8 abril 2016
113 días viajando…
6 días en Christchurch…
Hoy me porto bien y hago mis saludos al sol, después de dos días sin hacerlos. Los estaba echando en falta. Es sorprendente el enorme avance físico que he sentido desde que empecé el viaje y hago los saludos al sol todos los días, frente a las dos clases a la semana de Ashtanga que hice durante los dos últimos años. Los saludos al sol son sólo el calentamiento de la serie de Ashtanga (apenas 15 minutos), pero el hecho de hacerlo todos los días me está dando una flexibilidad y una fuerza mucho mayor y más rápidamente que las clases completas de Ashtanga.
Por si alguien siente curiosidad y quiere probarlo, los vídeos de la argentina Denise Constantino son los que más se parecen a lo que yo hago (salvando las diferencias de flexibilidad, claro).
La serie consiste en hacer 5 Saludos al Sol A (Suria Namaskar A)…
…y 5 Saludos al Sol B (Suria Namaskar B)
Lo más importante es la respiración, tal y como viene indicao en el vídeo. A cada movimiento le corresponde una inhalación o una exhalación, excepto la posición del perro, en la que se hacen 5 respiraciones.
Después de este pequeño inciso, vamos con mi desayuno: Tortilla de cebolla, calabaza y zanahoria…
…que me como leyendo el correo. ¡Y hay dobles buenas noticias!
Por un lado me han aceptado como helper en el Wharariki National Park. Están encantados de que vaya y me dicen que cuanto antes, mejor.
Y por otro lado me ha contestado Sonja de Cook Islands, aceptándome también como helper a partir del 12 de Junio, que es cuando llegaré ahí. Es un pequeño café en Aiutaki, una isla un poco apartada de Rarotonga.
Es genial, todo sale perfecto. El universo es siempre generoso, aunque de vez en cuando te dé lecciones para aprender.
Mi plan es irme mañana. Creo que no tiene mucho sentido que siga aquí. Pero es un viaje muy largo hasta Wharariki (unas 7 horas) para hacerlo en un solo día con autostop, así que hablo con Sirpa por si está en su casa de Ngakuta o en su casa de Nelson y me puede acoger. Sirpa me propone que vaya mañana sábado a su casa de Ngakuta, que esté con ellos allí hasta el domingo por la tarde, y que me llevan hasta Nelson, donde me puedo quedar con ellos también esa noche y viajar el lunes desde ahí a Wharariki. Me parece el plan perfecto. Y así puedo disfrutar de nuevo de los fiordos del norte de la isla, de la compañía de esta familia tan maravillosa y puedo también conocer Nelson, una de las principales ciudades de esta isla. ¡Perfecto!
Así que escribo a Wharariki confirmando que voy el lunes, escribo a Sonja confirmando que voy a las Cook el 12 de Junio, escribo a Dan agradeciéndole su hospitalidad pero que me voy mañana, cojo mi ropa sucia y me voy a la casa de los woofers a hacer la colada. La casa en la que estoy no tiene lavadora. Por el camino disfruto del arte callejero, como buen Leo Callejero que soy.
Allí me encuentro con Holly y Grace. Grace está repitiendo el brownie de ayer de remolacha y cacao (¡quiero esa receta!) y Holly está haciendo “gardening“. Hago mi colada y ayudo a Grace. Les cuento que me voy mañana y lo entienden. Entienden que no estoy en una situación cómoda y es normal que busque otro lugar. También ayudo a Holly a practicar español. Lo está estudiando muy seriamente porque se va en mayo a sudamérica. Y ella me ayuda a mí con algunas dudas de inglés. Es una pena irme ahora, porque estaba siendo un buen intercambio.
He hablado también con Faye, la inglesa que me trajo en autostop a Christchurch, porque me dejé mi botella de aluminio en su coche. Ella va a estar liada todo el día, pero me dice que me pase por su casa a partir de las 16h y que su compi de piso, Nicole, me la dará. Así que voy para allá.
Cojo el camino más corto, que es atravesando la bahía, y aprovecho para tirar algunas fotos. La luz no es muy buena.
Me llaman la atención estas casas que parecen casi más bungalows de un camping, todas iguales. Pero creo que son viviendas.
Después de algo más de media hora pedaleando, llego a la casa de Faye.
Me abre Nicole con la botella en la mano y sin casi darme tiempo a decir “hello”, me la da, diciendo “esto debe ser tuyo” y cierra la puerta. No sé qué imagen de peligroso seductor le ha debido dar Faye. :-p
De vuelta (ooootra media hora larga de bicicleta) tiro algunas fotos más, a un mercadillo con cosas gratis…
…de nuevo a la bahía…
…y a una rotonda. Aquí hay mucho carril bici, incluso en las carreteras, y cuando se llega a una rotonda, el carril se separa para cruzar la rotonda y, en cada cruce, hay una barra para poder agarrarse mientras se espera.
Voy directamente de nuevo a casa de los woofers donde James está preparando algo de cena. Como han usado la remolacha para el brownie, James ha aprovechado los tallos y las hojas para hacer un guiso que ha quedado sorprendentemente bueno. Nunca se me hubiera ocurrido usar esa parte de la remolacha. Es blanda y nada amarga, de sabor muy agradable.
Y de postre el brownie de chocolate y remolacha. Está de muerte. Es vegano, gluten free (la harina es del sobrante de la leche de almendras) y sin azucar. Lleva sólo miel (algunos dirán que, entonces, no es vegano).
Es muy interesante esta cultura que veo mucho por aquí (Australia y NZ) de aprovecharlo todo. Para cocinar, lo que hacen es ver qué es lo más atrasado para no tener que tirar nada. Y aprovechan casi todo lo que pueda ser comestible. Y esta cultura se extiende al mercado de segunda mano, mucho más desarrollado que en europa. No sólo con la ropa (es normal comprar ropa de segunda mano), sino en todo, especialmente en los ordenadores. Por Sai me entero que gran parte del negocio de Battery Laptop es la compra-venta de portátiles usados. Los compran, los reparan y mejoran y los vuelven a vender. Me sorprende que no me hayan pedido mi colaboración en esto y que me tengan solo empaquetando pedidos. Pero mejor para mí. Es un mundo del que quiero alejarme.
Después de cenar dicen de ir al muelle, y que hay un evento en el que te dejan unos patines gratis y ponen música. Dice Holly que para una vez que hay algo de vida nocturna en New Brighton, hay que aprovechar. Así que al final vamos para allá Holly, Chika, Grace y yo.
El muelle (The New Brighton Pier) es un especie de espigón de 300 m donde estuve el otro día. Hoy está de lo más animado.
Llegamos y, efectivamente, te dejan patines gratis.
No puedo evitar acordarme de mi amiga Carmen y de sus maravillosas clases de patinaje que nos dio a mí y a mi couchsurfer italiana Federica. Qué bien me vienen ahora esas clases. Aunque se me hace raro el no usar patines en línea, pero más o menos me acuerdo cómo se patina.
El sitio es perfecto y hay ambientazo.
Estamos hasta las 21h que es cuando cierran y nos volvemos a casa. Una vez allí, recojo mi colada, me quedo un rato charlando con ellos y por fin me despido de todos. Al final he conseguido hacer buenas migas con ellos, justo cuando me voy. No falla.
Mi plan para mañana es levantarme pronto, desayunar, recoger mis cosas y hacer autostop hasta Ngakuta.
Por muy mal que se me dé, si empiezo a las 10, espero estar antes de las 17h. Allí me esperan de nuevo la familia de Sirpa.
No siento la experiencia de Christchurch como un fracaso, sino que es parte del viaje. No siempre voy a encajar en todos los lugares, y es un gran aprendizaje saber gestionarlo con tolerancia y paciencia. Eso no quiere decir que me tenga que quedar a la fuerza, no. De hecho, lo mejor, si no se está a gusto, es cambiar cuanto antes. Pero el tiempo que se esté, hay que intentar llevarlo lo mejor posible, sin cabreos ni agonías. Intentando dar amor, independientemente de lo que recibas.
Porque de eso se trata, ¿no?
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