos a darnos un baño al Gole del Calore, un parque por el que pasa un río que está muy tranquilo a estas horas. Perfecto para un baño al atardecer.

Para pasar noche, descubrimos el famoso pueblo abandonado de Roscigno Vecchia. Roscigno Vecchia fue desalojado hace casi un siglo con la excusa del peligro de corrimiento de tierras, y sus habitantes fueron trasladados al nuevo pueblo de Roscigno… ¿Todos? ¡No! Un único habitante se resiste todavía y siempre a abandonarlo. Se trata de Giuseppe “Libero” Spagnuolo, a quien tenemos la fortuna de conocer en persona y con quién charlamos.

A pesar del nivel de abandono, el pueblo está muy bien conservado para disfrute de los visitantes, como se puede ver.

En la plaza principal del pueblo hay una fuente de agua potable, contenedor de basura y cerca hay unas mesas de picnic con espacio para aparcar. El sitio es perfecto. Nos estacionamos ahí y Giada prapara la cena. Por la tarde ha comprado (para gran sorpresa y alegría mía) mozzarella di bufala, ricotta y scamorza. Cenamos la ricotta con tomate y albahaca en panecillos secos. Espectacular. De postre, mezclo el resto de la ricotta con cacao y ciruelas pasas. Madre mía, qué rico.

Nos tomamos la mañana con mucha calma. Yo hago mi sesión de yoga y nos duchamos con las botellas de agua. Preparamos un desayuno de mozzarela con tomate.

Nos despedimos de Roscigno Vecchia y de Giuseppe…

…y nos vamos para Matera.

Matera es un pueblo de piedra excavado en la roca caliza de la que se extrae la materia de construcción. Eso hace que el pueblo quede perfectamente integrado en la roca y le da un aspecto medieval muy particular.

Foto de Giada

Nos damos un buen paseo disfrutando de la tranquilidad y de las vistas.

Incluso nos encontramos con un monumento homenaje a Dali en la Piazza Vittorio Veneto.

Y otras bellezas…

Nos tomamos un espectacular granizado de café en la Focacceria del Sedile Olivieri di Capozzi Giovanna

…y nos vamos para la costa sur, para Metaponto, concretamente un aparcamiento en la playa, para darnos un baño, cenar (lo que queda de la mozzarella con tomates y pipas) y pasar noche.

TO BE CONTINUED…

Y así termina la segunda semana del roadtrip por Italia con Giada. Ya van 14 días y nos lo estamos pasando genial. Por ahora no tenemos planes de cuándo parar… ni siquiera tenemos muy claro hacia donde tirar ahora mismo. Estamos justo en la planta de la bota de Italia. A nuestra izquierda está la Pulia, el tacón de la bota, famosa por sus playas, y a nuestra derecha tenemos Calabria, la punta de la bota, famosa por su naturaleza. 

¿Derecha o izquierda? Pues la respuesta…

…en el próximo capítulo. ?

 

3 Comments

  1. Giada

    Ti ricordi quando stavamo salendo lungo la strada per il monte Faito e ho spento i fari della macchina dicendoti che non funzionavano più?
    Ho ancora davanti la tua faccia!!!!!
    Nonostante tutto ho un ricordo divertente anche di quei momenti 🙂

    Reply
    • Leo Callejero

      Anche le esperienze più traumatiche diventano con te ricordi divertenti… tranne lo spegnimento dei fari!! ?

      Reply
  2. Martrix B.G

    Es precioso, toda Itàlia, todos los sitios donde habéis estado.
    Y por tu cara de felicidad me da que algún dia te quedarás un largo tiempo por ahi…??

    Reply

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