18 – 19 octubre 2016

307 días viajando…
35 días en Melbourne…

Y por fin llego a una de mis ciudades favoritas del mundo mundial… ¡Melbourne!

El avión llega con media hora de adelanto, así que salgo del aeropuerto a las 3 en punto de la madrugada. Al final la que se ha animado a recogerme ha sido mi host Daniella con su abuela. David estaba cansadísimo. Me salvan la vida, la verdad, porque a estas horas…

Me llevan hasta la que será mi casa durante las próximas semanas, en el distrito de Maribyrnong, y me comenta Daniella que mi habitación aún hay que pintarla, así que esta noche dormiré en una de las tres cocinas de la casa (sólo se usa una de ellas, por lo que no me invadirán por la mañana para hacerse el desayuno :-p) en un colchón inflable en el suelo. Sólo es esta noche, sin problema.

Me dice que normalmente la jornada empieza a las 9h, pero que mañana puedo levantarme tarde, sin problemas.

Aún así, a la mañana siguiente a las 9h estoy en pie y conozco al resto de la gente de la casa. ¡Somos multitud! Están Dave y Daniella (nuestros hosts), la madre de Dave, la madre y la abuela de Daniella y 5 helpers más, 2 de Francia y 3 de Taiwan.

Puedo sentir enseguida que éste es un sitio con MUY buena energía. No hay duda. Daniella me explica las reglas básicas (hay muy pocas reglas, se basa todo en la confianza y la buena fe). Me explica dónde está el armario con nuestra comida, y también podemos coger lo que hay en la nevera. El desayuno se lo hace cada uno y la comida y cena normalmente cocina alguien. Estos días cocinarán las madres y abuelas pero, cuando no estén, cocinará quien se ofrezca voluntario.

La jornada empieza a las 9h, con lo que cada uno se levanta a la hora que quiera con tal de que a las 9h haya terminado de desayunar y recoger. 

Nos ofrecen la opción de hacer jornadas largas a cambio de librar tres días (de viernes a domingo). A mí me parece perfecto, claro.

Daniella y Dave son una pareja muy joven (sobre los 30) que se casaron en Bali y han dedicado los últimos 6 meses a viajar por Europa en viaje de novios. Y gran parte de ese viaje lo han hecho como helpers, por eso, ahora como hosts, saben tratar muy bien a sus helpers.

Su proyecto es convertir esta casa que se acaban de comprar en una Shared House, es decir, en una casa compartida. Para ello nuestro trabajo es dejar listas las 11 habitaciones que tendrá la casa en el futuro, pintando, levantando muros, adecentando… incluso nos piden que seamos artísticos dibujando cosas en las paredes. 

Daniella y David me hacen un tour por la casa contándome (se les ve ilusionadísimos con el proyecto) dónde irán las habitaciones, los muros, las zonas comunes, etc… La idea es que sean habitaciones alquiladas de larga duración con gente de buen rollo que quiera vivir en común. Se les nota que son personas muy sociales. Me encanta. Creo que puedo estar aquí una temporada larga sin problema.

Mi primera tarea es crear algún tipo de separación temporal para dar intimidad a la ducha de uno de los baños, para que la gente se pueda duchar sin echar el pestillo y así se pueda acceder al inodoro que tiene su propia puerta, pero está dentro del cuarto de baño.

Al final consigo fijar un cable, colgar una cortina… y apañado.

Los taiwaneses, mientras, están quitando clavos de las maderas.

Siguiente tarea de la mañana: pintar unas baldas con pintura de spray.

Mientras, la marde y la abuela de Daniella (da gusto ver tres generaciones de la misma familia y el buen rollo que se respira entre ellas) están terminando de preparar el almuerzo.

Éste es el salón principal de la casa. Quieren llenarlo de sofás para que sea una zona de uso común. Y, por supuesto, nada de TV.

Después de comer, los helpers nos encargamos de recoger y fregar. Aprovecho el momento para inmortalizarnos como el primer grupo de helpers de la casa. De izquierda a derecha somos Rion, Angel, Pierre, Marie, Ping y yo.

Por la tarde me toca pintar el marco de la puerta y la ventana de la que será mi futura habitación.

La panorámica me ha quedado de culo, pero sirve para mostrar mi futuro cuarto. El suelo de loseta es terrible, pero falta pintarlo. Luego intentaré conseguir una alfombra o algo para suavizarlo. Pero las vistas al jardín son muy chulas y la habitación es muy amplia.

Una vez que pinto todos los marcos de 3 de las habitaciones, doy la jornada por terminada. Me despido de la madre y abuela de Daniella, que se marchan hoy, me ducho y salgo a la ciudad!

Y esto es lo que veo nada más salir de la casa: El río Maribyrnong.

Me voy en tranvía hasta el CBD (el centro). Hay una línea directa que llega en una media hora. Hace un frío considerable, pero mola que el sol se pone mucho más tarde aquí que en Cairns. Allí se hacía de noche a las 18h y aquí a las 20h.

He quedado con mi amiguísima Miriam (Mims), de Madrid. La que fue mi compañera de viaje en Laos, gran apoyo y confidente. Hace poco decidió dejarlo todo, pillarse una visa de estudiante y venir a probar suerte durante un año (por lo menos) a Australia. Al final, siguiendo mi consejo, se ha venido a Melbourne, el que es para mí el mejor sitio de este país. Llegó hace un par de semanas y por fin nos vamos a ver.

Algo que se le da muy bien a Mims es descubrir sitios chulos y baratos, por eso me dice de quedar en Sister Bella, un sitio escondido en un callejón del CBD, donde uno tiene la sensación de estar metiéndose en un garito ilegal.

Pero es un sitio chulísimos con jarras de cerveza (que dan para 4 vasos grandes) a $10 (unos 6€), es decir, a $2,5 el vaso… ¡tirado!

Y allí, por fin, nos encontramos…

…y nos contamos nuestras experiencias australianas. Ella ahora mismo también está en un HelpX, pero está buscando curro y habitación para establecerse un poco más. Lo de los curros aquí está relativamente fácil (hay mucho). Lo de la vivienda está más complicado. Muy-muy cara. Por eso yo estoy feliz donde estoy.

Vuelvo a casa sobre las 22:30 y ya está todo el mundo acostado. O duermen un montón o hacen otras cosas es sus habitaciones, porque luego se levantan después de las 8h… :-p

Pero me han dejado la cena en la nevera: Curry de verduras con tallarines de arroz cocinado por la madre de Dave. Espectacular, aunque un poco picante de más.

Al día siguiente me levanto a las 7:30. Decido que esa va a ser mi hora de levantarme normalmente para poder hacer mis saludos al sol y desayunar tranquilamente. Los saludos al sol los hago en un pequeño espacio común al que le da el sol directamente. Es perfecto. 

Para desayunar me hago una papilla de plátano con cacao, maca, un poco de leche (argh, no quiero tomar leche, pero no tienen ninguna leche vegetal) y frutos secos que aún me quedan de Cairns. Eso y unas tostadas con Peanut Butter (me vale hasta que consiga tahini).

Hoy toca pintar el suelo de las tres habitaciones. Primero con imprimación blanca y luego con pintura gris oscura. Empiezo con mi habitación. Esta vez la panorámica me queda mejor.

Después me dedico a las otras habitaciones. En una de ellas Dave ha tenido una idea genial. Como no tiene enchufes, ha decidido que el cable que va a llevar la corriente va a estar a la vista y de forma muy artística. Cuando esté terminado lo enseño.

Por la tarde, ayudo a Pierre y Marie a pintar uno de los salones, que se convertirá en dos habitaciones.

Cuando termino, me doy un paseo hasta el súper más cercano, el Coles de Flemington, que está a media hora andando. Allí me compro leche de almendras, más frutos secos (me da cosa pedir cosas tan específicas) y huevos (necesito comer bastantes y me da cosa hacerles mucho gasto). Para volver intento coger el tranvía, pero no sé si me expreso correctamente o el conductor pasa de mí, pero la cosa es que no para en la parada, así que me toca volver andando.

Para cenar, la madre de Dave nos ha preparado un aperitivo espectacular: Un pan relleno de queso fundido. No se aprecia, pero el pan ha pasado por el horno y está tostadito. De muerte!

Dave, para agradecer el buen trabajo que estamos haciendo, saca unas botellas de vino. Hay blanco, tinto y este Oporto que está para morirse.

Y luego viene la cena de verdad: Quinoa con kale, piñones y puré. No me quejo de la comida, no.

Hoy me retiro pronto para escribir el blog y descansar. 

En general las jornadas de trabajo son bastante duras en lo físico (pintar suelos no es lo más cómodo del mundo), pero está siendo muy sencillo y entretenido. Y lo que es más importante, hay un ambiente de buen rollo absoluto. Y a estas alturas es lo que más valoro. Después de dos meses de house sitting, agradezco volver a hacer HelpX, no sólo por lo económico (no tengo casi gastos), sino por estar con gente y compartir experiencias y tiempo.

Daniella me comenta que se irán a mediados de Noviembre a Tasmania para pasar las ujn mes y medio ahí con la familia de David. Así que necesitan tener todo bastante avanzado para entonces y a alguien viviendo. Me dice que si quiero ser yo el que se quede, que no hay problema. La verdad es que creo que podría ser un acuerdo muy bueno. Me quedo para gestionar la casa a cambio del alojamiento. A ver qué tal va funcionando la cosa.

No sé cómo ni por qué, pero al final mis experiencias en Melbourne siempre son especialmente buenas.

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