17 – 25 marzo 2022
2.290 días viajando…
8 días en Golfito…
El 3 de marzo de 2022 llegué por 3ª vez a Costa Rica. Las 2 primeras semanas fueron días de mototrip y muchos couchsurfings, hasta el 17 de marzo de 2022, cuando llego a Golfito, en la zona sur de la costa del Pacífico, para hacer un workaway ayudando a reconstruir un catamarán.
Día 1
17 Mar 2022. Cuando llego a la Marina de Golfito me indican que el catamarán que estoy buscando está atracado junto al cercano Paka Paka Beach Bar. Cuando llego, me encuentro un caótico espacio de trabajo (lo normal) y, detras, ahí está Mariposa, que es el nombre que le han dado al catamarán.
Me recibe Carlotta, mi host, y poco después conozco a su pareja, Maurice, ambos alemanes. También conozco a sus dos empleados ticos, Pablo y Daniel, que están trabajando en el proyecto. Y también a su encantadora perrita Lucy.
Me asignan un camarote del Catamarán. Al principio me parece todo genial, pero poco a poco voy viendo que, en realidad, todo es bastante menos confortable de lo que esperaba. Por ejemplo, para cocinar, tenemos que usar la cocina de Linda, la buseta camperizada que han estado usando para viajar antes de comprarse el catamarán.
Pero Pablo está “viviendo” en la buseta, por lo que hay que molestarle cada vez que queremos cocinar y eso no es muy cómodo. Y para el desayuno hay que esperar a que se levante.
Como he llegado a la hora de la comida, entre Carlotta y Pablo hacen unos bocadillos. Y aquí me doy cuenta de la segunda incomodidad. No hay dónde sentarse a comer. No hay ni un sólo asiento en todo el espacio de trabajo, ni una mesa para comer. De hecho no hay absolutamente ningún espacio cómodo para “estar” cuando no estamos trabajando. Y hay que tener en cuenta que un workaway trabaja 5 horas al día y duerme 8, es decir, que tengo 11 horas libres en las que donde no tengo dónde estar. El camarote es sólo habitable para dormir, porque hace demasiado calor, y lo mismo pasa con la buseta (que, además, es la casa de Pablo).
Por la tarde ayudo un rato lijando la madera mientras hablo con Carlotta y me cuenta que conoció a Maurice mientras ambos viajaban por Costa Rica el año pasado y que, desde entonces, viajan juntos. Se compraron primero la buseta y luego el catamarán con el que quieren seguir viajando por el Pacífico.
A pesar de la breve conversación, siento que ni la organización ni la comunicación es demasiado buena. No entiendo esta manía de no cuidar del helper, porque eso hace que se te vaya enseguida.
Al final de la jornada de trabajo, Carlotta y Maurice se van a la casa que tienen alquilada en Cacao, al otro lado de la bahía, y Pablo y Daniel también se van, así que me quedo solo.
Me quedo pensando en lo poco que me está gustando este workaway y, de pronto, se me ocurre una idea. He estado tan a gusto en el Hostel Cascada Verde la noche antes de llegar aquí, que decido escribir para ver si aceptan voluntarios, y… ¡bingo! Me contestan enseguida y me dicen que sí, que encantados de acogerme como voluntario. Decido pasar aquí una semana por cumplir (no es cuestión de irme al día siguiente de llegar) y luego ir allá, donde sé que estaré mucho más a gusto.
Me doy una ducha (nos dejan usar los baños del Beach Bar, que tienen duchas) y luego me doy un paseo por el pueblo y me compro unos huevos. La comida está incluida, pero veo que no tienen huevos y yo los necesito en mi dieta. Me cocino en la buseta (aprovechando que estoy solo) un arroz con lentejas rojas.
De repente aparece una chica con mochila. Es Anina, la nueva voluntaria de Suiza que estábamos esperando. Le enseño su camarote, le enseño el lugar y ceno charlando con ella. Aunque es muy joven (23 años) tiene muy buena conversación y da gusto tener con quién hablar.
Al final duermo bien en el camarote. Por la noche no hace tanto calor como esperaba.
Día 2
18 Mar 2022. Me levanto antes de las 6 y hago mi sesión de yoga en el césped, junto al bar. Me doy una ducha y termino justo cuando se levanta Pablo, así que puedo hacerme un café y algo de desayuno, mientras se levanta Anina. Pablo nos avisa de que Carlotta y Maurice no llegan hasta pasadas las 9h, así que tengo un montón de tiempo para mí. Me pillo el portátil y trabajo un poquito. He descubierto que, al menos por las mañanas, podemos usar las mesas de la terraza del restaurante, ya que no abren hasta la hora de comer.
Al final viene Maurice sin Carlotta. Puedo sentir que algo pasa, pero no pregunto. Me paso la mañana lijando el nuevo travesaño (beam) que conectará las dos partes del catamarán. Es un trabajo aburrido, pero me lo tomo casi como meditación. A las 12 Pablo me pregunta si quiero preparar la comida. Yo encantado, claro, prefiero cocinar a lijar. Preparo un curry de lentejas y arroz. Parece que les encanta. No suelen cocinar para el lunch, así que para ellos es una novedad tener a alguien que prepare una comida decente al mediodía.
Recojo lo de la comida y lijo un poco más, pero para las 4 ya hemos terminado. Me doy una ducha y me pillo la moto para ir al pueblo de Golfito y hacerme la foto en el Mirador…
…junto al antiguo (y abandonado) Hotel Minerva.
Cuando vuelvo, me cae el diluvio universal. Llego completamente empapado. Un poco de ropa seca después me voy al bus de Pablo y paso un rato con él charlando. Así me voy enterando cómo están las cosas po aquí, porque la comunicación no es lo que más destaca en este Workaway. Me entero de que Pablo es el sobrino de Daniel y que conocieron a Maurice hace un año, cuando acababa de comprarse el Catamarán y se ofrecieron a ayudarle a remodelarlo. Daniel y Pablo se unieron como socios para trabajar para Maurice en el proyecto, pero, por discrepancias en la organización, Pablo abandonó el proyecto, pero volvió más tarde a petición de Maurice para trabajar directamente para él. Por lo que me cuenta, Maurice lleva gastada una fortuna en este sueño.
Después de la charla, me voy a mi camarote con tan mala fortuna que, al estar los escalones de la entrada desde la cubierta mojados por la lluvia, resbalo y estoy a punto de darme un leñazo impresionante. Por suerte mis reflejos me ayudan a frenarme a tiempo, pero me doy un golpe muy tocho en la rodilla. Ha sido un golpe enorme, pero parece que no hay nada roto.
Poco más tarde se va la luz por la lluvia, así que no hay wifi. Por suerte tengo una serie bajada en el móvil, así que puedo ver algo en la cama. Algo más tarde escucho ruidos y veo a Annie con alguien por la cubierta del otro lado del catamarán. No sé quién puede ser.
Cuando me dispongo a dormir me empieza a doler horrores la rodilla. No hay ni una postura en que no me duela. Imposible dormir. Pienso en ir a por hielo, pero la idea de salir de noche y bajar por la escalera de mano con los peldaños mojados no me seduce. Al final pruebo a ponerme la mochila bajo la rodilla y deja de doler un poco y puedo dormir.
Día 3
19 Mar 2022. Me despierto a las 6, como siempre, pero hoy no hago yoga, prefiero dejar reposar la rodilla. Me ducho y me encuentro con Annie que me explica que el “intruso” de anoche es Paul, un voluntario alemán muy joven que se suponía que llegaba hoy y se ha adelantado un día (más bien una noche). Ha dormido en una hamaca que ha instalado entre los dos lados del barco a una altura a la que yo no me atrevería a dormir.
Desayunamos los 3 y nos tomamos la mañana con calma como siempre, ya que no llegan hasta las 9h. Annie y yo charlamos y estamos de acuerdo en la mala organización que hay por aquí. Cogen voluntarios al tuntún sin tener la capacidad de organizar el trabajo para ellos ni tener un espacio adecuado para tenerlos. Y eso es lo peor, el no tener un espacio donde “estar”. No soy exigente, pero en un workaway, a cambio del trabajo, uno espera un cierto nivel de “confort”. Aquí no hay ni siquiera un sitio donde sentarse a comer.
Llegan y, como Paul se ha presentado a sí mismo como “carpintero” (a mí ni siquiera me han preguntado mis skills), le encargan tareas muy claras de construcción con madera, mientras que Annie y yo estamos un poco perdidos. Nos mandan ordenar y limpiar un poco la zona de trabajo (algo que llevo especialmente mal, sobre todo cuando reina el caos) y limpiar el tanque de agua del catamarán.
Mi rodilla me está matando y veo que se me ha inflamado una barbaridad.
Así que al final le cuento a Pablo lo que me ha pasado (aún no se lo había contado a nadie) y me dice que mejor descanse. Pero como me sabe mal estar sin hacer nada, al final opto por irme a hacer el almuerzo: Ensalada de tubérculos, lechuga y lentejas. Se la comen entera.
Por la tarde cambiamos los plásticos que cubren la zona del taller. Estában en pésimas condiciones, pero no los cambiaban pensando que estaban a punto de terminar los trabajos en tierra. Pero el tiempo pasa y las labores de tierra no terminan, así que al final se deciden por fin por adecentar el lugar de trabajo.
A las 16h doy por finalizada mi jornada, me ducho y me pongo a currar en temas pendientes on-line. Para cenar me caliento un resto de comida que tenían congelada y me voy a la cama a ver una serie. Sé que debería disfrutar el momento presente, pero… qué ganas de que pase esta semana.
Por cierto, ya he confirmado con el Hostel Cascada Verde mi estancia como voluntario cuando termine aquí mi semana. y he podido ver que son lo opuesto en cuanto a organización. Ya me han incluido en los grupos de guasap del equipo y me han asignado los turnos de mis primeras semanas. Llego el viernes y empiezo el sábado. Los turnos son de 4 horas (de 3 los nocturnos) dejando muy claros los horarios y las tareas. No está incluida la comida, pero pagan $15 a la semana para compensar e incluye servicio de lavandería. Otro mundo.
Día 4
20 Mar 2022. Domingo, día libre. Me levanto como siempre antes de las 6 y pruebo a hacer yoga. La rodilla molesta un poco, pero se puede hacer y me sienta bien. Para desayunar me frío un par de bananas de las que tienen colgadas en el taller y unos huevos.
Como ayer me dolía tanto la rodilla, mandé un mail a mi seguro para ver si podia verme un médico. Hoy me llaman y me dicen que puedo ir al Hospital de Golfito. Voy para allá y, después de marearme mucho, me dicen que necesitan el pago por adelantado antes de hacerme una radiografía y que, como es domingo, aunque mi aseguradora pague, no pueden comprobar el pago, así que.. o pago yo por adelantado o vuelvo mañana. Opto por lo segundo.
Paso la mañana con el blog y, para comer, me hago un arroz mezclado con quinoa (porque no quedaba mucho arroz) que acompaño con unas verduras que había en el congelador.
Por la tarde me subo con la moto hasta un mirador cercano que me ha recomendado Annie. Desde aquí se ve estupendamente toda la Bahía de Golfito.
Para cenar, cuezo una coliflor con patatas y zanahoria y caliento los restos de arroz y curry de verduras del mediodía y cenamos en el césped Annie, Paul y yo, y pasamos una velada muy agradable. Hablamos de cómo estamos llevando este Workaway y los tres estamos de acuerdo en que no está siendo una buena experiencia y que no nos sentimos cómodos. De hecho los tres estamos pensando en irnos pronto. A mí ya me quedan pocos días. Me retiro a mi camarote a ver una serie y dormir.
Día 5
21 Mar 2022. Yoga a las 6, como siempre. Me sienta de maravilla. Luego ducha y desayuno, como siempre. Como nos estamos quedando sin comida, me frío unas bananas con los huevos que me quedaban de los que compré. Mientras estoy comiendo el desayuno, me encuentro con esto…
Resulta que hoy es el cumple de Maurice y nos han dado también el día libre. Genial.
Como no es fiesta, Intento ir de nuevo al hospital a ver si me pueden hacer la radiografía, pero hay cientos de personas esperando (literalmente). Me rindo y me voy. La rodilla aún duele bastante.
Paso la mañana con el blog y, al final de la mañana, vuelvo al hospital a ver si hay menos gente, y parece que sí. Consigo que me atiendan. Me dicen que el proceso de comprobar el pago puede llevar días. Hablo con la aseguradora y me dicen que se han equivocado, que eso es un hospital público y no me pueden atender, y me mandan al de Uvita para el viernes. Madre mia, no se enteran.
Vuelvo al catamarán y me ofrezco a hacer la comida para los que estamos: Annie, Pablo y Paul (¡cuantos Pablos!). Hago unos espaguetis con una salsa de jugo de naranja y los pocos vegetales que quedan… y no queda nada mal. Como aún no han abierto el bar, nos lo comemos en su terraza-lounge.
Después de comer le propongo a Annie dar una vuelta con el kayak que tienen aquí… y es lo mejor que he hecho desde que he llegado. Por fin una actividad interesante. Llegamos hasta la Playa de Cacao, que es una comunidad muy interesante que hay al otro lado de la bahía. También nos metemos por los manglares que acojonan un poco por la posibilidad de encontrarnos un cocodrilo.
Tarde de tranqui y propongo al resto ir a pillar una pizza para cenar. Al final vamos Anina, Paul y yo. Paul (voluntario alemán de 24 años) y yo tenemos conversación bastante profunda. Conectamos muy bien, aunque se le ve hipertímido.
Compramos la pizza en Pizza Skylyn y volvemos a donde el Catamarán para comérnosla en la terraza del restaurante, que hoy está cerrado.
Luego serie… y a dormir!
Día 6
22 Mar 2022. Cuando me dispongo a hacer mi sesión de yoga, me encuentro con Paul y me pide si puede seguirme. Claro, sin problema. Me doy cuenta de que tantos años de yoga me han dado muy buena flexibilidad, porque Paul, con 24 años y a quien se le ve muy en forma y muy delgado, no llega a las posturas que hago. El yoga funciona, sin duda.
Durante el desayuno, Paul y yo volvemos a tener una larga conversación sobre salud mental e intestinal. Le hablo de GAPS, de Natasha Campbell y de la relación entre el intestino y los problemas mentales. Me pregunta mi opinión sobre temas de salud y me escucha bastante. En mi experiencia, no es habitual encontrar gente joven con interés en escuchar y aprender.
Mientras hablamos, me encuentro esto justo donde me estuve bañando ayer después del kayak.
Cuando llegan Maurice y Carlotta, toca ponerse a trabajar. Me siento un poco perdido en cuanto qué debo hacer. No hay muy buena organización. Al final me ponen a lijar, como siempre.
Vuelvo a ofrecerme a hacer la comida (lo que sea con tal de no lijar). Como he cocido los frijoles que había en el bus, los sirvo tal cual, con un arroz blanco y una ensalada. Aprovecho la comida para avisar a Carlotta de que me voy definitivamente el viernes.
Y después de otra sesión de lijado por la tarde, me voy muy pronto a la cama porque no hay realmente dónde estar.
Día 7
23 Mar 2022. Me levanto a las 6 y me pongo con el yoga. Estoy de lo más disciplinado. Esta vez no se une Paul. Creo que con lo de ayer ya ha tenido suficiente. De repente llegan Carlotta y Maurice sobre las 7 y algo (normalmente vienen a las 9). Han decidido empezar a venir antes para aprovechar más el día. Como no me han avisado, me pillan sin desayunar.
Me piden que, junto con Anina, quitemos los tornillos que sujetan la barandilla del barco. Entre el solaco que cae a plomo y que no tienen las herramientas adecuadas, aquello es un infierno.
Vuelvo a proponer hacer la comida, porque, en estas condiciones, prefiero cocinar que trabajar. Anina había cocido unas lentejas rojas para el desayuno. Yo las aprovecho y hago una especie de curry con un arroz blanco. Pero esta vez le echo el ketchup que compramos el otro día y queda curioso (dulzón) el resultado. Los días anteriores la gente agradeció la comida, pero hoy todo el mundo dice que está muy “tasty“. No hay como echar azúcar (la del ketchup) a la comida para que guste mucho más. Es fácil entender cómo funciona la industria alimentaria.
Por la tarde, de repente, se pone a llover con furia visigoda. Nos refugiamos Paul, Anina y yo bajo la carpa del espacio de trabajo esperando a que pare, pero no para. Se hace de noche, pero nos echamos unas risas.
Cuando para, vamos al bus a cocinar. Preparo una ensalada y un apaño con las sobras de los frijoles. Y a dormir.
Día 8
24 Mar 2022. Último día. Qué ganas de cambiar ya de lugar.
Me levanto a las 5:30. Hago mi sesión de yoga y llegan de nuevo muy pronto. Pero yo me hago mi café y mi desayuno.
Quitan el primer beam del catamarán y me ponen a lijar con máquina la zona en la que se apoya. Se me va el día con esto. No digo de cocinar porque ya no queda nada, pero a las 13h por fin traen algo de comida, así que preparo una quinoa con lentejas rojas y verduras que no quedan nada mal.
Hoy se trabaja más de la cuenta. Siempre me ocurre esto en mi último día de trabajo. Pero yo me escapo y me ducho cuando veo que ya estamos acabando. Se acabó el trabajo en este workaway. Por fin.
Cuando se van, tengo conversación larga con Anina sobre lo que falla en este workaway. Para mí está muy claro: No cuidan de los voluntarios. De hecho, pasan bastante de ellos. Están tan focalizados en el proyecto que no hay preocupación por nada más. No hay un interés real en que estemos bien. Por eso la rotación de gente es grande, porque nadie dura demasiado aquí. Es una pena.
Me compro una cerve y curro un poquito en mis cosas. Organizo un poco el calendario del Hostel Cascada Verde, donde voy mañana a trabajar. Da gusto lo organizados que están. Creo que voy a estar bien y me van a valorar.
Preparo algo de cena con la coliflor, zanahorias y patatas. Paul siempre viene a la mesa ya servida (y usa mi aceite de oliva sin preguntar siquiera). Anina, en cambio, como siempre, participa y aporta de su propia comida. Son siempre interesantes las interacciones sociales entre diferentes culturas.
Cena, serie y a dormir.
La despedida
25 Mar 2022. Me levanto a las 5:30, yoga y ducha. Comparto mi desayuno con Anina, quien también se marcha hoy. Ella ha preparado piña y unos plátanos fritos y yo he hecho una tortilla con las sobras de ayer.
Ambos recogemos y yo limpio más o menos el camarote. Cuando llegan, nos hacemos una foto todos juntos y nos despedimos.
Está claro que no ha habido conexión, ni siquiera mucho interés en mí, pero está claro que son buena gente que han hecho las cosas lo mejor que han sabido.
Anina se va algo más tarde porque luego la llevan en coche. Días después Anina me contará que Carlotta le dijo que tuvo claro desde el primer día que yo no estaba a gusto allí y que me iría pronto (se me nota demasiado cuando algo o alguien no me gusta). Lo que no entiendo es que, sabiéndolo, no hiciera un poco de esfuerzo por ver qué fallaba.
Conclusiones
Y así termina esta etapa de workaway en Golfito. Como siempre, es difícil saber si una experiencia workaway va a ser positiva o no. Las referencias ayudan bastante, pero en general la gente es poco dada a escribir referencias negativas.
En cualquier caso ha sido una experiencia interesante para aprender un poco más sobre el mundo de los barcos. Y, en realidad, todas las experiencias son siempre interesantes porque de todas se aprende. También de las negativas…
…En realidad, especialmente de las negativas.
Ahora voy para Uvita, en la misma costa del Pacífico pero un par de horas más al norte, para ser voluntario en el Hostel Cascada Verde, uno de los más bonitos de Costa Rica (por no decir el que más).
Me da que esta experiencia, aunque también será con alemanes, va a ser muy diferente.
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