4 – 12 julio 2020
1.669 días viajando…
1 día en Vilassar de Mar (Catalunya)…
7 días en Cal Cases (Catalunya)…
El 4 de julio de 2020 dejé el apartamento de El Raval en Barcelona. Mi próximo destino es la comunidad de Cal Cases, donde voy a cuidar de los gatos de mi amiga Núria. Pero antes, hago una parada de una noche en Vilassar de Mar (Catalunya) para hacer una visita a mi amiga Marta.
Cal Cases…
Cal Cases es una comunidad de familias que nació hace 13 años a partir de un proyecto surgido en el Ateneu Rosa de Foc de Barcelona. Yo la conocí (la comunidad) en 2018 a través de mi amiga Núria, una de sus miembros, cuando estaba haciendo mi mototrip por el norte de España.
Volví a visitarles por unos días justo antes de irme a Menorca a pasar el confinamiento, en mi mini-mototrip de marzo de este año.
Siempre que voy lo hago como “voluntario”, es decir, me dan alojamiento y comida a cambio de echar una mano en lo que necesiten. Pero la verdad es que me hacen sentir siempre como parte de la comunidad. Son gente maravillosa que están encantados de recibirte.
Llego el 5 de julio de 2020 justo para cenar.
En esta ocasión voy más como housesitting que como voluntario, ya que voy a quedarme en la casa de Núria para cuidarle sus gatos mientras ella se va de vacaciones. Aún así, estaré ayudando en todo lo que pueda, claro.
Y aquí es donde me alojaré.
Los gatetes…
Y estos son los 4 gatetes que voy a cuidar estos días…
Dante
Dante es un buenazo, el más cariñoso de todos. Tuvo una pelea a primeros de año con otro gato que le mordió una pata. Como sufre de inmunodeficiencia, al final tuvo una infección muy grande que obligó a amputarle una de las patas delanteras, pero lo lleva muy bien.
Precisamente por el riesgo de nuevas infecciones, es el que más tengo que tener vigilado. No puede salir de casa sin supervisión para evitar nuevas peleas. El pobre vive obsesionado con la comida. Nunca había visto un gato tener tanta ansiedad por comer. Como es rescatado, es probable que haya pasado mucha hambre en su vida.
Mandala
Mandala, la única hembra, es también un encanto. Puede entrar y salir libremente de casa y pasa bastante tiempo fuera. Se lleva bien con Dante y por eso es la única que puede estar con él. Tiene muchos problemas de salud, por eso tengo que darle una pastilla por las mañanas y por las noches… algo que le hace muy poquita gracia, pero se la doy con un poco de atún para que sea menos traumático.
Malik
Malik es el macarra del grupo. Es un gato que apareció por Cal Cases y Núria lo acogió, pero es bastante poco sociable con el resto de gatos. Hay que mantenerlo apartado de Dante para evitar conflictos. Normalmente se pasa el día fuera, pero con Núria suele entrar en casa de vez en cuando o para dormir. Conmigo, en cambio, mantiene totalmente las distancias y no entra en casa durante toda mi estancia. Casi mejor, porque no quiero líos con Dante.
Rubio
Y por último, el último en llegar. Rubio apareció hace poco por aquí y todavía se está adaptando. Ya se acerca bastante para comer, pero aún no se deja tocar. Así que a Rubio y a Malik les pongo la comida y el agua fuera.
Aquí se puede ver a Rubio atreviéndose bastante más que Malik a venir a comer. Y se puede ver por sus ansias, que no está acostumbrado a tener tanta comida a disposición.
Y aquí se puede ver que Malik, aunque con bastante desconfianza, cuando el hambre aprieta, también se acerca.
Pero el que siempre está conmigo es Dante, que me acompaña siempre que me siento a escribir el blog en el patio…
…o incluso al dormir.
Las tareas…
Algunos de los días echo una mano en el huerto. Es algo que sólo se puede hacer a primera hora o a última, porque el sol cae a ladrillo.
Las calabazas están creciendo maravillosamente.
También hecho una mano con la limpieza. Va a haber un evento y les ayudo limpiando la sala polivantente.
Pero donde más ayudo es en la cocina, tanto para echar una mano al cocinar como para recoger y limpiar.
Las comidas…
Una de las cosas que más me gustó de Cal Cases desde el principio fue el hecho de que las comidas y cenas se hicieran siempre en común. Creo que es algo fundamental para crear “comunidad”. De esta manera los miembros de la comunidad no compran comida para cada familia, sino que se compra la comida en común y para la cocina. Luego se rotan para cocinar al menos una vez a la semana para todos. Tienen una pizarra con las comidas y cenas de toda la semana y cada uno se va apuntando el día que quiere cocinar para los demás.
La comida suele ser vegetariana excepto 1 o 2 veces a la semana, no porque sean vegetarianos (sólo lo son unos pocos) sino por sostenibilidad y coherencia medioambiental.
Y como fue la fiesta aniversario la noche antes de llegar, tienen aún pinchado un barril de cerveza, para gran alegría de todos.
En remojo…
Y como he pillado una ola de calor del copón, no hay nada como estar pasado por agua. La opción más fácil es disfrutar de la piscina de la Fundació La Plana, con quienes los de Cal Cases tienen un acuerdo que les permite disfrutar de ella.
La verdad es que se está de miedo en una piscina rodeada de pinos y donde casi nunca hay nadie.
La otra opción nos la ofrece Rosa, una de las miembros de la comunidad con la que más hablo. Nos comenta que existe una poza estupenda para bañarse no lejos de allí, en la Riera de Calders, en un lugar que prácticamente no conoce nadie, y se ofrece a llevarnos.
Al final nos animamos a ir con ella, Mandi, Clara y yo. No indico aquí la ubicación exacta del lugar, porque queremos que siga siendo un lugar poco visitado.
Y la verdad es que el lugar es espectacular.
Así que me hago la foto oficial para mi álbum Hands Up!
Despedida…
Y así, como quien no quiere la cosa, llega el día 12 de julio de 2020, el día de mi marcha. Hago la última comida con mis amigos…
…cargo mis cosas en la moto y pongo rumbo norte.
Conclusiones y Planes…
Como siempre mi estancia en Cal Cases se me ha hecho demasiado corta. No sé cómo lo hago que siempre intento venir para una estancia larga y siempre surge algo que me hace marcharme antes de tiempo.
Pero creo que, si todo ocurre como creo, volveré el mes que viene para una estancia más larga.
La verdad es que aquí siempre me siento como en casa, muy integrado y querido. Es un lugar tranquilo, agradable y sano donde pasar un tiempo cuidándote y aprendiendo. La única pega que tiene, para mí, es el aislamiento geográfico. No sólo porque esté lejos de cualquier población medio grande, sino, y sobre todo, porque para llegar o salir, hay que recorrer como media hora de pista forestal de grava y piedras muy complicada para la moto y en la que ya me he caído una vez, por lo que le he cogido bastante miedete, lo cual limita bastante mis movimientos cuando estoy allí.
Pero también he aprendido que el acceso más chungo es el que viene desde Moià. El acceso desde Artés o Santa Mª d’Oló, es algo más decente.
Mi siguiente destino ahora es Targasonne, un pueblito de la Cerdanya francesa, muy cerca de la frontera y de Puigcerdà, pero en el lado francés, así que, de nuevo, voy a salir de España!
Estaré solo en una preciosa y enorme casa durante un par de semanas para hacer unos arreglos y disfrutar de los Pirineos.
Es curioso como los planes se van encadenando unos tras otros sin tener que esforzarme mucho, sin agobios, de manera muy fluida. Nos da tantísimo miedo la falta de estabilidad, sin darnos cuenta que cuando estamos bien y equilibrados, el Universo nos provee.
Update: Poco antes de publicar este post, el 4 de agosto, Núria me escribe para decirme que Mandala nos ha dejado. Su enfermedad digestiva fue a peor y se fue discretamente, por la noche. Desde aquí le mando mucho amor.
0 Comments
Trackbacks/Pingbacks