5 – 19 febrero 2018
795 días viajando…
224 días en Melbourne…
Mis dos última semanas en Melbourne (y en Australia) las paso haciendo un HelpX en casa de Tao y Megan con sus hijas Ellie y Xaviere.
Conocí a la familia el año pasado cuando mi amiga Miriam estuvo haciendo HelpX aquí durante varios meses. Incluso estuve en el cumpleaños de Megan.
Para ir desde casa de mi amiga Jean en Preston (donde estaba alojado) a esta casa en Fitzroy North, me lleva esa maravillosa persona que es mi amigo Jose (Jolu para los amigos) la mañana del lunes 5 de febrero.
La primera que viene a recibirme es la pequeña Ellie (10 años) que todavía se acuerda de mí. De hecho me ha preparado un pequeño regalo de bienvenida.
HelpX
Como siempre, el trato es unas 4 horas de trabajo diario (findes libres) a cambio de alojamiento y comida.
El alojamiento es una estupenda habitación, muy amplia, con cama doble, que da a la fachada frontal de la casa.
Y para la comida Tao es un maravilloso cocinero que, además, siempre me hace opción vegetariana.
Pero, eso sí, ambas cosas me las gano a pulso. Tao aprovecha que tiene un hombre fornido en casa para encargarme los trabajos más duros que tenía pendientes, como por ejemplo…
Ordenar las maderas…
Ordenar todas las maderas que hay amontonadas debajo de la casa. Para ello tengo que sacarlas todas fuera, clasificarlas por tamaño y tipo, y volverlas a meter. Todo ello en un espacio donde tengo que entrar a gatas.
Cambiar tuberías…
Cambiar el recorrido de algunas tuberías de irrigación para que no pasen por delante de la puerta de acceso al subsuelo de la casa, y enterrar otras.
Limpiar desagües…
Limpiar todos los desagües por los que pasa el agua de lluvia desde los tejados a un depósito. Esto es muy típico por aquí.
Quitar la hierba…
Quitar la mala hierba que ha crecido salvajemente por todas partes.
Antes…
…y después.
Quitar en anti-hierbas…
En el jardín frontal, para evitar que crezca la hierba, debajo de la tierra hay una especie de lonas de plástico. Pero esas mismas lonas hacen que el agua de lluvia no sea absorbida por la tierra y vaya hacia debajo de la casa, por eso Tao ha decidido quitarlas. Para ello debo quitar toda la tierra, las piedras, quitar la lona y volver a dejar todo como estaba.
Reconstrucción de la granja de gusanos…
Tao tiene una interesante granja de gusanos en varios bidones de plástico donde va echando los residuos orgánicos. La verdad es que es fascinante. De esa manera los gusanos van convirtiendo todos los residuos en abono para el jardín. Los tiene sobre unas tablas de madera que están sobre unos ladrillos. Pero las ratas han ido excavando hoyos bajo los ladrillos y toda la estructura se ha venido abajo. Así que la idea es rehacerla de nuevo. Tao me da algunas directrices, pero en general lo deja a mi criterio.
Lo primero es sacar todas los ladrillos que han quedado enterrados y me sorprendo de la gran cantidad que hay y que han quedado enterrados.
Una vez que saco todos los ladrillos, tengo que allanar y compactar el terreno, rellenando el hueco que ha quedado.
Sobre el suelo ya compactado, pongo un par de listones de madera nuevos que hagan de base y, sobre ellos, empiezo a colocar los pilares de ladrillo, buscando la mejor forma de hacerlo.
Debo dejar espacio para un canalón de metal por donde irá cayendo el liquido que producen los gusanos y que es muy bueno para las plantas.
Una vez consigo la estructura óptima, coloco las tablas viejas encima.
Y las apuntalo a la pared para asegurarme de su estabilidad.
Como se puede ver, la granja de gusanos está en el espacio que tienen para las 3 gallinas y los 2 conejillos de indias que tienen. Curiosamente no tienen ni perro ni gato. Creo que es el primer lugar en el que estoy en el que no hay.
Una vez terminado, probamos a colocar los bidones y comprobamos que es perfectamente estable.
Y ya está terminado. Tao echa un poco de agua en ellos para humedecer el compost y el agua que sale se recoge en una regadera.
Cocinar una cena española…
Uno de los días que por el excesivo calor no pude hacer muchas tareas en el jardín, Tao me pide cocinar una cena española, así que preparo una tortilla de patatas y una ensalada de lentejas.
Confieso mis 2 trucos con la tortilla de patatas:
1) Le pongo también calabaza para aligerarla un poco y que quede más dulce.
2) Rallo la patata y la calabaza, en vez de hacerlas en láminas. Se cocina muchísimo más rápido.
No me quedó demasiado compacta porque le puse demasiada calabaza. Tomo nota para la próxima vez.
Pintar la fachada de la casa…
Todo lo anterior lo hice en la primera semana. La segunda semana la dedico íntegramente a pintar la fachada de la casa. Aunque pintarla es lo que menos tiempo me lleva. Lo peor es siempre la preparación: Lijar, limpiar, rellenar con estuco los huecos, volver a lijar, volver a limpiar, poner cinta protectora en cristales y otras zonas…
Empiezo con el blanco de las ventanas y acabo con el gris de la fachada. Lo termino justo para el viernes, que es mi último día de trabajo.
He estado supercómodo en casa de Tao y Megan. Son una familia maravillosa con muy buena energía. Lástima que al haber estado tan poco tiempo, no haya conseguido conectar mucho con ellos.
Por otra parte, se me hace cada vez más cuesta arriba los HelpX, especialmente en los que el trabajo es tan físico. Llevo bien lo de cocinar, limpiar un poco, cuidar niños o animales… pero me mata el trabajo excesivamente físico, especialmente cuando el resto del día lo dedico a hacer kms y kms de bici para Uber Eats. He perdido un montón de peso estos días.
Uber Eats
Pero me ha funcionado especialmente bien lo de Uber Eats estos meses. Y he recorrido partes de Melbourne que no conocía. Ha sido genial. Me encanta, por ejemplo, este cuenta-ciclistas que hay en uno de los muchos bike paths que hay por la ciudad.
La Bodega de Andrés
La noche del martes 13 de febrero voy por fin a conocer la Bodega de Andrés, en el barrio de Fitzroy. Es una bodega típicamente española donde se suelen reunir los del grupo de Facebook Españoles en Melbourne. No había conocido aún a Andrés, pero sabía por algún comentario suyo en el grupo, que seguía mis andanzas. Y, efectivamente, nada más llegar me viene a saludar efusivamente y me empieza a invitar a paella, tortilla, croquetas, sangría…
¡Menudo banquete!
Todo riquísimo… mientras me cuenta su vida. Lleva ya muchísimos años en Australia, aunque nada le quita su acento canario y su simpatía española. Y ha sobrevivido a una cirrosis por culpa de una antigua transfusión que casi se lo lleva por delante. Es un tipo genial.
Poco después se nos une Jolu y pasamos una velada de esas inolvidables.
Desde luego es un sitio de lo más recomendable en pleno Brunswick St.
Altona Beach
En mi último fin de semana me voy con mi amiga Jen a Altona Beach, una de las playas más agradables que están cercanas a Melbourne. Pasamos una tarde genial.
Aunque la temperatura no acompaña, nada me impide meterme en el agua, por supuesto.
Después nos damos un largo paseo, viendo a los muchísimos Kite Surfers que están aprovechando el fuerte viento.
Despedida
Y así llega el lunes 19 de febrero, mi último día en Australia. Lo primero que hago es llevar mi mochila de Uber a las oficinas de Port Melbourne para que me devuelvan los 30 AUD de fianza.
Está bastante petado de gente. Es curioso como la gran mayoría son indios.
Después voy al CBD a entregarle mi bici a otro español, a Javiel. Qué buen servicio me ha hecho mi bici estos meses.
Y después me despido de la que sigue siendo una de mis ciudades favoritas de todo el mundo.
Como siempre, se me hace duro irme. Y es la tercera vez que me voy. Y esta vez no tengo claro cuándo volveré, porque el verano que viene probablemente me pille en el otro extremo del planeta. Pero estoy seguro que volveré. Son demasiadas personas maravillosas las que dejo aquí y demasiados buenos recuerdos.
Voy en Tranvía hasta la casa de Tao y Megan donde termino de empaquetar mis cosas y limpiar la habitación…
…y sobre las 20:30 me viene a buscar Jacob, el dueño de la casa de Coburg donde hice mi primer housesitting en Melbourne. Han querido despedirse de mí y tienen el maravilloso detalle de llevarme al aeropuerto.
Pero antes pasamos por su casa para despedirme de sus perros, Albert y Winston, que se ponen como locos cuando me ven. Me emociona que se acuerden así de mí. :,-)
Jacob y Alannah también me han hecho un regalito para llevar conmigo.
Finalmente Jacob me lleva hasta el aeropuerto donde nos despedimos. Mi vuelo sale nada menos que a las 0:50 de la noche. Y me esperan más de 8 horas de vuelo, 5 de escala en Kuala Lumpur y otras 5 horas de vuelo hasta Kathmandú.
Pero eso ya es otra historia… y vendrá en el próximo capítulo.
Nepal
Efectivamente, me voy a Nepal para pasar ahí unos 2 ó 3 meses, aún no lo tengo muy claro. Según lo sienta. Y confieso que voy un poco acojonado. Viajando me he dado cuenta de la enorme diferencia que hay entre viajar por paises desarrollados a viajar por países con altos índices de pobreza y en vías de desarrollo.
He pasado gran parte de mi viaje en países desarrollados, porque es más fácil, claro. Pero llega un momento que me falta el componente de aventura y, sobre todo, el conocer otras realidades del mundo. Pero para ello hay que asumir que en esos países se acabaron las comodidades. Las cosas son siempre más difíciles, especialmente a nivel de higiene y a nivel de comida sana. Por eso, tras haber pasado 6 meses entre Nueva Zelanda y Australia, por un lado siento la necesidad de conocer un país como Nepal, pero por otro, me supone salir de mi zona de confort de países “fáciles”. Y, como siempre, salir de una zona de confort da mucho acojone.
Y además se suma a que voy a un país que no conozco en absoluto y sin planes “turísticos”, por lo que no sé muy bien qué me voy a encontrar. Por suerte he dedicado bastante tiempo estas últimas semanas a leer en blogs de viajeros sobre cómo son las cosas allí y me he quedado bastante más tranquilo. Tiene pinta de ser un destino relativamente fácil.
Por lo pronto sé que tengo que pillar un taxi en el aeropuerto donde me tocará regatear bastante para conseguir uno con precio razonable (500-600 NPR). Y el taxi me llevará al WorkAway que tengo ya reservado. Una casa en Kathmandú con muchos perros (lo llaman Dog Sanctuary), donde mi trabajo será pasear y dar de comer a los perros a cambio de alojamiento y comida. Tiene buena pinta.
Estaré ahí hasta que vea lo factible que es conseguir una moto con la que recorrer el país. A lo loco.
Así que…. ¡¡Allá vamos!!
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