New Zealand (Roadtrip) – En coche por la Isla Sur

by | 14 Oct 2017 | 0 comments

9 – 14 octubre 2017

667 días viajando…
6 días de roadtrip…

Como ya conté en mi anterior post, estando en Wellington conocí, a través del grupo de Facebook New Zealand Backpackers, a Agnès, una viajera francesa de ascendencia china, nacida en la Isla Reunión. Da la casualidad de que tiene coche y tiene que estar en Christchurch el día 15 de octubre, por lo que decidimos compartir el viaje hacia el sur. Así que el día 9 de octubre, después de despedirnos de Anne y Mike, mis hosts de Housesitting, cargamos mis cosas en su coche y nos ponemos en marcha.

Aquí va el relato de un roadtrip de 6 días y 1.545 kms por la mitad norte de la Isla Sur de Nueva Zelanda.

Día 1 (9 octubre 2017)

De Seatoun (Wellington) a Tasman (316 kms).

Así que salimos de Seatoun en dirección a la terminal del Ferry de Welligton a Picton, de la compañía Bluebridge.

El billete de los dos, más el coche, son unos 200 NZD (121€).

Desde el ferry le digo adiós a Welligton, donde tan buenos ratos he pasado…

…y hola a Picton, unas 3’5 horas después.

El plan es ir con el coche hacia Tasman donde tenemos ya arreglado un Couchsurfing con Kayleigh. Pero antes, nos desviamos hacia los Marlborough Sounds, los fiordos del norte de la Isla Sur.

Conducimos hasta Portage

…y buscamos un sitio cerca para preparar nuestra primera comida.

Desde ahí vamos regresando, pero hacemos otra parada para subir al Onahau Lookout, al que se sube por un camino muy chulo, y desde el que hay unas vistas espectaculares de los fiordos.

En la bajada nos encontramos con una Weka, el segundo pájaro más popular de Nueva Zelanda (después del Kiwi, claro). Y es sorprendente lo mucho que se nos acerca. Va pidiendo comida, está claro.

Hacemos otra parada en otro lookout…

Y tiramos ya para Tasman. Hacemos antes una parada para comprar algo más de comida para ofrecerle cena a nuestra host Kayleigh.

Llegamos a su casa casi de noche. Ahí conocemos a su maravilloso gato con una enorme personalidad.

Hago una ensalada de col con garbanzos y tomate. Agnès se prepara algo de carne que se ha comprado y Kayleigh se había preparado algo de pescado. A mí con la ensalada ya me vale.

Cenamos en animada charla contándonos experiencias. Le pedimos a Kayleigh si nos podemos quedar dos noches para tener tiempo de poder explorar Wharariki Beach y el Abel Tasman National Park. No hay problema por su parte.

Día 2 (10 octubre 2017)

De Tasman a Wharariki Beach y vuelta (302 kms).

Por la mañana preparo un desayuno catalán, a base de tostadas con ajo, aceite y tomate (de lata, no hay otra cosa) y nos ponemos en camino hacia Wharariki Beach, el punto más al norte de la Isla Sur.

Hacemos una parada en Takaka Hill para ver las impresionantes vistas.

Otra parada en Takaka para tomar un café.

Hasta que finalmente llegamos al aparcamiento del Wharariki Beach Holiday Park.

Donde comemos algo, bajo la atenta mirada de tres pavos reales que merodean por ahí.

La verdad es que estoy nervioso. No es la primera vez que estoy aquí. Éste fue uno de mis destinos HelpX del año pasado y fue una muy mala experiencia. Por eso no sé muy bien como me voy a sentir.

Tomamos el sendero que lleva a la playa y que aún recuerdo muy bien, con sus maravillosos prados con ovejas.

Llegamos hasta el río que desemboca ahí mismo y donde vemos hasta 3 focas jugando.

Y, de repente, ahí está, Wharariki Beach. Y la sensación es… increíble. Esta vez sí puedo apreciar por completo la enorme maravilla de este lugar sin la carga de mal rollo que tenía entonces y que no me permitió disfrutarlo.

Y la verdad es que puedo decir (sin ser muy fan de las playas) que es una de las playas más bonitas e impresionantes que he visto en el mundo.

Le ofrezco a Agnès llevarla hasta Cape Farewell, ya que el camino por los acantilados es sencillamente espectacular. Pero como tiene un poco mal la rodilla, prefiere no ir y que hagamos alguna otra ruta por el Abel Tasman.

Así que desandamos el camino y cogemos el desvío hacia la entrada oeste del Abel Tasman National Park. Dejamos el coche en el Wainui Bay Carpark e intentamos hacer la ruta que lleva Taupó Point

No ponemos a caminar…

…hasta llegar a la playa de Wainui Bay.

Pero una vez allí nos damos cuenta de que para continuar, hay que pasar entre esas rocas de la derecha. Ahora mismo se puede pasar mojándose un poco, pero no sabemos cómo estará la marea a la vuelta, así que decidimos desistir.

Volvemos al coche y nos vamos a Tata Beach. Viendo el color de la arena puedo entender por qué lo llaman Golden Coast.

La siguiente parada (Agnès lo tiene todo bastante planificado) es The Grove Scenic Reserve, unas formaciones rocosas muy sorprendentes.

Y después vamos al Labyrinth Rocks Park, un laberinto natural que se ha formado por la erosión de las rocas, una especie de Ciudad Encantada de Cuenca, solo que aquí parece un verdadero laberinto.

Aunque es algo bastante turístico y para niños, la verdad es que tiene mucho encanto, especialmente por el hecho de que lo han llenado de figuritas de juguete.

La siguiente parada es el Te Waikoropupu Springs, un manantial bastante famoso por aquí.

Hay una ruta muy bien marcada (como siempre) para poder visitarlo.

Y la parte central es un enorme lago de agua especialmente cristalina donde está prohibidísimo tan siquiera tocar el agua.

Y de ahí volvemos hacia la casa de Kayleigh en Tasman. Ha estado bien visitar tantos lugares, pero voy un poco con la sensación de que Agnès busca el hacer el “check” en cada sitio turístico, sin ni siquiera disfrutarlo mucho. Para mí hubiera sido mucho más interesante explorar toda la zona de Wharariki, que es muchísimo menos turístico, que ver todos estos lugares tan… “preparados” para el turista.

Pero tampoco está mal poder conocer todos estos rincones famosos del Abel Tasman National Park.

Hacemos algo de compra antes de llegar a la casa para poder cocinar de nuevo para Kayleigh, pero esta vez nos dice que no va a pasar la noche en casa, pero que estarán sus compañeros de piso y unos amigos. Y, efectivamennte, nos encontramos casi una fiesta. Como 6 personas, dos perros, el gato… y todo el mundo cocinando.

Para colaborar en la cena, hago una nueva ensalada, esta vez de lentejas, y abro una botella de vino… y tan ricamente.

Día 3 (11 Octubre 2017)

De Tasman a Tasman National Park y vuelta a Nelson (111 kms)

A las 6:45 me despierta la llegada de Kayleigh abriendo de par en par la puerta del jardín. Menudo frío hace por las mañanas. Desayunamos, nos despedimos y nos vamos de nuevo para el Abel Tasman National Park, pero esta vez a la entrada sur.

Aparcamos en Marahau desde donde hay varias rutas siguiendo la costa.

Dicen que es genial llegar hasta Anchorage, pero es un poco inalcanzable para nosotros, teniendo Agnès la rodilla mal. Por eso decidimos hacer el Costal Track llegar hasta Yellow Point, que está un poco más allá de Akersten Bay, a algo más de 7 kms.

Nos ponemos en camino.

Aquí vienen las distancias y los tiempos. Como siempre, todo muy bien indicado.

Pillamos la marea baja, como se puede ver.

Pero según vamos subiendo, los paisajes son increíbles.

Todo el camino está salpicado de desvíos hacia las distintas playas, pero decidimos seguir adelante y visitarlas luego a la vuelta. Pero ya se van viendo algunas desde el camino.

Finalmente llegamos al desvío que lleva hacia la Akersten Bay, pero seguimos un poco más hasta nuestro destino, el Yellow Point.

Yellow Point no es más que un pequeño cabo de formación rocosa. Lo justo para hacerse la foto.

Desde aquí podemos seguir 4,6 kms más hacia Anchorage o ir desandando los 7,8 kms hasta el coche.

Optamos por lo segundo, pero haciendo paradas en todas las playas. La primera es la de Akersten Bay, que es, además, free camping.

La verdad es que parece un sitio maravilloso para acampar (máximo 2 noches, máximo 6 personas), pero con la cosa de que tienes que cargar hasta aquí y andando con todo lo que necesites.

La siguiente playa es la de Stillwell Bay.

Que cuando llegas, parece simplemente una playa rocosa…

…pero cuando giras un poco a la derecha…

…te encuentras con la que probablemente es la playa más bonita del Costal Track.

La siguiente es Apple Tree Bay, donde también permiten la acampada.

Y también es una pequeña maravilla.

Llega el turno de Coquille Bay, también free camping.

Y por último está Tinline Bay, también con camping.

Desde ahí solo nos queda seguir el sendero…

…y finalmente llegamos a la recta final, de donde salimos hace 5 horas. Se puede apreciar el cambio de la marea.

A las 9:15.

A las 14:10.

Estamos cansadetes y muertos de hambre, así que buscamos una zona de picnic al lado de la costa y preparo uno de mis arroces con lentejas y cúrcuma.

Después de comer, tiramos rumbo Rabbit Island, a la que se puede acceder a través de un único puente. Cuando llegamos al otro lado de la isla, nos encontramos con una playa enorme.

Nuestra idea era tirar hoy hacia el suroeste, pero se va haciendo tarde y estamos cansado, así que optamos por buscar Couchsufing y encontramos a Luke, un maorí encantador que nos ofrece su casa en Nelson, así que tiramos para allá.

Antes hacemos parada en Richmond para comprar los ingredientes para cocinarle un risotto.

Luke nos recibe con alegría y nos deja el cuarto de sus hijas, que esta semana están con su madre. Le ofrecemos cocinarle la cena, pero ha quedado con sus amigos y, en una demostración de total confianza como sólo ves por estos lugares, nos deja solos en la casa para que nos instalemos y cocinemos nuestra cena.

Y ya que lo teníamos planeado, cocino el risotto, que no me queda nada mal, y le dejamos una ración a Luke en la nevera por si viene con hambre.

Día 4 (12 Octubre 2017)

De Nelson a Karamea (318 kms).

Desayunamos en casa de Luke y se levanta justo para que podamos despedirnos. Ha sido un host maravilloso.

Ponemos rumbo a la famosa West Coast de Nueva Zelanda por la carretera que lleva a Westport.

Para comer hacemos parada en Kawatiri, un lugar famoso por la ruta que puedes hacer siguiendo la antigua vía del tren. Es bastante difícil encontrar el comienzo, porque no está indicado con ninguna señal, pero al final encontramos un sendero que sale del car park y va paralelo a la carretera.

No hay que andar mucho antes de encontrar el acceso al antiguo puente del tren.

Se conservan muy bien las estructuras, pero el puente tiene pinta de reconstruido para poderlo recorrer andando.

De hecho… aquí no cabe un tren. :-p

Y después viene lo mejor. Un túnel de unos 100-200 metros en línea recta.

El camino termina a la salida del túnel, donde se pueden ver los pilares de lo que fue el siguiente puente.

Para volver, se puede desandar lo andado o hacer el loop que va por el bosque, subiendo esas escaleras.

El loop termina en el mismo puente del principio.

Y ya de vuelta (el recorrido es menos de 1/2 hora), cogemos la mejor mesa para preparar la comida. Ensalada de cuscus y garbanzos.

Seguimos nuestra ruta y hacemos otra parada en el Kilkenny Lookout.

Una vez llegados a Westport, decidimos seguir la costa hacia el norte. Hemos encontrado un camping bastante chulo al final de la carretera, en Karamea, así que nos vamos para allá.

La carretera va por la costa hasta Mokihinui, donde se mete entre montañas hasta Little Wanganui. Hacemos una parada para flipar con las vistas.

Y aquí es donde por fin lo entiendo. Cuando estuve en Nueva Zelanda hace año y medio, todo el mundo decía que la Isla Sur tenía una naturaleza mucho más espectacular que la norte. Pero yo no acababa de verlo. Y eso es porque fui a Christchurch por la carretera de la costa este, en la que sólo hay prados y poco más. Carretera que, por cierto, ahora está cerrada a la altura de Kaikoura, como consecuencia del último terremoto. Pero yendo por esta carretera puedes apreciar toda la espectacularidad de la naturaleza de la West Coast.

Hacemos una última parada para visitar el Lake Hanlon.

Hay que recorrer un corto sendero en medio del bosque…

…hasta llegar al mirador del lago.

El lago es bastante grande y el silencio es absoluto. No hay un alma cerca.

Cayendo ya la tarde llegamos por fin al Karamea Memorial Domain Camping Ground. Un camping que tiene unas referencias maravillosas y todas merecidas. Y por sólo 8 NDZ (4,75€) cada uno por plantar tienda y coche.

Lo primero es visitar a la caretaker, una figura que yo no conocía y que normalmente es un huésped de larga duración que se hace cargo del lugar a cambio de no pagar su estancia. En este caso es un matrimonio mayor que llevan como 17 años viajando por Nueva Zelanda con esta preciosidad de autobús azul. Pero claro, lo hacen a base de largas estancias en cada lugar. Aquí, por ejemplo, se van a tirar dos años.

Pero lo mejor es el letrero del parabrisas.

La amabilísima señora nos indica el lugar donde podemos aparcar el coche y ahí plantamos la tienda. Agnès duerme siempre en el coche, pero tiene la enorme amabilidad de prestarme su tienda y saco de dormir para que yo tenga un lugar para dormir.

Y tenemos todo montado justo para la puesta del sol.

Lo mejor del camping son las zonas comunes, especialmente el living room, con mesa de billar y dardos de uso gratuito y montones de sofás.

Espero a que termine el grupo que hay cenando y me pongo con la cena: Sopa de lentejas y pasta. Suena raro, pero estaba de muerte.

La noche es un poco fría y el suelo un poco duro, pero ya estoy hecho a dormir en cualquier parte.

Día 5 (13 octubre 2017)

De Karamea a las Caves (Crazy Pavig y Box Canyon) y vuelta (47,8 kms).

Me despierto con la lluvia sobre la tienda. Hay bastante humedad y hace un frío considerable. Preparo desayuno: tostadas con huevos escalfados y un poco de arroz integral.

Charlo largamente con una familia que tiene sus tiendas al lado de la nuestra. Se trata de David (escocés criado en Nueva Zelanda), su mujer (kiwi) y sus hijos Dylan (10) y Lewis (9). David es encantador y me pregunta por todo tipo de cosas, especialmente por mi opinión sobre la situación en Catalunya. Han viajado por España y se interesan mucho por ello. También me pregunta mucho por mi forma de viajar y sobre Housesitting, ya que lo ve perfecto para ellos. Es una familia viajera que han hecho larguísimos viajes, ya sea en bicicleta o en un bus acondicionado que es actualmente su hogar kiwi.

Es un ejemplo de cómo viajar en familia, y lo notas en su energía. Los dos chavales son preadolescentes, pero tienen un trato increíble. Son muy sociables, educados y alegres. Me parecen de lo más interesante como familia viajera. De hecho tienen un blog con sus experiencias y filosofía, Popping The Bubble, donde hasta los niños tienen su espacio para que aporten su visión del viaje.

Agnès y yo decidimos quedarnos una noche más en el camping, por la buenísima energía que hay aquí y porque con la constante lluvia, no hay muchas más opciones. Pero esta vez, precisamente por la lluvia, pido dormir en el dormitorio que tienen. Son 14 NDZ, pero tengo la suerte de que estaré solo. Sigue siendo un chollo de precio.

Lo bueno de Karamea es que estamos pegados al Kahurangi National Park. Es el mismo parque al que pertenece Wharariki Beach, donde estuvimos hace un par de días, y que está bastante cerca, justo al norte, pero no hay carreteras entre ellos. Eso sí, hay un track de varios días para ir de uno al otro. Quizá algún día…

Nuestro plan de hoy es visitar unas cuevas (lo único protegido de la lluvia) y unos arcos que son famosos en el Parque Nacional. Empezamos por las cuevas de Box-Canyon y Crazy Pavings.

No tengo fotos decentes, porque mi cámara va fatal sin luz. Pero vamos, son dos cuevas bastante amplias… y poco más.

Después llega el turno de los arcos. Empezamos por el de Oparara Arch, al que se llega por un bonito sendero que va al lado del río.

El río tiene un curioso color coca-cola, pero no está sucio. Es su color.

Y, finalmente llegamos al arco, al que no se puede entrar. Se puede apreciar sólo desde la entrada.

Hay un sendero que baja hasta el río, desde donde se ve un poco mejor.

En cualquier caso, el sitio es maravilloso. Y no se ve un alma.

Volvemos al car park y, desde allí, cogemos el sendero que lleva al Moria Gate Arch.

El sendero lleva hasta un ajugero en la pared. En este arco sí puedes entrar, pero sólo a través de ese agujero.

Y, aunque es más pequeño que el de Oparara, a mí me resulta mucho más espectacular.

De vuelta al camping, hacemos un almuerzo tardío, uno de mis “arroz con cosas”, y luego paso el rato jugando al billar con David, Dylan y Lewis.

A la caída de la tarde, decido explorar los alrededores, siguiendo el curso del río hacia su desembocadura.

Desde ahí sigo por la playa que está casi desierta.

Y cojo un sendero que lleva de nuevo hasta Karamea.

Me encanta el sentido del humor que hay incluso en los avisos municipales oficiales.

La luz del atardecer es maravillosa. Como se puede apreciar, Karamea no es una gran ciudad.

Me sigue fascinando este tipo de arquitectura de casas aisladas. Son casi granjas. O sin “casi”.

El resto del día es de charlas con la familia, billar y escribir el blog en el cómodo living room.

Día 6 (14 octubre 2017)

De Karamea a Christchurch (451 kms).

El día amanece maravillosamente soleado (por fin) en Karamea.

He dormido estupendamente en el dormitorio del camping. Desayuno café, gracias a la amabilidad de unas francesas que nos dejan su cafetera (el camping tiene de todo… menos cafetera), y unas tostadas con aceite y tomate.

Recogemos todo y nos despedimos de David & family aunque también se van hoy en dirección a Christchurch.

Volvemos a pasar por Westport y llegamos al Cape Foulwind

…donde, tras un pequeño paseo, se puede llegar hasta el faro.

Desde ahí se puede hacer un paseo algo más largo (unos 40 minutos) siguiendo la costa hasta llegar a la Colonia de Lobos Marinos de Tauranga Bay. A Agnès no le apetece el paseo, pero me anima a hacerlo y dice que me espera al otro lado con el coche. Así que allá voy.

Tauranga Bay es espectacular, aunque el tiempo ha dejado de ser soleado (aquí cambia el tiempo en un segundo). Pero la ruta es una maravilla y no hay absolutamente nadie.

Y finalmente llego a la Colonia de Lobos Marinos casi a la vez que Agnès.

Desde ahí vamos andando hasta el Car Park

…y nos volvemos a poner en camino. Toca tomar una decisión. Nuestro plan era tirar por la costa hacia el sur, hasta Greymouth y desde ahí cruzar hacia el este por el famoso Arthur’s Pass, pasar la noche por ahí y terminar mañana en Christchurch como teníamos previsto. Pero el coche lleva días dando problemas con el cambio automático. No acaba de cambiar bien las marchas y va cada vez peor. Y es sábado. Es imposible encontrar un taller abierto hasta el lunes.

Agnès no ve claro lo de atravesar una ruta tan de montaña como el Paso de Arthur, así que, entre eso y el mal tiempo, al final optamos por cruzar hacia el este por la mucho más conservadora State Highway 7 e ir directamente a Christchurch terminando nuestro viaje un día antes de lo previsto.

Hacemos una parada en Reefton para comer.

Ahí nos encontramos de nuevo con David & family, que también van por el camino más corto.

Encontramos un parque donde preparar un rápida ensalada de col y garbanzos que nos comemos justo antes de que empiece a llover de nuevo.

Para reposar un poco la comida, nos tomamos un café en un sitio local. Como se puede apreciar, Reefton es una de esas ciudades que surgieron por la fiebre del oro, y aún tiene ese regusto decadente de esa época.

Volvemos a la carretera atravesando el Victoria Forest Park. Aunque llueve, no quiero dejar de visitar uno de los lugares recomendados en la App CamperMate (imprescindible para roadtrips por NZ). Se trata de una cascada bastante escondida y difícil de encontrar (de hecho no tiene ni nombre), situada bastante cerca del Marble Hill Campsite. Pero por suerte tengo su localización y conozco la única pista que hay para localizar el sendero: una flecha azul.

Como está lloviendo, Agnès no se anima a venir, pero no me pierdo la oportunidad de ver lo último que visitaremos en este viaje.

El camino es un poco “Tierra Media”.

Y, de repente…

Es una cascada altísima y casi diría que la lluvia le da un aspecto más espectacular aún. No hay ni un alma por los alrededores. Estoy completamente solo. Mola.

Pero antes de terminar empapado, cojo el camino de vuelta.

Y desde ahí ya vamos casi de tirón hasta Christchurch. Tengo arreglado un Couchsurfing en Akaroa (cerca de Christchurch) para mañana. Pero como llegamos un día antes, no tengo nada para hoy. Intento algún Couchsurfing de última hora pero a estas horas ya es imposible, así que le pido a Agnès que me deje en un backpackers bastante chulo que he encontrado en Booking, el Rucksacker Backpacker Hostel, donde hacemos un último reparto de gastos y comida y finalmente nos despedimos.

El hostel está más que bien, sorprendentemente limpio y con personal muy amable. Me instalo, me ducho, hago algo de compra y me hago un apaño de cena. Arroz con judías negras.

Cuentas

Y como siempre, me gusta repasar los gastos de un viaje así. En este caso cuento solo mis gastos, porque para muchas cosas (como los cafés o ciertas comidas) hemos tenido gastos separados. Veamos.

GASTOS:
  • COMIDA:
    • Comprar comida:               54,87€
    • Cafés:                        19,68€
    • SUBTOTAL:                     74,55€
  • TRANSPORTE: 
    • Ferry:                        60,88€
    • Gasolina:                     79,98€
    • SUBTOTAL:                    140,86€
  • ALOJAMIENTO:
    • Camping:                      13,20€
  • TOTAL:                           228,61€

Es decir, unos 38 €/día. Más que razonable. Obviamente el gasto fuerte es la gasolina y, en este caso, el ferry.

Conclusiones

Cada vez me gustan más los roadtrips y quiero hacerlo más a menudo. Pero también me he dado cuenta de que es muy diferente hacerlo con alguien a quien ya conoces de hace tiempo y con quien te llevas muy bien, que hacerlo con un desconocido.Y es verdad que Agnès ha sido siempre muy correcta y amable y que todo ha sido muy fácil con ella (y que le estoy enormemente agradecido por compartir su coche, su espacio y su equipo de acampada conmigo). Pero nuestras formas de viajar y nuestras energías son tan distintas, que daba la impresión de que estuviéramos en planetas diferentes. Y, como ya he comentado en otros post, para mí la idea de compartir un viaje no es la de compartir gastos, sino la de compartir una experiencia.

Esto me hace plantearme en probar la próxima vez un roadtrip yo solo. No estoy muy convencido, porque es algo que te apetece compartir con alguien. Pero quizá merece la pena hacer la prueba de compartirlo conmigo mismo y ver qué tal.

Tengo pensado pillar una campervan de relocation despues de mi housesitting (¡virgen santa, cuánto anglicismo!) en Darfield, el mes que viene, para ir a Queenstown o Auckland. Quizá en esa ocasión pruebe a hacerlo solo, si no encuentro a alguien con quien conecte de veras.

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