Aunque el tren llega a las 7:30, desde la 6 ya es imposible dormir por el jaleo que hay. Hay muchas paradas según nos vamos acercando a Bangkok y el movimiento de gente es continuo. 

Aun así no he dormido mal. Poco después Miriam también se levanta. 

Dani sigue remoloneando…

El bebé de la cama de al lado se ha portado impecablemente. No se le ha escuchado en toda la noche. 

Desde las 6h va pasando el empleado para desmontar las camas. Nosotros somos los últimos. Pero a las 7 ya estamos sentados en nuestros asientos.

La aproximación a la estación de Bangkok es eterna. El tren se detiene continuamente y tarda siglos en avanzar. Estamos a dos pasos de la estación, pero no llegamos. Impresiona la cantidad de gente que vive o pone su comercio a apenas 1 metro del paso de los trenes. 

Por fin, poco después de las 8, llegamos a la estación de Bangkok. 

Dani nos guía hasta su Hostel, el Centaur Inn.

Ahí les explicamos que Miriam y yo no nos vamos a quedar a pasar noche, pero que cuánto nos cobrarían por ducharnos y dejar nuestras mochilas durante el día. Muy amablemente nos dicen que sin problema, que no hace falta pagar nada. Y por fin nos damos una necesitadísima ducha. Hace un calor terrible en Bangkok y nada más cerrar el grifo de la ducha, empiezo a sudar de nuevo. 

Dejamos, pues, las mochilas ahí y salimos. Nuestro tour empieza cogiendo un barco por el río Chao Phraya. Esto parece Venecia, pero con menos encanto. 

Eso si, el río está bastante más contaminado que el de Venecia.

La primera parada es en el recinto del Palacio Real. No entramos al palacio porque la entrada es excesivamente cara, pero nos damos una vuelta por el recinto. Antes nos compramos algunas cosas para desayuno en un 7-Eleven, como unos koalas de chocolate. 

Después entramos por fin al recinto. 

Después visitamos el templo de Wat Phu. Esta vez sí pagamos la entrada, merece la pena. 

Hace un calor abrasador. Algo que ocurre en los países tropicales que no ocurre en España es que a mediodía el sol llega a su cénit.

Uno de los principales reclamos de Wat Phu es el Buda recostado de enormes dimensiones. 

Después de la visita al templo nos compramos algo que nos refresque algo…

Y nos vamos a Khao San Road, la zona de los mochileros. 

Nuestra siguiente etapa es darnos un masaje tailandés de 1/2 hora por 4 euros. El sitio tiene hasta fish spa.

El masaje es bastante duro pero sienta genial. Es por todo el cuerpo, muy orientado a los músculos, con mucho de estiramiento, empezando por las piernas y terminando por el cuello, pasando bastante por la espalda. 

Después del masaje nos vamos a comer a un puesto de la calle de los de platos a 1€.

La siguiente etapa del tour por Bangkok que nos tiene preparada Dani es visitar el megacentro comercial MBK. Para ello tenemos que coger un tuk-tuk. Dani lo negocia y lo consigue a precio muy barato, pero escucho que dice “with one stop”. Una vez montados…

…nos explica que es algo típico de Bangkok, que algunas tiendas de cierto nivel pagan comisiones (en dinero o en gasolina) a los tuk-tuk que les llevan clientes. Así que el trato es que nos lleva primero a una tienda de trajes masculinos a medida para que hagamos el paripé durante 10 minutos y luego nos lleva a nuestro destino.

Así que de repente estamos en una tienda al más puro estilo “Serrano” de Madrid, con nuestras pintas de mochileros (pantalones cortos, sandalias, y camiseta sudada) intentando mostrar interés en hacernos un traje a medida y atendidos por un ejercito de vendedores empalagosos poco dispuestos a dejarnos escapar. Dentro de su estrategia está el separarnos. Mi vendedor se da cuenta rápidamente que no tengo ningún interés en comprar nada (yo estaba dispuesto a comprarme un cinturón, pero no tienen), y deja de ser amable. Dani se lo curra un poco más, pero por fin logramos escapar de sus garras.

El del tuk-tuk nos dice que nos rebaja la tarifa a la mitad si nos lleva a una joyería. Pero ya hemos tenido bastante. Una vez es divertido, pero luchar contra vendedores ansiosos puede llegar a ser agotador, no compensa por ahorrarnos 1€ y poco.

Así que a regañadientes nos lleva finalmente al MBK.

Allí nos separamos cada uno por su cuenta durante una hora.

MBK es el templo de lo fake. Es como un centro comercial de comercios de chinos, pero a lo bestia. Ahí conviven unas pocas tiendas de marcas reales, como Samsung, con cientos de tiendas que venden productos falsos, especialmente de Samsung y Apple. No entiendo cómo pueden convivir, pero ahí están.

Hay además ropa, muebles, toda una planta de comida (donde algunas son imitaciones de otras, como “Indian Hut” con las letras de “Pizza Hut”).

Cuando te agarran en uno de los puestos, ya no te sueltan. Es como un mercadillo con pinta de moderno.

Echo un vistazo a las tablets de “Samsung”, pero la calidad de la pantalla deja mucho que desear.

A las 17:30 nos volvemos a juntar para tomar un café. Miriam se ha comprado un par de kimonos muy monos. :-p

Decidimos volver al Hostel pasando por un 7-Eleven para comprar algo para la cena. Para volver cogemos el tren aéreo, un metro que va sobre unas vías construidas por encima de la ciudad.

Compramos unos noodles instantáneos y algunas cosas mas y llegamos al Hostel.

Ahí cometo el error de juntar todos los ingredientes de los noodles y echarle agua hirviendo sin más. Cuando Dani me ve me dice “has echado todo el picante??”… Ups!

No consigo terminarme la sopa. Casi me da algo… :-p

Nos vendría muy bien darnos otra ducha antes del viaje, así que vuelvo a hablar con los de recepción del Centaur Inn y les digo que nos vamos ya y que no nos importa pagar por poder darnos otra ducha antes de irnos. Nos dicen que sin problema. Que les vale con que les demos “like” en facebook. Hago más que eso y publico aquí lo enormemente amables que han sido con nosotros.

Es maravilloso poder ducharse y ponerse ropa limpia antes de un viaje largo.

Después de la ducha nos hacemos la foto de despedida con Dani.

Conocer a Dani ha sido una de las mejores cosas del viaje y ha sido una maravillosa compañía desde que nos lo encontramos en el Guesthouse de Vang Vieng. Él podía haber pasado más tiempo en Laos, pero prefirió acompañarnos. Se lo pasaba mejor… 😉

Y desde luego Dani es una persona con la que da gusto viajar, generoso, simpático, buenrrollero y divertido. No tuvimos el más mínimo problema con él, más bien todo lo contrario. Da gusto encontrar gente así.

Dani dejó su trabajo y vendió su coche para darse un viaje de varios meses por Oceanía y Asia. El problema es que empezó por Nueva Zelanda, que es exageradamente cara, y eso le descabaló el presupuesto. Al final su viaje termina dentro de muy poco, justo cuando cumple 101 días. Va a volar a Copenhagen a ver a su familia materna (su madre es de allí y él habla perfectamente danés) y desde allí volverá a su Mallorca natal a volver a empezar. No paro de ver casos similares de gente que lo deja todo, se hace un gran viaje y luego vuelta a empezar. Creo que es algo enormemente positivo. Como un reseteo para replantearte toda tu vida.

Dani nos acompaña hasta la estación del tren aéreo y nos da instrucciones muy claras de cómo llegar al aeropuerto y, ahora sí, nos despedimos de él con un hasta pronto.

Estoy seguro de que volveré a verlo en breve, ya sea en Madrid o Mallorca, donde tengo pensado ir este verano a hacer trekking y visitar acantilados.

El viaje al aeropuerto transcurre sin incidentes. Con el silencio y la tristeza de algo que acaba, pero pensando ya en mil proyectos nuevos.

El aeropuerto de Bangkok es enorme y un puro caos. Por suerte conseguimos facturar las mochilas nada más llegar y sin cola gracias a que hicimos el check-in online. Luego nos compramos alguna cosa de picar y afrontamos la espera hasta el embarque.

Nada más embarcar me da un sueño terrible, así que este vuelo lo pasaré durmiendo.

Buenas noches!!

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