29 mayo 2016
165 días viajando…
1 día en Rarotonga…
De nuevo es Domingo 29 de Mayo.
Mi habitación da directamente a la terraza de la cocina y, desde muy temprano, estoy escuchando entre sueños conversaciones en español. ¿Eing?
Me levanto finalmente a las 7:30 y me encuentro a 5 chicos desayunando en una de las mesas. Me dicen “Hello” y yo contesto “Buenos días”. Qué risa la cara que ponen.
Son un grupo de 5 amigos de Alicante, supermajos, que están pasando unas semanas surfeando por estas playas.
Algo más tarde viene Sharna, la dueña, que me saluda muy amablemente. Me da la bienvenida y charlamos un rato.
Mientras los chicos se van a la playa a surfear, yo me voy andando hasta el pueblo a comprar algo para hacerme desayuno. Pero aquí lo de andar es imposible, porque nada más salir, me para un coche que también sale del Hostel y se ofrecen a llevarme. Son Phillipe y Don, dos neozelandeses pasando unos días en la isla. Phillipe está llevando a Don a la iglesia (hoy es domingo… otra vez) y se ofrece a llevarme a mí al supermercado después. Y menos mal que ha sido así, porque al mercado al que iba está cerrado, y hay que ir al de la gasolinera, que está en la otra dirección.
Compro algunos básicos, como arroz, zanahorias, crema de coco, café, aceite, huevos…
Phillipe, que además de muy divertido, es supermajo, se espera a que termine para llevarme de vuelta.
Para desayunar me hago mi habitual arroz con zanahorias y huevo.
Una vez que he rellenado mi depósito de combustible, charlo con Sharna sobre la posibilidad de hacer la ruta que cruza la isla de norte a sur, a través de las montañas. Ella me dice que la gente normalmente se pilla un guía para eso, pero que si tengo experiencia, que no hace falta, que está muy bien señalizado. Hasta me deja un mapa para que no me pierda.
Rarotonga es la isla principal de Cook Islands, con 2/3 de los 21.000 habitantes que tiene el archipiélago.
La isla es como la de Lost, muy montañosa, volcánica, tropical y cubierta por la selva. Prácticamente toda la población vive en la costa, que está recorrida por una carretera (a veces doble) de 32 Kms (el perímetro de la isla). Todo el interior es montaña y selva.
Yo me preparo para cruzarme la isla de norte a sur, en la ruta que se ve en el mapa. Cojo agua, gorra, gafas de sol… y nos vamos para allá.
Salgo del hostel sobre las 10:30 y me dirijo hacia el oeste.
Pero, en vez de coger el desvío hacia el sur, hacia el centro de la isla, lo cojo hacia el norte por dos motivos: quiero recorrerme la isla de costa a costa (así que me tengo que ir hasta el mar) y quiero ver si encuentro algún sitio abierto en el pueblo para comprarme algo de comer para llevarme.
El súper, efectivamente, está cerrado, pero me río yo de los que no ven futuro en la energía solar.
No encuentro nada de comer, así que vuelvo otra vez al desvío hacia el interior de la isla. Son las 11:00 en punto.
Según esto tengo 3/4 de hora hasta el carpark, más 1 hora y cuarto hasta la cima (The Needle), más 2 horas hasta el otro lado. En total 4 horas. Vamos allá.
Es justo el tipo de paisajes que me entusiasman. Pura selva tropical.
A las 11:30 llego al carpark. 15 minutos antes de lo previsto. Parece que voy a buen paso.
Me leo las indicaciones y consejos (vaya, voy con sandalias, que no es muy recomendable, pero bueno…), y me pongo en marcha.
Al principio el camino es claro y sencillo.
Pero enseguida la cosa se va complicando.
El camino va siguiendo el río y, de vez en cuando, hay que cruzarlo. En caso de duda, como decía el cartel, no hay más que seguir los triángulos naranjas.
Impresionantes las marcas que dejan las raíces en la piedra.
Hay raíces por todos lados. El track es muy parecido a la ascensión del Cerro Chato de Costa Rica, pero mientras que allí los escalones eran artificiales, aquí los forman las propias raíces.
Según subo, el paisaje se va haciendo más espectacular.
A las 12:00, en la mitad del tiempo estimado, llego al desvío hacia la cima.
La cima es una roca conocida con el nombre maorí Te Rua Manga o el nombre inglés, The Needle. Por supuesto, cojo el desvío para visitarla.
En la base de la roca, a 400 m de altura, me encuentro lo que menos esperaba encontrarme aquí.
Se puede subir como hasta media altura de la roca, por un lateral, siguiendo un pequeño saliente en el que tienes que ir sujetándote a una cadena. Acojona bastante. Pero una vez arriba, la cosa merece la pena.
Hay vistas del lado norte (de donde vengo)…
…y del lado sur (a donde voy).
Al bajar me encuentro un pequeño grupo que está planteándose si subir o no. Aprovecho para que me hagan una foto.
desde abajo se aprecia mucho mejor la forma de la roca.
Y cuando me alejo… mucho más. El saliente en el que he estado es el que se ve a la derecha de la roca, cubierto con vegetación. Es menos de la mitad de la altura.
Empiezo a bajar con vistas al lado sur.
Y es curioso como cambia el camino. El lado sur de una montaña en el hemisferio sur, es como el lado norte en el hemisferio norte. Es donde da menos sol y, por lo tanto es más húmedo.
Tanto es así, que el suelo está tan lleno de barro, que patino varias veces cayendo de culo. Termino de barro hasta las cejas. Es lo que tiene ir con sandalias.
Aquí te encuentras de todo… y te preguntas qué historia habrá detrás de algo así.
Me cruzo con una famila de 4. Papá y Mamá marchosos con hijo e hija relativamente pequeños, pero lanzados a cruzarse la isla en sentido contrario. ¡Sí, señor!
Aprovecho para que me hagan una foto.
No me explico cómo crecen estas ramas…
Y a las 13:45 llego al otro carpark.
Primero visito el pequeño waterfall que hay allí…
…y después recorro el camino hasta la costa…
…donde llego a las 14:10. 3 horas y 10 minutos de paseo.
Desde allí me voy caminando hacia el este. Paso por un súper que hay abierto, donde me compro tahini (se ha convertido en un básico en mis desayunos), cacao y una lata de lentejas para cenar esta noche. También me compro unas barritas de frutos secos para comer ahora, que estoy famélico.
Desde allí sigo caminando hacia el este…
…hasta llegar a una playa chula…
…donde no hay ni dios y donde, por fin, me doy un buen baño. El agua llega por las rodillas durante los 200 metros que hay hasta el arecife de coral. Así que para bañarme, prácticamente me tengo que tumbar.
Después del baño, sigo andando hacia el este. He tenido una idea. Y es que he visto en el mapa que The Tea House, el café regentado por Odtte (la primera host con la que contacté aquí y que me derivó a Sonja en Aitutaki) está bastante cerca, así que he pensado en hacerle una visita. A ver si está abierto en domingo.
Para ello paso por lo que llaman “La Mitad del Camino”, que es el Km 16 de la carretera que empieza en Avarua.
Estoy, literalmente, al otro lado.
Paso también por el alojamiento del representante de la Reina de Inglaterra. Y es que Cook Islands también está en la Commonwealth.
Y, finalmente…
Y allí me encuentro con Odette, una encantadora alemana que me recibe con muchísima alegría y sorpresa. Y tanto que se acuerda de mí. Me presenta a su helper Marco, de 20 años, también alemán, y que también va a Aitutaki a trabajar para Sonja dos días después que yo. Así que ahí nos encontraremos.
La conexión entre Odette y yo es inmediata, especialmente cuando le digo que me dedico a temas de teatro (quiere hacer un anuncio de su establecimiento) y a temas informáticos (tiene un disco duro que no le funciona).
Le digo que a mí me encantaría trabajar para ella cuando vuelva de Aitutaki, y ella me dice que por supuestísimo. Que si hace falta, echa a alguien para dejarme sitio (literal).
Así que, casi sin buscarlo, ya tengo resuelto mi HelpX en Rarotonga. Mi plan es estar 1 o 2 semanas en Aitutaki (es una isla pequeña y no creo que dé para mucho más) y luego estar más tiempo en Rarotonga.
También me habla de unas pequeñas islas que hay al norte, que forman parte del archipiélago, y que no son turísticas. Ningún avión va para allá. Sólo se puede ir en barco. Y la gente allí vive de lo que produce. Fundamentalmente cultivo de vegetales, pesca y cultivo de perlas. Me dice que me puede ayudar a contactar con alguna familia de allí que estaría encantada de acogerme para vivir con ellos una temporada, trabajando y conviviendo como uno más. Que sólo necesito encontrar algún barco que quiera llevarme hasta allí.
Me parece la gran idea. Cuando esté de vuelta en Rarotonga, me pongo con ello.
Para volver al norte, pensaba hacer autostop, pero Odette me dice que tiene que ir con Marcos a Avarua, justo al lado de mi hostel, a visitar a una amiga, así que puede llevarme. Miel sobre hojuelas.
Cuando llegamos a Avarua me ofrece llevarme a mi hostel o acompañarles a casa de su amiga. Yo me apunto a un bombardeo, que de eso se trata, de vivir experiencias.
Su amiga tiene una propiedad que incluye varios bungalows, y Odette le está ayudando a que los ponga en AirBnB. Así que se ha llevado a Marcos para que haga las fotos.
En algunas de ellas, me piden que salga yo de modelo. Jajaja…
La dueña de la propiedad se dedica al cultivo de orquídeas.
Y, además, tiene frutas de la pasión…
…cocinas de gas (¿?)…
…y montones de cocos.
También tiene montones de Breadfruit, y quedamos en que mañana me paso por ahí para llevarle 3 o 4 a Sonja, que siempre se queja de que en Aitutaki no hay.
Me despido de Odette hasta dentro de unas dos semanas, cuando vuelva de allá. Ella me regala un aguacate enorme de su jardín y unos limones del jardín de su amiga. Más maja…
Y me voy al hostel a hacerme la cena.
Me vuelvo a encontrar con el grupo de alicantinos, y esta vez no se me escapan sin hacerse una foto conmigo.
Para cenar me hago un arroz con zanahorias, lentejas, huevos y aguacate…
…y ceno con mis amigos, compartiendo experiencias de nuestros viajes.
Si hago repaso (que es lo que acabo de hacer aquí), es impresionante la cantidad de cosas que me han pasado sólo en el primer día en este país. Y todas buenas. Se cumple mi intuición de que este va a ser un destino especialmente maravilloso e importante en mi viaje.
Ahora son casi las 2 de la madrugada. Se me ha ido la noche escribiendo los dos últimos días, pero me apetecía dejarlo hecho.
El plan para mañana es levantarse de tranqui, saludos al sol (los alicantinos quieren hacerlos conmigo. Va a ser la fiesta), desayuno y tengo que dejar la habitación a las 10h. Supongo que no habrá problema en dejar aquí mis cosas. Mi duda es si me dejarán hacerme la comida. Mañana le pregunto a Sharna.
Por la mañana me daré una vuelta por los alrededores, y por la tarde me ha recomendado Odette que vaya a The Islander, que es el mejor sitio para esperar un vuelo, con bebidas muy baratas y zona de relax con vistas al mar.
Mi vuelo sale a las 18h y resulta que Sharna, la dueña del hostel, vuela también conmigo, ya que va a pasar una semana a Aitutaki. El vuelo va a ser divertido, porque es en avioneta. Un vuelo de 200 kms entre islas.
Así que mañana será…
…otro día en el paraíso.
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