23 junio – 4 julio 2020

1.661 días viajando…
11 días en Barcelona (Catalunya)…

Como ya comenté en mi anterior post, el 23 de junio de 2020 dejo por fin Menorca, después de una estancia de más de 3 meses por el confinamiento, y me dirijo a mi siguiente destino, 11 días en un apartamento del barrio del Raval en Barcelona, donde me quedaré a cambio de unas chapucillas que hay que hacerle.

La llegada…

El día anterior a mi partida, me mandan un mail para avisarme que el ferry sale una hora antes, a las 11h. No sé cómo de fiable es avisar a los cientos de personas que deben viajar en este ferry de un adelanto con sólo 24 horas de preaviso.

Al final, da un poco igual, porque, como es habitual, salimos con retraso…. pero al final, salimos.

Adiós, Menorca…

…y hola, Barcelona!

No miréis, pero creo que nos sigue otro ferry.

Y, finalmente, entramos en el puerto.

El apartamento…

El apartamento en el que me quedaré, es un duplex en pleno barrio de El Raval de Barcelona. Lo mejor que tiene es sin duda un enorme patio interior lleno de plantas. Este tipo de patios es relativamente frecuente por aquí. Yo ya había visto varios en otras viviendas de Barcelona.

El Raval…

El Raval es, probablemente, uno de los barrios más multiculturales de Barcelona, y eso le da un encanto muy especial.

Lo primero que hago al llegar es buscar una peluquería para quitarme mi melena acumulada durante el confinamiento. Me encuentro que hay montones de peluquerías a precios de risa. Me corta el pelo un paquistaní simpatiquísimo y lo remata con un masaje con un extraño y pesadísimo aparato que se pone en una mano. Todo por 5€… y no queda nada mal.

El barrio es tan alegre, que incluso los osos de peluche en las peores circunstancias, no dejan de sonreír.

Y no me doy cuenta de que he llegado en la Nit de Sant Joan, hasta que se hace evidente.

Barcelona…

Barcelona sigue siendo una de mis ciudades grandes preferidas del mundo. Siempre que vengo aquí, siento una conexión especial. Y eso que nunca he vivido aquí más de un año seguido.

Y ahora se está mucho mejor, sin casi turistas.

La verdad es que no me importaría pasar una temporada más larga por aquí.

Montjuïc

Aprovecho para darme una vuelta por Montjuïc. Descubro una ruta que da la vuelta al castillo, atravesando un parque chulísimo.

Hasta llegar a uno de mis lugares favoritos, el Mirador de Montuïc, desde el que hay unas vistas impresionantes del puerto.

La Barceloneta

También aprovecho la visita de mi amiga Marta para ir a la Playa de la Barceloneta.

Y, por cierto, aprovecho también estos días para visitar a Marta en Vilassar de Mar, y tengo ocasión de grabar esta escena en la playa, donde un perrete se pone como loco jugando con las olas.

El Park Güell

También quedo con mi amiga Elena para dar una vuelta por el famoso Park Güell. Es una ocaión única el poder visitar este parque sin que esté abarrotado de turistas. De hecho, está casi vacío, porque restringen la entrada sólo a vecinos. Por suerte voy con Elena, que es vecina.

Tareas…

Pero, como comentaba, la mayor parte de mi tiempo la dediqué a hacer arreglos en la casa, como pintar una de las habitaciones…

…y así de bien quedó.

O pintar el armario que hay en el patio.

Pero la tarea más tocha con diferencia es reemplazar el armario de esquina de la cocina, que quedó destrozado en una fuga de agua.

El tema es complicado, porque, por un lado, las medidas no son las estándares del mercado, por lo que no es posible comprarlo hecho. Y por otro, es muy complicado meter el módulo de esquina sin desmontar media cocina. Así que la solución al final es comprar las piezas perfectamente medidas y cortadas y montarlo ahí dentro. Después de mucho pelear con muchas tiendas de maderas, por fin consigo que Fustes Pérez Ares me proporcione lo que necesito y me pongo a la tarea.

Lo primero es terminar de desmontar lo que hay.

La estructura tengo que montarla abajo y luego subirla.

Y después de muuuuucho curro.

Por cierto, esto no era una tarea de la casa, pero sí era una tarea pendiente… pasar la ITV de la moto que me había caducado durante el confinamiento. Por suerte, todo OK. Pasada a la primera, aunque la rueda de atrás por los pelos!

Despedida…

Tras 11 días de trabajo intenso y buenos ratos, toca moverse. El 4 de julio por la mañana cargo mi mochila en la moto…

…y marcho para Vilassar del Mar, donde pasaré una noche y después a mi próximo destino: Cal Cases, la comunidad de familias en la que estaba justo antes de marchar a Menorca. Voy a cuidar los gatos de mi amiga Núria y a pasar unos días en comunidad.

Cuentas…

Y como el mes de junio terminó durante mi estancia en el Raval, toca hacer cuentas. Veamos…

Ha sido un mes de pocos gastos y he tenido algo de ingresos, por lo que vuelvo a tener uno de los pocos meses de saldo positivo. Yeah!

Así que la media queda tal que así…

Así que nos queda…

La media baja, claro, y se va alejando de los 500 €/mes, lo cual está muy bien, hace mucho más sostenible este viaje. 

Conclusiones…

Como decía, para mí es un placer cada vez que vengo a Barcelona. Sólo siento no poder pasar más tiempo aquí. Me encantaría conseguir un housesitting o similar de dos o tres meses en el Centro de Barcelona y así poder disfrutar plenamente de la ciudad, con calma y sin prisas.

Está siendo una época interesante. Los amigos me dicen… “jo, qué mal que con el tema de la pandemie no puedas viajar”. Y la verdad es que no he parado. Que no vaya al extranjero no quiere decir que no esté viajando. Cuando eres un nómada de verdad, cuando no tienes un hogar al que regresar, viajar es ya una forma de vida.

Sigo sintiendo que ésta ha sido la mejor decisión de mi vida. Cuando paseo por una nueva ciudad, sin estrés, sin prisas, sin demasiadas cosas que hacer y sin casi nada en lo que preocuparme… es una sensación adictiva de la que ya no quieres escapar. Qué absurda puede llegar a ser la vida que nos dicta la sociedad (o sea, que nos dictamos nosotros mismos), llena de preocupaciones por tonterías, peleas por ideologías, agobios, estrés, frustraciones, miedos y ansiedad.

Cuando aprendemos a estar solos (que nada tiene que ver con la soledad), cuando aprendemos a no depender de nadie (en especial emocionalmente), cuando aprendemos a querernos lo suficiente como para que sea un placer estar con uno mismo, cuando aprendemos a desapegarnos y dejar de cargarnos con responsabilidades que no son nuestras…

…entonces es cuando empezamos a aprender lo que es ser libre.