Nueva Zelanda (Rangataua) – Subiendo al Ngauruhoe

by | 30 Mar 2016 | 0 comments

30 marzo 2016

104 días viajando…
16 días en Rangataua…

8:00 – Esta vez me he puesto el despertador directamente a las 8:00. Lisa ya se ha ido y me encuentro a Susan muerta de frío en la casa. 

La verdad es que hace bastante más frío que ayer. Me preparo la mochila con más o menos lo mismo, me hago más o menos el mismo desayuno que ayer y me voy a la carretera a probar suerte.

8:25 – No he tenido que esperar mucho hasta que me recoge Simon. Va a Ohakune, pero ya me vale. 

Me deja en le mismo sitio que me dejaron ayer, a la salida del pueblo. Tengo un deja vú… :-p

8:45 – La espera no es demasiado larga. Me para Graham, que tiene una granja de ovejas y vacas cerca de Ohakune. Dice que su granja no es muy grande… de apenas 1.200 ovejas. Que las de verdad son las de 30.000. ¡Virgen santa!

Y tengo la ventaja añadida de que va hacia a Turangi, por lo que me puede dejar directamente en la entrada al Parque Nacional. 

9:25 – Sólo me quedan los 7 Kms de camino de grava que hay hasta el aparcamiento. 

Decido empezar a andar y hacer autostop cada vez que pase un coche… así doy más penita…

…y el tercer coche que pasa se apiadada de mí. En él viajan dos canadienses, Jamilla y Kandle, y un australiano, Twan. Son un grupo de lo más divertido. Me doy cuenta que en el coche está sonando una música que me es familiar, y enseguida caigo: Es El Fantasma de la Ópera. Jamilla me pregunta si me gusta, y me advierte que es condición indispensable para seguir en el coche. Así que, aunque Webber no es mi santo de mi devoción, admito que el Fantasma me gusta. Y es que, efectivamente, Jamila es una frikifan de los musicales, así que ya tenemos conversación para largo. Me pregunta si he visto Billy Elliot (porsupu, en Londres), flipa cuando le digo que fui Brian en la producción española de Avenue Q y yo flipo cuando se me pone a hablar de Urinetown, un musical casi desconocido, pero divertidísimo, de 2001, del que yo llegué a tener los derechos para hacerlo en España y que ambos vimos en Londres hace un par de años.  

9:45 – He llegado a Mangatepopo sólo 5 minutos más tarde que ayer a pesar de levantarme una hora más tarde. El aparcamiento está bastante más lleno, pero conseguimos dejar el coche más o menos apañado. 

Ellos van a hacer el Crossing y yo voy con un único objetivo, subir el Ngauruhoe y volver.

10:07 – Ellos van por delante, porque llevan un ritmo que no sé yo si podrán mantener cuando empecemos a subir.

10:15 – Voy a 5 Kms/h exactos. Voy repitiendo los lugares de ayer…

10:37 – Sigo en el mismo ritmo. Los chicos aflojaron el paso y se han quedado definitivamente atrás. 

10:40 – Llego al desvío de las cascadas de Soda Springs. Esta vez me doy cuenta de que se pueden ver a lo lejos. Igual me paso por ahí a la vuelta.

10:55 – Empezamos la subida. Me encanta ver que un bebé no es impedimento para hacer estas cosas.

11:00 – Zona habitual de parada y descanso. Hoy hay un montón de gente haciendo la travesía.

11:15 – Y ahí está, el Ngauruhoe, esperándome. Según la indicación son 3 horas ida y vuelta. Vamos a por ello.

11:20 – Empiezo a acercarme.

Desde aquí se pueden ver claramente las distintas rutas de subida que se han ido formando la gente. Me han recomendado que coja el desvío hacia la izquierda para ir por la zona que se ve con más relieve, que es de roca más sólida. Lo que se ve justo en el centro es todo grava volcánica y es muy resbaladiza. 

Más claro no lo pueden decir.

El “camino” está indicado por una serie de postes azules.

11:35 – Empieza la subida fuerte. Aquí no se aprecia el desnivel, pero es de unos 45º. Lo suficiente como para que todo lo que pisas se vaya hacia abajo.

11:40 – Llego al último poste azul, como diciendo… “a partir de aquí te las apañas solo, no hay camino”.

Cuando tomo una foto en horizontal hacia mi derecha, entonces sí se aprecia la inclinación.

Llego a la zona de roca sólida y se hace algo más fácil ir trepándolas. Intento no tener a nadie por encima ni por debajo, porque es tremendamente fácil pisar una roca que esté suela y salga rodando. Lo más importante es irse fijando bien dónde se pisa. 

Sube bastante gente. Veo a algunos pasando serias dificultades y mal equipados. Adelanto a un hipster con una cámara enorme que no me parece lo más cómodo para subir, pero lo que más me llama la atención es que lleva puestos unos cascos, probablemente oyendo música. No me parece lo más prudente cuando necesitas muy especialmente escuchar las rocas que caen.  Y caen, yo ya he visto unas cuantas rodando. Cada vez que empuejo una roca, me fijo bien dónde cae y aviso si veo gente. Esto es muy importante.

11:50 – Las vistas empiezan a ser impresionantes.

Se va acabando la zona de roca sólida y se hace más difícil la subida. Me tengo que parar cada poco para respirar.

11:57 – Veo en la zona de grava suelta a mi derecha a gente bajando casi como si esquiaran, dejándose resbalar. Voy a tener que probar eso a la vuelta. 🙂

Tengo por encima de mi a las Pink Ladies, dos chicas con pijamas rosas (!!). Las adelanto con cuidado para no soltar ninguna roca.

12:15 – Llego a la zona de piedra pómez. Las rocas son ahora rojizas y mucho más ligeras.

12:20 – Y vuelven a aparecer los postes… “venga, a partir de aquí te marcamos de nuevo el camino”.

Estoy ya solo a dos pasos de la cima. Se ha hecho bastante duro pero lo estoy disfrutando muchísimo.

12:30 – ¡¡Llego a la cima!!

Y resulta que la cima es un cráter de película.

Ha sido una hora y 10 minutos de subida, aunque se me ha hecho mucho más largo, la verdad.

Desde aquí hay unas vistas impresionantes de los sitios por donde pasé ayer: el Volcán Tongariro, el South Crater (marrón), el Blue Lake (blue)…

Me voy a una zona apartada, sin nadie, y hago un meditación maravillosa. Este sitio tiene algo mágico.

Aprovecho para hacer un homenaje a mis botas, cuando se acerca su fecha de jubilación. Me las regaló mi hermano Santiago hace ya unos 20 años y desde entonces han recorrido montañas y ríos por muchas partes del mundo, desde Ecuador hasta Nueva Zelanda, y es impresionante lo bien que siguen estando. 

Lo único que delata estos 20 años de uso son sus suelas. El día que use unas botas con buena suela voy a sentir como si usara pies de gato.

13:05 – Decido hacer algo que nadie está haciendo, pero que no parece muy difícil, y es darle la vuelta al cráter andando. Al principio pensaba que no sería accesible, pero según lo voy recorriendo veo que es fácil, comparado con la subida que acabamos de hacer.

Aquí un ovni que se acerca…

Desde el lado más bajo las vistas del cráter son incluso más espectaculares…

… como también lo son las vistas del Monte Ruapehu.

13:10 – Voy completando la vuelta. No hay ningún obstáculo realmente insalvable. Sólo hay que ir con un poquito de cuidado para no caer dentro del cráter. 😉

13:23 – Encuentro el punto más alto, marcado con un palito.

13:33 – Desde ahí decido irme hasta otra cresta que está en el lado norte desde donde sale humo y donde me encuentro a una pareja de argentinos que me hacen algunas fotos chulas.

Y aprovecho para grabar un vídeo. 🙂

13:45 – Empiezo la bajada. Busco irme todo lo que puedo hacia la izquierda buscando la zona de grava suelta que vi cuando subía. Para ello atravieso una zona de rocas bastante empinadas y difíciles…

…pero consigo llegar a la grava y, a partir de ahí, es pura diversión.

14:05 – Llego de nuevo a la zona marcada con postes azules.

Bajar a lo loco implica algún resbalón que otro… pero nada grave.

14:20 – ¡Y lo terminé!

Ha sido 1:10 de subida y 35 minutos de bajada. Lo de las 3 horas está puesto de modo muy conservador. Se comenta que igual terminan prohibiendo el subir, porque por más que advierten que es peligroso, se sigue subiendo sin preparación ni cuidado y ocurren accidentes con demasiada frecuencia. Sería una pena, porque la experiencia es única.

Emprendo el camino de vuelta. A pesar de que el pronóstico decía que hoy haría mucho mejor tiempo que ayer, se está empezando a nublar peligrosamente. los cambios de tiempo aquí son impredecibles y pueden ser un problema cuando se hace una ruta de 7 horas sin atajos.

14:50 – Llego al desvío de las cascadas de Soda Springs. Aunque estoy bastante cansadete, decido ir a visitarlas.

Se llega en apenas 5 minutos.

15:05 –  De nuevo en el camino de vuelta. Es curioso como se hace siempre larguísimo el último trozo.

15:30 – Desde aquí se ve el Refugio de Mangatepopo.

Hay un helicóptero sobrevolando la zona. Me creo que es un accidente, pero luego me doy cuenta que va a la zona de los baños. Creo que son los que vacían los baños “casi llenos” 😉

15:55 – Y finalmente, aparece el aparcamiento de Mangatepopo. Han sido poco más de 6 horas de excursión.

Toca volver. Empiezo a andar el camino de vuelta hasta que me recogen estos dos surfistas.

Pero sólo pueden llevarme los 7 Kms de salida del parque, porque ellos luego van para el norte.

16:15 – Saco de nuevo el dedo…

…y no tengo que esperar demasiado. Me para Richard, un chino absolutamente encantador, con su hija Annie, que es la personita más simpática y graciosa que he conocido por aquí.

Andan buscando el hotel donde se van a quedar, pero me acercan hasta National Park (la ciudad), aunque no les pilla de paso. Richard me pide la dirección de mi blog porque quiere ver esta foto (Aquí la tienes, Richard. ¡Gracias por todo!), y por el camino le enseño a Annie los vídeos del volcán y está absolutamente fascinada.

16:30 – Estoy en Natioal Park, en el mismo sitio que ayer y sólo media hora más temprano. Y ocurre algo inesperado. Pasa el tiempo y nadie para. No pasan muchos coches, pero los que pasan, no hay forma de que paren. Me fijo en mi aspecto y lo mejoro un poco (fundamental para alguien que tiene que tomar la decisión de parar en poco segundos). Nada, siguen sin parar. Se me nota el cansancio y el sol me está quemando la cara. Decido ponerme a la sombra, pero eso hace que se me vea menos.

17:45 – Hora y cuarto esperando y nada. Me empiezo a inquietar. Decido que el problema es mi actitud. Tengo ganas de ir al baño, estoy cansado y un poco de mal humor, y estoy seguro de que eso se transmite. Así que decido parar un momento, me voy a un café cercano, voy al baño, me pido un café y un sandwich de huevo y mayonesa…

…y me lo tomo tranquilamente.

18:00 – Vuelvo de nuevo a la carretera y a los pocos minutos uno de los coches que salen de la gasolinera me hace señas de que me acerque. Me dicen que van a Ohakune, que a dónde voy yo… ¿en serio?. 

Los que me salvan la vida son un matrimonio suizo que andan de vacaciones en un viaje de 7 semanas por Nueva Zelanda. Se nota que no son angloparlantes, pero lo hablan muy bien. Hablamos del tema de los idiomas en Suiza. Tienen 4 lenguas oficiales según la zona: Alemán, Francés, Italiano y Romanche (que es considerada la lengua nacional). Ellos son de la zona alemana y por eso hablan alemán.

18:45 – Me dejan en Ohakune, donde les doy infinitas gracias por haberme recogido tras hora y media de espera. Es la primera vez que me pasa, la verdad.

En Ohakune contacto con Susan, pero me dice que apenas 5 minutos antes había estado en el pueblo comprando (mecachis) y que ahora está en The Shed preparando la cena (hoy no hay inquilinos). Así que atravieso el pueblo…

…y me pongo a la salida a hacer autostop. Al poco me recoge una chica muy joven y algo extraña que me pregunta:

– Where do you go?
– To Rangataua
– You’re safe
– Eing?
– You’re safe
– Am I?
– I’m going to Rangataua too.

Vaya manera de decirme que me puede llevar. Cuando le cuento que estoy de viaje y que en Junio me voy a las Islas Cook, me dice que ella también se va para allá en dos días. Le digo completamente en serio que a ver si me puede encontrar dónde quedarme, pero se ríe… y poco más.

Cuando llegamos le pregunto, como hago con todo el mundo…

– Could I take a picture for my blog?
– Hemmmm… no.

Así que es la única de la que no tengo foto. 🙁

Antes de ir a The Shed, paso por casa de Susan a dejar mis cosas y coger algo de ropa y una toalla para darme una ducha allá. La ducha de The Shed es mucho más cómoda que la bañera del Estudio.

Cuando llego, Susan ha hecho pasta con atún (descartada) y me ha preparado los ingredientes para que yo le haga una de mis ensaladas de cosas….

…y una copa de vino, claro. 🙂

De vuelta al estudio intento escribir el blog, pero no hay forma. Estoy demasiado cansado. Así que, por una vez, el blog va a ir con dos días de retraso.

Mis dos días en el Parque Nacional de Tongariro han sido mi mejor experiencia desde que llegué aquí. Tengo que ser menos perezoso y hacer estas cosas en cuanto tengo oportunidad. ¡No todo es trabajar! Y encima ha sido a coste casi cero, excepto un café el primer día y un café y un sandwich el segundo.

Con esto me despido del Tongariro y de esta zona de Nueva Zelanda. Toca cambiar de aires. He contactado con Dan, el dueño de Antidote, un bar de zumos al lado de la playa en Christchurch, en la isla sur. Me parece el sitio ideal a donde ir ahora. Dan está encantado con que vaya. Ha hecho varios Vipassanas y le interesa mucho mi experiencia en el Lentil as anything de Melbourne, ya que fue uno de los lugares que tuvo como referencia para abrir su local. Lo único es que ahora está al completo de helpers, pero dice que hay dos chicas polacas a punto de irse y que me avisa en cuanto se vayan.

Me apetece mucho cambiar ahora a una ciudad y especialmente en la isla sur, que dicen que es una pasada. Además, lo de trabajar en un Juice Bar me parece el paraíso para mí.

Vamos alla.

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