26 julio 2016
222 días viajando…
30 días en Whangateau…
¡¡Hoy es mi cumple!!
Quién me lo iba a decir hace un año que lo pasaría en Nueva Zelanda.
La noche ha sido rara. Aunque el sitio y la cama son maravillosos para dormir, he tenido malos sueños. En medio de la noche soñé que me ahogaba y, efectivamente, me estaba ahogando. La alergia que me había desaparecido por completo en las Cook, me está volviendo aquí. Hay alguna planta en este país que me hace moquear mucho. Me despierto inquieto y con un poco de ansiedad. Pero me consigo volver a dormir. Pero, ya por la mañana, tengo otro sueño clarísimo:
Soy el dueño de un pequeño restaurante, pero estoy yo solo trabajando en él. Estoy atendiendo las mesas, pero a la vez tengo que cocinar y el local está completamente lleno. Estoy intentando coger la orden de una de las mesas, pero una de las chicas no sabe muy bien lo que quiere y tarda… y tarda… y yo desesperado viendo el local lleno de gente esperando, sin nadie en la cocina, sin nadie más sirviendo mesas, y esperando a que esta chica se decida a pedir. Y en ese momento hay un gran revuelo. Una de las clientas está llorando y parece que se encuentra mal. Y resulta ser mi amiga Ana, de cuando hacíamos teatro en la universidad. Al parecer algo le ha sentado mal y está diciendo que va a hablar con sus abogados. Le pregunto que qué le pasa y me dice que toda la comida estaba llena de pimientos rojos, y que ella no puede comer pimientos rojos!!
Y con esa sensación de “qué más me puede pasar??”… me despierto.
Uf, la verdad es que me levanto bastante alterado.
Desayuno con Carol y Harry, les agradezco hasta el infinito (y un poco más allá) su hospitalidad, y salgo temprano a intentar llegar a dedo a casa de Nat.
Voy andando hasta una de las salidas a la autopista, en la Northcote Rd. pero el sitio es terrible. Los coches ya vienen embalados y no hay sitio para parar. Justo antes de eso, hay un semáforo, pero me da cosa hacer autostop en un semáforo, es casi como vender clínex. Aún así pruebo un poco, pero estoy por irme, cuando alguien en una furgoneta me pregunta a dónde voy. Me da igual donde me lleve, con tal de avanzar un poco.
Se trata de un hombre serbio, muy amable. Tiene el típico acento de cuando alguien quiere imitar el acento de europa del este. Es como ver un episodio de Primos Lejanos.
Me lleva hasta la salida de Albany y ahí nos despedimos.
El sitio no es malo y no tardo mucho en conseguir que alguien pare.
En este caso se trata de Len, un hombre de Zimbabue que, como tiene a sus hijos aquí, ha decidido venir a vivir a estas tierras. Me lleva hasta la salida de Orewa.
Y allí la cosa se complica. Orewa es un pueblecito muy pequeño, por eso los pocos coches que salen de ahí van hacia el sur, hacia Auckland. Son poquísimos los que van hacia el norte. Y los pocos que pasan, flipan de ver a un autostopista en una rotonda de salida a la autopista. Pasa como media hora y empiezo a agobiarme. Por más que pienso, no veo más opciones, porque la única que se me ocurre es bajarme a la autopista a hacer dedo allí, pero no sólo es difícil que pare alguien a 100 Kms/h… es que además está prohibido.
Pero precisamente mi filosofía es que siempre hay más opciones. Así que cuando dejo de agobiarme, me paro un momento a pensar y miro el mapa, caigo en que Orewa es el pueblecito donde paré cuando hice autostop desde el Vipassana hasta casa de Nat. Y me acuerdo de que hice autostop en su calle principal, que conectaba con una carretera secundaria que iba paralela a la autopista. Ahí será mucho más fácil que me cojan.
Lo único es que, según Google Maps, hay como 45 minutos andando hasta Orewa, pero no hay problema y la cosa es que puedo hacer también autostop hacia alla. Y, efectivamente, en cuanto empiezo a andar, pongo el dedo al primer coche que pasa… y me para.
Le digo que voy a Orewa, pero que en realidad voy allí para hacer dedo hasta Warkworth (la salida hacia Whangateau). Me dice que estoy de suerte, que él va a Warkworth. Me quedo muy extrañado, porque precisamente él acaba de coger la salida de la autopista, cuando lo lógico es que siguiera en la autopista hasta allí, pero me explica que no quiere pagar el peaje por principios, porque si todo el mundo paga los peajes, seguirán poniéndolos en todas partes, y que por eso va a coger la carretera secundaria. No he podido tener más suerte.
Se llama Peter y es holandés, aunque lleva más de 20 años viviendo aquí. Pero con lo que flipo es cuando me dice que tiene 70 años y un hijo de mi edad. ¡Yo quiero ser como él cuando sea mayor!
Me deja efectivamente en Warkworth y allí es fácil hacer autostop (en el mismo sitio donde ya lo he hecho otras dos veces) y enseguida consigo quien me lleve.
Se trata de Shaun, un kiwi muy gracioso que trabaja construyendo piscinas en las casas de la gente rica. Está trabajando en una un poquito antes de Whangateau, pero es tan majo que me lleva hasta la puerta de casa de Nat.
Nat me avisó de que no estaría en casa, pero la sorpresa me la llevo al llegar.
¿Se puede ser más adorable?
Así da gusto llegar a casa el día de tu cumpleaños.
Algo más tarde llega Nat, que me cuenta que vio en mi facebook que era mi cumple justo cuando iba a salir, y que no quería que llegase a una casa vacía en un día como éste, así que lo improvisó a todo correr. 🙂
Cuando llega, veo una mariposa en el suelo y me dice que acaba de salir de la crisálida, que cuando ella salió esta mañana, aún estaba ahí. Así que tenemos el mismo birthday.
Cuando llegan los chicos, se enteran de que es mi cumple por el cartel de la puerta y todo son abrazos.
Gala me prepara un tarjeta de felicitación.
Por un lado la palabra “felicidad” en japonés…
…y por el otro:
Si es que es imposible no quererlos.
Para cenar, Nat nos prepara un plato combinado de arroz con cúrcuma, garbanzos tostados con cebolla y zanahoria asada, acompañado de una ensalada con aderezo de salsa de tahini y kefir.
Tener a Nat de cocinera es un auténtico lujo.
De postre Kupe nos ha preparado su famoso crumble de manzana con mermelada de ciruela (cogidas del árbol del jardín) y helado.
Y para terminar la noche, dos partidas de chinchón. La primera la gana de nuevo Gala (es la partida de abajo. La de arriba es la de ayer. Y sí, yo soy el birthday looser)…
…y la segunda la gana Kupe.
Está claro que no gano ni una partida.
Me alegra mucho haber venido aquí a pasar mi cumpleaños. Podría haber venido la semana que viene y no haber pagado los $170 del vuelo. Pero sabía que me sentiría mucho más a gusto aquí.
Aunque se supone que esta noche acaba mi cumpleaños… en España mis friends&family empiezan a despertar y me empiezan a llegar cascadas de felicitaciones. Es imposible no sentirse querido cuando tanta gente se acuerda de ti. Y es verdad que es Facebook quien recuerda que es mi cumple, pero cuando alguien dedica un momento a escribir una felicitación con todo su cariño, es porque está pensando en la otra persona. Eso es amor.
Eso es lo que respiro.
Cambiando de tema, tengo confirmado mi WorkAway en Brisbane con Nicola del 6 al 21 de Agosto, y luego tengo un
House Sitting en Innisfail (cerca de Cairns) del 18 de Septiembre al 14 de Octubre cuidando a un perro y un gato, y después un HelpX en Melbourne con Daniella y Dave, recién casados, a partir del 15 de Octubre.
Tengo un hueco de un mes del 21 de Agosto al 18 de Septiembre, pero tengo pendiente un par de posibilidades en Brisbane, ambas para cuidar a niños muy pequeños. Igual el universo está queriendo decirme algo.
Normalmente no planifico tanto, pero todas estas ofertas han ido saliendo y molan tanto que es imposible decir que no. Aunque siempre puedo cambiar mis planes en cualquier momento. Y la idea de estar en Brisbane, Cairns y Melbourne en los próximos meses, me entusiasma.
Mi visa en Australia caduca el 4 de Noviembre, pero parece que es fácil conseguir una extensión. En ese caso la verdad es que me gustaría pasar allí las Navidades…
…pero ya veremos. 🙂
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