30 septiembre – 2 octubre 2016
290 días viajando…
17 días en Innisfail…
El viernes por la tarde he quedado con mis amigos de Cairns, Igor e Irene, que vienen a “mi” casa a pasar el finde. Se supone que este finde va a ser de muchas lluvias, por lo que el plan es ver pelis y series. Aunque al final, como se verá… poca lluvia y pocas pelis. 😉
Viernes – Innisfail
Así que el viernes lo dedico a poner orden en casa, hacer algo de compra y pasear a Dude.
Y, en pleno paseo, llueve ligeramente, lo que nos trae un maravilloso…
…sobre las plantaciones de caña de azúcar.
Cuando llegan, y después de horas de ponernos de acuerdo, decidimos ver Magical Girl, una rarísima película española de Carlos Vermut, que debió tomarse unos cuantos cuando la dirigió. La historia es curiosa y original, pero no me convence nada cómo está contada, con un guión bastante tramposo y (lo que peor llevo) esperpéntico. Y es que si hay algo de lo que podemos culpar a Valle-Inclán es (aquí los puristas me lapidarán) de “inventar” el esperpento que tanto mal ha causado en el cine español. Yo prefiero la comedia con personajes reales en situaciones absurdas. No me convencen nada los personajes absurdos y esperpénticos que dan una visión bastante amarga de la realidad. Creo que es mi visión positiva y optimista de la vida, la que lleva mal esto.
Después les pongo un par de capítulos de la serie catalana de TV3 Cites, que les convencen bastante más. A mí cada vez me tiene más enganchado. Aunque sea un remake (y algunas situaciones estén copiadas directamente de la serie original inglesa Dates), me parece que es de los mejores trabajos que he visto de series españolas (o catalanas, vamos…).
Sábado – Etty Bay & Josephine Falls
El sábado amanece nublado, pero caluroso y no lluvioso, por lo que, después de hacernos un buen desayuno, me los llevo a Etty Bay, la playa más cercana de Innisfail, a unos 15 minutos al sur, con la esperanza de volver a encontrarnos un Casuario como la otra vez que estuve.
En la playa desarrollamos una enorme actividad…
…bueno, vale, nos lo tomamos de relax. Al menos hasta que Igor nos enseña algunas cosas que está aprendiendo en Acroyoga.
…e Irene nos enseña a jugar a la Sota Cabrona, que es de los juegos de cartas más divertidos que he descubierto últimamente.
Y al final no vemos ningún Casuario, pero de repente aparece lo que parece ser una Goana, que se convierte en el centro de atención de la playa.
Cuando el hambre aprieta, nos volvemos para casa y me ofrezco a hacer uno de mis arroces de cosas.
Y como el calor sigue apretando y de la lluvia… nada de nada, por la tarde me los llevo a Josephine Falls, media hora al norte de Innisfail.
Y por fin, después de meses viviendo en zonas tropicales, bañándome en sus ríos y atravesando selvas, por fin sé lo que es que te enganche una sanguijuela (leech, como dicen aquí).
Me la consigo quitar sin demasiado cuidado. Lo más curioso es que no se siente nada. Ni dolor ni picor ni nada. Ni mientras la tienes enganchada, ni cuando te la quitas. Probablemente deben inyectar algún anestésico o algo así. La cosa es que si no la ves, ni te enteras de que la tienes. La otra cosa curiosa, que es también deben inyectar algún tipo de anticoagulante, porque una vez que te la quitas, no deja de sangrar durante horas.
Después es el turno de Igor e Irene.
Por la noche nos ponemos un par de capítulos más de Cites y después nos vamos a la Imperial Tavern de Innisfail a tomarnos unas cerves. El ambiente es regulín. La banda en directo es mucho mejor que la del otro día, pero hay poquísima gente, y casi todo hombres. En realidad sólo hay dos mujeres: Irene y otra mujer Y casi todos los hombres ya van borrachísimos. Así que lo único interesante es el billar.
Nos quedamos de piedra al ver que echan el cierre a las 23:30… ¡un sábado!
Ay, cómo echo de menos España en estas ocasiones.
Domingo – Babinda Boulders & Machans Beach
El domingo Igor se va temprano porque tiene buceo. Así que Irene y yo, después de desayunar, nos vamos a Babinda Boulders, unas pozas que hay unos 45 minutos al norte de Innisfail, más o menos a mitad de camino de Cairns.
Y la verdad es que el sitio es una pasada. Me recuerda mucho a la Pedriza de Madrid, aunque de bosque tropical en vez de bosque de pinos, pero las formaciones rocosas en el río son muy parecidas.
Allí nos encontramos con una pareja santanderina de viaje de tres semanas de vacaciones por Australia.
Una de las atracciones de Babinda Boulders es la cuerda para tirarse al río.
Irene, que es muy persistente, no se da por vencida.
El santanderino (ay, que no me acuerdo de su nombre) tampoco puede resistirse…
…y yo mucho menos, claro.
A mediodía dejo a Irene en Cairns y me doy una vuelta por el Rusty’s Market.
Para la tarde, Irene me ha recomendado la playa de Yorkyes Knob, pero, escribiendo esto, me he dado cuenta de que me equivoqué de playa y me fui a Machans Beach.
Probablemente Yorkeys Knob esté mejor y, además, se permite el baño, pero los paisajes que me encuentro tampoco están mal.
Pero, efectivamente, no se permite el baño…
…y yo necesito refrescarme después de la caminata, así que me vuelvo a Cairns y me doy un baño en la Lagoon de la Esplanade…
…un paseíllo…
…y para casa, donde me esperan mis chicos incondicionales: Dude y Smokey Joe.
Por cierto, esta semana me escribió Mercedes, mi House Sitting de Brisbane, para decirme que Tank, uno de los dos perros que estuve cuidando allí durante un mes, había fallecido. 🙁
Al parecer le picó una garrapata (tick) dos días antes, y era de las que causan parálisis, y como Tank estaba muy viejito, no logró superarlo. El lado bueno es que al menos estuvo acompañado de su familia en sus últimos días y no le pasó estando conmigo. Yo lo hubiera pasado fatal.
Y yo, al menos este fin de semana, no me he sentido tan solo, gracias a la compañía de Igor e Irene. Ha sido un soplo de aire fresco por aquí.
Por cierto, en mi post anterior, en mi semana de reflexiones, me hice otra reflexión, pero no quise ponerla en el mismo post, porque ya era hubiera sido demasiado.
La cosa es que esta semana me dio por preguntarme…
¿qué pasaría si quitáramos todas las fronteras y permitiéramos la libre circulación de personas y el libre trabajo de todo el mundo en todo el mundo?
Y no lo digo como una utopía, sino… de verdad, qué pasaría. Obviamente habría una circulación de personas de las zonas con menos recursos a zonas con más recursos… es decir, se equilibraría la población en función de los recursos de cada zona. Como consecuencia, algunos de los actuales “paraísos”, los países más desarrollados y “ricos”, bajarían su nivel de vida al verse “invadidos” por un gran número de personas en busca de oportunidades. A cambio, los países con menos recursos se verían aligerados y bajaría la pobreza.
Pero… ¿realmente sería tan grave? ¿Fue tan grave la libre circulación en la UE? ¿Lo fue la caída del Muro de Berlín cuando las administraciones temblaban de que toda Alemania del este se iría a la Alemania Occidental? (y ahora resulta que la que mola es la zona oriental).
Lo que quiero decir es… ¿sería realmente tan grave?
Por supuesto esto implicaría cambiar todo el sistema, cambiar la mentalidad y empezar a pensar a nivel de “la humanidad”, en vez de en “mi parcela”. O, incluso, yendo más lejos, deberíamos empezar a pensar a nivel de “Gaia“, considerando toda la tierra como un único ser vivo al que debemos cuidar íntegramente y entre todos, y no sólo de alguna de sus parcelas.
Pero creo que es algo que estamos descartando antes de haberlo pensado seriamente. ¿Por qué?… porque es un pensamiento muy incómodo para los que vivimos cómodamente. La idea de bajar nuestro nivel de comodidad es algo que nos cuesta horrores… ¿verdad?
Pero, de verdad… creo que no sería tan grave.
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