Cook Islands (Rarotonga) – 6 meses viajando

by | 17 Jun 2016 | 0 comments

17 junio 2016

184 días viajando…
4 días en Rarotonga…

Hace 6 meses que dejé Madrid. 6 meses viajando. Se dice pronto…

…y sigo encantando.

Hoy decido que no voy a esperar a que Odette me diga qué puedo comer y qué no. Así que me levanto prontito, hago mis saludetes al sol, y me voy al Wigmore’s Superstore, el súper más cercano (aunque está como a 4 kms) a comprarme algo para desayunar. Hago autostop y, como siempre, no tengo que esperar mucho. Me recoge Steve, un neozelandés que ha decidido quedarse a vivir aquí y se está construyendo una casa. Le pregunto que cómo ha podido comprarse un terreno, y me da la típica respuesta: se ha casado con una mujer de aquí. Es la única forma. Aunque su casa está un poco antes, me lleva hasta el súper.

En el súper me compro unas barritas de frutos secos, leche de almendras, tahini, pan, huevos y semillas de girasol. Al menos los desayunos los tengo apañados.

Para la vuelta me recogen dos australianas súpergraciosas que están dando una vuelta por la isla con su coche alquilado. Son Isi y Lisa.

Ahora, ya sí, puedo hacerme uno de mis súperdesayunos.

A las 10:30 llega Mere con Joe y nos ponemos a trabajar. Joe me dice que le pregunte todo a Mere, que él no tiene ni idea. Al cabo de un par de horas se va, diciéndome que estoy haciendo muy buen trabajo. Es tan sencillo hacer las cosas bien.

Hoy vienen más clientes que ayer. En total unos 10. La mayoría vienen para merendar. El problema de este sitio (entre otros) es que al llamarse “The Tea House” nadie piensa que es un restaurante y vienen sólo para el té.

La mayor parte de la gente pide el cake o los pankakes. Veo a Mere muy dudosa a la hora de preparar cualquier cosa. Tiene que consultar todo el rato las recetas. De hecho ha hecho un Coconut Cake que para mí gusto es un poco desastre. Luego, hablando con ella, me doy cuenta de que la mayor parte de la cocina la llevaba Matteo, y que a ella no le gusta nada cocinar y se siente bastante perdida. Dice que menos mal que se va el viernes que viene. Y es que el Viernes se marcha a Sidney y veo que me dejan a mí sólo al frente del Café… y entonces sí que nos vamos a reír. :-p

Para colmo, se nos ha acabado el sirope, la miel, los plátanos, el helado… todo lo que acompaña los pankakes… y todo el día es un no parar de pedir disculpas y apañar los platos. Bastante estresante. Y es que da la impresión de nadie se preocupa por que esto funcione.

A media jornada me apaño un arroz de cosas que Mere comparte conmigo y no le desagrada… dentro de lo poco efusivos que son en esta cultura cuando les cocinas. Ya lo tengo asumido.

Al final de la mañana viene una de las hosts de Odette (que alquila por AirBnB parte de su casa) para comer el plato de cerdo que tenemos. La primera comida que servimos desde que estoy aquí.

Joe me dijo que cuando cerrara el café, que me fuera a Avarua (la “capital”), a la oficina de Odette, que quería llevarme a Vaima’s a tomar algo con amigos suyos.

En general prefiero hacer mi vida fuera del trabajo y desconectar un poco de los hosts, pero no me parece mal plan para conocer más gente.

Voy hasta Avarua en autostop. Me lleva una pareja de turistas que están buscando un mercado donde comprar frutas y verduras.

Odette trabaja en Federal Pacific Insurance (es empleada, no dueña).

Odette está medio molesta por el mail que le mandé ayer, medio quejándome de que no sabía muy bien qué comer y que esperaba que hubiera venido ayer para preguntarle. Me dice que cómo es posible que no sepa qué comer en un lugar lleno de comida. Le explico que soy muy respetuoso con eso, y que no toco nada de la comida de los hosts sin su permiso explícito. Con esto ya se calma.

Además le explico que los anteriores woofers me metieron el miedo de que no podía comer nada de nada de lo que había para el café. Odette me explica que eso no es así, que lo único que pide es sentido común. Que coma de lo que más hay, y que respete lo que se esté acabando para los clientes del café. Tiene sentido. Me dice que el problema, especialmente con Julianne, es que decía que siendo vegetariana, necesitaba comer 2 Kgs de frutas y verduras frescas todos los días (no sé si esto es una exageración) y que Odette no puede permitirse ni siquiera el aguacate diario que se estaba comiendo Julianne. Para mí también tiene sentido. En eso suelo ser muy cuidadoso. Hay cosas que yo quiero o necesito comer, pero asumo que si son muy caras, no se las puedo pedir a mis hosts, como los frutos secos, el chocolate, el tahini.. o incluso los huevos. En esos casos, me lo compro yo. Me parece razonable que la obligación de los hosts es alimentarnos, pero no tiene que ser con la comida más cara del mercado. En eso soy muy flexible.

Así que todo aclarado, y nos vamos al Vaina’s.

Y el sitio está de lo más animado, en pleno atardecer. Tenemos una mesa reservada en la arena con sus amigos.

Odette me propuso que hiciera una paella este domingo, y le dije que sí. Con lo que no contaba es que se lo está diciendo a TODO el mundo y TODO el mundo le está diciendo que va a venir. Así que me estoy convirtiendo en el español de la isla que va a hacer una paella este domingo. No sé cuántas paellas vamos a necesitar si viene toda esta gente. Porque paellera grande… ni de coña, claro.

Poco a poco sus amigos se van yendo. Nosotros nos quedamos por si viene Maxime, su guest alemana, que se suponía que iba a venir. 

Hay música “en vivo”.

Entre comillas, porque, aunque es verdad que la chica canta en directo y muy bien, toda la música es grabada, mientras el guitarra hace el paripé.

Odette, que ya lleva algunos Gin Tonics, bromea con que me va a robar el pasaporte para que no me vaya. Me dice que hoy Mere le ha dicho que es un gusto trabajar conmigo. Que con Matteo y Julianne no se entendía. Y es justo lo que pensé. Matteo no respetó el espacio de Mere, y aquí dan mucha importancia al respeto. Mere es la hermana del dueño (Joe) y, como tal, es la encargada, por lo que ella toma las decisiones. Ponerse en una posición de “yo sé más que tú, déjame hacer a mí” es muy irrespetuoso. Es mucho mejor respetar su posición y, simplemente mostrar tu buen hacer y, poco a poco, te van dando margen para que tú hagas. Que es lo que está pasando.

Odette me insiste en que me quede más tiempo…

…y la verdad es que me tienta muy seriamente. Incluso si no me sale el curro en Castaway, me estoy planteando seriamente pedir extensión de visa y pasar algún tiempo más aquí. Pero no quiero confirmarlo hasta estar seguro de que estoy a gusto aquí, sin malos rollos. Odette sigue siendo muy germánica y Joe no es fácil, pero también me sorprendo de lo bien que voy sabiendo manejar estas situaciones sin querer salir corriendo. Es una lección de tolerancia. La gente no es como nos gustaría, pero aún así podemos convivir.

Y, además, dice que me va a conseguir una moto y me ayuda con inmigración… más facilidades, imposible.

Entre sus Gin Tonics y mis cervezas se nos hace de noche.

En vista de que Maxime no aparece, decidimos irnos. En teoría debería llevarme a The Tea House, que está justo al otro lado de la isla, y luego volverse a su casa, que está a mitad de camino, lo cual es un poco putada para ella y, la verdad, no está en condiciones de conducir. Así que me propone que conduzca yo, la deje en su casa, me lleve el coche a la mía, y que mañana la vaya a buscar a las 8 para desayunar e irnos a hacer la compra para el café y la paella.

Se agradece la confianza de dejarme su coche. Y aquí veo otra de las cosas que no dejan de sorprenderme de esta isla. Cuando vamos al coche, estoy esperando a que me dé las llaves, cuando me doy cuenta que las llaves están puestas, con el coche abierto y las ventanillas bajadas. Y el coche estaba aparcado en una de las zonas más concurridas. Pero también es verdad… ¿Quién va a robar un coche donde no puedes esconderlo? Jajajaja….

Paramos a echar gasolina, y se encuentra a una amiga a la que rápidamente le dice que voy a cocinar una paella este domingo, que se venga con su marido… Ay.

Me guía hasta el puerto, porque quiere que conozca a Marc, un catalán de Lleida que está viviendo en un barco, a cuyo dueño está ayudando a preparar para salir a recorrer el Pacífico Sur. Al final lo despertamos, claro.

También les dice lo de la paella, así que probablemente les vuelva a ver el domingo. El dueño del barco parece un hombre muy interesante, y Marc, para lo dormido que estaba, parece muy majo también.

Finalmente dejo a Odette en su casa de Matavera y me voy para Titikaveka con un cuidado extremo. 

Ha sido un día de lo más interesante. Por un lado siento que ya manejo muy bien los conflictos, sin estrés, con mucha tranquilidad y honestidad. Y por otra parte (esto puede sonar muy raro) siento que la energía de esta isla me pide que me quede más tiempo. ..

…y estoy cada vez más convencido de hacerlo.

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