Consigo despertarme sobre las 10 y pico. Escuché a Katia levantarse y salir, pero fui incapaz de despertar del todo.
Me doy una ducha rápida y marcho para el Crotto. Antes tomo una foto de la casa:
Cuando llego me tomo un café con Katia y leo un rato. No hay mucho que hacer.
A media mañana llega Alessandro en el coche de Stefano (le ha dado pereza subir andando y sólo se puede subir en coches 4×4 como el de Stefano). Ha sido un bonito reencuentro. Sigue tan divertido como siempre. Sobre las 12 llegan dos mujeres con pinta de haberse hecho la subida andando y les damos de comer. Yo ayudo a recoger y friego los platos. Luego preparo la mesa para nosotros, Katia, Ale y yo. Ale ha hecho una ensalada de arroz con verduras riquísima. Es sentarnos a comer y llegan dos hombres y un niño para tomar el almuerzo. Ale y Katia tienen que ir a la cocina a preparar la comanda. Termino de comer solo, recojo y dejo todo limpio. Me apetece un café, así que Katia me enseña a usar la cafetera (nunca había usado una de bar. Ésta, además, es de los años 70) y preparo café para Katia y para mí.
Sobre las 15h y pico Ale y Katia se van a Como a ver un posible restaurante para alquilar y me dejan al cargo. Se supone que los comensales han terminado y están de sobremesa, pero al rato me piden dos cafés y una “grappa”. Por suerte Katia me enseñó a hacer el café y consigo encontrar la botella de grappa. Cuando me preguntan cuánto es, yo… “esteeeee… non lo so” :-p
Pero como son gente encantadora, se ríen y me dan 5€ calculando por lo alto.
Cuando se van, recojo y friego todo y por fin me quedo sólo. Pero no mucho tiempo, al rato viene un carpintero llamado Alessandro y me pide un vino frizzante. Le explico que llevo un día y que no sé ni dónde está. Me cuenta que él es habitual de aquí y me dice donde está y lo que cuesta. Se lo sirvo y se pone a contarme su viaje por Brasil. Me tiene como media hora hablando sin parar en Italiano y yo haciendo esfuerzos para pillarlo todo. Me siento como el típico barman comprensivo que escucha en silencio al cliente que necesita que le escuchen. Sobre las 16:30 vuelvo a quedarme sólo, pero no pasan ni 15 minutos y aparecen 3 señores pidiendo reservar para cenar esta noche y me piden un agua con gas cada uno. Guasapeo a Ale para avisarle y para que me diga el precio del agua. Ya me voy soltando con la clientela y cada vez se nota menos lo verde que estoy en esto de la hostelería. En una semana podré llevarlo todo yo… :-p
Sobre las 17:30 llegan Ale y Katia. Les ha gustado mucho el local que han visto. Aprovecho para darme una vuelta por Piazzaga y sacar algunas fotos.
Vuelvo a los sitios donde estuve en febrero:
Incluso el mismo Crotto:
A las 19:30 llegan los 3 comensales. Preparo la mesa y luego observo a Ale cocinar. Es fascinante.
Mientras ellos comen, Ale prepara la comida para nosotros: pasta con una salsa de pesto hecha con las judías verdes que acabamos de recoger de la huerta. Espectacular. A la cena se une Andrea, que vive en la casa de al lado, aunque fuera del verano vive en Como.
Tras la sobremesa ayudo a recoger y friego todo. Son tan majos que todavía no me han pedido que haga nada, así que me pongo en plan proactivo y voy ayudando en todo lo que se me ocurre.
Ahora son las 23h. Se acaban de ir y me he quedado sólo. Me encanta este momento para mí, completamente solo en el Crotto, para terminar de escribir el blog, hacer alguna meditación…
Me está viniendo especialmente bien estos días para poder parar un poco y pensar en lo que realmente quiero. Está siendo una época de cambios, de muchas emociones y no siempre estoy sabiendo escucharme. Así que aquí, en la terraza del Crotto, completamente solo, en la oscuridad y el silencio, voy a ver si agudizo mi oído interno.
Buenas noches.
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