28 diciembre 2015
11 días viajando…
7 días en Tasmania…
Hoy se cumple una semana desde que llegué a Tasmania. No voy a decir que se me ha pasado volando… más bien al contrario. Siento que llevo aquí mucho más tiempo.
Hoy me ofrezco a hacer el desayuno y hago unas tortillas de queso.
Y menos mal que desayunamos bien, porque después viene uno de los días más físicamente duros, no solo de Tasmania, sino probablemente de mi vida.
Empezamos recogiendo manzanas para los gansos…
…y dando las ramas del manzano a las cabras.
Después comprobamos cómo va el carbón vegetal.
Ya está listo. Mike echa agua para extinguir la combustión que aún hay.
A media mañana Mike me pide que le ayude a mover unas rocas para crear una montaña en el cerco donde irán las cabras. Algunas rocas pesan decenas de kilos y contamos sólo con una palanca y una carretilla para moverlas. Me siento vasco total.
Lo dejamos sin terminar porque es demasiado duro para hacerlo en un sólo día.
Shio me avisa que se ha escapado de la jaula Rustytrorry, uno de los conejos, y que anda suelto por el cercado. No es difícil cogerlo porque le pillo comiendo.
Antes de comer, Mike nos pide a Shio y a mí que le acompañemos a comprar unos ladrillos. ¿Qué son unos ladrillitos después de cargar con rocas del tamaño de una casa?
Pero así salimos de la granja y nos aireamos. Siempre es de agradecer.
Cargamos todos los ladrillos en la camioneta y dejamos a Mike pagando (20$).
Y a la vuelta pasamos por el súper para comprar algo de comida.
Los precios de la fruta y la verdura aquí son disparatados.
Los limones a 1$ (0,66€)… ¡cada uno! (y yo que no puedo vivir sin limones).
Llevamos la camioneta que no sé como no se hunden las ruedas…
Una vez en la granja Shío y yo descargamos los ladrillos (nos estamos poniendo cachas) mientras Mike se va a preparar la comida. Mike me deja llevar luego la camioneta a su sitio. ¡Mi primera experiencia con volante a la derecha en Australia! Y encima en modo 4×4 por el medio del campo.
Durante la comida le explico a Shio cómo funciona el ojo de pez de mi móvil… 😉
Por la tarde arreglamos la jaula de Rustytrorry y comprobamos que ya no puede escapar.
Es una pena tenerlos en jaulas, pero es que los conejos hacen agujeros en el suelo y se escapan de cualquier lugar cercado. Mike los usa para que se coman la hierba y fertilicen el suelo. Por eso movemos las jaulas cada dos días.
Y cuando ya creíamos que el día había acabado, Mike nos dice que hay que recoger el carbón vegetal antes de que el fuego lo convierta en cenizas. El proceso es muy duro. Hay que poner el carbón sobre una plataforma de metal, donde lo pisamos (lo piso) para desmenuzarlo…
…luego echarlo a un contenedor, y de ahí hay que llevarlo en carretilla a otra zona de la granja a unos 100 metros, donde lo esparciremos para preparar el suelo para el cultivo.
El proceso es terriblemente lento y cansado, cuando vamos por la mitad, vemos que el agua que hay al fondo ha apagado todas las brasas, así que decidimos terminarlo mañana.
Hoy me toca hacer la cena. La idea es hacer una tortilla española, como buen inmigrante. Shio va a buscar patatas al huerto, pero resulta que hay poquísimas aún, así que completo la tortilla con zanahorias y judías verdes.
Las sartenes se pegan cosa mala, así que me echo a temblar cuando le tengo que dar la vuelta a la tortilla, porque además tiene un tamaño considerable, pero con la ayuda de Shio lo conseguimos!
Y nos queda una cena más que decente…
…completado con unas berzas en salsa.
De la tortilla no queda ni rastro. Éxito total.
Después de toda esta actividad, mi cuerpo ya no da para más. Y aún así, no lo cambio por mi jornada en una oficina sentado delante de un ordenador todo el día. Por supuesto que no podría aguantar este ritmo todos los días, pero ha ido algo puntual. Por la noche Mike nos agradece el esfuerzo que hemos hecho hoy y todo lo que le estamos ayudando.
Es curioso lo que es la adaptación. Nada más llegar a la granja me agobié un poco con todo lo nuevo que aparecía ante mí. Pero ahora no sólo estoy adaptado y contento con lo que hago aquí, sino que soy capaz de visualizarme en otros sitios, en otros trabajos, en otros países… y sin ningún agobio. Me encanta lo que que supone este viaje, y cada vez me resulta todo más fácil.
Una semana en Tasmania y llevo gastados… 0$.
Así que… ¿cuál es el límite?
Un besazo, Pablo! Has mejorado mucho! 😉
Ánimo y sigue contando!
Ya estoy al dia!! Genial de verdad. No dejes de fotografiarlo todo, contarlo todo…que quiza algun dia siga tus pasos 🙂
Abrazo amigo!
Prometido!! ^_^