3 – 9 enero 2019
1118 días viajando…
3 días en Polanco…
La noche del 3 de enero de 2019 termino mi housesitting en el Desierto de lo Leones. El próximo día 11 llegará mi amiga Marta desde Barcelona para recorrer conmigo la Península del Yucatán. Así que tengo una semana entre medias que dedico a…
Teotihuacan…
Renata me ha invitado a visitar las famosísimas ruinas de Teotihuacan, situadas al norte de la Ciudad de México. Vamos con su hija Julia, una amiga de Julia, Marco y los dos hijos de Marco. Es toda una salida familiar!
La autopista pasa al lado de varias colinas que se ven invadidas por casas. Marco me cuenta que la gente fue llegando a este lugar y se construía su casa de cualquier manera, pero no había servicios, ni alcantarillado, ni corriente, ni agua… nada.
Y es que la población de México es tan exagerada en número que inevitablemente se va extendiendo por los alrededores, muchas veces de forma no planificada.
Aparcamos detrás de la Pirámide del Sol, la más famosa.
Y le vamos dando la vuelta.
En la parte frontal está la escalera de subida, muy empinada, de escalones estrechos y sin barandilla. No apta para torpes.
Pero según se va subiendo, las vistas mejoran ostensiblemente.
El punto más alto de la pirámide es un cúmulo de gente haciendo todo tipo de rituales y cosas raras.
Nosotros buscamos una esquina con vistas a la Pirámide de la Luna para hacer nuestra propia sesión de fotos.
Dedicamos un tiempo a recorrer la pirámide mientras las chicas, como buenas adolescentes, buscan su momento de aislamiento.
En la bajada pillo este momento de postureo total.
Y yo me hago mi auto-postureo oficial, claro.
Y alguna panorámica de regalo.
Desde aquí vamos andando por la Calzada de los Muertos hacia la Pirámide de la Luna. Me llama la atención lo terriblemente comerciales que son todos los lugares medio turísticos.
Llegamos a la Plaza de la Luna.
Y, desde ahí, se puede subir parte del Templo de la Luna, desde donde hay una vista increíble de la Calzada de los Muertos.
Recorremos todas las estancias…
…y finalmente recorremos toda la Calzada de los Muertos en dirección contraria hacia la caída de la tarde.
Es especialmente interesante saber que Teotihuacan no es azteca, sino que fue construido por una civilización muy anterior de la que poco se sabe.
Polanco…
El resto de la semana la paso en el barrio de Polanco…
…amabilísimamente alojado por mi amigo Raúl y su perrita Lúa.
Disfrutando de su compañía… y sus siestas.
…y sus vistas!
Su edificio tiene gym y una sala perfecta para hacer mi yoga matinal.
Aunque 2 minutos después de hacer esta foto, un grupo de chicas me echa de la sala, porque la tenían reservada para su clase. Así que me salgo al patio y tan ricamente.
Una de esas noches, mi amiga Paola me invita a casa de su amiga Suca a una reunión/cena de amigos y puedo comprobar lo maravillosa cocinera que es Suca. Me prepara este cono/taco de frijoles, crema y queso es que es sencillamente espectacular.
También aprovecho esta semana para visitar el famoso Museo Soumaya, fundado por el multimillonario Carlos Slim en honor a su difunta mujer Soumaya Domit.
Aunque para llegar tengo que esperar a que termine de pasar el tren.
Así que aprovecho para pedirme una quesadilla en el puesto que hay enfrente.
Las exposiciones son muy interesantes. En la exposición de tallas en marfil, estoy entre horrorizado por el uso del marfil y maravillado por el increíble trabajo de-tallado.
Hay algunas obras de arte “curiosas” como ésta, que no puedo evitar interpretarla como Eva saliendo de la costilla de Adán.
Éste es uno de los cuadros que más me gusta, Le Départ, Gare d’Austerlitz, Paris, de Paul Louis Delance.
Y la última planta está dedicada a la escultura.
Y mi estancia termina con un estupendo concierto de Jazz (en realidad una Jam Session) de nuevo de la mano de mi gran amiga Paola, en el Groove Restaurante.
A la mañana siguiente, el 9 de enero de 2019, bien temprano, ya estoy sentado en el avión que me llevará a Cancún para encontrarme con mi amiga Marta…
…pero eso será otra historia!
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