9 mayo 2016

144 días viajando…
10 días en Whangateau…

Saludos al sol y a por el desayuno. Sigo con mis ataques de hambre, así que me hago un desayuno contundente, como el del otro día. Un poco de arroz cocido, con zanahorias, brócoli, 2 huevos y frutos secos. Y café, claro. Desayuno de campeones.

Y de postre, una rebanada del pan de semillas que hace Nat. Me ha pasado la receta. La verdad es que es superfácil y está de muerte. Y sin harina de ningún tipo.

Después de desayunar, nos vamos para Matakana para comprar la madera. He comprado varios listones de 6m, unos de 7×4,5 cm y otros de 4,5×2 cm. El vendedor me ha ayudado con algunas dudas que tenía, ya que voy de novato. Muy majo él. También hemos comprado unas planchas de lo que aquí llama Ply Wood (contrachapado).

Queda pendiente de que nos lo traigan a casa. 

Paramos también en Matakana para comprar leche (Nat), y cocholate del bueno y leche de almendras (yo).

Y ya de vuelta, Nat me ofrece que paremos en The Vivian Gallery, una galería de arte que hay en medio de la nada.

Este Budda llora con la lluvia…

No acabo de entender de qué vive una galería de arte, lejos de todas partes y donde no cobran entrada…

De vuelta a casa me pongo a hacer diseños del gallinero, pero me vuelve a entrar hambre. A Nat le vale un sandwich de queso, pero yo necesito algo más que eso, así que me hago unas verduras con un poco de arroz. 

Es de lo más colorido…

Esta necesidad de arroz me dice que necesito combustible. Efectivamente debo tener bastante desgaste físico.

El arroz se hace en nada y me sabe a gloria.

Después de comer, doy de comer a las gallinas, y sigo con mis diseños. Quiero tenerlo todo muy bien pensado antes de ponerme a la tarea. La madera es muy cara y no me puedo equivocar.

Por la tarde nos traen finalmente las maderas.

Vuelvo a hacer espeleología debajo de la casa para buscar más herramientas… 

…y me organizo un espacio de trabajo, resguardado de la lluvia, y con todas las herramientas más o menos ordenadas. Necesito mantener un orden para poder trabajar con facilidad.

No sé si empezaré mañana o pasado. Mañana tengo que llevar a Nat al médico y no creo que me dé tiempo y, además, necesito algunas cosas más de la ferretería que compraremos mañana.

Así que me tomo el resto de la tarde con calma, tocando el piano, escribiendo el blog… Desde mi habitación oigo que Nat les está leyendo un libro a los niños. Cuando me acerco a ver, la escena es de cuadro.

Nat leyendo en una postura “cómoda”, con el pie en alto para que no le duela, Kupe cocinando la cena, siguiendo las instrucciones de Nat, y Gala a su bola con el móvil. Llámame raro, pero a mí la escena me parece supertierna.

De cena tenemos sopa de tomate con pan horneado con ajo, que está para morirse. Y de postre… crumble, de nuevo hecho por Gala.

Durante el postre, Gala me enseña un libro que, en realidad, es de Nat. Era su libro favorito de cuando era pequeña. Esta edición es de 1979!

Y no tiene desperdicio.

Es la historia de un toro, Ferdinando, que sólo quiere sentarse a la sobra de un árbol y oler las flores, mientras que los demás toros (los “normales”) lo que más quieren es pelear en las corridas de toros (!!). 

Por cierto. Esta mañana se estropeó la tostadora, que debe ser como de la época del libro. Ya que soy el handyman (manitas) de la casa, intento arreglarla.

Y al final encuentro el problema. La resistencia es una sola tira que recorre tooooda la tostadora, y justo se ha roto ahí:

No hay forma de empalmar eso, así que lo doy por imposible.

Sigo hablando con Sonja, de Aitutaki (Cook Islands). Me está recomendando pasar unos días en Rarotonga antes de ir para allá, pero tengo que buscar como hacerlo. Lo bueno es que ya he contactado con Lizzie, a la que conocí haciendo autostop, y me dice que lo va a hablar con su padre a ver si me consigue algo. Parece que todo va encajando.

Tengo que darme prisa con el gallinero, porque me voy en tres semanas justas!

Y me apetece una barbaridad.