17 enero 2016
31 días viajando…
27 días en Tasmania…
Hoy hace un mes que dejé Madrid. ¿Y me arrepiento de algo?… De no haberlo hecho antes. 😉
Y ni eso… las cosas suceden cuando tienen que suceder.
Por la mañana consigo hacer media serie de yoga y después me voy a dar de comer a las gallinas y conejos y a buscar mi desayuno…
Me intento hacer una tortilla de 4 huevos y boniato cocido…
…pero he cogido la sartén que más se pega, así que al final son huevos revueltos. Jajajaja…
Y empiezo con las tareas. Pongo una colada con mi ropa, recojo la ropa de Sarah & Family que había tendida, recojo las cosas que dejaron los guests de Airbnb…
…riego las macetas de la zona del tendedero…
…riego las plantas de interior, pongo agua y comida a Daisy, recojo camomilas…
…cojo algunas alcachofas para la comida…
…por lo que veo los tomates ya están madurando.
Recojo el sistema de riego que monté, que no tuvo mucho éxito. Riego el huerto y el invernadero…
…y me llevo lo cosechado.
Las camomilas las pongo a secar, imitando las que ya están en proceso de secado.
Para comer vuelvo a hacerme una mezcla de arroz, quinoa y lentejas rojas (estoy viciado), pero esta vez usando las alcachofas que he cogido.
Después de comer echo un vistazo en Gumtree, el Wallapop de Australia, y encuentro la otra cosa que andaba buscando. Un adaptador IDE a USB por 5$. Sarah tiene mucha información en un disco duro externo que ha dejado de funcionar. Lo he abierto y he visto que es IDE, así que con este adaptador seguro que se puede acceder al contenido.
El problema es que lo tienen en Sandy Bay, Hobart, y esta vez compruebo bien los buses… y veo que en domingo acaban prontísimo. De hecho… ya han acabado.
Así que me da la tentación de hacer otra de mis locuras… Sarah me dijo que podía coger su bici siempre que quisiera. Me apetece la aventura. Consulto Google Maps y me dice…
…que son 26 minutos cuesta abajo. No parece difícil. Además es por camino, no por carretera. Para la vuelta dice…
…una hora. No es tanto. Sí es verdad que es una cuestaza de 400m, pero si lo hice desde Margate que es el doble de distancia, no parece descabellado. Curiosamente para la vuelta me recomienda volver por la carretera, pero supongo que es mejor el camino, ¿no?
Total, me preparo con agua, casco, gafas de sol… y la bici, claro, y a las 17:30 salgo. Por mucho que tarde, tengo tiempo de sobra hasta que anochezca a las 21h.
Cojo la carretera hasta el primer desvío donde me indica que por ese camino voy hasta el Waterworks Reserve. Voy bien.
El camino es heterogéneo, pero cuesta abajo.
Apenas llevo 20 minutos cuando me encuentro un cartel que dice que a partir de ahí las bicicletas están prohibidas. Y no es que estén prohibidas… es que hay una escalera. Consigo bajarla con dificultad cargando con la bici, pero me encuentro que el resto de camino que se ve, también son piedras haciendo escalones.
Paro al chico que se ve subiendo y le pregunto. Me dice que las escaleras siguen y que él no lo ve muy viable. Me desanima bastante y estoy a punto de rendirme, pero decido dejar la bici ahí y avanzo un poco para ver qué hay. Veo que los escalones bajan unos 50 metros más, y que luego ya es camino otra vez. Me arriesgo. Vuelvo a por la bici, cargo con ella y bajo hasta el camino.
Al fondo ya se empieza a ver el Waterworks Reserve. La verdad es que con los escalones he bajado un montón de golpe. Ahora entiendo el escalón en el gráfico de Google Maps. Pero no entiendo cómo recomiendan un camino que en la práctica no es practicable. No dejo de pensar en cómo va a ser la vuelta si tengo que subir todo esto con la bici a cuestas. Puedo morir… En fin, ya lo pensaré luego.
Llego al camino y empiezo a bajarlo. Es tan cuesta abajo, que a veces me tengo que bajar de la bici, porque se embala. En poco tiempo llego a la Reserva. El sitio es una maravilla. La verdad es que vivo rodeados de parques naturales.
Finalmente a las 18:15 llego a Sandy Bay (45 minutos… no quiero ni pensar en la vuelta).
Y finalmente llego a mi destino.
El chico es el típico friki informático (de libro) que vive en un apartamento muy pequeño y se está deshaciendo de computer stuff. Me entrega lo mío…
…y me enseña una bolsa diciéndome “de ahí puedes llevarte lo que quieras… lo voy a llevar al tip shop“. Así que me cojo también un par de cables… y dejo de mirar, que si no me envicio!
Para volver me lo pienso bien y decido volver por la carretera, como me decía Google Maps. Salgo a las 18:30 y aprovecho para ir sacando fotos a las casas, que me encantan, como siempre.
La subida es dura de narices. Voy en una marcha cortísima para poder tirar sin bajarme de la bici, pero voy sudando a mares.
Paso por una gasolinera que no me extraña que esté cerrada, porque, con ese nombre, probablemente estén haciendo algo menos importante…
Sigo…
Y finalmente consigo llegar a la Fern Free Tabern a las 19:30. Una hora de subida… Creo que me he dejado algún trozo de pulmón por el camino. Qué poco entrenado estoy para la bici.
Lo celebro convenientemente, claro.
Al llegar paso a dar de comer a los animales y asegurarme que esté todo en orden, y aprovecho para pillarme la cena.
Le añado tomate, zanahorias, manzana, remolacha y garbanzos, y ya tengo una estupenda ensalada.
También doy de comer a Daisy cuando lo pide.
Me siento un poco descentrado esta noche. No sé si ha sido el sobreesfuerzo con la bici o qué, pero me siento un poco alterado, así que me voy a ir a dormir enseguida.
Mientras termino de escribir esto han llegado Sarah y los niños. Han decidido no quedarse la última noche. Han llegado tan cansados que se han ido directamente a la cama.
Mi amiga Mer me ha pasado este vídeo que me encanta y que no puedo evitar que me haga sentir identificado.
Uno de mis objetivos en este viaje, uno de los principales, era estar en contacto con la naturaleza. Por eso busqué trabajar en granjas, y por eso prefería Tasmania a cualquier otra parte de Australia, por sus maravillosos parques naturales. Y especialmente me gustan los climas tropicales, las selvas… por eso en cuanto se vaya acabando el verano en este hemisferio, iré subiendo hacia los trópicos… Indonesia, Asia o alguna isla de Pacífico, ya veremos.
Creo que es la naturaleza lo que nos mantiene conectados entre nosotros y con nosotros mismos. Y es algo que vamos perdiendo en las ciudades, y sólo recibimos en pequeñas dosis de fin de semana. Pero cuando realmente te manchas las manos de tierra todos los días… entonces lo empiezas a sentir.
Y eso que yo aún voy lento en esto de sentir, pero cuando más me siento conectado es cuando me pierdo por estos bosques.
No apreciamos ni cuidamos la naturaleza… porque realmente no entendemos lo que significa. Es mucho más que un pulmón…
…es nuestro corazón
Desde luego eres un poeta.
Y por cierto, creo que no te he comentado en ningun post anterior que me recuerdas a un personaje sacado de los libros de Paul Auster. Muacs