27-29 septiembre 2021

 

2.113 días viajando…
3 días en Bosnia…
17 días de mototrip…

Como contaba en el tercer capítulo de mi mototrip por los Balcanes, el 27 de septiembre de 2021 abandono Croacia y entro Bosnia, el país número 24 de mi viaje.

Mi estancia en este país será bastante corta, pero no nos adelantemos. Vayamos paso a paso.

El mototrip

27 de septiembre de 2021. Nada más entrar en Bosnia, me paro para volver a guardar los papeles en su sitio y, en ese momento, aparece en dirección contraria otro tipo en moto, sin casco y con pintas un poco raras (bueno, la verdad es que aquí todos parecen mafiosos rusos). Se para a mi lado, me saluda y me pregunta en inglés que a dónde voy. Yo, que soy de naturaleza más bien confiada y bastante ingenuo, simplemente se lo digo: a Mostar. Sonríe, asiente y se va.

Ahí, mi naturaleza confiada empieza a resentirse y empiezo a pensar de todo… ya verás, ahora me encontraré una emboscada de una banda de albano-kosovares por el camino que me van a secuestrar o yo que sé…

…obviamente al final no pasa nada.

Una hora más tarde… ahí está Mostar, la capital de Bosnia y Herzegovina.

La primera impresión que tengo de la ciudad es bastante fuerte, cuando paso al lado de varios edificios en ruinas con marcas de la guerra. Y son bastantes.

Llego al Hostel Musala. Pequeño pero muy acogedor.

Me recibe Sasa, el dueño, que parece más joven de lo que es. Simpático y dinámico. Me da un mapa de la ciudad y me explica los sitios más turísticos. Me da una cama en una habitación de 4, pero, curiosamente, es zona de paso a otra habitación, así que poca intimidad. Un solo baño para todos y la cocina es de uso individual, porque no caben dos cocinando a la vez. Pero no hay problema, porque casi nadie cocina.

Como he llegado a la hora de comer, lo primero que hago es aprovechar la cocina y hacerme un arroz con lentejas rojas que me como en la mesa que hay en el patio, en compañía del gatete del lugar. Siempre estoy rodeado de gatos.

Después de comer me doy una vuelta por el Old Town y hago miles de fotos. Empiezo por la calle más turística y comercial, Maršala Tita.

La ciudad tiene mucho encanto, pero el turismo al final todo lo corrompe. Lo que antes debía ser una calle peatonal auténtica ahora no se ve otra cosa que tiendas de souvenirs y restaurantes. No hay nada más. 

También hay mucha mendicidad, incluso con niños. Da muy mal rollo. Pero lo que es la parte vieja de la ciudad, es muy bonita. Lástima que el turismo le quita realidad.

Me doy un paseo hasta lo más famoso, el Old Bridge de Mostar, que fue destruido durante la guerra y reconstruido poco después.

Pero no es el único puente, por la parte antigua hay otros puentes algo más modestos.

Me bajo hasta el río para tener una mejor vista del puente, mientras se escuchan los cantos de la mezquita. Por lo que me cuentan, el río separa la parte musulmana de la católica.

Continúo mi paseo alejándome de las zonas más turísticas. Lo de las heridas de la guerra no deja de impresionarme. Nunca había visto huellas de una guerra tan cercana. 

Aquí puede verse la famosa Sniper Tower, la torre de los francotiradores, cuyo nombre se debe a motivos obvios durante la guerra. Está situada, curiosamente, al lado de la Plaza de España.

Compro algo de comida y me tomo una cerveza por el centro. En el bar me preguntan si la quiero grande y le digo que no, que medium, y me ponen una de medio litro.  Mejor no pregunto cómo es la grande.

Sigo mi paseo. Es interesante ver la mezcla de culturas…. o generaciones.

Vuelta al hostel, donde me hago una ensalada para cenar. Hago charla con una argentina que viaja en dirección contraria, desde Albania y Montenegro hacia el norte y me da algunos tips de lugares que visitar.

Justo ha empezado a llover, así que menos mal que no he hecho camping hoy.

Al final me han confirmado el casting online de BP para mañana que será a las 13:30. Esperemos que la wifi se porte bien. Lo tendré que hacer en el patio, porque es el único sitio con luz medio decente.

Uso un poco de wifi por la noche para organizar fotos y a la cama.

28 de septiembre de 2021. Me levanto poco después de las 6. Ha sido una noche rara. El somier está curvado por el centro hacia arriba, por lo que me caigo hacia los lados. He tenido sueños raros. Especialmente curioso el de que España le concedía la independencia a Catalunya después de una manifestación en la que yo tenía un papel muy destacado.

Hago mi sesión de yoga en la terracita que hay en el patio, luego ducha y desayuno con el pan que me compré ayer y unos huevos escalfados en buena compañía.

He aprovechado para hacer una colada, que aquí son sólo 3€. Después de tenderla, me voy con la moto a Fortica, un mirador con vistas impresionantes a Mostar y con una pasarela de esas de cristal en el suelo para pasar vértigo.

A la vuelta, echo las postales y me hago algo de comer, porque tengo el casting en un rato. Me hago unas judías blancas con un poco de arroz y me quedan de impresión.

Con algo de retraso, hago la conexión zoom con Roberto y Octavio, los que me van a hacer el casting. Nos cuesta un poco conseguir que funcione el sonido, pero al final todo OK. Me dirige Octavio, que me pide 3 escenas en una gasolinera. Trabaja con refuerzo positivo a tope, así da gusto. Todo lo que hago está “genial” y me da algunas indicaciones para mejorar. Después de una horita, conseguimos algo decente y nos despedimos. Me dice que vaya mirando vuelos. ¡Wow!

A la media hora me llama y me dice que lo que se ha grabado ha sido la cámara de su portátil y no la sesión de zoom, así que toca repetirlo todo… uf, qué pereza. Esta vez optamos por la solución mucho más lógica de que yo me grabo con mi cámara mientras ellos me dirigen por zoom. Lo volvemos a hacer todo. Cuando lo reviso, veo que una de las escenas está fuera de cuadro y me toca volver a grabarla. Pero, por fin, a media tarde… ¡está hecho!

El rodaje está muy bien pagado, por eso mi plan es que, si me cogen, me iría rápidamente con la moto hasta Corfú (Grecia), donde tengo unos buenos amigos a los que les dejaría mi moto y mis cosas y luego hay vuelos muy baratos Corfú-Barcelona. De esta forma podría estar en Madrid para el día del rodaje y volver cuando termine.

Me doy una vuelta por Mostar para despejarme de tanto casting y me tomo un par de cerves en el Caffe Marshall, donde hay ambientazo y rock bosnio.

Miro también opciones para ir mañana a Montenegro. Si me sale lo del casting tengo que haber avanzado hacia Grecia. Encuentro un camping pequeñito, familiar y con muy buenas referencias al lado del Crno Jezero (Black Lake) por 6€. La única pega es que está a 1.500m de altura. Les escribo para preguntar si hace mucho frío por las noches y me dicen que puede llegar a 6º, pero que tienen un bungalow por 7€. Es decir, por un euro más, no monto la tienda. No hay duda. Decidido.

Mañana tengo que salir pronto, para cruzar la frontera antes del mediodía, que es cuando caduca mi test covid.

Me hago una cena de ensalada y a la cama.

29 de septiembre de 2021. Me levanto a las 6:30. Me tienta hacer yoga, pero veo que tengo casi 2 horas hasta la frontera, así que más me vale salir pronto para que no me caduque el test Covid. Ducha, desayuno y a recoger. Consigo salir muy temprano.

Parada para gasofa y parada en la frontera con la República de Srpska (una de las dos entidades políticas que forman el país. La otra, de la que estoy saliendo, es la Federación de Bosnia y Herzegovina). Hago una parada para hacer una foto, porque casi tengo la sensación de ser un espía ruso cruzando una frontera remota y escondida.

Poco antes de las 10 llego a la frontera con Montenegro.

Ni Bosnia ni Montenegro son EU o zona Schengen, por lo que hay que presentar papeles. Pero aquí lo tienen muy bien montado. La cabina de salida de Bosnia está pegada a la cabina de entrada en Montenegro y así se pasan los papeles entre ellos… además de tener montada la fiesta, porque menudas risas tienen aquí. Me piden los papeles de la moto (que esta vez sí llevo preparados)… ¡¡pero no me piden certificado Covid!!! Y yo con prisas para que no me caducara. Hay que ver cómo cambian las cosas según voy yendo hacia el sur. Está claro que todo va siendo mucho más relajado.

Continuará…

Y mi llegada a la frontera con Montenegro pone fin a la etapa en Bosnia. Ha sido mucho más corta de lo que me apetecía, en parte por el tema del casting y en parte por aprovechar el test Covid, aunque, visto lo visto, esto último no era necesario.

Me ha gustado muchísimo Mostar. La energía del lugar, a pesar de las huellas de la guerra, es muy especial y la gente parece maravillosa. A ver si en otra ocasión puedo explorar un poco más.

Pero por ahora…

…¡allá voy, Montenegro!

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