Cook Islands (Rarotonga) – El barco que se hunde

by | 22 Jun 2016 | 0 comments

22 junio 2016

189… días viajando…
9 días en Rarotonga…

Ayer se me olvidó comentar la cena que me hice. Y es que mi blog está perdiendo esa parte culinaria, porque en mis últimos hosts no me están dando muchas opciones para cocinar.

Pero anteayer encontré en The Tea House una bolsa de garbanzos y los puse en remojo. Así que anoche me pude hacer un pequeño guiso con lo garbanzos, un poco de arroz, algo de patchoy, cebolla… y poco más.

He pasado una noche dolorida, pero no tan mala como esperaba. Por la mañana, ni de coña intento hacer los saludos al sol. Bastante me cuesta andar y moverme.

Me cojo la moto y me voy al súper Wigmore’s a comprar algo de pan para las tostadas del desayuno. Me toca un poco los huevecillos tener que comprar yo parte de mi comida, cuando se supone que va incluida. Pero paso de estar persiguiendo a Odette cada vez que necesito algo.

Para variar de tanto arroz, me hago un desayuno con una patata y dos huevos.

A las 11 vienen, efectivamente, Joey con Sophie y Mere. Y la mañana transcurre tranquila. Tan tranquila… que en todo el día sólo tenemos un cliente, una pareja que vienen a tomar algo. Él pide un café con un cake y ella un “Lemon Leaf Tea”. Se lo digo a Joey y Mere… y me dicen que no tenemos hojas de limonero. Ejem…

Me toca ir a decirle a los clientes que no tenemos lo que nos piden. Me miran raro, pero vale, me piden un “Iced Tea de nosequé”… voy a la cocina… y no tenemos hielo. Ejem… Ejemmm…

Cuando se lo digo a los clientes, me dicen que vale, que ya se pasarán en otro momento… y se van. Normal.

Y así es como funciona The Tea House. No tiene la mitad de lo que anuncian en la carta. Y la mitad de los clientes que vienen, se van muy insatisfechos y no vuelven y lo comentan. Por eso el sitio va de mal en peor.

Para mí es un barco que se hunde. Yo estaba dispuesto a tomar el timón para intentar salvarlo, porque consideraba que a poco que se le pusiera un poco de cariño, se lo podía hacer funcionar. Pero me he encontrado a Odette encadenada al timón y yendo directa contra el iceberg. Así que… abandono el barco.

Aprovecho la mañana para lavar (a mano) parte de mi ropa. Paso de perseguir a Odette para hacer una lavadora en su casa. Aquí no tienen lavadora.

A mediodía cocino un arroz con lentejas, patchoy, patata y cebolla, que comparto con Mere y Sophie.

Mere y Sophie se van a las 15h. Yo me quedo hasta las 16h (hora oficial de cierre), pero, por supuesto, no viene nadie más. Ni una sola venta el todo el día. Bravo.

Por la tarde quedo con Carlos (el español/americano que conocí aquí el primer día que llegué desde Aitutaki) en el Vaiana’s, y nos tiramos de charla hasta el anochecer.

Ha sido una charla muy interesante. Todos los años que lleva Carlos viviendo aquí me da una perspectiva muy interesante de la isla. Por otra parte, va a intentar echarme una mano con lo del curro. Me ha dicho que, en cualquier caso, pida ya mismo la extensión de la visa. Que cualquier proceso de Working Visa va a llevar más tiempo del que me queda. Así que probablemente iré mañana por la mañana.

Por el camino, paré en LBV, una pastelería con dos tiendas en Rarotonga: en Muri y en Avarua. En el periódico local venía un anuncio pidiendo trabajadores, así que me paso por ahí a rellenar el formulario. La que me atiende, una chica local, es encantadora, y pienso… sólo necesito esto, un lugar agradable donde trabajar… con gente normal. 

Y si es haciendo pasteles… pues yo tan feliz.

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