25 marzo 2016
99 días viajando…
11 días en Rangataua…
Último día en The Shed. Amanece despejado y la vista del Monte Ruapehu es espectacular. Quiero subir también ese monte, pero el acceso es desde otro sitio.
Mientras me estuve poniendo aceite de árbol de té en la uña infectada del pie, fue mejorando un poquillo, pero es ponerme un algodón con alcohol toda la noche, y no falla, desaparece la infección. Sé que mucha gente me dirá que es una barbaridad poner alcohol directamente sobre la piel, pero a mí me ha funcionado siempre. Y como siempre hago, me fío más de mi experimentación que de lo que me dice la gente.
Hoy hay que ponerse las pilas, que los nuevos inquilinos para The Shed llegan a las 13h.
Preparo zumo de naranja, manzana, zanahoria y jengibre, y vamos para casa de Susan. Saludos al sol y vuelta para preparar desayuno. Hoy, tortilla de boniato y calabaza con pimiento rojo. Por cierto, que leí por ahí que la diferencia entre el pimiento rojo y verde era simplemente que el primero había madurado, y que por eso era más digestivo y saludable.
Le pongo también un poco de queso en el huevo.
Yo me la como sobre una tostada con aceite y tomate. Sigo intentando no tomar gluten… y sigo sin cumplirlo. 😉
Zafarrancho de limpieza. Recogemos el desayuno y yo termino con la cisterna del baño de arriba. Compruebo que ha quedado perfecta y pruebo a llenar la cisterna y veo que aguanta el peso sin problema. Qué orgulloso estoy de mi trabajo. Soy un handyman.
Chequeo también la puertecilla del baño de abajo que arreglé ayer. La verdad es que no lleva a ninguna parte y no sé qué sentido tiene… 😀
Recojo mis cosas, limpio las neveras, etc… Damien ha recogido todas las hojas del patio.
Cargamos todo lo que nos vamos a llevar a casa de susan y vamos Damien y yo para allá. Yo me instalo en el Estudio.
Tampoco me voy a quejar… 😉
Preparo uno de mis plátanos con cacao que tango entusiasman a Damien…
Y pasamos el resto de la mañana aquí.
A las 15h Susan y yo acompañamos a Damien a la estación de autobuses de Ohakune que se llama Hello World y allí nos despedimos.
En teoría no trabajo hasta las 17:30, así que me voy al pub a aprovechar su WiFi. Pero a lad 16h Charlotte me pilla por banda y me pide que le eche una mano en su bakery (panadería/pastelería), que tiene justo pegado al pub.
Me pide que le barra el suelo del local y le limpie un poco la cocina. No tengo problema. Es la ventaja de cobrar por horas.
Es una cocina industrial de una panadería medio grande, pero se la consigo dejar bastante apañada. A las 17:30 me voy para el pub y comienza la acción. Al principio la cosa es tranquila, empiezo fregando platos, como siempre.
Pero luego la cosa se lía. Hoy sólo está Kate (embarazada de 8 meses y medio) en el local, falta la otra chica, mientras que Cris, Leticia y yo estamos en la cocina. Y empieza a llegar gente en avalancha. Así que Jim, el dueño, se pone a lavar platos y a mi me pasan al local a servir mesas y tomar comandas (!!). Y ya lo hice en el Lentil, pero lo que me acojona aquí son las bebidas, que no las conozco y cuando me las dicen no entiendo nada de nada. Y claro, no es lo mismo ser voluntario en un sitio de buen rollo, a ser camarero de un restaurante medio grande. Pero al final con buen humor, haciéndome el extranjero en su primer día de curro y pidiendo que me señalen en el menú y en la carta de bebidas, lo consigo apañar.
Es impresionante la paciencia y el buen talante de los neozelandeses, sólo comparable con la de los caribeños. Les decíamos a los clientes que estábamos a tope y que la comida tardaría como una hora desde que la pidieran, y ni uno solo dijo “ah, pues entonces nada”. Todos fueron ” vale, no hay problema”. Y recibiendo la comida con una sonrisa y diciendo “busy night, eh?”
Además hoy es noche especial, para mayor complicación. Hoy y mañana la ley prohíbe vender bebidas a no ser que sea para acompañar una cena de más de $16. Sí, así como suena. Es lo que decia de que cuanto más desarrollado es un país, más reglas tiene, algunas absurdas. En este caso se supone que es para evitar borracheras. En NZ está prohibido “emborracharse”, en el sentido de ir muy mal. Si estás muy pasado, te multan a ti y al local.
Viene a cenar una familia de 5, los padres, dos chavales pequeños y una chica de unos 12-13 años. En esas veo que la chica me trae unos platos sucios a la cocina y pienso “qué maja, que como me ha visto con mucho lío, me trae sus propios platos”, pero luego me trae más, y más… y de repente me doy cuenta de que aún no hemos servido su mesa, y que lo que está haciendo es recorrerse el local y recoger los platos terminados de todo el mundo. Por favor, casi me emociona.
Al final de la noche me.pongo una cerveza para pasar el estrés, pero la tengo que esconder… 😉
Llevo desde las 16h y terminamos a las 23h. 7 horas sin parar. Pero la gran alegría que me dan es que hoy, al ser festivo (viernes Santo de lo que aquí llaman easter, o sea, la Pascua), la hora se paga un 50% más. Ole, ole…
Para cenar me pillo el puré y las verduras.
La comida mexicana no es precisamente la más sana y ligera del mundo, por eso esto es de lo poco que tienen vegetariano y sin gluten.
Para terminar la noche, me voy a casa de Leticia y Cris a charlar un rato y tomarme algo y luego me llevan a Rangataua. Menos mal que son maravillosos, porque no me veía pedaleando cuesta arriba media hora a la 1h de la mañana.
Si lo.pienso, he pasado de cobrar 60€/hora o más por consultoría informática a cobrar $15/hora (unos 10€) por limpiar y servir mesas…
…y estoy encantado.
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