Mototrip por los Balcanes (Cap.5): Montenegro

by | 30 Sep 2021 | 0 comments

29-30 septiembre 2021

 

2.114 días viajando…
2 días en Montenegro…
18 días de mototrip…

En el anterior capítulo de mi mototrip por los Balcanes, contaba que el 29 de septiembre de 2021 cruzaba sin demasiadas dificultades (y sin que me pideran ningún tipo de certificado Covid) la frontera de Bosnia a Montenegro.

Mi paso por Montenegro es especialmente corto, y es una pena, porque es un país con una energía muy especial.

Pero, como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes…

El mototrip

29 de septiembre de 2021. Acabo de cruzar la frontera. Ahí atrás queda Bosnia.

Avanzo un poco hasta el café de carretera Konoba Krivokapic para descansar y planificar. Recibo un mensaje de mi agencia de actores Mabel Humer. Me comunican que soy opción (finalista) para el anuncio de BP. Empieza a ser muy probable que me seleccionen.

Miro el mapa y veo que Google Maps me ha hecho cruzar muy al sur. Para ir al Lago Negro, como era mi idea, tengo que hacer 100 kms (hora y media) hacia el norte, es decir, en dirección contraria a la que tomaría para ir a Grecia. Si al final me seleccionan para el anuncio, tengo que ir a Grecia en 2 días, por lo que alejarme es un problema. Así que cambio de planes: Busco un camping por la Bahía de Kotor, que está al sur, y encuentro el Auto Camp Naluka, con unas referencias espectaculares, tanto en park4night como en Google Maps, especialmente para el dueño, de quien dicen que es majísimo, especialmente amable, que da todo tipo de tips a los viajeros y que regala una botella de vino a los huéspedes. Y está sólo a 45 min. No se hable más. Vamos para allá. Hay que retroceder un poco lo avanzado, pero no pasa nada.

El nombre correcto de la Bahía de Kotor es Bocas de Kotor (Бока Которска), porque, en realidad, son una serie de bahías interconectadas entre sí. La llegada por carretera es desde las montañas y la vista es ESPECTACULAR. Da la impresión de un lago rodeado de montañas.

Foto de un espontáneo

Bajo hasta la bahía. El lugar es mágico.

Voy hasta el camping Naluka y… sorpresa. Mientras estoy mirando la tabla de precios, me recibe un tipo con pinta rara, cara de pocos amigos, cierta sensación de que va bebido y con un inglés muy pobre. Le pregunto por el precio con moto y tienda y se va a mirar la tabla, hace la suma y me dice que 15€. Me quedo pensando en que es mucho más de lo que pensaba pagar y, antes de decir nada, el tipo me señala la carretera y me dice de malas maneras que hay otros dos campings pequeñitos a un minuto. Yo flipo, porque prácticamente me está invitando a que me largue. Le doy las gracias y vuelvo a la moto. Antes de subirme, prefiero mirar las referencias de esos campings en Google Maps, pero no tengo datos fuera de la EU, así que vuelvo y le pregunto si puedo usar su WiFi un momento y me dice que no, que la WiFi es sólo para los clientes. Flipo más aún. Supongo que éste no es el dueño amabilísimo de las referencias (una de ellas de hace sólo unos pocos días), pero no sé a quién se le ha ocurrido poner a alguien así al cargo. Muy mal, la verdad.

En fin, avanzo un minuto y veo señalado “Auto Camp Djule” a la izquierda. Me encuentro un terrenito muy cuco a orillas de la bahía con una tienda de campaña y una furgo acampados. Hay una caseta, pero no nadie dentro. Hay una tabla de precios (la suma sale 10€) y el password de la WiFi.

Como no hay nadie, aprovecho la WiFi para ver otras opciones, quizá un hostel. Veo opciones baratas, pero parecen bastante fiesteras y lejanas. Mientras estoy mirando, llega un coche. Es el dueño del camping, que viene a hacer la ronda. Veo que hay cámaras y de esa manera controla cuando llegan nuevos clientes. Le pregunto por el precio y me dice que normalmente serían 10€, pero como estamos en fin de temporada me lo deja en 5€. Acepto, porque el sitio tiene buena pinta. Hablo con el tipo de la furgo, un francés majísimo que me deja plantar la tienda al lado de ellos (es el mejor sitio), porque ya se van. Me dice que llevan 3 noches aquí y que se está muy bien: agua caliente en las duchas, WC, fregaderos, WiFi, electricidad (hay un cable por ahí en medio). Sin duda ha sido una buena decisión quedarme.

Me hago una ensalada de garbanzos para comer…

…y me doy un baño (está fría, pero hace calor). Es agua salada, pero poco.

Luego me voy con la moto a recorrer los alrededores. Primero me voy a uno de los estrechos de la bahía, donde está el restaurante Verige 65.

Luego voy a Risan, la ciudad del otro lado de la bahía, a tomarme un café con nata (espectacular) en Hipnos y ver el atardecer.

A la vuelta, no puedo evitar pensar que en Montenegro las vocales están sobrevaloradas.

Hago algo de compra y vuelta al campamento. Me monto la oficina bajo un árbol, al lado del cable, y dedico el resto de la tarde al blog.

Al anochecer me hago una sopa de verduras y arroz y a dormir. Pero antes miro opciones de cómo llegar a Corfu y cómo volar a España. Todo encaja demasiado bien como para que no me salga lo del anuncio. Siento que sí va a salir.

30 de septiembre de 2021. Me levanto a las 6:45 y me voy al pequeño muelle que hay aquí para hacer mi sesión de yoga mientras sale el sol. Menudo lugar mágico. Cuando acabo, salto directamente al agua.

Ducha y desayuno mientras recojo. Optimizo tiempo si voy recogiendo mientras caliento el agua para el café y los huevos escalfados.

Mientras recojo, me fijo que el árbol que tengo al lado, el que me ha dado sombra, es todo un superviviente, 

Termino de recoger y me pongo en marcha. Mi ruta va rodeando la bahía. Paso por Kotor, la ciudad que da nombre al lugar, y que resulta ser un poco caótica de tráfico y gente. Después subo por la carretera que rodea el Parque Nacional Lovćen, con unas vistas increíbles de la bahía. Tengo que parar en cada curva para hacer fotos.

En la segunda curva, tengo un bonito encuentro.

Cuando paso al otro lado, el tiempo empieza a cambiar. Amenaza lluvia y amenaza rápido. Mi objetivo es llegar a Cetinje antes de que descargue. Y lo consigo en perfect timing. Es increíble cómo me acompaña el Universo. Hay tanto por lo que dar gracias.

Nada más llegar, sobre las 12 y poco, busco un café donde refugiarme. Encuentro el Caffe NYC, con una estupenda terraza, justo cuando empieza a caer la del pulpo. Pido permiso (y me lo conceden) para aparcar la moto bajo el toldo de la terraza. Empieza el diluvio universal. Incluso cae un rayo bastante cerca. La terraza, que estaba llena de gente, se queda vacía en medio segundo, pero yo resisto aquí para no separarme de Gaby.

Cuando voy al baño, al salir, me para un tipo que está en la puerta del café, y me habla en español (se ha fijado en la matrícula de mi moto) con un clarísimo acento gallego. Resulta ser un montenegrino, pero que jugó al balonmano en Pontevedra durante 8 años. Habla un español perfecto… excepto que me habla todo el rato en plural, lo que me despista muchísimo:

– Si necesitáis dónde quedaros, yo trabajo en un hotel aquí.
– No, si yo viajo solo.
– Ah, ¿viajáis solo?

Empiezo a pensar que aprendió español en la Edad Media y ha viajado en el tiempo, o algo así.

El tipo es supermajo conmigo, me da conversación y me ofrece alojamiento por hoy en el hotel en el que trabaja, pero prefiero pasar hoy mismo a Albania, por avanzar en caso de que me seleccionen para el anuncio, cosa que no me dirán hasta la tarde de hoy.

Me tomo dos cafés y una omelette y hago tiempo.

Se supone que después de las 15h irá mejorando el tiempo…. pero nada, me quedo atascado ahí hasta las 16h. Casi 4 horas esperando que deje de llover. Qué desesperación.

Mi plan de ir a visitar Stari Bar, como me habían recomendado, queda descartado, porque alargaría mucho el camino y se me ha hecho muy tarde. He buscado un hostel en Shkodër (Albania), el Our Way Hostel, así que me voy directamente para allá.

Salgo cuando aún llueve un poquito, pero estoy harto de esperar y mi intuición me dice que va a parar ya. Y he calculado bien. Según voy avanzando, se va despejando. Al principio voy a paso de caracol y totalmente acojonado, porque la carretera está mojadísima y mi moto patina muchísimo con el suelo mojado. Pero poco después se va secando y voy tomando confianza. La carretera transcurre en medio de la nada, entre las montañas.

Llego a la frontera. Hay una cola que te cagas. Bueno, dos. Una de camiones y otra para los demás. Ambas avanzan a paso de tortuga.

Esta vez tengo preparados todos mis documentos. En el primer control entrego DNI y papeles de la moto y sin mediar palabra, los registra y me deja pasar.

En el segundo, el poli tiene pinta de mala leche. Me pregunta si lo de “CBF250” es la matrícula, yo le digo que no, que es el modelo, y me pongo a buscar la matrícula en la ficha técnica… ¡y no la encuentro! Empiezo a ponerme nervioso pensando que es un problema. ¿Como es posible que no venga la matrícula en la ficha técnica? Al final el poli resoplando, se levanta y mira la matrícula y la apunta. Sólo quería saber el número, pero como apenas habla inglés, le es más fácil mirarlo él mismo, que preguntármelo.

¡Y ya estoy en Albania!

Continuará…

Y así concluye mi etapa en Montenegro, la más corta hasta ahora, de sólo una noche. La posibilidad del rodaje del anuncio me está haciendo ir más rápido de lo que me apetecía, pero la oportunidad lo merece.

Pero es una pena, porque lo poco que he visto de Montenegro y su gente me ha encantado. Además, aunque no es UE, se paga en euros, lo que lo hace mucho más cómodo a la hora de pagar. Me hubiera gustado tener más tiempo para explorar por el norte, que tiene pinta de estupenda naturaleza y montañas. Queda apuntado para la próxima.

Y se cumple lo que me habían dicho que, cuanto más al sur vas en los Balcanes, más barato y más interesante es todo. Así que…

…¡con muchas ganas de Albania!

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