20 febrero 2016

65 días viajando…
10 días en Melbourne…

Sábado- sabadete… Me levanto a las 6:30, saludos al Sol y voy a dar de comer a las gallinas. No se ve un alma. Parece que la gente se acostó tarde ayer. 

Para ordeñar a las cabras necesito el recipiente, que me lo tiene que dar mi host de hoy, Travis, pero no le veo levantado. Me encuentro a Murray y me deja el suyo. Es la primera vez que me ocupo yo solo de las cabras. 

Lo más difícil es controlar a las pequeñas para que no se coman la comida de los adultos mientras ordeño. Por eso suelen hacer falta dos personas, pero es el día libre de Lorna y Fabienne, Matt se va hoy y creo que Jess no empieza hasta el lunes. 

Mientras estoy ordeñando, llega Travis, que al verlo todo hecho desde tan temprano, me dice que me van a poner una placa conmemorativa. Jajajaja… Igual me he excedido de eficiente y aquí los sábados se toman las cosas con más calma. 

Matt me pregunta de nuevo si me veo capaz de conducir su furgoneta grande. Le digo que sí, que sin problema. En muchas de mis producciones teatrales tocó alquilar furgoneta para mover la escenografía. Él se va ya para el mercado y me dice que Cat nos llevará al resto para allá a las 11:30. Lorna y Fabienne aprovechan el viaje para irse luego con ellos a Melbourne. 

Pero lo primero es lo primero… y lo primero es el desayuno. Preparo una tortilla de cebolla y queso con un poco de calabacín. Tostadas, tomate, café. Desayuno de campeones… o de campesinos. Jajaja.

Ossian en cuanto me ve me echa los brazos. 

Hasta las 11:30 soy de Travis, que me pone varias tareas. 

1. Fertilizar el huerto de calabacines con una pasta maloliente que lleva semanas (si no más) al sol en este barril…

…y que tengo que diluir en agua y echarlo en los lechos. 

2. Regar las zanahorias. Ya han empezado a aparecer algunos brotes bajo la tela. 

3. Ayudar a Emilie en la cocina. Me pide que le tamice el kétchup casero que han hecho.

Lo hacen con tomate, manzana, jengibre, clavo, nuez moscada, vinagre… la verdad es que está de muerte. Lo hacen en cantidad aprovechando tantísimos tomates que hay, y luego lo conservan guardándolo muy caliente en frascos de cristal que han hervido previamente y están también muy calientes. De esa manera queda prácticamente al vacío. 

Lo de tamizar no tiene secretos para mi, que vengo del país del gazpacho. 

4. Limpiar los instrumentos con los que extraen y prensan la miel de las colmenas. Menudo pringue. Pero aprovechando el agua caliente de los frascos, y con una manguera (ventajas de estar en el exterior), quedan niquelados. 

Cuando termino, ya son las 11:30. Me cambio, cojo algunas cosas y nos vamos para el Little Market de Yarra Junction. Lorna y Fabienne me han preparado un sándwich de queso, lechuga y tomate. 

El Little Yarra Market es un pequeño mercado (como su nombre indica) que se celebra el tercer sábado de cada mes por la mañana, para que la gente de la comunidad ponga sus puestos. 

Hay de todo, artesanía, cosas de segunda mano… 

…café…

…música en directo…

…y el puesto de Matt, que es de verduras y esquejes. 

Justo al lado está el puesto de Murray, que da masajes. 

No para en toda la mañana. 

El plan (que hasta este momento no lo he tenido muy claro. Siempre me siento un poco Lost in Traslation) es que todos se van a Melbourne a ver una peli sobre permacultura y necesitaban a alguien que atendiera el puesto y que luego recogiera y llevara todo de vuelta a la granja. Me parece una demostración de enorme confianza. Matt me explica los precios… 

…me da los últimos detalles y me dejan sólo ante el peligro.

Y la verdad es que es divertido atender a la gente. Entre cliente y cliente me doy una vuelta por el mercado y me como mi sándwich…

A las 14h empiezo a recoger. He vendido por $71. No está mal. 

A las 14:30 lo tengo todo recogido y salgo para la granja con un único pensamiento en la cabeza: “por la izquierda, por la izquierda…”

Cuando llego, descargo la furgo y me hago algo rápido de comer: tortilla de queso y pesto. Necesito proteínas. 

Estoy completamente solo en la granja. Después de comer, recolecto los huevos… 51. Es la primera vez que pasan de 50 desde que estoy aquí. Los limpio, guardo y etiqueto. 

Me doy una ducha, cojo varias cosas para pasar la noche fuera y marcho para Melbourne. De las cabras se ocupará Murray por la tarde. 

Me voy a la carretera y pongo el dedo. A los 5-10 minutos para Alice en su coche flower-power. Me puede acercar sólo hasta Launching Place, que es donde va a echar gasolina. 

Pero se lo agradezco igualmente. Ya tengo un trecho hecho. En la gasolinera vuelvo a poner el dedo. Tardo algo más, pero al final me para otro coche y tengo una de esas experiencias curiosas que sólo tienes cuando viajas así, en vez de coger el bus.

Me recoge Bruce, un tío majísimo de 63 años, músico, que viene de tocar en un festival en Yarra Junction. Toca la mandolina y el contrabajo. Dice que ha probado multitud de instrumentos y que a los 40 y pico descubrió el contrabajo (“Nunca es tarde”).

Me dice que va para Melbourne centro, pero que con el coche es imposible, así que me ofrece, si no me importa, acompañarle a su casa a dar de comer al perro y dejar el contrabajo, y luego me lleva hasta la estación de metro de Surray Hills, donde él también va a cogerlo. Me parece plan perfecto. Durante el camino charlamos mucho de música, de teatro, de cómo está el mundo teatral en España y en Melbourne…

Cuando llegamos a su casa están dos de sus hermanos que han venido de visita y su perro.

La casa es un maravilla y la familia encantadora. Me ofrecen un vino que acepto, claro.

Finalmente me despido de los hermanos y me voy con Bruce a la estación del “Train”. Aquí no se diferencia entre metro y cercanías. Es todo lo mismo: Train. 

Un par de paradas antes de Flinders St. me despido de Bruce, que se baja para hacer transbordo. 

En ese momento recibo un mensaje de Mica. Sus compañeros de piso (que ejercen de hosts) no admiten visitas, así que no tengo donde pasar la noche. Tampoco me agobia. Algo saldrá. 

Me bajo en Flinders St… y me quedo horrorizado de la cantidad de gente que hay. Es como el centro de Madrid en navidad… pero mucho más. Me lleva un buen rato conseguir salir de la estación. 

Es The White Night, la noche en blanco de Melbourne. Dura desde las 7 PM a las 7 AM. Está literalmente todo el mundo en la calle.

Hay montones de actividades, proyecciones de luces en los edificios, músicos y artistas en la calle…

Me encanta el nombre de este local.

Decido cruzar el Yarra River hacia los Alexandra Gardens, donde se está mucho más tranquilo. 

Es maravilloso lo bien organizado que está todo. Tantísima gente en la calle podría ser un terrible caos, pero hay muchísimo personal organizando todo, permitiendo el paso de los tranvías, controlando el paso de la gente, evitando las aglomeraciones. 

En Alexandra Gardens hay WC’s de campaña con papel, su pequeño lavabo, espejo y sorprendentemente limpios!

Y también agua potable en abundancia. La sensación es la de “servicio”. Se busca la mejor manera de dar un servicio al ciudadano y no considerarlo “el enemigo”.

Después de tantear varias opciones, recurro a mi ángel salvador, Lenka, mi couchsurfing de la Universidad de Melbourne. Me dice que sin problema, así que me voy para allá a dormir. 

Es muy curioso, porque a pesar del enorme gentío, me sigue encantando esta ciudad. Entra en mi lista de “ciudades en las que podría vivir”. Hay un ambiente de buen rollo, tranquilidad, seguridad y estética, que me enamora. 

Mañana tengo todo el día para no hacer nada, lo que me vendrá muy bien para recargar pilas. 

Todo el mundo con el que hablo últimamente me recomienda mucho Nueva Zelanda. Bruce se crió allí y cuenta maravillas. 

Así que toca ir pensando en el siguiente paso. 

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