Nueva Zelanda (Picton) – Día de relax en Ngakuta Bay.

by | 10 Apr 2016 | 0 comments

10 abril 2016

115 días viajando…
3 días en Ngakua Bay…

Ayer se me olvidó comentar lo que ocurrió durante la cena de ayer. Se oyó un ruido extraño y Sirpa dijo “debe ser un terremoto”, y justo en ese momento toda la casa tembló. Duró sólo un segundo, pero a mí se me pusieron los ojos como platos, mientras Paul y Sirpa se reían. Para ellos esto es normal. Parece ser que cada isla está en una placa tectónica diferente y la de la isla norte está montándose sobre la sur, y hay temblores con frecuencia. 

Me levanto con el dedo muy hinchado y dolorido. 

Al final me va a tocar ceder y tomarme el antibiótico, porque está claro que es una infección y que no mejora. He intentado de todo: aceite de árbol de té, alcohol, sacarme el pus… y nada. No mejora. Así que cojo el atajo para no arriesgar más. Y mira que me resisto, pero va…

Kilye se ha ido temprano y Paul y Sirpa ya están levantados y tomando café. Me ofrezco a hacer el desayuno y preparo una tortilla de cebolla, zanahorias y calabacín. 

Lo acompañamos con algunas peras del enorme peral que tienen en la puerta. 

Paul está montando una mega estantería de metal para el estudio de Sirpa. Es impresionante verlo trabajar estos materiales. Me ofrezco a ayudarlo y entre los tres la montamos en un periquete. 

En este viaje estoy aprendiendo muchas habilidades de construcción. Y Paul es un buen ejemplo.

Sirpa se ofrece a acompañarme a hacer parte del Link Pathway Track, que bordea la bahía.

Según avanzamos, las vistas van siendo cada vez más espectaculares.

Pasamos por una zona donde la gente ha tallado los árboles. Sirpa posa al lado del que ha tallado ella.

Toda la zona norte de la isla sur de Nueva Zelanda son unos impresionantes fiordos de aspecto casi tropical. Y en muchas de las bahías, la gente se ha hecho casas de veraneo que son tan espectaculares como poco habitadas, por lo que me dice Sirpa.

A la vuelta cogemos un desvío que baja hasta una de las miniplayas.

Ya de vuelta, veo a la entrada del pueblecito de Ngakuta Bay algo en lo que no me había fijado antes.

Para comer me cuezo las dos mazorcas de maíz que me traje de Christchurch. Con un poco de sal, pimienta y el alioli que tiene Sirpa en la nevera, queda un buen apaño.

Hecho un vistazo a mi perfil de HelpeX para actualizarlo y me encuentro con dos referencias que me han escrito Sarah, de Tasmania, y Cat, de Peace Farm en Melbourne. 

Son para emocionarse… :,-)

Hoy está siendo como mi day-off entre el curro de Christchurch y el de wharariki. Así que… disfrutando del relax. 

Pero toca irse. Paul se queda y yo me voy con Sirpa a su casa de Nelson donde están sus hijos, Zara y Zack.

Justo antes de irnos, descubro en un rincón, que el Paradise Bar que aparece en alguna de sus pinturas…

…exite de verdad!

Ya de camino, no dejo de fijarme en la cantidad de bosques de pinos que hay por todas partes, pero, lamentablemente, según me cuenta Sirpa, son plantados y cada 25 años son cortados para obtener la madera.

Y pienso…

Algunos dejamos de comer carne por los animales, o dejamos de usar sus pieles, o incluso dejamos de beber leche, o dejamos de usar el coche por el planeta, o dejamos de producir tanta basura, o dejamos de comprar productos empaquetados, o…

…pero no dejamos de usar madera.

Y me pregunto… ¿Es sostenible? ¿Crecen más árboles de los que cortamos para material de construcción, hacer papel, muebles, leña, etc…?

Y si la respuesta es “no”… ¿Qué estamos haciendo?

Llegamos a Nelson justo con la puesta del sol.

Así como Christchurch es una ciudad a la que no conseguí verle el encanto por ningún lado (hay quien dice que no es lo que era desde el terremoto), Nelson es una ciudad que al primer vistazo me encanta. Aun siendo más pequeña que Christchurch, tiene un ambiente muy especial y mucho encanto en sus calles. Voy a ver si en algunos de mis días libres me puedo venir a conocerlo mejor. Está sólo a 2 horas. 

Lo primero que hacemos es ir a una farmacia a comprar el dichoso antibiótico. Entrego la receta y me dicen que tardarán como 15 minutos, que si espero o me voy y vuelvo. Y yo… hemmm, pero si la estantería está ahí detrás. Y la dependienta, es que ahora estamos un poco ocupados.

Yo flipo un poco, hasta que a los 10 minutos me lo dan y lo entiendo.

Aquí las medicinas no son como en España, un producto comercial envasado que te dan tal cual. Aquí va personalizado en un bote, con la dosis exacta que debo tomar. Por eso lleva tiempo prepararlo.

Después nos vamos al Countdown a hacer la compra. Por un lado para la cena y por otro lado tengo que comprar provisiones para toda la semana. Wharariki es un sitio especialmente aislado. Es el final de la carretera. El súper más cercano está a 25 Kms. Y allí no nos dan comida. Nos dan $60/semana para que nos la compremos. Yo lo prefiero, porque así puedo comer a mi manera. Lo único malo es que mañana voy a ir cargado como un burro. Esto es lo que he comprado:

Me he gastado el presupuesto de una semana y media, pero creo que tengo comida para un par de semanas. La próxima vez que pueda ir a comprar, compraré más cosas frescas (fruta y verdura). Pero como ahora no estoy seguro de lo que me voy a encontrar, prefiero cosas menos perecederas. 

Después de comprar, y ya casi de noche, llegamos a su casa, que está en la ladera de la montaña, con unas preciosas vistas al puerto y al mar. 

Saludo a Zara y a Zack (los dos son geniales) y me pongo a hacer la cena. La idea es repetir la cena de ayer, porque Sirpa sabe que a Zara le va a encantar, siendo vegetariana. Así que Sirpa prepara un arroz blanco y yo repito mi receta de ayer pero en vez de leche de soja, pongo crema de coco y un poco de agua. Y está mal que yo lo diga, pero queda espectacular. 

Antes de cenar he estado ayudando a Zara con sus ejercicios de español. Está encantada con su profesora y no me extraña. La verdad es que me encanta la manera en que les enseñan el idioma, de forma muy práctica. Hoy tenía que escribir una especie de carta a un amigo, contando lo que había hecho, usando los pasados de los verbos. Zara es una chica muy inteligente y especial. 

Para dormir, como buen couchsurfer que soy, me preparan el sofá cama, desde donde tengo una buena visión de alguna de las obras de Sirpa. 

Está mañana Sirpa me preguntó si me veía viviendo en sudamérica y le comentaba mi visión de lo que había sido vivir un mes y medio en Ecuador frente a lo que estaba siendo estos casi 4 meses que llevo por Australia y Nueva Zelanda. Y es que mientras que en Ecuador vivía en una urbanización con alambradas electrificadas y guardias de seguridad las 24h, aquí aún no he estado en ni sola casa en la que se cierre la puerta con llave, ni siquiera por la noche. No entro en las causa de la inseguridad en sudamérica, en la pobreza, en la corrupción social y política… sólo digo que, si tengo que elegir, es normal que elija un país en el que me sienta tranquilo. Aunque no dejo de pensar de qué maneras se podría cambiar una sociedad para evitar la violencia y la inseguridad. 

Y creo que gran parte de los problemas sociales se basan en la falta de empatía. Viniendo hacia Nelson pensé en algo que se puede resumir en una frase:

“Nuestra opinión se basa en lo que nos pasa y no en lo que les pasa a otros”

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