Australia (Tasmania) – Grandes paseos por el bosque

by | 15 Jan 2016 | 3 comments

15 enero 2016

29 días viajando…
25 días en Tasmania…

Hoy les doy vacaciones de yoga a mis lumbares. Me hago un café y preparo una tortilla de boniatos como desayuno…

…que nos comemos entre Sarah y yo. A los niños no le gusta mucho mis comidas españolas. Ha quedado un poco chuchurría, porque sólo quedaban 4 huevos.

Mañana de preparativos frenéticos. Están preparando todo lo que se llevarán de acampada este finde. Les acompaño a dar de comer a los animales y Sarah me da las últimas indicaciones en cuanto comida, posibles mejoras y riegos varios. Mientras terminan de empacar, hago uno de los encargos. Poner un parche en el agujero de la puerta que da a la zona de los animales, por donde anoche se colo un Possum (Un marsupial parecido a la Zarigüella americana que aquí es casi una plaga). No son depredadores, pero se comen las plantas y rompen los sacos de grano.

Apañado.

Sarah y los niños se van cerca de las 13h y yo me preparo la comida. Una quinoa con lentejas rojas (sí, de esas que cuecen rápido y se digieren bien).

Mientras está terminando de hacerse, hago una visita a las gallinas para ver cómo están.

Después de comer, me tomo un rato de relax… y un café. Aprovecho para ir mirando futuros destinos en HelpX. Hay tantos que es difícil decidirse… cuidar perros, cuidar niños, cuidar caballos, ayudar a poner a punto un barco…

Pensaba ir a Hobart, pero decido ir mañana por la mañana que hay mercado, y hoy correr un poco por el parque. Escojo una ruta que no he hecho antes…

…subir por la Fern Glade Track para llegar a la cascada de O’Gradys.

Nada más empezar queda claro que el camino es espectacular. Un bosque tan denso que apenas llega el sol al suelo.

Intento ir corriendo, pero algunas cuestas son tan empinadas que tengo que seguir andando, casi sin aliento. En ese momento encuentro esta inscripción tan… alentadora.

Voy bien. Quiero parar en la Cueva de Rocky Whelans…

…pero me la paso de largo.

No importa lo dejo para la vuelta. Como es cuesta abajo y voy corriendo, tardo mucho menos de 20 minutos.

El sitio es pequeño, pero increíblemente bello. Y estoy completamente solo.

Aprovecho para sentarme a un lado y hacer una meditación. Al principio creo que no voy a poder concentrarme, porque pienso puede aparecer un animal o un bicho y yo, sentado en una roca, y con los ojos cerrados…

Pero curiosamente el sonido del agua al caer tiene un efecto relajante que me hace que me concentre como nunca y consigo estar más de 10 minutos muy conectado y sintiendo mucha paz… y algo de limpieza.

Comiendo el regreso por el mismo camino.

Pero esta vez sí que veo el desvío a la cueva. Antes no la vi, porque sólo se ve viniendo del otro lado.

Y en apenas medio minuto más, ya estoy en la Rocky Whelans Cave.

Para volver, cojo el Finger Post Track…

…hasta Springs.

Y desde ahí ya bajo a Fern Tree corriendo. En total han sido 6,51 Kms, en una hora (sin contar paradas).

Después… ducha y me voy a dar de comer a los animales y asegurarme que tienen agua y quedan bien guardados. Y recojo dos huevos más.

Luego una cervecita en la taberna y me pongo con la cena. Me preparo una col al estilo de mi madre. O sea… pongo un ajo a freír en aceite de coco (mi madre no usaba ese aceite, claro), luego añado calabaza en trocitos (ella usaba patata, pero es mucho más rica y sana la calabaza), y luego añado la col también en trocitos. En mi caso también he añadido un poco de berzas (kale) troceadas. Le añado sal y hojas de orégano (del huerto) y lo rehogo todo bien.

Luego añado pimentón dulce o ahumado, bastante, lo rehogo todo brevemente y añado el agua.

Y a cocer hasta que se ablande la col.

La verdad es que me está mal decirlo, pero me ha quedado espectacular. 

Me estaba acordando que cuando estuve con Mish y Sarah la otra noche en el parque, cuando me leían las cartas… hubo un momento en la conversación en que me preguntaron quien era la persona más importante de mi vida…

…y la verdad es que no dudé ni un momento. Dije: “Yo”.

Y es algo que me ha costado, pero que por fin he aprendido. No podemos querer verdaderamente a nadie si no nos queremos a nosotros mismos. La falsa entrega de sacrificarse uno mismo por los demás siempre lleva implícita una deuda que se reclamará más tarde (como la que se pide a los hijos) o un encubrimiento de un fuerte problema de autoestima que lo disfrazamos de entrega para obtener aprobación y cariño.

Solo cuando uno se quiere sinceramente a uno mismo es cuando está en disposición de poder amar de verdad. Y es muy sencillo ver si te quieres o cuánto te quieres. Pregúntate si te cuidas o te mimas lo suficiente o si por el contrario te maltratas o permites que otros lo hagan. Alguien que se quiere de verdad, nunca permitirá que le maltraten, porque estarían maltratando a la persona que más quieres.

Aún recuerdo las palabras de mi amiga de Colombia, Diana, hace ya 3 años, cuando me dijo “nunca permitas que te maltraten”. Me dejaron muy marcado y me han acompañado desde entonces.

Gracias, Diana. 

3 Comments

  1. ALMA AGUILAR

    Este post es el que más me ha marcado de todos y con el que me siento más identificada. Muchas muchas gracias por tus aprendizajes.

    Por cierto, ¿te hiciste tu solo las fotos de Rocky Whelans Cave? ¿Pero y tienes un disparador automático y te dio tiempo a colocarte?

    Reply
  2. Leo Callejero

    Sí, mi móvil tiene temporizador… y no era tan lejos. 😉

    ¡Gracias por tus ánimos!

    Reply
  3. ALMA AGUILAR

    ¡Un placer!
    De verdad que si no miro si respondes a los comentarios, no me llegan al correo y no me entero…

    Reply

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