5 – 11 diciembre 2016

360 días viajando…
88 días en Melbourne…

Nueva semana en Melbourne. Los tres próximos findes serán especiales: Mi primer año viajando, Navidades y Año Nuevo.

En cuanto a cocinar, pues un poco de lo mismo. Por un lado mis desayunos espectaculares a base de quinoa, verduras, algas, huevos y frutos secos.

Y luego está lo que cocino para la familia. El “cake” de esta semana han sido muffins de limón…

Y por fin me he atrevido a cocinar con la thermomix y he hecho unas boloñesa de lentejas:

La verdad es que es muy fácil y cómodo cocinar con la Thermomix, pero es tan fácil y tan de seguir la receta, que se pierde bastante la creatividad. Eso sin hablar del precio del bicho y de la nula necesidad de seguir acumulando cosas en la cocina…

…pero ya que está. 😉

En la sección ocio tenemos la invitación que me hizo mi amiga Nha por su cumpleaños para ir a escalar a un rocódromo de la city, el Hardrock.

El sitio es sencillamente espectacular, porque al estar acristalado, las vistas son impresionantes.

Y me atreví hasta con un nivel 16. Me entusiasma la escalada. Lástima no hacerlo más a menudo.

También dentro de la sección ocio, el jueves por la noche acompañé a Rebecca de fiesta con gente de su trabajo… 

…y luego estuvimos en un local de lo más interesante, The Butterfly Club

…un cabaret con performances. La lástima es que no era el día que dedican a los musicales, donde la gente puede salir al escenario a cantar. A ver si en otra ocasión lo pillamos.

Y el viernes fuimos a la National Gallery a ver la exposición de David Hockney.

No me acabó de convencer, aunque yo también soy muy especialito para el arte. Hockney destaca por sus retratos de gente sentada que pinta en tres días cada uno, y por sus cuadros hechos con el iPad (tiene 79 años). Algunos son curiosos, pero la mayoría parecen (a mi parecer) dibujados por un niño pequeño. No le acabo de pillar el punto.

Ya que estábamos, vimos también la exposición de los diseñadores de moda Viktor & Rolf. Pero si con la pintura ya me cuesta, el de la moda es un mundo completamente ajeno a mí, y mucho más a estos niveles.

En cuanto a curro, sigo repartiendo con UberEATS y aprendiendo cómo funciona mejor. Por ejemplo, el miércoles hizo un día de sol radiante y espectacular… y sólo hice dos entregas en todo el día. Con sol la gente sale a comer fuera y hay demasiados repartidores en la calle, demasiada competencia. En cambio el jueves estuvo lloviendo todo el día, pero aún así decidí salir con la bici… y no paraban de entrarme pedidos, uno detrás de otro. Me hice 13 entregas, mi record, más de $100 en un sólo día.

La verdad es que es una manera muy tranquila y agradable de ganar algo de cash y conocer más la ciudad paseando en bici.

Por cierto, que ese mismo jueves, cuando llevaba 11 entregas, decidí hacer una parada para comer algo, porque me moría de hambre. Como estaba por Fitzroy, me fui al Fina’s 2, el restaurante vietnamita que me recomendaron Laura y Asier, la pareja de españoles que conocí en Tasmania, a comerme su sopa de bambú, que es increíble de rica. Y al entrar… ¿a quienes me encuentro? Pues a Laura, Asier y la pequeña Ayala.

Sabía que venían este finde a Melbourne, pero vaya casualidad encontrarnos precisamente aquí. Me cuentan que han pegado un gran cambio en sus vidas. Asier ha dejado su máster, donde no se sentía bien ni con la gente ni con el trabajo que desarrollaba, y ha empezado a trabajar en el Centro de Arte de Tasmania, el Mona. Y también han decidido que ya han tenido suficiente Australia y se vuelven en julio para España, pero esta vez han decidido irse a Girona. Yo me quito el sombrero ante una familia, que cuando prueban algo y no les convence, con toda la alegría y buen rollo del mundo, hacen un cambio y prueban otra cosa. Es un ejemplo de lo que yo siempre digo. No hay errores, no hay fracasos, sólo aprendizaje. Y todo cambio es bueno. Lo malo es no cambiar y quedarse donde no se está cómodo. Y no hablo sólo de lugares físicos.

Así que chapó por mis amigos hispanotasmanos, que para mí son un ejemplo de familia buenrollera. Y eso se nota sobre todo en Ayala, lo sociable, cariñosa y feliz que se la ve. 

Les deseo lo mejor y seguro que nos volvemos a ver por la Costa Brava antes de lo que pensamos…

..bueno, de hecho, el domingo nos volvimos a encontrar por casualidad por Collingwood y nos pudimos tomar un café de despedida antes de que cogieran su vuelo a Hobart. 😀

Y el sábado hice turno doble en el restaurante español. Estuve primero de 10:30 a 17h dando desayunos y comidas. Fue movidito porque tuvimos dos grupos. Uno de ellos, de 12 personas, se gastó $1.200 en la cuenta. La gente aquí tiene pasta. Luego tuve un descanso largo para tomarme un café…

…y una paella vegetariana que nos zampamos entre el encargado, el cocinero y yo, que estaba más que espectacular.

Y luego, segundo round, de 18 a 22h, con dos turnos de cenas casi llenos los dos. Pero aunque fue paliza, me lo pasé muy bien, la verdad. Prefiero atender mesas, con mucha diferencia, a pintar, limpiar o menesteres similares.

Así que entre lo de camarero y lo de la bici, me voy apañando y me lo paso bien.

En mi casa, los lunes, además del cake, tengo que hacer una tarea extra. Esta semana ha tocado intentar emparejar los calcetines desparejados.

Creo que sólo he conseguido emparejar el 20% de ellos. Los demás estaban todos desemparejados. El gran misterio de los calcetines desaparecidos…

Y el domingo me pasó otra cosa interesante. Mientras repartía en bici, en una de las frenadas se me rompió uno de los frenos. Si la bici ya de por sí frenaba reguleramente, con un solo freno la cosa era peligrosa. Pero en domingo el tema estaba complicado para repararla… Hasta que me acordé de que en Melbourne existe Ceres (Community Enviroment Park) Una especie de comunidad que tienen su sede en un parque y que se dedican sobre todo a temas de desarrollo sostenible. Había oído hablar de ellos la otra vez que estuve aquí, pero nunca había ido. Y son conocidos, entre otras cosas, por el Bike Shed, un taller de bicis donde te la arreglas tú mismo. Ellos te aportan los materiales (montones de bicis viejas, desechadas y donadas a la comunidad), las herramientas y los consejos de los voluntarios. A cambio sólo te piden que te apuntes a la comunidad ($5). Y da la “casualidad” de que abren justo de viernes a domingo, así que me voy para allá.

Lo divertido es que me voy con la aplicación de UberEATS abierta, y cada vez que me acerco, me entra un pedido y me mandan a otro lugar. A la tercera vez que me pasa, decido desconectar la app.

Y así, por fin, consigo llegar.

El espacio es enorme, todo un parque, y hay lugar para todo, especialmente para placas solares.

Desde allí consigo llegar al Bike Shed.

El sitio es increíble. Está lleno de gente arreglando sus bicis. Hablo con un voluntario y me explica que lo que ellos ofrecen a la gente es la regla de las 3 B’s:

  • Buy: Comprar una de las bicis que han la gente va donando, y ajustarla allí.
  • Build: Hacerte tu propia bici con las piezas de las docenas de bicis que hay en el lugar para desgüace.
  • Bring: Traerte tu bici y arreglarla ahí.

Mi caso, efectivamente, es el tercero. Le explico el problema y rápidamente me trae un cable de freno nuevo, mientras yo busco pastillas menos gastadas y alguna otra pieza que me hace falta.

 En un periquete lo tengo arreglado. Doy mis $5 y me voy encantado de este lugar al que sin duda quiero volver para conocer mejor. Tiene cafetería orgánica, vivero, etc…

Y como imagen de cierre, vuelvo a sacar este invento que me he vuelto a encontrar y que me tiene fascinado.

He estado pensando en la continuación de mi viaje. Por un lado se me han quitado las prisas. Creo que está bien hacer un poco de dinero antes de seguir y éste es un buen lugar donde hacerlo pasándolo bien, así que quizá me quede todo enero, aunque aun no es seguro… será según lo vaya sintiendo.

Por otra parte estoy buscando una campervan (autocaravana) de relocation, es decir, de las que te las alquilan prácticamente gratis a cambio de que la lleves de una ciudad a otra. Estoy buscando una que vaya en enero de Melbourne a Darwin. 

Son más de 4.000 kms de nada, pero me dejarían la van más de una semana y eso me permitiría visitar algunos de los lugares que me gustaría ver antes de dejar Australia: Adelaida, Alice Springs y, por supuesto, el Uluru. Y todo cruzando el Outback, el enorme desierto que hay en el interior de Australia. Tiene pinta de ser una aventura inolvidable.

Con esto me saltaría Perth, pero visitaría el interior que creo que va a ser mucho más interesante.

Desde Darwin será fácil llegar hasta Bali, ya sea en avión o en barco…

…y eso por no hablar de la propuesta que me han hecho de visitar el Annapurna en el Tíbet en abril. Sería un sueño hecho realidad.

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