29 enero 2016
43 días viajando…
39 días en Tasmania…
Lluvia, lluvia y más lluvia. La huerta lo agradece. Yo… algo menos.
Hago mis saludos al sol mientras a mi alrededor se ultiman los preparativos para el primer día de cole de Max. A las 8:30 marchan todos y yo me voy a la huerta a dar de comer a los animalitos y a coger algo de berzas para hacerme mi desayuno: Revuelto de berzas y cebolla con huevos.
Después del desayuno me pongo con mi primera tarea, lijar las nuevas puertas del cobertizo para barnizarlas.
Por ahora no las barnizo, ya que prefiero que las vea antes Sarah para no cometer ningún error.
Siguientes tareas: Cortar flores de camomila y regar el invernadero (las otras zonas no hace falta, ya lo hace este clima).
El resto de la mañana lo dedico a chequear HelpX y WorkAway en busca de nuevos destinos. Hasta ahora sólo había usado HelpX, pero le doy una oportunidad a WorkAway y la verdad es que la web es mucho más limpia, clara y con una información de cada host mucho más detallada y ordenada. La única pega es que me da la impresión de que tiene bastantes menos ofertas.
Aún así mando solicitud por ambas webs a unos cuantos sitios, tanto en Melbourne como en Nueva Zelanda, incluso a un sitio en las Islas Cook (mi sueño). Hay de todo: Granjas, cafeterías vegetarianas, casas particulares donde buscan quien lleve el niño al colegio, parejas que buscan un coach deportivo, granjas de caballos…
La verdad es que me apetece un cambio. Lo de trabajar en una cafetería vegetariana me suena muy bien. También me tienta que el próximo destino sea en una ciudad en vez de en el campo… por variar. Pero estoy un poco a lo que salga.
Para comer me hago una lombarda con cebolla, zanahorias, patatas moradas (le quedan muy a juego a la lombarda) y arroz.
La familia llega durante la preparación de la comida, por eso se me olvida hacer la foto final.
Durante la comida me pongo un vídeo que me ha mandado mi amiga Mer y que me ha impactado. Debería verlo todo el mundo.
No he podido evitar emocionarme al final. ¿De verdad es tan complicado ponerse en el lugar del otro? Eso tan raro que llamamos empatía… No paramos de opinar y opinar de todo sin tener ni puta idea de nada, sin darnos cuenta de que nuestras opiniones influyen en los demás. Es muy fácil opinar sobre los refugiados o sobre la inmigración… pero sólo cuando realmente estemos en lugar de la persona que se ve obligada a abandonar su hogar… sólo en ese caso deberíamos opinar. Y parece que sólo nos podemos poner en el lugar del otro, cuando realmente estamos en el lugar del otro. Pero eso ya no es empatía.
Y no sólo sobre este tema. Últimamente me altera mucho mirar Facebook. Está saturado de opiniones y más opiniones. Todo el mundo opina de todo, especialmente de política. Y si la preocupación fuera por la gente, pero se parece más a discusiones de fútbol en las que en vez de equipos hay partidos políticos. Ya he empezado a hacer limpieza de contactos.
Después de comer echo una mano para organizar un poco la casa y hacer algo de limpieza. El resto de la tarde me lo dedico para mí.
Para cenar me cojo algunas lechugas de la huerta, y un pepino que estaba pidiendo a gritos que lo cogieran. Le añado remolacha, zanahoria, lombarda y semillas de calabaza y girasol… y ya tengo una ensalada.
Como estoy famélico, me hago también un arroz con pimentón de la vera.
Esta noche he recibido un correo de Gonzalo, el Director Financiero de mi antigua empresa. Y la verdad es que me ha emocionado. Resulta que me sigue por este blog y se sorprende muy gratamente de mi forma de vida… digamos… “espiritual”. Y hace una acertadísima reflexión sobre cómo podemos tirarnos años trabajando con alguien y no llegar a saber nada de esa persona.
Y si es algo que ya ocurre en general en nuestras vidas (nunca conocemos muy bien a la gente, ni siquiera a los amigos), ocurre mucho más en las empresas, donde probablemente por la cercanía que supone el pasar tantas horas juntos, ponemos unas barreras emocionales enormes.
Casi nadie en mi empresa sabía cómo era yo en realidad (con apenas una excepción. Un beso, Cris). Es curioso cómo después he hecho muy buenas migas con una ex-compañera de la oficina, a partir de que ambos dejamos la empresa, y nos sorprendimos al conocernos “de verdad”.
Hay una frase (al parecer erróneamente atribuida tanto a Platón como a Philo) que dice
Be nice. everyone you meet is fighting a hard battle.
Pues eso, en realidad no sabemos nada de nadie así que…
…be nice.
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