24 abril – 26 junio 2018

922 días viajando…
77 días en Madrid…

La noche del 24 de abril de 2018, tras un largo vuelo desde Singapur con escala en Doha (Catar), llego por fin a Madrid, donde me recoge mi amiga Mer. Ha pasado justo un año desde mi última (y única) visita a mi ciudad adoptiva desde que emprendí este viaje hace ya 2 años y medio.

Cuando vine de visita el año pasado, tuve miedo de quedarme aquí enganchado, por lo que decidí quedarme sólo 4 semanas y con billete de vuelta a Camboya. Pero esta vez vengo sin miedos, por lo que mi plan era venir sin fecha de “vuelta al viaje”. Pero al final me ha surgido una oportunidad muy buena (de la que hablaré más adelante) y que pone fecha de fin a mi estancia en “casa”. Serán 4 meses, tiempo más que suficiente para visitar friends & family, recordar lo que un día fue mi “hogar” e, incluso, hacerme un mototrip por el norte de España. O esa es la idea.

Moto y UberEats…

Lo primero que necesito es, por supuesto, una moto. Por suerte he aprendido en este tiempo a ser previsor y adelantarme a mis necesidades, por lo que es algo que ya traigo casi resuelto a mi llegada. Unas semanas antes de llegar puse un anuncio en Facebook preguntando a mis amigos si alguien vendía una moto. Al final resultó que Jaime, el hermano de mi amiga Isabel (con la que hice mi primer curso de buceo hace ya unos cuantos siglos) vende su Honda CBF de 250cc, que encaja justo con lo que buscaba. Algo no muy grande, no muy caro, pero suficiente como para ir por carretera.

Al día siguiente de mi llegada, quedo con Jaime, pruebo la moto y no me lo pienso más. Ya tengo transporte.

Y el otro motivo de tener moto es que otro de mis objetivos de esta visita, es ganar (y ahorrar) algo de dinero. Y la forma más sencilla de hacerlo es volver a repartir comida con UberEats, como ya hice en Melbourne, con la ventaja de que aún tengo la app y me conservan la antigüedad (basta con cambiar de ciudad de reparto en la app). Bueno… no basta con eso. Aquí las cosas son mucho más formales que en Melbourne y me toca hacerme autónomo. Pero lo bueno de aquí es que repartiré con moto, mucho más descansado que hacerlo con bici como hacía allá.

Así que tras una insulsa charla en las oficinas de Uber, donde parece que viven en el mundo de fantasía y dicen cosas como “nunca tendrás que esperar al recoger un pedido, porque está todo perfectamente calculado”… ejem…

…me entregan mi mochila, que acomplo a la moto… y empiezo a repartir!

Lo único malo es que no estoy acostumbrado a las nuevas normas de los APR (Áreas de Preferencia Residencial) del centro y resulta que las motos no pueden circular por la C/ Jacometrezo después de las 22h. Las de reparto sí pueden, pero hay que darlas de alta… cosa que nadie me dijo. Así que esta cámara…

…me pilla in fraganti 6 veces con un resultado de 6 multas. Un total de 270€ (con la reducción por pronto pago). Una bonita bienvenida, vamos.

Madrid, Friends & Family…

Parte de mi tiempo lo dedico a turistear un poco en mi propia ciudad y visitar los sitios que me sé de memoria, pero que me hace tanta ilusión volver a ver, como…

La Puerta del Sol…

La Plaza Mayor…

El Teatro Real…

La Plaza de España…

El Templo de Debod…

…donde aprovecho para quedar con mi queridísimo amigo Emilio, compañero de Universidad y Teatro.

Las vistas desde el Templo…

El Rastro…

Tirso de Molina, donde me encuentro con una protesta del grupo Anonymous denunciando la crueldad de la industria cárnica…

La Puerta de Alcalá…

Y, por supuesto, la Gran Vía.

También aprovecho para ir a mis locales habituales, como el desayuno de la Cervecería Valverde…

Una caña en el Viva Burger, donde es una alegría encontrame con la dueña, mi amiga Mada…

Un café en el Lolina Vintage Café…

De cañas y vinos en La Sirena Verde, local mítico de Gran Vía que me descubrió Mer…

Y muchas quedadas con buenos amigos, como con Mer, Roberto, Maya y Txarly…

Con Érika…

O con mi amiga Rosa cerca de “La Colmena”!

Y mención especial merece la quedada familiar con algunos de mis hermanos, con sus cónyuges e hijos. Nos llegamos a juntar 12 personas en casa de mi hermano Santiago. Hasta vino mi hermano Ramón con su mujer desde Málaga!

Alojamientos y Gatos…

Al igual que con la moto, antes de llegar, también comenté en Facebook que necesitaba un lugar donde alojarme… y poco después tuve dos respuestas de dos amigas maravillosas.

Paula…

Paula vive en Vicálvaro, un distrito un poco a las afueras, al este de Madrid, en un apartamento de 3 habitaciones. Me ofreció su habitación de invitados a cambio de echarle una mano en casa (arreglando cosas, cocinando algo…) y cuidarle los gatos cuando no está en casa (¡mi especialidad!).

Así que, al poco de llegar, me instalo en mi nueva habitación.

Sus gatos adorables pero muy diferentes entre ellos. Por un lado está Martina, que es bastante asustadiza y tardo varios días en ganarme su confianza…

…pero finalmente

Y luego está Juanito, que es todo lo contrario. Es como un niño pequeño pidiendo atención…

…como el día en que se puso a jugar con una bolsa de papel y…

…y Mer

Alterno la casa de Paula con la de Mer en La Latina, ya que, debido a su trabajo (es una maravillosa fotógrafa especializada en bodas), viaja con frecuencia, así que me pide que le cuide sus maravilloso gatos, que tan bien me conocen.

Por un lado está Telmo, que es gato más bueno del mundo. No se altera con nada ni con nadie y es social hasta la exageración…

…y por otro lado está Mayo, probablemente el gato más especial del mundo, con el que tengo una conexión muy… evidente.

Y los dos juntos… ya son puro amor.

Así que, como se ve, incluso en Madrid sigo haciendo housesitting… y absolutamente feliz y agradecido por ello. No tengo vida suficiente para agradecer la hospitalidad que he recibido estas semanas.

Comidas…

Muy en mi línea, una de mis actividades principales sigue siendo cocinar y alimentarme lo mejor posible. Tanto en mis desayunos…

…como mis almuerzos.

Al ser vegetariano, los huevos son una de mis fuentes de proteínas. Pero es muy importante que sean de gallinas en libertad, no sólo por un tema ético (que por supuesto lo es), sino, también, porque son mi fuente principal de vitamina B12 y, para que eso sea así, es fundamental que las gallinas coman del suelo.

Teleco…

Una de mis visitas más especiales es a mi antigua universidad, la Escuela de Telecomunicaciones, en la Universidad Politécnica de Madrid, donde estudié hace… muuucho tiempo.

Bueno, más que estudiar, me dediqué a hacer teatro en el grupo No Es Culpa Nuestra, donde actué por primera vez y donde dirigí mi primer musical y que fue el primer musical que se hizo en la Universidad: La Tienda de los Horrores.

Precisamente he venido para ver una de las obras de este año, el musical Waitress.

Son tantos los buenos recuerdos que tengo de este escenario. En realidad todos mis buenos recuerdos de esta escuela no son de mis estudios, que no me interesaron demasiado, sino de este escenario… y del local donde nos reuníamos y que sigue con el mismo nivel de caos que entonces.

Fue una época fantástica de enorme aprendizaje teatral y personal. Puedo decir, sin dudarlo, que el teatro me salvó la vida… en un sentido muy amplio.

Actor Cerve-cero…

Otra cosa que hice nada más llegar fue avisar a la agencia de actores con la que trabajo habitualmente, Mabel Humer, de que iba a andar por aquí una temporada. Y con su eficiencia habitual, inmediatamente me empezaron a enviar a varios castings para anuncios.

Con tan buena suerte que, al tercer casting, soy elegido para un papel protagonista en un anuncio de la campaña Cerve-Cero de la Cerveza San Miguel 0,0. Así que el 13 de junio es día de rodaje en el restaurante Lamucca de Serrano.

El anuncio se emite unas semanas más tarde… y la verdad es que ha quedado bastante bien.

Ojalá fuera siempre tan fácil conseguir un papel. Es la profesión mas divertida que hay.

Planes…

A mediados de junio empiezo a agobiarme un poco de Madrid y decido organizar lo que venía pensando hacer desde antes de venir: un mototrip por el norte de España.

La idea es coger la moto, una tienda de campaña que amabilísimamente me presta Edu, el hermano de Mer, una mochila con unas pocas cosas y algo de comida… y echarme a la carretera sin demasiados planes, sin reservar nada y evitando siempre las autopistas, yendo sólo por carreteras secundarias. Será mi primer mototrip que hago solo.

Para ello, hay que prepararse, y lo primero es quitarme pelos de encima.

Lo hago donde solía venir cuando vivía aquí, en la Escuela de Peluquería de Marco Aldany, donde te corta el pelo uno de sus alumnos por sólo 3€.

Después, hay que preparar lo que me voy a llevar.

Tienda de campaña, esterilla hinchable, esterilla de yoga, saco de dormir, algo de ropa, toalla, bañador, portátil, cargadores, etc… y una pequeña bolsa térmica para poder llevar algo de comida.

Ah, y algo fundamental. Una chaqueta con protecciones para ir en moto que mi maravilloso amigo José me ha prestado para la ocasión.

Una vez que lo tengo todo preparado, el 27 de junio de 2018 por la mañana, consigo ponerlo todo en la moto… ¡y empieza la aventura!

…pero esto ya es otra historia.

Cuentas…

Y ahora toca repasar las cuentas de abril, que incluye la estancia en Malasia y los vuelos Nepal-Malasia, Malasia-Singapur y Singapur-España, y mayo, que corresponde al primer mes en Madrid. Veamos.

Es, con diferencia, el mes con más gasto de mi viaje. Pero se debe a que se han juntado 3 vuelos (uno de ellos de larga distancia) y la compra de la moto, cuyo gasto espero recuperar al venderla cuando me vaya.

Veamos ahora el mes de Mayo.

Y, aunque el mes de mayo ha sido también de grandes gastos, especialmente por la reparación de la dichosa pantalla de mi portátil que llevaba rota desde que empecé el viaje, la cosa queda más que compensada por lo que gano con UberEats.

Así que media mensual queda tal que así:

Vuelvo a rozar los 500€ de media de gastos mensual. Es normal. Venir a España siempre supone muchos gastos. Pero espero que esta vez se compense con lo que gane con UberEats y con el hecho de no pagar alojamiento.

Conclusiones…

La verdad es que tenía infinitas ganas de venir a Madrid y ha sido maravilloso poder pasar este tiempo con mis amigos y familia. Salir de cañas y tapas con tu gente es probablemente lo que más añoras cuando estás lejos.

Pero también es verdad que después de 2 años y medio viajando, siento que algo ha cambiado. No sé si soy yo (probablemente), Madrid (quizá) o ambos (lo más seguro). Antes de irme, llevaba 30 años viviendo en Madrid, gran parte del tiempo en el mismísimo centro… y me encantaba. Pero ahora… me agobia un poco. Tengo la sensación de que Madrid está siguiendo el camino de Barcelona y de otras muchas capitales europeas donde, por un exceso de turismo, está perdiendo su esencia y su alma. Y no es sólo que el turismo desplace a la población local por culpa del precio de los alquileres. Es que también todo el comercio se ha ido adaptando a esa nueva demanda cool del turista extranjero más bien pijo-hipster, haciendo desaparecer los locales de toda la vida.

A esto se une el hecho de que yo me marché a los poquísimos días de la inauguración del Primark de Gran Vía, que ha traído aún más caos a la zona. Antes Gran Vía era intransitable en Navidades. Ahora lo es durante todo el año. Incluso diría que hay un “turismo Primark”, gente que viene a Madrid a comprar ahí… y poco más.

Pero no voy a culpar de todo a mi pobre Madrid. Yo también he cambiado durante este tiempo, en el que he me he movido con frecuencia y he vivido en todo tipo de lugares. Y ahora me cuesta quedarme en un mismo sitio más de dos meses. Y, además, necesito alternar la tranquilidad rural con el caos de las grandes ciudades. Y ahora creo que tengo sobredosis de ciudad. Por eso es el momento justo de hacer este mototrip.

No sé la duración exacta, pero será más o menos un mes. Después me quedará otro mes más de estar en Madrid y prepararlo todo para retomar mi viaje, esta vez hacia el oeste… hacia América.

Sigo sintiendo que viajar es el modo de vida que mejor se adapta a mi forma de ser. La sensación de libertad, vivir emociones y aventuras constantes, conocer gente nueva, descubrir otras culturas y otras formas de ver el mundo, alejarse de la rutina y la estabilidad, internar encontrarte por dentro mientras te pierdes por fuera…

Y está claro que es algo que me está sentando muy bien. Todos los amigos con los que he quedado estos días y a los que no veía desde que me fui, todos me han dicho que me ven mucho mejor que antes de mi viaje. Física y emocionalmente. Y es que la casi ausencia de estrés, el yoga diario, la buena alimentación, la actividad física… no hay mejor medicina.

    – Y… ¿hasta cuándo? 

Esa es la pregunta que más me hacen, y siempre respondo lo mismo…

    – …no tengo ni idea. 

Luego refino un poco más la respuesta y digo…

    – …hasta que encuentre otra cosa que hacer que me apetezca más. 

Tan sencillo como eso. No siento la necesidad de definirme, de etiquetarme. No soy actor, no soy informático, no soy viajero… soy lo que soy en cada momento. Y mañana…

…ya veremos.