25 agosto 2016
252 días viajando…
20 días en Brisbane…
Hoy empiezo a currar con Mark, así que toca levantarse a las 6:30 para que me dé tiempo a todo. Al final me sobra tiempo, pero porque me he saltado el yoga.
Para desayunar pruebo una variación. Primero un batido de leche de almendras con plátano, papaya, cacao y maca. Espectacular.
Y de sólido pruebo, por primera vez en mi vida, a hacer huevos escalfados. ¿Cómo se hace para que queden más compactos?. Sobre una tostada con aguacate y queso brie, quedan perfectos.
A las 8 en punto estoy en casa de mi vecina y justo llego a la vez que Mark. Voy a empezar por la parte de atrás, por esta pared.
Empiezo limpiando la superficie y luego dando una primera capa de imprimación. Esto me lleva varias horas. La parte de más arriba queda pendiente hasta tener una escalera más alta.
Hacemos una parada para almorzar. Yo me he traído una ensalada de tomate, aguacate, garbanzos, remolacha, zanahoria y frutos secos. Que no se diga que no me cuido.
Después, empiezo con este enrejado de madera. Descubro que con el rodillo pequeño voy más rápido que con la brocha, aunque me mancho más, claro.
En unas pocas horas más…
Mark me dice que me distribuya yo las horas. Me da libertad en eso. Así que a las 14h decido parar porque ha sido un poco paliza el día y aún me siento un poco débil. Dedico media hora más a recoger, así que al final han sido unas 6 horas y media, a las que hay que quitar como una hora entre el almuerzo y una escapada a casa. Total, unas 5 horas y media, unos $137,50… muy lejos de los $50 por las 7 horas de cortar el césped que me pegué en las Cook Islands. Así da gusto pegarse estas matadas.
Ya sólo con lo de hoy he cubierto todos los gastos de comida que he hecho desde que estoy aquí. Esto ya es otra cosa.
Cuando llego a casa estoy bastante matado, pero los chicos me piden de una forma muy expresiva que quieren su paseo. Hasta Tank me lo pide y eso es una novedad, así que no puedo decir que no.
Hoy la imagen deformada me muestra con dos perros. 🙂
A Tank el paseo le ha dejado exhausto, y nada más llegar, cae rendido, pobrecillo. Y eso que ha sido cortito.
Yo también estoy muerto, así que me pego una ducha para quitarme la pintura y me tomo la tarde con calma.
Tengo un par de tareas que hacer, pero ya las haré otro día. Tengo que replantar el Curry Tree que me encargó Mercedes. Y ya he descubierto por qué parte de la valla se escapan los perros cuando me doy media vuelta. Hay un sitio por donde se cuelan por debajo. Esta mañana pillé a Archie con las manos en la masa cruzando por ahí. Llevaba días observándole para saber por dónde era. Tengo que arreglarlo. Pero lo voy a dejar para el finde.
Para cenar, me hago una sopa de lentejas amarillas.
Lo de Tank con la comida raya la obsesión. Siempre me hace lo mismo. Después de darle de cenar (y le estoy dando raciones generosas), vuelve varias veces a la cocina para comprobar si queda algo en el comedero. Y después no me quita la vista de encima mientras yo ceno.
Y cada vez que me levanto a la cocina a servirme más o a lo que sea, me acompaña para ver si le voy a dar algo. A mí se me parte el alma, porque está muy viejito y se le nota el gran esfuerzo que supone cada vez que se levanta para ir a la cocina… y total, para nada.
Los que tenéis perro… ¿es normal esta obsesión por la comida? Está así todo el día.
Mañana vuelta al curro y, por la tarde, voy al médico a las 18h para comprobar los resultados de mis análisis. La verdad es que me siento muchísimo mejor. Ni rastro de la faringitis, nada de alergia, el dolor de hombros mucho mejor (creo que he encontrado la postura definitiva para dormir), aunque aún hay algo de cansancio (a ver qué dicen los análisis, no vaya a tener alguna carencia) y me ha salido una pequeña erupción en la piel que tiene pinta de reacción alérgica a algún bicho o planta. Nada grave… y para eso no hay nada como el aceite de árbol de té.
Hablando de plantas… Hoy se lo he tenido que preguntar a Mark. Y es que desde que llegué a Upper Brookfield ando mosqueado porque huele muchísimo a marihuana. Al principio pensé que era la casa de Mercedes (que me perdone por pensar mal… o bien, según se mire), pero luego me di cuenta de que huele así todo el barrio. Y es un olor muy fuerte, como cuando fumas la marihuana en pipa (o eso me han dicho, vamos… :-p).
Pues Mark me ha dicho que es la Lantana, la planta invasora que está por todas partes, que huele muy parecido… ¡y tanto!
Aprovecho la tranquilidad (y la poca vida social) para acostarme pronto y así poder hacer mis meditaciones. He descubierto que tengo tres fases en mis meditaciones:
1) Fase de concentración: Me lleva un buen rato conseguir concentrarme lo suficiente como para que mi cabeza deje de pensar en cosas cotidianas, preocupaciones, futuro, pasado…
2) Fase de meditación: Éste es el momento guay, cuando de repente notas que tu mente se libera y las cosas que vienen a tu mente no las creas tú, sino que, de alguna manera, “te llegan”. No son voluntarias. Y estos días para mí están siendo como pequeñas revelaciones. Como mensajes del subconsciente que me están ayudando a entender algunas cosas. De hecho, esta idea de las tres fases, me vino en la meditación de anoche. Para mí, éste es el objetivo de la meditación, la conexión con el subconsciente, donde hay mucha información muy interesante.
3) Fase de sueño: Es fácil que, si estamos cansados, empecemos a dar cabezadas y empecemos a “soñar”. Y ahí es dónde te das cuenta de que meditar es lo mismo que soñar, pero de una manera mucho más consciente y… estando despierto. Soñando, los mensajes son confusos, muy simbólicos y se nos pierden en la memoria. En cambio siento que meditando los mensajes son muy claros.
Creo que por primera vez desde que empecé a meditar, empiezo a “entender” lo que implica. Y, en cualquier caso, es un estado muy placentero…
…cuando se alcanza, claro.
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