11 julio 2016
208 días viajando…
28 días en Rarotonga…
Primer día de curro…
Me presento en casa de Tyronne a las 8, como habíamos quedado (había perdido la costumbre de madrugar). Al verme, Tyronne me dice… “Anda, si nos conocemos. Tú eres el de las bananas!”. Yo en ese momento no caigo, la verdad.
Desde ahí vamos en su moto a casa de un amigo suyo a recoger su cortadora (string trimmer) y comprar algo de gasolina.
No tengo problema en hacer la mezcla de la gasolina y el aceite, cargar la cortadora y ponerla en marcha. Es una de las habilidades que he aprendido en este viaje. Y queda muy bien de cara al empleador que vea que me manejo sin problemas.
Así que a las 8:20 me pongo a la tarea. Tyronne me dice que empiece desde la carretera (la parte de delante) hacia la playa (la parte de atrás… que es enorme).
Intento ser meticuloso y hacerlo bien, pero pronto empiezo a darme cuenta de que mi estimación de 2 horas ha sido más que optimista. A las 12, tras 3 horas y media de darle duro, llevo hecho poco más de la mitad. Hago una parada para el lunch. Tyronne me ha hecho un sandwich vegetal.
Charlo un rato con Orianne, una chica francesa (pero que habla muy buen español) que está viajando con su novio japonés desde hace tres años y que se están alojando ahora en casa de Tyronne.
Le pregunto cómo lo hacen para sostenerse (se aprende mucho de las experiencias ajenas) y me comenta que hacen trabajos informáticos en remoto (webs, diseño gráfico…), además de trabajillos locales allá donde van. También me habla de una web que es como HelpX, pero que en vez de trabajo, lo que buscan es gente que cuide la casa y los animales mientras los dueños están de viaje. Dice que es lo que más usan y que es genial, porque tienes alojamiento gratis y sin hacer casi nada. Y para mí es como un sueño, porque me encantan los animales. Dice que me pasará el contacto para apuntarme. Lo único es que cuesta dinero, pero creo que merece la pena.
Me como el sándwich en un plis y vuelvo a la tarea. Quiero acabar cuanto antes.
Según voy avanzando me voy dando cuenta de por qué me dijo Tyronne que empezara por delante, y era para que no viera la jungla que tiene montada en la parte de atrás, donde la hierba ha crecido hasta medio metro de forma descontrolada.
Empiezo a pensar que la mala energía que recibo de Tyronne está más que justificada y que quizá no es una persona de fiar. Y en ese momento me acuerdo de lo de las bananas…
Y es que unas semanas atrás fui a una de las pequeñas tiendas que hay por la carretera para comprar plátanos, que estaban en el mostrador de fuera. El precio era de 50 cents/unidad los verdes y 60 los maduros. Yo escogí 10 plátanos que parecían verdes y el que estaba allí fuera se me acerca y me dice… “¿te llevas esos? son $6”. Yo le digo que no, que son $5, porque son verdes. Y él me dice que no, que son maduros y los coge y los lleva para adentro. Yo no le doy mucha importancia, porque total, estamos hablando de $1 de diferencia. Al dejarlos en el mostrador, aparece el dependiente que dice “$5”, y el otro dice… “no, no… son $6”. Me empiezo a dar cuenta que me la está jugando y le digo al del mostrador… “¿tú quieres que vuelva a comprar aquí? Pues trátame bien”. Y me dice “sí, sí… son $5”. Ante esto, el otro tipo simplemente se va… y entonces me doy cuenta que no tiene nada que ver con la tienda, que era un cliente local que simplemente estaba intentando que yo pagara más por ser extranjero, pero que no había conseguido que el de la tienda entrara en el juego.
¡Pues Tyronne era ese tipo!
Esto me hace estar cada vez más convencido de que no es alguien de fiar. Pero la cosa ya tiene poco remedio.
Cada hora y pico tengo que parar a echar gasolina. Cuando llevo como 5 horas, le digo… “Te va a salir muy barato, ¿eh?”. Y me dice… “no te preocupes, que te voy a pagar más”. Ante esto, me quedo un poco más tranquilo.
Al final termino la tarea sobre las 15:30, tras 7 horas de trabajo. Estoy destrozado. No sé si se aprecia el antes y el después…
Tyronne me dice muy pomposamente que aunque habíamos acordado $30 me va a pagar $50, y que venga mañana a las 8 para ayudarle a construir una cama. Yo le digo que si me va a pagar ahora y me dice que mañana.
Uf… qué poco me fío, pero no tengo más remedio que aceptar.
Estoy completamente cubierto de pedacitos de hierba. Y como he usado sandalias, tengo los pies hechos un asco. Me voy al hostel a darme una larga ducha, pero no se va ni a tiros. Juro que esta foto es después de la ducha.
Me tomo un rato de relax y después me voy al CITC de Avarua a comprar verduras, que se me ha acabado casi todo. Compro zanahorias ($2/kg, es lo más barato que hay aquí), una lombarda por $7,50, cebollas a $2,50/kg, un pedazo de calabaza, ajos, una leche de arroz que está levemente caducada y por eso venden a $1,50 en la sección de “cosas que vendemos más baratas porque no son presentables”…
A la vuelta me preparo uno de mis guisos de lentejas, arroz y verduras que de nuevo hace que una sudafricana que llegó hace poco me diga lo de que me da dinero para que le cocine. Al final me lo voy a tomar en serio.
Por la noche quedo con Richie y Star para tomar algo en The Rickshaw Restaurant.
Ha sido un día raro. Durante las 7 horas que me pasé cortando el césped pasé por todo tipo de estados de ánimo en plan montaña rusa. Desde el entusiasmo de “tengo curro y además me va a dar más curro para los siguientes días, así que estoy salvado” hasta el “este tío es un jeta y seguro que después de esta paliza que me estoy dando no me va a pagar y se va a reír de mí”. Y es que es evidente como el cansancio me influye en el estado de ánimo hasta extremos insospechados, haciéndome entrar en bucle comedura de tarro.
Y aunque es verdad que es probable que me esté tomando el pelo, creo que esto me viene para aprender a manejar estas situaciones, no agobiarme tanto con el conflicto y no darle tanta importancia. Hay algo que tengo ahí con el “que me engañen” que llevo fatal y que tengo que superar… o al menos manejar mejor.
Por la noche hablaba con Star de lo bien que me ha venido que vinieran justo en este momento y me hicieran sentir tan acogido y acompañado, justo en un momento en que estaba dudando si quedarme o irme. Les voy a estar siempre muy agradecido por esto.
Tengo tanto por lo que dar las gracias… que a veces se me olvida en momentos tontos.
Me alegro que tengas curro, pero no dejes que te vacilen, analiza de forma asertiva y tranquila lo que te compensa. Otra idea es cobrar por horas de tu trabajo, habitualmente la gente sabe el tiempo que llevan las cosas.
Un beso, no te agobies y gracias por hacerme repensar.
Carmen