Por el mismo motivo despierto a las 6. A las 7 desayunamos. Pruebo el agua de pipa (coco de piel lisa). Me encanta.

Objetivo de hoy: El Volcán Poás, el más cercano a San José. Hay que tomar un bus hasta Alajuela y una vez allí coger otro bus hasta el Parque Natural. Llego a Alajuela a las 9:25. Me dicen que solo hay un bus al día y sale a las 9:15.

Agobio y depresión. He vuelto a organizarme mal. Mierda. Me dicen que puedo pillar un bus a Jaulares y desde ahí otro a Poasito y desde hay una buena caminata hasta la entrada y otra hasta el volcán… Pfff.

Desisto y salgo de la estación de autobuses deprimido con la intención de volver a San José y dar el día por perdido… Pero… Qué cojones!!.. Hoy toca el Poás y no me voy a rendir! Cojo el bus a Alajuela sin saber muy bien qué haré después, pero una vez sentado en él me siento mejor. Es mucho mejor la sensación de aventura loca que la de rendirse. 🙂

Hora y pico y llego Alajuela. No sé donde pillar el bus a Poasito, pero veo una señal de Volcán Poás a 10kms.

Me parece razonable, asi que empiezo a andar…

…y decido hacer una cosa que no he hecho nunca: Mientras camino por la derecha… saco el dedo cuando pasan los coches. La sensación es un poco ridícula. No creo realmente que nadie vaya a cogerme… pero según tengo eso más claro, voy perdiendo la vergüenza y lo hago con mas seguridad. Y de repente… se para una furgo delante mía. Dos gemelos y su abuela en la parte de delante, y toda la parte de atrás llena de fresas que se dedican a vender (es lo más típico allá). César conduce y Steven se sienta atrás entre las fresas para dejarme sitio junto a su abuela. Enorme lección. Hay mucha buena gente en el mundo… y está claro que cuanto más humildes, más buena gente. Todos los cochazos pasaron de largo.

Dejamos a la abuela un poco mas arriba y a mi me dejan a unos pocos kms del volcán. Me despido de ellos y vuelvo a andar. Me da rabia no haberme hecho una foto con ellos. Sigo subiendo y vuelvo a sacar el dedo. Más cochazos… fiuuuu… fiuuuu… Sigo subiendo con la cabeza baja porque voy a buen ritmo, subo la cabeza y veo un coche parado. No es cochazo, obviamente. Dos colombianos encantadores, Mario y su madre Amparo van precisamente para el volcán. Otra lección. Hay que quitarse los miedos y hay que lanzarse… y de repente todo sale.

A la entrada del parque natural nos informan que está nubladisimo y no se ve nada. Mario y Amparo deciden dar media vuelta, pero después de todo lo pasado hasta aquí, tengo que llegar, aunque no se vea una mierda, me da igual. Se trata de una meta. Me despido de ellos, pago mis 15$ (intento regatear por eso de que voy andando y que deberían descontar la falta de vistas, pero no cuela) y vuelta a andar.

Y, efectivamente, no se ve absolutamente nada…

…pero ya solo la vegetación casi selvática…

…las ardillas que te salen por el camino…

…y el hecho de haber sido capaz de llegar a pesar de todo, me compensa y me hace sentir exultante.

Esta vez, eso sí, pregunto a qué hora sale el bus de vuelta. 14:30… Ok!!!,

En el viaje de vuelta a Alajuela charlo con 4 alemanas que van mañana a Manuel Antonio. Quizá coincidamos en el bus por la mañana.

En el bus a San José conozco a Stefi, una tica (costarricense) auxiliar de laboratorio. Con la charla el viaje se pasa volando.

Por fin, a la noche, llego a la casa de Krysthel y Andrés con la intención de cenar con ellos, dormir pronto y salir en el bus de las 7 para Manuel Antonio. Pero no hay como hacer planes para que surjan otros nuevos.

Al conectarme al guasap recibo un mensaje de Javier, un tico de Heredia que se ofreció a ser mi host, pero que finalmente preferí quedarme en San José. Me dice que él y su hermano Daniel van para Manuel Antonio en coche en una hora y que si me voy con ellos. Cuando el universo te pone las cosas delante de las narices, es absurdo negarse. Acepto, me despido de Krysthel y Andrés un día antes de lo previsto, y les agradezco lo maravillosos que han sido conmigo. Javier viene desdé Heredia hasta la puerta de la casa a recogerme. ¿He dicho lo maravillosa que es la gente aquí?

Emprendemos el viaje rumbo a Manuel Antonio. Javier me comenta que una couchsurfer reciente, americana, Megan, está en un pueblo de camino, en Jacó, y que vamos a parar a tomarnos algo con ella y algunos amigos suyos. Yo encantado, estoy de vacaciones.

Terminamos tomando cervezas hasta las tantas en la playa de Jacó con Megan y un amigo inglés, Adrian…

…y nos quedamos finalmente a pasar noche. Javier y Daniel se quedan en un camping y yo consigo una habitación pegada a un baño común en la que la pared que nos separa esta abierta por la parte de arriba, así que me paso la noche escuchando a la gente ir al baño como si estuviera acompañándoles… muy diver. Pero duermo especialmente bien, la verdad. Hacia tiempo que no estaba tan relajado.

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