Nueva Zelanda (Whangeteau) – Paseando por Omaha Beach

by | 15 May 2016 | 0 comments

15 mayo 2016

150 días viajando…
17 días en Whangateau…

150 dias desde que salí de Madrid, casi 5 meses… y aquí seguimos.

En esta casa no estoy usando despertador. Me despierto con la luz o con la actividad matutina, casi siempre sobre las 7h. Es bastante agradable despertarse de forma natural y no por una alarma. Te levantas de otra manera.

Así que a las 7h (y pico, que es domingo) me levanto y me pongo a hacer mis saludos al sol. En el final, cuando estoy en Savasana, en la relajación, veo esto debajo de una hoja, a mi derecha.

Y vamos a por el desayuno. Empiezo con unas tostadas a la madrileña, que hoy tenemos tomate. Ajo untado, aceite y tomate.

Y seguimos con mi habitual arroz cocido con cosas.

La mañana la dedico a poner la segunda pared del gallinero con sus bisagras para poder abrirlo, y luego me dedico a hacer las puertas/rampa para que entren las gallinas.

A media mañana me da otro ataque de hambre (a pesar de los desayunos que me meto, no sé qué me pasa) y me hago un par de tostadas con tahini y un pelín de miel.

Me he pillado el altavoz bluetooth de la casa, que con música se trabaja mejor. Y gracias a mi amiguísimo Ángel, he descubierto Deezer, que le da mil vueltas a Spotify: gratis, sin publi y puedo usarlo fuera de España (algo que Spotify no me deja). Y he encontrado una playlist de las 1001 canciones que debo escuchar antes de morir (más de 50 horas de música ininterrumpida) con temazos de todos los tiempos. Estoy maravillado.

Para el final de la mañana ya tengo las dos puertas/rampa listas. Me falta ajustarlas al hueco (me han quedado un poco justitas) y ponerle las bisagras. Lo dejo para mañana.

Para comer, Nat me ha preparado un sándwich de chucrut de lombarda con queso y unas patatas al horno.

Hoy se ha tirado todo el día en la cocina preparando todo tipo de comidas fermentadas para conseguir más y más probióticos. A mí también me viene genial, que también he estado tomando antibióticos.

Después de comer Nat me deja su coche para que me dé una vuelta por la playa de Omaha, que está justo al otro lado de la bahía. Es un sitio de gente de dinero. De hecho, según me dice, el primer ministro tiene una casa allí.

Así que me cojo el coche y me voy para allá.

Al llegar, lo primero que veo son las casas de primera línea de playa. Efectivamente no parecen pobretones. 

Y la playa de Omaha es sencillamente espectacular. 2 Kms de arena interminable.

(Sí, eso que se ve es una brecha que me hice anteayer al atizarme con uno de los fijadores de metal que puse en la estructura del gallinero… :-/)

Menos mal que te marcan la ruta de salida en caso de tsunami.

Ayer me comentaba Nat que en Whangateau son muy conscientes del riesgo de tsunami, porque viven a ras del mar. La casa de Nat debe estar a no más 1 o 2 metros sobre el nivel del mar. Por eso me indicó cuál era el camino más rápido para subir a la colina más próxima. Bueno es saberlo.

Después de la playa, paso por una tienda de comestibles para comprar dos cosas fundamentales…

…el mejor chocolate que hay (negro y con almendras) y unos frutos secos crudos para mis desayunos.

Desde ahí me voy al Club de Golf de Omaha (¿he comentado lo pijo que es este sitio?), ya que es la única cafetería abierta en varios kilómetros a la redonda. Y para colmo no tienen café… así que me sacrifico y me pido otra cosa.

Tardo en tomármela lo que dura un atardecer.

Al salir del club, no he podido evitar la tentación de fotografiar el anuncio de este concierto, que da una idea aproximada de lo que es Nueva Zelanda… al menos en el aspecto artístico… y estético. 

Cuando ya estoy por irme, cambio de opinión y conduzco hasta el extremo norte de la península. Resulta que toda esa zona es una reserva protegida para aves, especialmente para el Dotterel, un pájaro que sólo existe en esta zona de Nueva Zelanda. Lo bueno es que la reserva se puede recorrer caminando por la playa, rodeando toda la zona protegida.

Así como Omaha Beach estaba lleno de gente paseando, aquí no hay absolutamente nadie. El sitio es increíble. Hay un silencio total.

De vez en cuando hay que salirse del camino.

Lo recorro aprovechando ĺos últimos momentos de sol.

Está muy señalizada la zona en la que no puedes entrar para proteger los huevos de las aves.

Finalmente llego al punto más al norte.

Desde aquí se puede ver Ti Point, donde estuve el otro día haciendo una ruta.

De repente llego hasta una valla con doble puerta y muchas medidas de seguridad. Y pienso… “pero si los pájaros pueden volar… ¿para qué sirve ponerles una valla?”.

Ya, sí… estoy un poco espeso. Efectivamente no es para que no salgan los pájaros, es para que no entren depredadores como perros, gatos, ratas y similares.

Voy llegando hasta donde dejé el coche.

Ahora no puedo evitar fijarme en cómo hacen las estructuras de las construcciones. 🙂

Para cuando llego a casa, ya han regresado del finde Kupe y Gala, que han flipado con lo avanzado que está el gallinero. Y Nat, que no ha salido de la cocina en todo el día, nos tiene preparada la cena: Arroz con chucrut, brócoli, frutos secos, zanahoria… y calabaza al horno.

Kupe ha empezado a usar el duolingo, que es una app para aprender idiomas. Yo la estuve usando en Tasmania para mejorar mi inglés, cosa que debería seguir haciendo, por cierto. Kupe la usa para aprender español, así que aprovecha para hacerme demostraciones y preguntarme dudas. Está emocionado con ello. Y la verdad es que se le da muy bien.

La verdad es que el paseo me ha sentado de maravilla. Tengo que evitar la tentación de trabajar todo el día (es que me encanta lo que hago) y hacer más escapadas como ésta, que me recargan las pilas (y mi instagram… jajaja).

Ayer Nat y yo tuvimos una conversación muy interesante durante la cena. Y es que ella piensa muy parecido a mí en muchas cosas. Me decía que vio un documental sobre la selección genética, en la cual mostraba como, por intervención del hombre, algunas especies animales van cambiando. No por modificación genética, sino sólo por selección. Lo llevamos haciendo desde hace siglos. Con el trigo, las vacas, las gallinas, las ovejas… Nada de eso es como era hace varias generaciones.

Y lo que me decía es que le daba vueltas a la idea de cómo conseguir, mediante selección genética, mejores personas. Ella lo llamaba kindness. Decía que se sentía un poco Nazi por pensar en selección genética. Yo le decía que bastaba con sólo permitir tener hijos a las buenas personas. 😉

Bromas aparte, el tema va más allá, porque curiosamente ambos le habíamos dado muchas vueltas a cómo mejorar una sociedad. Cómo conseguir erradicar la violencia y hacer que la sociedad se base en el amor y la buena voluntad. Y ambos habíamos pensado en cómo intentar hacer un experimento de ello en menor escala, creando una comunidad. Nat decía que ella había empezado por su entorno, intentando aportar en su comunidad todo el amor y amabilidad que podía. Y es verdad que eso es lo que la define. Nat es una persona llena de amor y de una amabilidad y generosidad como ya no se ve.

Por mi parte, como ya comenté aquí, creo que el punto crucial sería que no podría ser una comunidad abierta a todo el mundo. Precisamente para que fuera ideal, habría que seleccionar muy bien a los que formarán parte de ella. Pero claro, eso no es extrapolable a una sociedad real, porque ¿cómo seleccionas a quienes pueden formar parte de ella?

Así que creo que lo más importante en una sociedad es la educación. El cómo sea una sociedad se define por la educación que recibimos. Y el problema que creo que tenemos es que, por un lado, los gobiernos no están en general demasiado interesados en tener un pueblo especialmente culto, informado y con criterio, porque se les hace ingobernable, y por otro lado, gran parte de la “educación” que recibimos viene de la TV (¿cuántas horas pasamos delante de ella?). ¿Y qué es lo que nos transmite?: Violencia (verbal casi siempre y, a veces, física), fama, dinero, éxito… esos son los valores que nos transmite que debemos perseguir.

Así que si queremos una sociedad culta, informada, con criterio, pacífica, basada en el amor, la amabilidad y la buena voluntad… 

…creo que no vamos bien.

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