12 julio 2016
209 días viajando…
29 días en Rarotonga…
A las 8 en punto me presento en casa de Tyronne como habíamos quedado. Me dice que no le han llegado los materiales para construir la cama, que no puede ponerme a limpiar porque sus
guests no se han levantado aún, y que no tiene el dinero porque tiene que ir al banco a por él, así que me dice que vuelva a las 12 o 13h. Ejem…
Menudo madrugón para nada… y sé que no es verdad lo que me dice, pero toca esperar. Así que decido irme al Waffle Shack de Avarua a conectarme a Internet.
Orieanne me ha mandado la invitación para unirme a TrustedHouseSitters.com, la web que me comentó ayer de House Sitting. Por invitarme ella tengo un descuento del 20%, pero aún así son 76 USD por un año de suscripción. Dudo, porque es una pasta, pero al final decido apuntarme… y no me arrepiento. La cosa tiene una pinta estupenda. Montones de casas por todo el mundo en las que te ofrecen alojamiento gratis a cambio de cuidar de alguna mascota. Me paso la mañana mandando solicitudes a varios sitios, sobre todo en Australia. Recibo una contestación positiva desde Brisbane para estar 3 semanas en septiembre cuidando de un perrito. Me parece una pasada.
Nada más llegar a la cafetería se ha puesto a llover y ya no ha parado. Es una de estas lluvias tropicales intensas y eternas. Tyronne me manda un mensaje diciendo que mejor quedamos mañana a las 10, porque tiene que ir al banco a por el dinero, pero que con este tiempo le es imposible. Sin comentarios…
También me llama Richie ofreciéndome salir a correr por la montaña a las 16h. Le recuerdo que está lloviendo, pero dice que da igual, que luego nos damos una ducha caliente y listos. Le digo que vale. ¡Hay que decir que “sí” a todo!
Quiero ir al hostel a hacerme la comida, pero no para de llover y está como a 20 minutos en moto. Así que espero… espero… espero… y sobre las 15h me canso de esperar. Tengo hambre y frío (me he venido en camiseta. Mi única chaqueta está mojada de mi último paseo en moto). Así que subo a la moto, me pongo las gafas de sol para proteger algo mis ojos de las gotas de lluvia… y a la tempestad!
Llego empapado y congelado. Literalmente tiritando. Pero al menos llego vivo. Me intento dar una ducha de agua caliente… pero caliente, lo que se dice caliente… no sale.
Lo primero que hago es cambiar el agua a los garbanzos que puse en remojo anoche. Normalmente cuezo 1 Kg de garbanzos de golpe y luego los congelo y los voy usando. No sé si es por el calor que hace aquí, pero me encuentro todos los garbanzos germinados y con bastante raíz en sólo 15 horas.
Después me hago un arroz de los míos.
La sudafricana me pregunta si de verdad me he cocinado yo esto. Lo tomo como un halago. 🙂 La lombarda y la cúrcuma le da muy buen color. Tristan se dejó aquí un montón de raíces de cúrcuma fresca que yo rayo en mis comidas. Se supone que tiene un montón de propiedades.
Y la verdad es que lo que me cocino suele ser ligero, sano… y rápido. No cocino nada que lleve más de media hora.
Cuando estoy comiendo me llama Richie y me dice de quedar en media hora en su casa para salir a correr. Le digo que no para de llover!… Pero me dice que no sea tan blandito, que vaya con la ropa de correr en la moto, que aunque se moje da lo mismo, porque nos vamos a mojar igual, y que lleve ropa seca para después.
Y como no sé decir que no, y la verdad es que el plan me apetece, me dejo el resto del arroz para mañana, me pongo mi ropa de correr, el chubasquero (una especie de bolsa de plástico que me compré en Costa Rica) y salgo para Muri, que está como a 20 minutos. Consigo llegar a casa de los Richie’s no demasiado empapado gracias al chubasquero.
Richie me cuenta que cuando me llamó, iba en el coche de alquiler y paró a un lado de la carretera, y que justo al volver a ponerse en marcha, le cayó una enorme rama contra el parabrisas, destrozándolo. Está enrabietado (y con razón) porque no pagó el seguro a todo riesgo y la broma le va a salir por un riñón.
Pero al final, nos calzamos nuestras zapatillas, y nos echamos al camino. La casa que tienen alquilada por AirBnB está justo en Avana Rd, un camino que une la carretera principal con la secundaria un poco pasado Muri Beach. El camino sigue más allá convirtiéndose en un sendero hacia el interior de la isla. La idea es seguirlo. No me llevo la cámara, porque está lloviendo, pero pronto me arrepiento, porque la verdad es que el sitio es espectacular.
El camino va siguiendo el riachuelo que viene de la montaña, lo que pasa es que el camino va más o menos recto y el río va haciendo eses, por lo que el camino cruza el río unas cuantas veces. Y, en condiciones normales, es un riachuelo que llega a la altura del tobillo, pero como no para de llover, nos toca cruzarlo con el agua a medio muslo. Pero total, ya vamos empapados, así que… más diversión. Me siento como si hiciera la Spartan Race.
Y lo que parecía que iba a ser cruzar el río “alguna” vez, se convierte en dar 30-40 zancadas, y cruzar río, 30-40 zancadas, y cruzar río. Así, sin parar.
El camino es muy ancho y perfectamente limpio de vegetación y al final caigo que es uno de los caminos que han hecho (es obviamente artificial) para los circuitos de Quads en la Selva que tanto les gusta a los turistas. Por eso lo han hecho que cruce el río tantas veces, porque la parte más divertida es la de salpicar y llenarse de barro.
Llegamos hasta el final del camino y damos media vuelta. Apostamos cuántas veces hemos cruzado el río. Richie dice que 9 y yo que 15. Al final salen… ¡19 veces!
Volvemos a su casa justo para el anochecer bastante mojados pero muy contentos. Hemos estado como una hora corriendo (qué pena no tener fotos), y ha molado muchísimo. Tengo que hacerlo más a menudo. Tengo que probar a hacer el Crossing Island corriendo.
Éstas son las pintas con las que acabo.
Ducha caliente (esta vez sí, caliente de verdad), ropa seca, una cerveza y cena con la familia.
Las chicas, Grace, Arianne y Fraya, se echan unas risas a mi costa a base de pedirme que pronuncie palabras en inglés con vocales especialmente difíciles para mi. Y es que el inglés es mortal por las vocales. Hay montones, y pueden ser, además, largas o cortas. Y decirlo mal, en alguno casos, hace que se descojonen (como en este caso) cuando no sabes diferenciar can’t (no puedo) de cunt (coño).
Pero la verdad es que me lo paso genial con las chicas. Me siento aceptado. Arianne está aprendiendo español y jugamos a ver si entiende frases sencillas que digo. Rebekah se lamenta de que su profesora de español en Nueva Zelanda, que es de Barcelona, no motiva demasiado a sus alumnos y por eso Arianne quiere dejarlo.
Después me quedo con ellos a ver una peli: The Temptations, sobre el grupo vocal del mismo nombre que se hizo famoso en los 60 por el tema “My Girl”.
Sobre el inglés… la verdad es que estoy muy sorprendido. De repente este último mes y casi sin notarlo, me he dado cuenta de que he empezado a tener conversaciones completamente fluidas en inglés, sin tener que pensar demasiado las frases. Por primera vez en mi vida noto que hablo el idioma de una forma casi natural. Sigo sin poder expresar 100% cualquier cosa que quiero, pero siempre encuentro la manera de expresarlo y cometo cada vez menos errores. Hasta el punto de que en ningún sitio donde he intentado currar me han puesto pegas con el idioma. La verdad es que estoy muy contento con eso.
Pero también es verdad que mi undestanding sigue siendo regulero, especialmente con los kiwis y australianos. Me cuesta un mundo entenderlos. Y salvo gente que habla con muchísima claridad, como Nat o Sarah en Tasmania, nunca consigo entender el 100% de lo que dicen. Y mucho peor si hablan entre ellos.
Y con lo de Tyronne… sigo jodido. No soporto esa idea de que me está tomando el pelo. De estar en sus manos sin poder hacer poco más que esperar a que se decida. Tengo claro que no quiero seguir haciendo trabajitos para él, pero a ver si al menos consigo que me pague.
Supongo que, analizándolo, las dos cosas que me hacen sentir mal con esto es:
1) Tener que enfrentar el conflicto. Siempre llevo fatal tener que enfrentar un conflicto y se me da mucho mejor huir de él. Y por eso entro en un bucle de negativismo cuando me veo atrapado en uno sin poder escapar.
2) Me jode que haya gente así en el mundo. Con lo fácil que es vivir con un mínimo de empatía, haciendo fácil las cosas a los demás, dando amor y… oh, sorpresa… recibiéndolo. ¿Qué necesidad hay de “ser el más listo” por unos pocos dólares? ¿Realmente eso genera algún placer?
Si algo he aprendido es que vamos a morir. Y creo que es algo que se nos olvida demasiado a menudo. Y que, cuando muramos, importará una mierda cuantas cifras tenemos en la cuenta corriente. Sólo importará cuánto hemos amado y cuánto nos han amado.
Pero de verdad.
Sabias palabras.
Tranqui con el tema Tyronne, qué es lo peor que puede pasar?, Qué no te pague?.Como tu has dicho es sólo dinero y, seguro, la vida te recompensará, siempre lo hace.
Un beso enorme
Pblog que razón tienes… 😉
Animo Pablo!ahí sigo pegada a tus historias… Más besos 🙂