27 diciembre 2015
10 días viajando…
6 días en Tasmania…
Y vamos por el 6º día. Hoy como es domingo también me doy descanso de yoga. Cuando vamos a hacer el desayuno nos damos cuenta de que se ha acabado el gas, así que Shio y yo improvisamos un desayuno con restos de arroz, queso feta, unos huevos… y todo al microondas:
Hoy me han dejado solo. Se llevan a Shio a limpiar la casa de Hobart que alquilan por Airbnb y a hacer algunas compras. Me dejan de deberes recoger moras y cerezas….
…y seguir quitando malas hierbas, que hay a montones.
Hay tres gallinas fuera de los corrales. Se escapan pero luego no se van muy lejos, porque tienen hambre. Una de ellas no ha dejado de seguirme toda la mañana, pero cuando intento cazarla, no hay forma.
Cuando vuelven pido permiso para dar una vuelta en bici por la tarde. No sólo me lo conceden, sino que Mike pone a punto una de las bicis para mí, así que sobre las 14:30 emprendo mi paseo.
Es todo un reto estar pendiente de ir siempre por la izquierda, especialmente en las rotondas, que son un lío para mí.
Decido intentar llegar a la casa de la otra posible host, Sarah, para hacerle una visita. Está en la falda de la montaña Wellington, la montaña principal de Tasmania, a 16 Kms de distancia y 484m de altura (la casa de Mike está a 13m). Va a ser una subida importante… pero ¿quién dijo miedo? Según Google Maps es hora y media en bici… ¡chupado!
Durante los 10 primeros kms la cosa va bien, algunas cuestas, pero nada que no se pueda hacer. Hago algunas paradas para tirar fotos.
Incluso hay trozos muy agradables de hacer…
Pero en los últimos 5 kms la cosa se pone fea. La cuesta es tan empinada que tengo que ir andando casi todo el rato. Casi muero.
Pero las vistas me resucitan.
Después de más de dos horas, completamente empapado en sudor y exhausto, consigo llegar a casa de Sarah. El sitio es espectacular. Al ser montaña, hay gran vegetación con bosques de árboles enormes. Las vistas desde su casa son increíbles. Por un lado el monte Wellington…
…y por el otro Hobart y el océano. No se aprecia porque la foto se ha quemado por la luz.
Tiene un pequeño huerto con algunas gallinas, varios conejos y un gato muy viejecito. La casa y todo el terreno que lo rodea tiene una energía muy especial. De hecho en toda la montaña se siente esa energía.
Mi plan era pasar un mes con Mike y luego otro con Sarah. Pero Sarah, que vive con su dos hijos, Max de 12 y Ella de 10, no tiene ahora mismo a ningún helper y el día 8 de enero se va una semana de acampada con los niños y necesita quien le cuide la casa y dé de comer a sus animales. Le digo que lo hablaré con Mike y Amy a ver qué se puede hacer.
La vuelta es muuuuucho más fácil. De hecho tardo sólo 1 hora. Paso por la plantación de lavanda, que con la luz del atardecer está increíble.
Llego (destrozado) justo para la cena. Hoy tenemos ensalada de lechuga, mozzarella y aceitunas, ensalada de zanahoria y puré de polenta (¡me encanta!).
Durante la cena le comento a Mike el tema y decidimos que me quede hasta el día 2 de enero que es cuando llegará un nuevo helper belga. Así que me cambio de casa en menos de una semana.
Todo está siendo una gran y maravillosa experiencia. Pero cuando me preguntan si esto es lo que quiero hacer, digo… “no lo sé”. Es como le decía a mi gran amiga Mer: “Estamos probando”. Y es que en nuestra vida “normal” todo está pensado para que nos especialicemos en algo, cuanto antes mejor (“¿qué quieres ser de mayor?”). Tenemos que ser una única cosa, cuanto antes, y durante toda nuestra vida. Estabilidad ante todo. Y si somos funcionarios… pues mejor.
No digo que sea algo equivocado, pero la vida me ha enseñado que ése no es el camino para mí. De hecho cuantos más cambios hay en mi vida, más aprendo. Para empezar, decidí tener 2 profesiones, en vez de una: Trabajar como autónomo en sistemas informáticos y tener mi propia compañía de teatro para montar musicales profesionales. Las gente me decía… “ah, lo del teatro es tu hobby, no?”. Y yo… no, es mi “otra” profesión.
Y ha llegado un momento en que ninguna de las dos cosas me llenan y busco otro camino. Así que ahora… “estoy probando”. 🙂
Casualmente (efectivamente, no existen las casualidades), mientras escribo esto, aparece en mi muro de Facebook un artículo del Haffington Post con una entrevista a Manuela Carmena (la actual alcaldesa de Madrid) que le hizo Carmen Maura en 1981.
A destacar la frase que publican en el artículo: “En el vídeo (…) Carmena anima a no tener tanto miedo a los cambios, a hacer las cosas en las que uno cree y, consecuentemente, abandonarlas cuando dejas de sentirte identificada con ellas.”
¿Más claro?
Siento persistir pero…Aparecio en tu muro por el destino o apareceria igual pero ahora lo destacas porque te viene al pelo con lo que tienes en la cabeza 🙂