Reflexiones – Cuando te roban… la confianza.

by | 16 Apr 2019 | 0 comments

Una de las cosas más bonitas que he aprendido viajando es a confiar. La vida en las grandes ciudades nos hace desconfiados. Nos educan en el miedo y la desconfianza para que estemos protegidos ante cualquier cosa que pueda pasarnos.

Y cuando empiezas a viajar, no puedes evitar desconfiar de toda cultura nueva. Siempre piensas que, como eres el extranjero, te van a intentar engañar. Y te sorprende descubrir que, en la enorme mayoría de los casos, la gente que te encuentras viajando es generosa, honesta y desinteresada. Y aprendes a quitarte esa capa de miedo que tan a fuego nos han grabado, y empiezas a dar por hecho que todo el mundo es honesto.

Por eso siento que EL TIMO es una de las peores cosas que se le puede hacer a alguien. Porque no sólo te roban dinero… te roban también tu capacidad de confiar. Y es que casi todos los timos se basan en que deposites tu confianza en el timador, quien se aprovecha de ella para conseguir tu dinero. Y el timado piensa…

“Esto no me va a volver a pasar. No volveré a confiar en nadie más”.

Y así, el día que una persona honesta solicita la ayuda de una persona que ha sido timada, ésta se la negará por miedo a que sea una trampa… y así vamos convirtiendo esta sociedad en algo cada vez más cerrado y mezquino.

Por eso debemos alegrarnos, celebrar y agradecer hasta el infinito cada acto de generosidad y altruismo que encontremos en el mundo. Y por eso siento tanto desprecio por cada acto de abuso de la confianza. Porque hay pocas cosas tan sagradas como la inocencia y la confianza de las personas.

Cuando yo fui la víctima…

Y todo esto viene a cuento de que he sido víctima de ese tipo de robo. Han intentado robar mi confianza y eso me duele mucho más que el dinero que he perdido con ello.

Y lo que más me duele aún es que, después de estar en tantos países y haber conocido a tantas personas de tantas culturas diferentes, ha sido un español el que me ha engañado.

Como ya conté en mi blog, al final de mi Mototrip por Costa Rica, el 26 de noviembre de 2018, le vendí mi moto a Miguel Ángel Giménez Casado, un chef catalán que trabajaba por la zona de Jaco (Costa Rica)..

Yo estaba por la zona de Alajuela y Miguel Ángel no podía desplazarse, por lo que me ofrecí a llevarle la moto hasta su casa y volverme en autobús.

Acordamos un precio de 550 USD, pero el único obstáculo era que Miguel Ángel decía no tener el dinero en ese momento…

…pero me tranquilizaba con un rotundo “Yo soy de fiar”.

Así que acordamos 2 pagos: uno de 200 USD a final de mes (30 Nov) y otro de 350 USD a los 15 días (15 Dic).

Con el acuerdo cerrado, me di un viaje de una hora hasta la casa de su familia, que me recibió con los brazos abiertos. Me invitaron a gazpacho y estuvimos de charla un buen rato mientras la abogada de la familia preparaba los documentos.

Hablamos, sobre todo, con su padre, Jordi, una de las personas más entendidas sobre piratería en el Caribe y cuyo sueño es montar un parque de atracciones temático sobre la piratería: Pirata Park. Me comentan que ya tienen los terrenos y el proyecto desarrollado y que están en fase de búsqueda de inversores, por si conozco a gente que pueda estar interesada.

Algo más tarde, con los papeles ya listos, le hago entrega de la moto, momento que inmortalizamos con alegría…

…y Miguel Ángel me lleva en su nueva moto hasta Orotina para firmar los documentos en la oficina de su abogada y allí poder coger el bus de vuelta a Alajuela.

Por el camino observo que Miguel Ángel lleva la moto muchísimo más revolucionada de lo que yo me he atrevido a llevarla estos dos meses, pero doy por hecho que él sabe lo que hace.

Y así damos por cerrado el trato.

El 3 de diciembre me llega el primer pago de 200 USD con algo de retraso, pero me llega. Ese mismo día me comenta que le ha hecho un arreglo a la moto que le permite ponerla a 110 kms/h. Flipo bastante, porque yo no me atrevía a ponerla nunca a más de 60 kms/h, por miedo a las carreteras y a la propia moto, que es viejita.

Pero la sorpresa llega el 15 de diciembre, cuando veo que no me llega el segundo pago. De hecho no tengo noticias de Miguel Ángel hasta el 24 de diciembre, cuando me dice que tiene la moto en el taller porque le ha fundido el motor, cosa que no me extraña para nada. Con esa justificación me dice que no puede pagarme ahora, pero que me pagará.

Y así van pasando las semanas, insistiendo y recibiendo largas. Teniendo que soportar incluso su cinismo.

El 7 de enero, al ver que que Miguel Ángel ha dejado de contestar a mis mensajes, me pongo en contacto por mail con su padre, Jordi, el dueño del proyecto Pirata Park, para perdirle que, por favor, hable con su hijo para que pague su deuda. Para mi sorpresa, me contesta de una forma muy desagradable y agresiva, insinuando que yo engañé a su hijo al venderle una moto que no estaba en condiciones (con la que yo estuve viajando por toda Costa Rica durante dos meses sin ningún problema importante). Cuando le insisto en que el problema que ha tenido Miguel Ángel con el motor se ha debido al uso forzadísimo que ha hecho de ella, no me contesta y no vuelvo a saber de él.

El 7 de marzo me entero de que Miguel Ángel deja Costa Rica y se vuelve para España. Vuelvo a insistir, y tengo que volver a soportar su cinismo.

Y sobre el 26 de marzo de 2019, 4 meses después de quedarse con mi moto, me bloquea en Facebook (como puede verse en la imagen anterior, en la que no puedo ya contactar con él), por lo que doy por hecho que ya no tiene intención de pagarme.

Conclusiones…

Como bien le decía a Miguel Ángel, llega un momento en que ya no es el dinero (aunque para mí, ahora misma, 350 USD significa un mes más viajando), sino que es la sensación que sientes cuando has confiado ciegamente en alguien (“yo soy de fiar”) y ves cómo se ríe en tu cara de tu confianza (“El fallo fue tuyo”).

También es la sensación de absurdidad que da el hecho de que alguien te escatime de una forma tan descarada y documentada la miserable suma de 350 USD cuando está buscando inversores para un proyecto de millones de dólares, como es Pirata Park. ¿Cómo puedes infundir confianza a tus posibles inversores si no dispones de la más mínima liquidez?

Pero mi principal conclusión es que me niego a perder mi confianza en la gente. Aún a riesgo de perder otras cosas, prefiero seguir pensando que la gran mayoría de la humanidad es honesta y quiere un mundo en el que todos busquemos el bien común, lo mejor para todos, y así…

…poder confiar.

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