Australia (Tasmania) – Haciendo carbón vegetal

by | 27 Dec 2015 | 3 comments

26 diciembre 2015

9 días viajando…
5 días en Tasmania…

5º día en Tasmania. Hoy me salto el yoga para descansar la espalda. Cada vez me siento mejor aquí. Me voy adaptando al trabajo de campo y me gusta.

Una de mis primeras tareas después del desayuno es dar de comer a las gallinas:

Me encantan los pollitos intentando hacerse un hueco para que les dejen comer.

A media mañana se pone a llover, asi que Shio y yo nos tomamos un descanso en la sala de los Helpers. 

Es nuestra sala de estar, lo que nos permite tener cierta privacidad. La verdad es que es un espacio estupendo. Aquí es donde dormia Fanny y por eso antes era más difícil de usar, pero ahora tenemos mucho más espacio. 

Al rato Mike nos propone que aprovechemos para plantar las semillas en los semilleros de la Hot House (invernadero).

Es un trabajo interesante, ya que podremos ver crecer las distintas verduras, antes de plantarlas en el huerto. Y eso también me permite ver cómo son las semillas de lo que comemos.

Algunas de las verduras de aquí no son muy habituales en España. Plantamos celery (apio)…

…Rhubarb (ruibarbo)…

…Brócoli…

…kale cavolo nero (un tipo de berza)…

…chinese greens (verduras chinas… vete a saber qué son)…

…egg plant (berenjenas)…

…y varias cosas raras… 

Después de comer pasamos la tarde en la sala de los helpers, donde tenemos una visita…

Otro pademelon madrugador (se supone que son nocturnos).

Al atardecer Mike nos propone quemar las malas hierbas que hemos ido acumulando en el pozo de quemar. Aprovechamos que llueve para hacerlo, ya que, en otro caso, es muy alto el riesgo de incendio. También aprovechamos para hacer carbón vegetal (aquí lo llaman charcoal) que se puede utilizar para barbacoas o, en el caso de Mike, como sustrato para plantar.

El proceso es muy interesante. Se empieza quemando toda la maleza acumulada.

Después se va añadiendo leña para lograr un buen fuego.

Cuando quedan las brasas…

…se esparcen de forma homogénea y sobre ellas se pone una capa lo más plana posible de madera,de forma que lo cubra todo. Se deja que suba el fuego y luego se pone otra capa, así hasta llenar casi el pozo.

Finalmente se cubre todo con estiércol o, en su defecto, como en nuestro caso, con sustrato, es decir, la primera capa de tierra húmeda y fértil del suelo.

Una vez hecho, se moja para asegurarse que no entra oxígeno. La idea es que toda la leña se queme en el interior (donde hay una temperatura enorme) pero casi sin oxígeno. Finalmente se tapa y se esperan unos dos días a que se queme todo.

La verdad es que no dejo de aprender cosas. 

Países como Australia o Nueva Zelanda, son países altamente rurales, donde gran parte de la población posee una extensión de tierra con su casa y hace algún tipo de cultivo. Para la gente de aquí es normal. Hay ciudades, claro, pero no están inmensamente pobladas. Tengo la sensación de que en España, la mayor parte de la población vivimos en grandes ciudades y no sabemos ni de dónde viene la comida que comemos. Por eso todo esto me está resultando tan aleccionador.

También es posible que esa sea mi perspectiva por venir de Madrid y estar ahora en una granja. Seguro que alguien que viniera de un pueblecito de España y se fuera a vivir a Melbourne, tendría una visión completamente contraria… 😉

Me siento relajado, pero a la vez con ganas de más experiencias. Voy mirando la posibilidad de ir a otros sitios, y me emociona una barbaridad. La sensación de no tener límites ni de espacio ni de tiempo es abrumadora, pero a veces me asalta la impaciencia y lo quiero todo ya, y esa no es la idea. Debo pasar un tiempo mínimo en cada sitio para que la experiencia sea completa. Doy por hecho que habrá sitios mejores y sitios peores, experiencias buenas y experiencias malas. Pero todo ello forma parte del aprendizaje que es este viaje. Incluso las experiencias malas no lo serán tanto en la medida en que yo las reciba.

Por ejemplo, en el vuelo que me trajo, en el trayecto más largo (Dubai-Bangkok-Sidney: 15 horas) la persona que tenía al lado era un hombre muy corpulento que olía terriblemente a sobaco. Entre lo apretado que iba, y el tufillo, en otra época, me hubiera jodido el viaje y habría ido todo el rato cabreado. Pero mi actitud ahora es la de “Todo pasa por algo y todo forma parte de algo que debo aprender”. Y no es conformismo. Sigo siendo terriblemente inconformista. Es… fluir. Las cosas son como nos las tomamos. Ni más ni menos.

3 Comments

  1. Rosa Martín

    Maravillosa tu vivencia. Además me emociona tu última reflexión "todo pasa por algo y forma parte de algo que debo aprender" y que yo debería empezar a aplicar cuanto antes.

    Reply
  2. Leo Callejero

    La vida se ha ido encargando de recordármelo con frecuencia. Todo pasa por algo…y cuanto más lo aceptemos, más fluimos y más felices somos. 🙂

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  3. Angel F.L Fernandez

    No estoy de acuerdo en el "todo pasa por algo" porque seria creer en el destino y es una especie de "religion" para dummies para poner excusas a lo que va pasando.
    Me flipa todo, y estoy aprendiendo contigo, parece que lo sabemos todo y no tenemos ni puta idea de lo esencial, lo basico, lo que comemos.
    Gracias Pablo!!

    Reply

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