Camboya (Kep) – Saliendo de la Zona de Confort

by | 10 Jul 2017 | 0 comments

28 junio – 10 julio 2017

571 días viajando…
42 días en Kep…

Paseos por Kep…

Sigo usando la excusa de pasear a los perretes Pancho y Moli que estoy cuidando aquí en Kep (Camboya), para conocer los alrededores y tomarme algo en alguno de los sitios chulos de la zona.

Me encanta ir a L’Epi d’Or a tomarme un café por las mañanas…

…donde ya me atrevo a dejar a Pancho suelto (a Moli, ni de coña, que es una aventurera). Pero voy a tener que restringir mis visitas. Los 2 USD (1,75€) que me cobran por un café americano es un poco excesivo para mi escaso bolsillo.

Donde sí sigo yendo de vez en cuando es al Sailing Club, ya que tienen happy hour de 17 a 19h, y te puedes tomar un cocktail por 2’5 USD (2,20€) viendo la puesta del sol… y me dejan llevar a los perretes.

Aunque he probado el especial de la casa…

…mi preferido sigue siendo el margarita.

Y, como decía, estoy probando a llevar suelto a Pancho en lugares donde no pasan coches, como a la salida del Sailing Club…

…o por la playa de Kep.

Aunque hay cosas que aún le asustan… como los drones!

Renovación de Visado…

El pasado 30 de junio me caducaba el visado de 1 mes que tenía para estar en Camboya, así que mi vecina Pilar, que es un amor de persona, me asesoró sobre cómo hacer la renovación y me llevó en coche hasta Ha Tien, la frontera terrestre con Vietnam que está apenas a 40 minutos de Kep.

La frontera consta de dos puestos fronterizos, uno perteneciente a cada país. Antes de llegar, te “asaltarán” un montón de locales en moto ofreciéndote llevarte al otro lado, pero no merece la pena, son apenas 200 metros andando.

El procedimiento fue el siguiente:

1) Salir de Camboya: Primero hay que acceder a las oficinas del puesto fronterizo de Camboya, en la mesa que pone Check-Out, para solicitar la salida. Ahí comprueban que no te has pasado de fecha y te sellan el pasaporte conforme has salido. Se hace en un momento ya que no hay cola.

2) Cruzar a Vietnam: Cruzas andando hacia el puesto fronterizo de Vietnam. En ese momento estás en tierra de nadie. Me pregunto si me asaltan o me matan ahora… ¿quién se ocupa? :-p

Si miro para atrás, veo el puesto fronterizo de Camboya…

Y si miro para delante, se ve claramente que estoy entrando en Vietnam.

Y ahí están las oficinas de la frontera de Vietnam.

3) Solicitar la entrada a (y salida de) Vietnam: Primero llego a un mostrador donde tengo que rellenar un formulario de entrada. Cuando lo entrego, tenemos esta divertida conversación:

– Aquí tiene.
– 2 dólares.
– ¿Eing? ¿Pero no se supone que los ciudadanos españoles pueden entrar gratis a Vietnam por 14 días?
– 1 dólar.
– Vaaaaale…

Ya iba sobre aviso. Efectivamente la entrada a Vietnam es gratis, pero siempre intentan sacar una “propinilla”. Se podría discutir (siempre de buen rollo), pero por un dólar tampoco merece la pena.

Me sellan el formulario y voy al siguiente mostrador de check-in. La señorita que me atiende, muy amable, me pregunta que cuanto tiempo voy a estar y le digo la verdad: nada. Que voy a dar media vuelta y vuelvo a Camboya, que lo hago por la renovación de mi visado, pero le prometo que el mes que viene vuelvo a Vietnam y me quedo. A la mujer le hace gracia y me hace ella misma el trámite de check-in y check-out, que no es más que sellarme el pasaporte dos veces, de entrada y salida (no hay que pagar nada). Así que mi estancia en Vietnam se ha limitado a un minuto escaso y vuelvo sobre mis pasos a Camboya.

4) Re-entrada en Camboya: Vuelvo a las oficinas del puesto fronterizo de Camboya. Primero hay que ir al mostrador de pagar. El funcionario es un camboyano con cara de pocos amigos y en camiseta de tirantes. Cuando llego, con gesto de cansancio se levanta y se pone la chaqueta del uniforme. Me entrega un impreso para rellenar. Una vez rellenado y entregado me hace un gesto como diciendo “y ahora el dinero”.

Y aquí también iba preparado. El visado de turista de un mes en Camboya cuesta (en teoría) 30 USD, pero siempre intentan sacarte algo más. Pilar me contó el caso de una amiga suya a la que le pidieron 60 USD y como ella no sabía nada, los pagó. Lo gracioso es cómo te tantean para ver cuánto te pueden sacar. Yo llevaba en la cartera 30 USD preparados, más un billete extra de 5 USD por si acaso. El resto del dinero lo llevaba escondido. 

Como decía, el funcionario me pide el dinero con un gesto, sin indicarme ninguna cantidad (tampoco se especifican tarifas en ningún cartel, no como en el aeropuerto). Yo pongo sobre el mostrador 30 USD. Los coge, los cuenta y me hace gesto de “dame más” y me dice “son 35 USD”. Se lo intento discutir un poco, con una sonrisa y cara de sorpresa… “¿Cómo? ¿Pero si en la web pone que son 30 USD?, etc…”. Pero veo en su actitud que va a ser duro de pelar, y tampoco merece la pena el esfuerzo por 5 USD, así que los pago. Estaban dentro del margen que tenía asumido.

Después voy al mostrador de check-in donde me pegan en el pasaporte un nuevo visado de entrada a Camboya… y ya está. Ya puedo estar sin problemas hasta el 30 de julio, que es precisamente mi plan.

En total una media hora de gestiones y 36 USD. Así de Fácil. Y es que Camboya tiene fama de ser uno de los países donde es más fácil emigrar. No ponen pegas para entrar, te permiten renovar el visado casi indefinidamente y te dan permiso de trabajo por unos 100 USD/año. Es por ello que me contaban que se ha vuelto un poco un coladero, perfecto para gente que quiere huir o esconderse. 

Me reúno con Pilar que está tomándose un agua de coco y nos volvemos para Kep. Por el camino me enseña un acceso a Angkoal Beach desde la carretera y me aconseja que vaya un día allí con la moto, pero por la carretera de la playa, que es una excursión muy chula.

Moto “nueva”…

El 1 de julio voy en bus a Kampota reunirme con Gil, un francés que regenta el Dog Club de Kampot, el lugar donde Sara me recomendó dejar a los perretes si tenía que ausentarme alguna vez. Llevaba unos días de negociaciones entre Sara y Gil para comprar para Sara la moto de Gil por 300 USD. Así que por fin voy a por ella.

La moto es una Daelim de 125cc semiautomática, muy típica en Asia. La única pega que me ponía Sara es que no tuviera asiento de atrás ni cesta, así que voy con Gil a su taller de confianza en Kampot donde, por 10 USD le ponen ambas cosas más un cambio de aceite.

Me encantan los talleres de Asia. No son como en Europa que hay que pedir cita previa, dejar tu vehículo y volver a por él varios días después. No, aquí nada más llegar, te ofrecen una silla para que te sientes y te arreglan las cosas en el momento y por poquísimo dinero, como se puede ver.

Eso sí, la he estrenado pero bien. Pocos días después de comprarla, bajando la cuesta de tierra que da acceso a la casa…

…la moto me patina y me voy al suelo. Ahora entiendo por qué mi amiga Sophia nunca llevaba sandalias en la moto.

Nada grave, sólo unos rasguños. Pero en países tropicales es muy importante mantener las heridas limpias y desinfectadas. Es de lo más fácil que una herida se infecte. Así que me compro alcohol y gasas y me hago curas diarias. En un par de días las heridas están cerradas y sin rastro de infección.

A la moto se le rompe un trozo del embellecedor de plástico, pero la llevo al “taller especializado” que me recomiendan en Kep, el que hay justo antes de llegar al Oasis Guesthouse, donde me lo arreglan en el momento con un soldador de estaño!

Lo hace con una meticulosidad tan exagerada que se tira como media hora para dejarlo perfecto… ¿y cuánto me cobra? Pues 1 USD (88 céntimos de euro). Y queda como nuevo.

Excursión en moto a Angkoal Beach…

Aprovechando que ya vuelvo a tener moto y, siguiendo el consejo de Pilar, el 5 de julio me hago una excursión hasta Angkoal Beach.

Y resulta una experiencia maravillosa.

Esta carretera es paralela a la carretera principal que lleva al mercado de Kep y se puede coger por cualquiera de los desvíos que hay después del Kep Coffee. La carretera está sin asfaltar, pero es bastante plana y amplia.

Durante todo el trayecto, tengo el mar a mi derecha. Poco después de salir de Kep paso por una pequeña aldea.

Y, a partir de ahí, el camino se abre.

El día es muy soleado y ya he aprendido a ir completamente cubierto para protegerme del sol. Manga larga, pantalones largos y pañuelo al cuello. Incluso por aquí se ven mujeres con guantes. Los camboyanos consideran atractiva la piel blanca y se protegen mucho del sol.

Por el camino me voy cruzando con gente trabajando o niños jugando. Todos me sonríen y saludan. También veo búfalos de agua.

Y de repente y sin previo aviso, poco antes de llegar a Angkoal Beach, la carretera termina así de abruptamente.

Sigo las huellas de otras motos que van por la izquierda para ver si puedo continuar, y me encuentro el lecho de un arroyuelo que parece casi seco, pero cuando intento cruzarlo se me hunde la rueda delantera y doy (con dificultad) marcha atrás. No me arriesgo a quedarme atascado aquí, sin nadie a la vista.

Doy un rodeo hacia la izquierda, hacia una pequeña plantación al lado de una casita de la que sale un hombre que se da cuenta de que ando perdido. Por supuesto no habla nada que no sea Khmer, pero por gestos le digo que quiero ir hacia el este, siguiendo la costa. Él lo entiende enseguida porque no debo ser el único que se pierde por aquí y necesite encontrar la continuación de la carretera. Me acompaña andando haciéndome gestos de “vas por aquí, luego por acá y… boom!”. El “boom” es literal y lo dice cuando me muestra el lugar suficientemente seco por donde puedo cruzar con la moto. Le agradezco infinitamente su amabilidad y le pido si se puede hacer una foto conmigo. Acepta encantado.

Y éste es el lugar por donde finalmente consigo cruzar.

El camino termina, aparentemente, en una pequeña playa donde hay una familia preparando redes de pesca, y dos hombres cogiendo cocos.

Por lo que veo, la única manera de seguir es por un camino que va sobre la arena de la playa. Pienso que no va a ser posible, pero veo que una mujer local lo hace, así que la sigo. No es fácil, ya que las ruedas se hunden en la arena, pero despacito y casi empujando consigo por fin pasar la playa.

Un poco más allá el camino se estrecha bastante hasta una pequeña aldea.

Aún no estoy en Angkoal Beach, pero aquí también tienen playa…

…completamente llena de plástico, como en toda Asia. Desde ahí pregunto (por gestos) cómo llegar a Angkoal y me indican el camino. Finalmente llego poco después a la aldea que hay al lado de la playa.

La playa está aún peor que la anterior. Es difícil encontrar una parte de la costa de por aquí que no esté llena de plástico. No hay procesamiento de la basura, al final todo se tira al río, del río llega al mar y finalmente a la playa.

Me quedo un rato dando una vuelta por la aldea, para sorpresa de todo el mundo, que no deben estar muy acostumbrados a ver extranjeros en una zona tan poco turística. Compro una col en un puesto de la calle y me todo una cerveza en algo que tiene mesas y que deduzco que es un sitio para tomar algo.

Para volver, decido coger un camino diferente para variar, yendo hacia el norte hasta la carretera principal. El acceso a la carretera está marcado con un enorme arco.

He hecho un “pequeño” vídeo-resumen de la excursión. Es un poco largo, pero creo que merece la pena para hacerse una idea de cómo es aquello.

Ha sido una excursión genial. Tengo que hacer más a menudo lo de coger la moto y explorar los alrededores.

Yoga…

Dentro de mis rutinas diarias sigo siendo enormemente constante con el Yoga mañanero. Ademas, lo hago muy bien acompañado.

Y es sorprendente lo constante que estoy siendo, porque muchas veces me da una pereza horrible hacer media hora de ejercicio intenso nada más levantarme, pero noto tanto los beneficios y avances (física y mentalmente) de haber sido tan constante este año y medio, que es motivo suficiente para vencer la pereza.

Fauna local…

Es interesante ver como Asia no es para todo el mundo. El sureste asiático es una zona tropical y, en general, bastante rural. Eso implica que hay mucha “fauna”. Es algo a lo que hay que acostumbrarse y que he visto gente aquí llevarlo especialmente mal.

Cuentas…

Junio ha sido un mes muy parecido a mis primeros meses de viaje en cuanto a gastos.

GASTOS:
  • COMIDA:
    • Comer fuera:                          61,07€
    • Comprar comida:                      130,94€
    • Cafés:                                23,62€
    • Bebidas:                              45,20€
    • SUBTOTAL:                            260,83€
  • TRANSPORTE: 
    • Bus:                                   2,00€
    • Ferry:                                 6,00€
    • Taxi:                                  4,00€
    • Gasolina:                              7,00€
    • SUBTOTAL:                             19,00€
  • OTROS: 
    • Piscina y Exposiciones:                5,60€
    • Visado Camboya:                       32,03€
    • Postales:                              4,20€
    • Conexión Internet:                     1,00€
    • Pilas:                                 1,60€
    • Champú:                                3,60€
    • SUBTOTAL:                             48,03€
  • TOTAL:                                 327,86€

Mi ideal es siempre intentar gastar menos de 400€ por mes y compensarlo con algún tipo de ingreso. Lo segundo está siendo difícil, pero al menos vuelvo a contener mi gasto.

Y es que es difícil no gastar. Al final siempre necesitas salir a tomarte algo. Aunque como se puede ver, la mayor parte de mi gasto es inevitable: comer. Y es que es lo único malo que tiene Housesitting, que no incluye la comida.Mis saldos mensuales quedan, pues, tal que así:

  • DIC’15:              345€    (Media: 345€)
  • ENE’16: 393-19 =     374€    (Media: 360€)
  • FEB’16:              387€    (Media: 369€)
  • MAR’16: 468-290 =    178€    (Media: 321€)
  • ABR’16: 301-39 =     262€    (Media: 309€)
  • MAY’16:              880€    (Media: 404€)
  • JUN’16: 925-12 =     913€    (Media: 477€)
  • JUL’16: 765-30 =     735€    (Media: 509€)
  • AGO’16: 602-507 =     95€    (Media: 463€)
  • SEP’16: 864-641 =    223€    (Media: 439€)
  • OCT’16:            1.090€    (Media: 498€)
  • NOV’16: 706-753 =    -47€    (Media: 453€)
  • DIC’16: 1178-1057=   121€    (Media: 427€)
  • ENE’17: 760-1529 =  -769€    (Media: 342€)
  • FEB’17: 768-276 =    492€    (Media: 352€)
  • MAR’17: 1052-106 =   946€    (Media: 389€)
  • ABR’17: 818-67 =     751€    (Media: 410€)
  • MAY’17:            1.326€    (Media: 461€)
  • JUN’17:              328€    (Media: 454€)
  • TOTAL:            8.630€
  • MEDIA MENSUAL:      454€

Recupero un poco mi media mensual, pero sigue estando por encima de los 400€.

Planes…

El día 25 de julio, en apenas dos semanas, vuelve Sara. Va a ser muy emocionante ver cómo la reciben sus perretes después de dos meses fuera. Prometo vídeo.

Yo me quedaré aquí con ella hasta el 30 (pasaré aquí mi cumple, que es el 26), para ponernos al día, enseñarla a conducir una moto semiautomática y apurar mi visa. 

Y el día 30 de julio me cogeré un bus hasta Ho Chi Minh (Saigón), donde me quedaré hasta el día 3 de agosto, día en que llega mi maravillosa amiga Mer de Madrid a visitarme y para recorrernos Vietnam en moto durante las siguientes 3 semanas. Es un planazo.

¿Y después? 

Ni idea… ya veremos. 😉

Conclusiones…

Es muy interesante comprobar hasta qué punto nos cuesta dejar la zona de confort, incluso estando tan (en apariencia) fuera de la zona de confort.

Dejé mi zona de confort hace año y medio cuando dejé mi trabajo, mi casa y mis amigos, me compré un billete de sólo ida a Australia y me puse a viajar. Pero mi forma de viajar supone pasar pequeñas temporadas de 1 o 2 meses en cada sitio, ya sea haciendo HouseSitting, HelpX o WorkAway, y ahí es donde me creo mis pequeñas rutinas que acaban convirtiéndose en una nueva y pequeña zona de confort. Y es curioso cómo a veces me cuesta salir de ella. La idea de coger la moto y ponerme a explorar por ahí, puede parecer una tontería, pero me produce cierto miedo frente a la comodidad y seguridad de estar en casa. Y es curioso porque, cuando lo haces…

Dibujo de La Flaca

…descubres que es ahí donde la magia ocurre. 

Mientras estaba haciendo mi excursión en moto, disfrutando como un niño, me preguntaba… “¿y por qué no hago esto más a menudo… o incluso todos los días?”. Pues por eso, porque nos cuesta salir de nuestro confort, ya sea un trabajo, una familia, una pareja, una casa, una serie de Netflix…

E insisto en esto: no hay obligación en salir de la zona de confort. No se tiene que convertir en una obligación o una presión constante. Sólo hay que ser consciente de que si te gustan la aventura y las emociones, tienes que buscarlas ahí fuera, donde la magia ocurre. Pero si prefieres la estabilidad y la tranquilidad y no te gustan las emociones… es igualmente válido. Lo único que realmente importa es la libertad, sentir que haces lo que haces libremente. Como decían muy bien dicho en Mad Men

¿Haces lo que quieres o lo que se espera de ti?

Buenas noches…

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