5 – 31 marzo 2018
835 días viajando…
39 días en Nepal…
Éste es el relato del viaje en moto (mototrip) que hice con mi amiga francesa Julie por gran parte de Nepal.
Al final fueron 27 días, 1.815 kms de carreteras (algunas no merecían ese nombre) nepalíes, buena comida, alojamientos baratos y mucha diversión, con una moto alquilada Pulsar de 150cc que se portó de maravilla, para el trote que le dimos.
Día 1 (5 Marzo 2018)
De Patan a Hetauda – (90 kms)
Sobre las 9 de la mañana Julie y yo dejamos el Mahabuddha Guesthouse… y empieza la aventura!
Salir de Patan es complicadillo por el tráfico, pero la moto responde a las mil maravillas y vamos consiguiendo salir. Nuestra intención es seguir la ruta que nos marca Google Maps, que se supone que es más corta, pero cometo un error de novato. Google Maps, al marcar la ruta, no me deja ver el color de la carretera, que resulta ser blanco. Las carreteras de color blanco son las NO asfaltadas.
Así que, de repente, la carretera como tal desaparece y nos encontramos en una especie de camino de cabras con un tráfico infernal de motos, coches, camiones y autobuses, donde nuestra velocidad media es de 20 km/h y es casi imposible pasar de 30 km/h.
Conducir por aquí requiere completa concentración para evitar lo más que puedo los baches y no machacar mucho la moto.
Cuando llevamos más de una hora, hacemos una parada para tomar un café. Apenas hemos recorrido 12 kms. Madre mía…
Como se puede ver, la “carretera” y la sequedad hacen que la cantidad de polvo sea increíble. Tenemos que ir con mascarilla para no respirar eso. Pero nuestra ropa y la moto van completamente cubiertas del polvo del camino.
La carretera va subiendo y hacemos otra parada para un milky tea en un lugar relativamente alto, donde el viento y el frío se hacen sentir.
Aprovecho la ocasión para hacer un posado con la chupa y los guantes que me regaló mi gran amigo Santiago en Melbourne para la ocasión. Santiago tiene el sueño de viajar por Nepal, pero como aún no puede, le hacía ilusión que su chupa comprada en Londres viajara hasta ahí… y a mí me salva la vida.
Para comer, paramos en el Sungava Restaurant and Lodge, uno de los puntos más altos de esta carretera, donde nos pedimos 2 Dal Bhat y 2 cafés. Nos cobran 485 NPR (3,75€), un poco caro para un sitio supuestamente local. Se nota que es zona de mucho tránsito y tienen bastante clientela.
Después de muchas horas de conducción agotadora, el camino de cabras desemboca a una carretera algo más asfaltada y la cosa se pone algo más fácil. Vamos de polvo hasta las entrañas. Pero finalmente conseguimos llegar a Hetauda sobre las 16h. Han sido unas 7 horas para hacer 90 kms. Sí, de verdad, no exagero.
Hetauda es una ciudad medio grande, muy auténtica y nada turística. La gente nos mira con asombro. Parece que los extranjeros no suelen llegar hasta aquí.
Hemos llegado sin reservar nada, porque ni en Booking ni en TripAdvisor vimos nada barato. Pero nos damos un paseo y en seguida nos encontramos con el Chandika Hotel And Lodge.
Negociamos y conseguimos una habitación con baño por 800 NPR (6,20€) y nos dejan aparcar la moto dentro.
Nos damos un paseo por la ciudad durante el atardecer. No puedo dejar de hacer fotos.
Fuera de las calles principales, no hay apenas tráfico y es muy agradable.
Hay una curiosa mezcla de estilos en el vestir.
Street Food…
Y el sol poniéndose sobre la ciudad. Puede apreciarse la constante neblina que hay siempre en todas las ciudades de Nepal. No es polución, como comúnmente se cree, es el polvo de las calles.
Sí, esto es una carnicería.
Acabamos cenando en el All Seasons Restaurant, una pizza y lo que aquí llaman una ensalada…
…sin más aliño que el limón, la sal y la pimienta.
Por la noche, en el hotel, el de la habitación de al lado tiene la TV a tope durante TODA la noche. Es increíble. Además, los mosquitos se me comen crudo. Es curioso, porque en Kathmandu no había mosquitos.
Día 2 (6 marzo 2018)
De Hetauda a Sauraha (Chitwan) – (80 kms)
Nos levantamos pronto y desayunamos en el Everest Coffee House. Nuestro objetivo de hoy es Chitwan, donde está el famoso por su Chitwan National Park, una de las partes más turísticas de Nepal.
Así que tiramos hacia el oeste. Qué diferencia de carretera. Llegamos a coger los 50 kmh!!
Eso sí, no se puede ir a más, porque cuando menos te lo esperas desaparece la carretera o hay un agujero que se tragaría la moto. Pero comparado con los 20 kmh de ayer, esto es un lujo.
Como hacia la mitad del camino hacemos una parada para un milky tea en un sitio local de gente muy maja.
Cuando volvemos a la carretera, Julie, que va en la retaguardia de la moto…
…graba un par de vídeos del camino.
Hacia el medio día llegamos a nuestro destino, el Hotel Tree Tops, que hemos reservado previamente por Booking. Es especialmente chulo y barato.
Pero es barato. Y el motivo por el que es barato es algo que he visto ya en muchas partes de Asia. Y es que el precio bajo es un reclamo y, lo que realmente les interesa, el verdadero negocio, es verderte sus tours o safaris. Así que nada más llegar se ponen de lo más pesados.
Decidimos comer en el mismo hotel, donde comprobamos que la comida es cara, escasa y no muy allá…
…y mientras comemos, nos dicen que después de comer se reunirán con nosotros para contarnos las actividades. Pfffff… paciencia.
Y es que lo tienen muy bien montado, porque el que organiza los safaris y nos da la charla, es el hermano del dueño del hotel.
Se quedan bastante chafados cuando decimos que no, gracias, pero que ése no es nuestro plan.
Más tarde nos damos un paseo por la ciudad…
…donde vemos algo muy típico aquí. Casas que son habitadas mientras las siguen construyendo.
Nos vamos a un bar local a beber y cenar. Es MUY local, pero muy bien de precio.
Otra curiosidad. Preguntamos en el hotel para hacer una colada, pero nos dicen que aquí se cobra por pieza de ropa y que sale muy caro. En Kathmandu era por kilo y salía muy barato, pero parece que en las zonas no turísticas no existe ese servicio. Así que nos toca ir lavando a mano.
Día 3 (7 marzo 2018)
De Sauraha a Chitwan y vuelta por las aldeas – (80 kms)
Después del desayuno en el hotel, cogemos la moto para visitar el famoso 20.000 lakes, que está en lo que llaman el buffer del Chitwan National Park, uno de los poco lugares del parque donde se puede entrar sin guía y (casi) sin pagar (200 NPR = 1,5€ por persona).
Para llegar, hay que coger un camino de cabras, pero es dentro del bosque y no hay un alma. Es muy agradable.
Llegamos a la entrada y sigue sin haber nadie. Sorprendente para ser un destino turístico.
El camino está plagado de enormes termiteros.
El lago es muy chulo, pero no es el lago más bonito del mundo. Pero para lo que llevamos visto en Nepal, es de lo mejorcito.
Nos ponemos a andar rodeando el lago y, de repente, nos encontramos una torre de observación.
Nos subimos, claro, y, desde ahí, vemos…
…un cocodrilo!
Volvemos a la moto y seguimos cruzando el buffer hasta el otro lado, donde hacemos una parada en una especie de cafetería, donde nos pedimos un milk tea, mientras el dueño rellena botellas de plástico con gasolina. Todo muy normal.
No podemos evitar la tentación de pararnos en este tipo de sitios para disfrutar un ratito de la compañía de la maravillosa gente de por aquí, aunque no hablen nada de inglés.
Desde la ciudad que hay al otro lado del buffer, volvemos por la carretera principal a Sauraha (la pequeña ciudad en la que nos alojamos) y, desde ahí, vamos a la entrada principal del Chitwan National Park. Allí nos encontramos docenas de puestos de guías intentando captarte para venderte un safari. Es agobiante.
Aparcamos en un bar y nos tomamos una cerveza mientras decidimos por dónde ir. Vemos que hay un camino que puedes andar (no más de 200 metros, según los militares que custodian la entrada al parque) que va siguiendo el río sin llegar a cruzarlo (el parque está al otro lado).
El puesto de la derecha es el de los militares y el camino sale justo desde detrás.
Apenas andamos unos pocos metros, flipamos.
Sin pagar un duro, estamos viendo rinocerontes salvajes desde muy cerca. Resulta increíble lo cerca que están de la ciudad.
Vemos que a los 200 metros, el camino, aparentemente, acaba… pero no. Un poco escondido hay otro camino que continúa… y nos colamos, claro. Llegamos hasta donde hay un turista y su guía, el cuál nos enseña otro rinoceronte que está bastante más cerca.
Nos dice que ese rinoceronte está loco, que tengamos cuidado. La verdad es que acojona verlo tan cerca. Seguimos la ruta que nos marca Maps.me en dirección hacia los establos de los elefantes…
…y salimos del parque. Una vez que llegamos a la ciudad, caminamos hacia donde tenemos la moto y… de repente, nos llevamos una de las sorpresas más grandes del viaje.
Al parecer uno de los dos rinocerontes que vimos en el río ha decidido darse un paseo por la ciudad. Lo mejor es cuando se mete por voluntad propia en el Rhino Residency. Ni hecho a propósito.
Siguiendo una de las recomendaciones de Sara, la española que conocimos en Kathmandu, cogemos la moto y vamos siguiendo el borde del parque. Pronto estamos en una carretera sin asfaltar con pequeñas casas de adobe a ambos lados (estamos en la zona real de Chitwan).
Paramos en una de ellas para comer un chowmein, una especie de noodles salteados un poco picantes.
Desde ahí, seguimos por la carretera de tierra dando una vuelta muuuuy larga, pasando por aldeas locales, por donde no van jamás los turistas. Es espectacular.
Es muy curioso cómo se mezclan sin ningún orden casas de ladrillos muy bien acabadas, con otras muy humildes hechas de paja y adobe. Todo el camino es no asfaltado, pero bastante bien terminado, apelmazado y con un canal de desagüe a un lado. No da la sensación de ser una zona muy pobre.
Después de perdernos varias veces, conseguimos salir a la carretera principal y volver al hotel. Desde ahí nos vamos andando al centro de Sauraha a por una cerveza.El centro es la zona donde se junta todo lo turístico (oficinas de agencias turísticas, restaurantes de comida occidental…), pero antes de llegar, hay que pasar por la parte más local y pobre. Y de repente…
Al parecer algunos habitantes del pueblo tienen elefantes en propiedad que utilizan para los safaris o los “elephant baths” (atracción turística típica en algunos países de Asia que consiste en participar en el baño de un elefante en el río). Pero, como se puede ver en el vídeo, la única manera de someter a un animal de ese tamaño es por el miedo. Y es una tristeza, la verdad. Está claro que es parte de la economía local, pero nunca se me ocurriría participar en una actividad que implique la explotación de un animal.
En fin, mañana será otro día.
Día 4 (8 marzo 2018)
De Sauraha (Chitwan) a Butwal – (137 kms)
Después del desayuno, salimos para el oeste. Nuestro destino es Lumbini o Butwal (en caso de que Lumbini esté demasiado lejos). La carretera es muy fácil. La mejor que hemos hecho hasta ahora. Sólo algún bache ocasional o algún trocito sin asfalto, pero el resto es carretera en perfectas condiciones. Además, casi todo es plano. Sólo cruzamos una montaña. Lo único con lo que hay que tener cuidado son los camiones o buses que adelantan en dirección contraria y les da igual si una moto les viene de frente. Es la ley del más grande. Es impresionante verlos adelantar echándote de la carretera si quieres sobrevivir. Así que vamos a una media de 50 kmh.
Una parada para café y la siguiente parada es ya para comer. Encontramos de casualidad un lugar muy escondido y completamente local. Nos pedimos dos Dal Bhat, claro. No hay muchas más opciones. Pero, aunque las hubiera, a mí me encanta.
Y, como siempre, antes de que me haya acabado el plato, ya me están ofreciendo más. Es, sin duda, el mejor Dal Bhat que hemos probado hasta ahora.
Como se puede ver en el señor del fondo, rápidamente nos convertimos en la atracción del lugar. No están muy acostumbrados a que dos “turistas” paren a comer por ahí. De hecho, absolutamente nadie habla ni una palabra de inglés.
Nos ofrecen (por gestos) algo que no sabemos muy bien qué es, pero que aceptamos, claro (hay que probarlo todo) y resulta ser una especie de yogurt agrio. No está mal.
Al rato, empieza a llegar gente. Parece que ha corrido la voz y el local se llena de niños.
Cuando pedimos la cuenta, nos cobran 340 NPR (2,60€) por todo. Está claro que cuanto más local y menos turístico, más barato.
Cuando salimos del lugar, todo el mundo sale a despedirnos. Ha sido toda una experiencia.
Y es que, como siempre, el comer en sitios locales suelen ser de las mejores experiencias de los viajes.
Seguimos hacia el oeste. Hasta hoy viajábamos llevando Julie la mochila grande a la espalda, pero resultaba muy cansado para ella, así que en la siguiente parada para café, compro unos “pulpos” y conseguimos colocar la mochila en la moto dejando espacio justito para los dos.
Por cierto, aquí nos tomamos el peor café de la historia. Apenas sabe a café y da la impresión de que han calentado la leche en la sartén donde han frito algo, y tiene un asqueroso regusto a aceite frito. Lo juro.
La parada es un pequeño pueblecito, con sus puestos al lado de la carretera.
Cuando nos volvemos a poner en camino, Julie consigue sacar una foto a esto que tanto vemos por aquí.
Sí, las vacas son sagradas y si quieren estar en medio de la carretera… pues ahí se quedan.
Hacemos otra parada para un milk tea (no me arriesgo a otro café) en un sitio con un encanto especial.
Se va haciendo tarde, estamos bastante cansados y Lumbini aún está lejos. Además, para ir a Lumbini directamente, hay que acortar por una carretera mala. Así que decidimos ir a Butwal y, desde ahí, iremos mañana a Lumbini por una carretera mucho más decente.
No tenemos nada reservado, así que paramos en el primer café que vemos, el Daddy’s Kitchen, donde tomamos un café de verdad (uf!) y preguntamos. Nos recomiendan ir a la zona de la estación de autobuses, que es donde se concentran todos los guesthouses.Vamos allí, preguntamos y vemos que todos son por unos 1000 NPR (7,8€) la noche. Nos quedamos en el segundo hotel que preguntamos, el Chandra Surya Rampur Hotel, que no tiene ni toallas ni un WC “estándar” (tiene el Asian Style)…
…pero al menos está aceptablemente limpio.
Una vez instalados, nos vamos a tomar una cerveza en el Galaxy Café, un garito con pinta muy cool, pero sorprendentemente barato. Probablemente lo han abierto hace poco y están intentando captar nueva clientela. Pero se nos queda grande para cenar, así que buscamos algo más auténtico.
Por el camino, nos encontramos la celebración de una boda (parece que estamos en época de bodas).
Al final encontramos el local más auténtico y cutre del lugar, donde nos comemos otro Dhal Bat maravilloso.
La hija del dueño (la de la derecha), de 16 años, está encantada con la posibilidad de practicar su inglés con nosotros, así que no paramos de charlar y pasamos un rato genial.
De vuelta al hotel, otra estampa de las que sólo se ven por aquí.
Día 5 (9 marzo 2018)
De Butwal a Lumbini – (60 kms)
Por la mañana, las vistas desde el hotel nos dan una idea bastante clara de cómo es Butwal.
Dejamos el hotel temprano y nos vamos a desayunar al mismo café en el que estuvimos ayer (el Daddy’s Kitchen). El desayuno no es muy allá y nos dan la clavada con los cafés, porque nos ofrecen una variedad (y picamos) que cuesta una pasta. Pero bueno, al menos están ricos.
Desde allí tiramos para Lumbini. La carretera pasa constantemente de “auténtica autopista” a “camino de cabras” sin previo aviso, pero en general vamos bien, aunque hay bastante tráfico.
Lumbini es una de las zonas más famosas de Nepal por ser el lugar de nacimiento de Buda.
Paramos en Lumbini Bazaar, que es la población principal, para tomamos un Masala Chai Tea y ver cómo hacemos. Nuestra idea es alojarnos, como nos han recomendado, en el Korean Temple, que está dentro del recinto de los templos. Preguntamos y comprobamos que se puede entrar en moto, así que vamos para allá.
El recinto de los templos de Lumbini es una zona vallada rectangular muy grande. El único templo que admite alojamiento (exceptuando los centros Vipassana) es el Korean Temple, que da alojamiento en dormitorios compartidos (hombres y mujeres por separado)…
…y tres comidas (vegetarianas) al día. Todo por 5 USD/noche. Un chollo. Además, el lugar tiene una paz y un encanto muy especial. Los dormitorios están en un edificio separado del templo principal.
Como llegamos tarde para el almuerzo, nos vamos a un sitio local situado fuera del recinto, para comer algo. Buena comida (especialmente el chapati) y bien de precio.
La tarde la pasamos paseando por el recinto, viendo los diferentes templos como el Chinese Monastery…
…el Karma Samteling Monastery…
Todo el recinto es atravesado por un canal…
…que lleva hasta el lugar del nacimiento de buda, que es el punto central. El camino hasta allí está salpicado por estatuas.
Hasta que, finalmente, llegamos a la entrada del jardín que lleva al lugar de nacimiento de Buda. Para acceder hay que comprar las entradas (sí, es terrible la comercialización turística de lugares de culto espiritual)…
…y dejar aquí tu calzado.
Una vez dentro, los primero que vemos es el Maya Devi Temple, que alberga el lugar supuestamente exacto donde nació Buda. No tengo ninguna foto del interior, porque está prohibido. Pero impresiona la cantidad de ofrendas de billetes que se acumulan ahí. No acabo de entender esa mezcla entre lo espiritual y algo tan mundano como el dinero.
Al lado está el pilar de piedra que fue erigido en el año 249 a.C. para conmemorar el nacimiento de Buda y descubierto en 1896.
Y éste es el árbol que representa a aquel al que se agarró la madre de Buda para dar a luz. Es, con diferencia, el punto de mayor concentración de visitantes.
Hay hasta grupos recibiendo charlas de maestros budistas.
El árbol no sólo está vivo, sino también habitado!
Al salir hacemos una visita al único WC que hay por aquí.
Volvemos siguiendo el canal…
…y llegamos al Korean Temple con tiempo para la cena, consistente en arroz blanco acompañado de distintos tipos de verduras, una sopa y unas hortalizas.
¡Que nos aproveche!
Después de la cena, asistimos al Chianti de las 18:30, una sesión de meditación acompañada de mantras y otros sonidos, en la sala principal del templo. Me encanta la idea, pero no consigo concentrarme por culpa de los mosquitos que me devoran.
Incluso por la noche, con mosquitera en la cama y todo, algunos mosquitos consiguen colarse y no me dejan dormir bien.
Día 6 (10 marzo 2018)
Nos levantamos a las 5:30, porque el desayuno es a las 5:50. El desayuno es más o menos igual que las comidas (arroz y cosas) pero con un panecillo.
Aprovechamos el amanecer para sacar algunas fotos chulas del Korean Temple.
Nos damos otro paseo por el recinto visitando otros templos, como el European-Austrian Temple…
El Vietnam Phat Quoc Tu Temple (Sí, hay un templo por cada país con algo de presencia budista)…
El Drigung Kagyud Dharmaraja Temple…
El French Temple (Shechen Stupa)…
..y así llegamos hasta otro de los lugares más importantes de Lumbini, la World Peace Pagoda, dónde se supone que descansan los restos de Buda.
El lugar es bastante impresionante. Desde arriba vemos a un grupo haciendo yoga.
Volvemos al Korean Temple justo a tiempo para la llamada al almuerzo.
Toda las comidas son más o menos lo mismo, pero con pequeñas y sabrosas variaciones. La verdad es que me encantan.
Un detalle curioso es que aquí cada uno se friega sus platos. Muy en la línea budista de “no hay servicio”.
Tras la comida, cogemos la moto para darnos una vuelta por Lumbini Bazaar y comprar algunas cosas y tomamos un lassi. Después seguimos visitando (está vez con la moto, que ya hemos andado mucho y hoy hace mucho calor) el museo de Lumbini (bastante soso) y los templos del lado este del recinto, como el Thai Monastery…
Y el Golden Temple.
Vuelta al Korean Temple y cena. De nuevo vamos a la meditación de la noche, pero esta vez voy cubierto de pies a cabeza para evitar mosquitos… y mucho mejor. Es un momento de lo más relajante.
Día 7 (11 marzo 2018)
De Lumbini a Lamahi – (125 kms)
Nota: Tengo que poner el mapa en dos trozos, porque Google Maps se empeña en creer que no podemos cruzar ese puente.
Desayunamos en el monasterio y hacemos el checkout: 1000 NRP (7,70€) cada uno por 2 noches con comidas. Absolutamente recomendable.
Antes de salir, le pido a Julie que me haga una foto de postureo motero.
Nos ponemos en marcha en dirección oeste. Hacemos una parada para un té en Kapilvastu. Desde ahí vamos hacia el norte hasta pillar la highway de nuevo hacia el oeste. Hacemos otra parada para un café.
Según nos alejamos de Kathmandu, la carretera va mejorando más y más, y cada vez hay menos tráfico.
Paramos para comer en una pequeña aldea con algunos pequeños puestos de comidas, donde nos comemos dos estupendos Dal Bhats.
Empezamos a notar que hay menos gente que hable inglés. El sitio es muy agradable y nos tratan genial. Me llama mucho la atención la hija de la familia, pelando cebollas muy seria y disciplinadamente.
Incluso nos hacen muchas preguntas acerca de nosotros y nuestro viaje. Se sienten orgullosos de que haya turistas más interesados en su cultura que en hacer trekkings.
Un poco de montaña y llegamos a Lalmatiya, el pueblo donde habíamos pensado parar, pero es pronto y no parece un lugar muy interesante, así que seguimos.
Hacemos una parada para café en un curioso lugar llamado 69 Restaurant & Cottage (el nombre me hace pensar que igual es un puticlub de carretera o algo así), donde nos ponen palomitas con el café.
Y finalmente paramos un poco más alla, en Lamahi, un pueblo muy tranquilo (el más tranquilo que hemos visto hasta ahora) con buena energía, de tranquilidad y buen rollo. Conseguimos un guesthouse, el Hotel Today Plaza and Lodge, por 800 NRP (6,15€), de calidad regulera, pero ya nos vale.
Después de instalarnos, nos damos una vuelta por el pueblo.
La gente flipa al vernos pasear. No hay un solo occidental por aquí.
Una cosa que me llama mucho la atención es la cantidad de edificios en construcción que hay. En muchos da la sensación de que se han parado las obras.
Pero lo que más se ve son estructuras de edificios que se empezaron y nuncase llegaron a hacer. Da la impresión de que hubo unas ayudas tras el terremoto que se pararon de golpe y no pudieron seguir construyendo.
Hacemos una parada para una cervecilla. El dueño del lugar, encantado con nosotros, nos ofrece una tapita de huevos cocidos.
Los niños se paran a mirarnos con muchísima curiosidad, especialmente por el pelo de Julie.
Cenamos en un sitio local un pequeño Chowmein por 85 NPR (0,65€) los dos. Pero empieza a ser exagerado cómo nos miran.
Volvemos al hotel, otra cerve y a dormir.
Dia 8 (12 marzo 2018)
De Lamahi a Kohalpur – (120 kms)
Desayunamos en el hotel unas tostadas de pan buenísimo con huevos y café.
Y de nuevo en la carretera. Sigue siendo la mejor carretera hasta ahora. Rectas interminables entre bosques y sin apenas tráfico. Llegamos a los 60 kmh!
Hacemos una parada para un milk tea. Está claro que aguanta más el motor de la moto, que nuestros culos.
El sitio tiene mucho encanto, la verdad.
Más carretera. Cada vez menos tráfico y más agradable. Hacemos una parada para comer en un sitio en la carretera muy tranquilo y agradable, donde nos tomamos un Dal Bhat, por supuesto.
Es curioso ver cómo la mujer cocina mientras el marido es el que cobra… y poco más.
Mientras comemos, vemos como dos niños muy pequeños vienen al puesto de al lado a comprar agua.
Seguimos. Parada para milk tea cerca de la ciudad.
No dejamos de encontrarnos controles de carretera…
…pero en la mayoría, en cuanto ven que somos extranjeros, nos dejan pasar. Sólo en uno me piden el carnet de conducir, y le doy el de España. Hubiera dado igual si le hubiera enseñado el carnet de biblioteca. El guardia, que no sabe muy bien qué hacer con aquello, me lo devuelve y me dice que siga.
Po otra parte, ésta es una de las grandes maravillas de Nepal. No hay apenas corrupción policial. En otros muchos países de Asia, que te paren es sinónimo de intento de extorsión.
Y así, llegamos pronto a Kohalpur. Hemos hecho muchos más kms de lo habitual, pero como vamos más rápidos, no se hace tan largo.
No tenemos ninguna reserva, pero como ya nos conocemos el truco, nos vamos directamente a la estación de autobuses, donde están todos los guesthouses. Preguntamos a un chico joven en la calle y nos recomienda uno. Nos ofrecen una habitación de 3 camas grandes por 800 NPR. Nos vale. No tiene váter al uso (Sí, Asian Style), pero al menos está limpio. Ni siquiera sabemos el nombre del hotel, porque viene en nepalí.
El guesthouse está justo frente a la estación de autobuses, que no es más que una explanada polvorienta y sin asfaltar.
Nos damos un paseo por la ciudad. Menos tranquila y con menos encanto que Lamahi. Es más grande y ruidosa. Influye mucho que esté atravesada por una gran carretera de mucho tráfico, a ambos lados de la cual están todos los comercios.
Para cenar nos vamos a un local muy pequeño justo enfrente del hotel, al otro lado de estación de buses. La mujer que lo regenta está encantada con nosotros. Nos prepara un chowmein y unos chapati.
Está tan encantada, que se pide un selfie con Julie.
Mientras cenamos, su hija practica su inglés con nosotros y yo me dedico a hacer fotos y vídeos de la gran actividad que hay en la plaza. Es muy interesante.
Esta noche duermo regular por picores en la espalda, que no estoy seguro de que sean mosquitos… :-/
Día 9 (13 marzo 2018)
De Kohalpur a Thakudwara (Bardia) – (64 kms)
Desayunamos en el mismo sitio de la cena de ayer. Chapatis con miel.
Dejamos el hotel y nos ponemos en marcha. La carretera es mejor que nunca. Sin agujeros, en perfectas condiciones, con rectas interminables y con muy poco tráfico. Voy casi todo el rato a 60. Cómo se nota que estamos ya muy al oeste, lejos de lo turístico.
Paramos en una pequeña aldea del camino para tomar un té. La mujer que nos atiende apenas habla 3 palabras de inglés, pero es encantadora.
Una cosa que he visto y que me fascina de Nepal es que el arroz se cocina en olla a presión. Y siempre son iguales.
Cuando voy al baño no puedo dejar de fijarme en el ingenio para sobrellevar los numerosísimos cortes de luz.
Mientras estamos tomando el té, me doy cuenta de que las dos mujeres están hablando del pelo de Julie, y al final no pueden evitar la tentación de tocarlo y no paran de decir “beautiful!“.
Llega un momento en que empiezan a venir más personas del pueblo para vernos. Parece que los turistas no vienen mucho por aquí.
Para llegar a Bardia, cogemos un atajo que nos indica Maps.me en el cual, de repente, desaparece el camino y nos encontramos un río. No sabemos muy bien cómo seguir, pero entre las indicaciones por señas de un anciano y viendo lo que hacen otras motos, nos damos cuenta de que hay que cruzar el río por donde menos cubre. Es una pena no tener un vídeo de este momento. Lo cruzamos a lo loco y no terminamos los dos en el agua por los pelos.
Paramos en Thakudwara para comer, que es el pueblo principal de la región de Bardia, famosa por su Parque Nacional.
Y tenemos el momento raro del día, cuando preguntamos en un sitio si tienen “comida” y nos dicen que no, a pesar de que el mostrador está lleno de ella. No entendemos muy bien. Insistimos, pero nos dice que vayamos enfrente. Ahí nos pasa lo mismo. Nos dicen que comida no, pero que tienen chowmein, samosas… Entonces entendemos. Para ellos food es el Dal Bhat y piensan que es lo único que queremos. Les explicamos que el Chowmein también nos vale.
Tenemos justo al lado un señor trabajando con una máquina de coser, que me permite encantado hacerle una foto.
Desde ahí vamos al alojamiento que me había recomendado Iretxe, un contacto español del grupo de Facebook. Cuando llegamos al Bardia Homestay buscamos a Sonja, la dueña, una holandesa encantadora, casada con un local, y que lleva 5 años viviendo aquí. Como no hemos reservado, nos encontramos que tiene todo ocupado (son sólo 4 habitaciones), pero como es un ángel, se hace cargo de nosotros. Nos da café, información y habla con la casa de al lado para ver si nos pueden acoger. Y sí, hay suerte, tenemos habitación en Bardia Eco-Friendly Homestay, que casi yo diría que es aún mejor. Los dueños son locales y tienen solo 2 habitaciones, pero ahora mismo no tienen ningún inquilino. Cuando llegamos, los dueños están fuera, pero nos recibe la que que creemos que es la hija, Cokila, que nos atiende extremadamente bien.
Es, con mucha diferencia, el mejor alojamiento en el que hemos estado y por sólo 1.000 NRP (7,70€) la noche.
Nos instalamos y salimos a dar un paseo. Vemos que el homestay tiene una especie de granja de pollos.
Según nos explicará más tarde el dueño, son para vender como comida, claro. :,-(
Salimos al camino…
…y vemos que todo está lleno de…
…efectivamente. Aquí la marihuana crece como una mala hierba. Y está por todas partes!!
Vamos dando un paseo hacia el río. No puedo dejar de sacar fotos por el camino.
Llegamos al atardecer hasta los establos de los elefantes que usan para los safaris.
Desde ahí llegamos hasta el río.
Durante gran parte del camino nos ha acompañado este perrito, que no se nos separaba.
Vemos a lo lejos un hombre cruzando el río con varios bueyes.
Según se va acercando, veo que carga sobre su hombro un enorme colmillo de elefante.
Cuando llega junto a mí, me pide por gestos que me haga una foto con él.
Y luego, sin más, sigue su camino con los bueyes. Julie y yo decidimos seguirles y, así, llegamos hasta una aldea de una autenticidad total. Todo el mundo nos mira con asombro y nos saluda. Y los niños piden a gritos “photo, photo!!”… y también “money, money!!”.
Uno de los chavales me da algo con pinta de plastilina y luego me pide dinero. Tardo bastante en darme cuenta de que quizá me está intentando vender pasta de hachís.
Aquí he hecho un pequeño vídeo-resumen del paseo.
Toda esta zona es muy humilde. Las casas son de paja y adobe, hay muchas más bicis que motos… pero no se ve miseria. La aldea está bien organizada y relativamente limpia. Hay bombas de agua en todas las casas. Y canales para el desagüe. A los niños se les ve contentos. Hay hasta un campo de fútbol. Muchos animales, bastantes cultivos… Las mujeres visten con elegancia y de muchos colores. Se ve alegría en los rostros y todos muestran cierta sorpresa al vernos, pero nos sonríen y nos saludan con un namaste.
De vuelta al hotel, Cokila está preparando la cena para nosotros. Mientras llega la cena, nos tomamos una cerveza tan ricamente. El lugar es maravilloso. Llegan los dueños, Basu y Sarita, y hablamos un rato. Basu es encantador y se desvive porque estemos cómodos. Nos explica que Cokila no es en realidad su hija. Es una niña de una familia muy pobre a la que acogieron y le dan educación y trabajo. Basu es profesor y da clases de ciencias en un colegio cercano. Cenamos un estupendo Dal Bhat. Ya lo echaba de menos!
Día 10 (14 marzo 2018)
De Thakudwara (Bardia) a Chisapani – (83 kms)
Desayuno de tostadas, tortilla de cebolla y café con vistas al amanecer.
Sí, las tostadas están muy poco tostadas… :-p
Nos tomamos la mañana de relax para disfrutar del Homestay, yo escribiendo mi blog y Julie creando su perfil de TrustedHouseSitters.
A mediodía decidimos hacernos una excursión con la moto hacia Chisapani, así que nos ponemos en camino. Desde el homestay hasta la “highway” es un camino de cabras, pero después la highway es estupenda. Por el camino vemos algunos monos. Hay un par de controles, pero nos dejan pasar en cuanto ven que somos extranjeros.
En Chisapani buscamos un sitio local para comer, y encontramos uno estupendo.
Lo regenta una mujer relativamente joven con 3 hijos, que se defiende relativamente bien con el inglés.
Mientras esperamos que nos prepare el Dal Bhat, me fijo en la actividad de la calle…
…y hago el moñas con uno de sus hijos, entre recado y recado.
Cuando nos pone la comida, por primera vez no nos ponen cubiertos. En Nepal todo el mundo come el Dal Bhat con las manos, pero a los extranjeros normalmente les ponen cubiertos. Para mí es una buena ocasión para probar… pero se me da fatal hacer la bola de arroz. Al final la mujer, viendo el desastre que estaba haciendo, me trae una cuchara.
Mientras comemos, llega la hija del colegio y está feliz de practicar su inglés con nosotros. Así que comemos en buena charla.
De nuevo, nuestras mejores experiencias son comiendo en los sitios locales y por casi nada. Dhal Bat (all you can eat), 2 botellas de agua, 2 milk tea y una rosquilla (sí, estoy goloso) por 1’60€ cada uno.
Desde ahí tiramos para el norte con la moto siguiendo el río. Es camino es atroz pero las vistas son espectaculares.
Me llama mucho la atención cómo se han construido viviendas justo debajo de la roca.
Seguimos un poco más. Nuestra idea es llegar hasta la aldea de Kuine, que está a unos 11 kms de Chisapani. Siento curiosidad por ver cómo es una aldea tan escondida a la que sólo se llega por un camino tan malo. Pero… qué vistas!
Hacemos alguna parada más para postureo…
Y finalmente paramos a los 8 kms, porque el camino es demasiado duro para la moto y se nos está haciendo un poco tarde.
Pero ya que estamos aquí, aprovechamos para bajar hasta el río. No se ve ni un alma.
Julie intenta bajar por un sitio un poco complicado.
Pero no hay manera, así que optamos por dar un rodeo y, finalmente, llegamos hasta la orilla.
No me atrevo a bañarme por miedo a los cocodrilos (más tarde me dirán que nunca hay cocodrilos en aguas tan movidas), pero al menos me mojo los pies… sin dejar de mirar el agua!
Vuelta en moto hasta el homestay de Sonja para tomar una cerveza y concretar el plan para mañana. Nos ha conseguido un jungle walk, un safari andando por dentro del Parque Nacional para intentar ver rinocerontes, cocodrilos, elefantes… y la gran atracción, el famoso tigre de bengala.
No soy muy dado a este tipo de atracciones turísticas, pero es la única manera de entrar al Parque Nacional y, al menos, lo haremos andando, causando el mínimo impacto. Además, nos ha salido bien de precio, porque iremos en grupo con dos chicas británicas.
Volvemos a nuetro homestay, ducha (para quitarse los kilos de polvo del camino), cerveza, charla con Basu y cena de Chapati, patatas con guisantes y pudding de arroz. Nos rellena hasta que no podemos más. Qué manera de comer. No me explico cómo adelgazo tanto.
Basu nos cuenta que todo lo que hay en la mesa viene de sus tierras excepto la leche. Basu es de casta alta (aquí también hay sistema de castas, como en la India) y posee bastantes tierras que son cultivadas por un granjero y luego reparten la cosecha al 50/50.
Basu es profesor de ciencias medioambientales. Se nota que sabe de la tierra y del cultivo. Presume de que toda su producción es orgánica. Tiene arroz, trigo, patatas, ajos, cebollas, guisantes, tomates, verduras, muchísima col, calabaza, mango, aguacate, papaya… de todo!
Y hay que reconocer que la cena es espectacular.
Día 11 (15 marzo 2018)
Desayunamos pancakes con miel a las 6 y poco (sí, basú nos hace un desayuno diferente cada mañana) y a las 6:45 estamos preparados en el Bardia Homestay. Hay un grupo de 5 personas para el Jeep Safari y las dos chicas inglesas y nosotros para el Walk Safari.
Vamos todos apretadicos en el Jeep hasta la entrada y ahí nos separamos.
7:10. Una vez rellenamos el formulario de entrada, empezamos a andar. Nuestro guía reparte una especie de bastones de bambú y nos da instrucciones sobre cómo actuar en caso de encontrarnos con animales. El más peligroso es el rinoceronte. Lo mejor en ese caso es subirse a un árbol. En el caso de los elefantes sólo son peligrosos los machos y también hay que subirse a un árbol. El tigre no suele ser peligroso (tiene más miedo que nosotros) pero nunca hay que darle la espalda. Hay que retroceder de frente. Vale, ya estamos preparados… :-/
Y nuestra única arma, en todos los casos, es el bastón de bambú. :-p
7.20. Nada más entrar nos cruzamos con uno de los elefantes que usan para los safaris. Me parte el alma.
Poco después cruzamos el río…
…y tomamos un camino ya marcado. Nada de meterse en la selva a lo loco a explorar.
7:55. El guía hace bastante el paripé de pararse de vez en cuando como si oyera algo. Hasta nos indica algo que se supone que es una huella de tigre. No sé yo…
Al principio es emocionante y vamos acojonados pensando que en cualquier momento nos va a salir al encuentro un tigre o una manada de elefantes. Pero según va pasando el tiempo, va siendo claro que estamos en una zona muy periférica y transitada de la selva, y que por ahí no pasa nada ni nadie.
8.15. Llegamos hasta el río donde vemos unos rinocerontes muuuuuuuy a lo lejos.
Al parecer estamos en uno de los puntos de observación preestablecidos dónde coincidimos con otros grupos.Lo único que vemos es a alguien haciendo el Elephant Safari.
Al cabo de un tiempo nos mueven a todos a un segundo punto de observación, desde donde vemos también un cocodrilo, pero tan lejos que es imposible hacer foto y sólo se ve con los prismáticos.
Nos hacen quedarnos en este lugar una eternidad para ver si cruza el río el tigre de bengala. Al parecer suele ocurrir.
11:00. Tras unas 2 horas (!!) de espera infructuosa y aburrida, por fin nos movemos y vamos hasta el tercer punto de observación.
Cómo me suele pasar con los tours turísticos, me da la sensación de que todo está más que preparado y es muy comercial y nada espectacular.
11:20. Llegamos al tercer punto de observación y el guía reparte la comida. Y, esto sí, está genial. Arroz en abundancia, dos huevos duros, galletas, mandarina, zumo…
Al parecer solo hay 3 lugares de observación y el “safari” consiste en ir a estos tres puntos y esperar a ver qué se ve. La idea de un safari por en medio de la selva andando a lo loco… como que no.
13:10. Hasta de mirar se cansa uno y empieza a entrar modorrilla de siesta.
Uy… me ha pillado!
15:05. Vemos hasta tres rinocerontes a lo lejos.
16:20. Tras 5 horas (!!!!!!) de terrible y tediosísima espera (durante la que he llegado a pensar en matar a nuestro guía y a todos los que hacen este tipo de negocios turísticos), el tiempo empieza a empeorar (gracias, Dios mío) y nuestro guía desiste de que lleguemos a ver un tigre y emprendemos el camino de vuelta. Andando, claro. Somos el Walk Safari.
16:50. Al menos vemos algunos ciervos por el camino.
El camino es largo y tedioso y, para colmo, empieza a llover. Pero lo peor es que, cuando llegamos a la entrada del Parque Nacional, no hay ningún jeep esperándonos, por lo que nos toca ir andando hasta nuestro homestay bajo la lluvia.
Una vez más se confirma que cuanto más pago por una actividad, peor resultado obtengo y que, al final, las mejores experiencias son siempre las más baratas y espontáneas. Es por cosas como ésta por lo que huyo de todo aquello que huele a “actividad turística”.
Nos tomamos un té en el Bardia Homestay de Sonja, para “agradecerle” el safari que nos ha vendido, y nos vamos a nuestro homestay, que estamos calados.
Eso sí, para cenar nos damos un banquete de estupendo Dhal Bat preparado por Cokila.
Día 12 (16 marzo 2018)
Mercado de Thakudwara (Bardia) – (5 kms)
Mañana lenta para descansar de la palicilla de ayer. Desayunamos un chapati con huevos. Después visitamos de nuevo a Sonja en el Bardia Homestay para pagarle la excursión de ayer (sin comentarios) y charlar un rato. Nos recomienda que vayamos al Mercado de Thakudwara.
Aceptamos la recomendación, pero primero vamos a tomarnos un buen café al Sunsetview Cafe & Jungle Bar. Vimos ayer que tenían anunciada una película para esta noche, así que le preguntamos al dueño. El dueño resulta ser un chaval extremadamente joven (me sorprende la juventud de los emprendedores de este país) y una encantadora persona. Nos anima a venir a ver la película (se decidirá sobre la marcha cuál será) y charlamos mucho sobre su negocio y sobre el Safari de ayer. Se escandaliza bastante cuando le cuento cómo fue. Él también fue guía y se horroriza de lo que nos vendieron.
Cogemos la moto para ir a Thakudwara. El mercado no es muy grande pero es de unos colores impresionantes.
Después de recorrerlo, nos quedamos en uno de los puestos probando todo lo comestible (y vegetariano) que tienen.
Chowmein (muy picante), una cosa con garbanzos, una cosa de coliflor rehogada y frita (riquísimo) y unos cuantos dulces. Es curioso lo bien que digiero aquí los fritos y los dulces, algo que en mi tierra me sentaría fatal al estómago. Y no quiero ni pensar el aceite que utilizan. Está claro que el cuerpo se adapta a las situaciones, si se lo permites. Y todo por 240 NRP (1,86€) los dos.
Y, como siempre, llamamos bastante la atención.
Para volver necesitamos gasofa, así que preguntamos por la “Petrol Station“. Después de reírse un rato, nos señalan una tienda con unas cuantas botellas puestas en una estantería. Cuando pregunto ahí, me dicen por gestos que coja lo que quiera y me lo ponga yo mismo. Le echo 2 botellas (2 litros).
Vuelta al hotel a descansar y recoger la colada. Y es que le pedimos a Basu si podíamos hacer una colada, y nos dijo que sin problema. Y lo que hizo fue llamar a una mujer para que viniera a lavar nuestra ropa en la fuente que hay al lado. Cuando llegamos ya la tiene seca y lista.
Por la tarde nos vamos hacia el Sunset View Cafe, viendo el sunset por el camino.
Llegamos pronto para la peli, pero nos tomamos una cerveza con una sueca borrachísima (hasta un nivel que he visto pocas veces) y cenamos con Nicola, un francés que viene también a ver la peli. Promis, el joven dueño del lugar, nos ha hecho pasta con verduras y queso que está de muerte. Promis nos dice que el negocio va lento, pero que para él lo más importante es hacer feliz a la gente. Y puedes sentir que lo dice de corazón.
Después de cenar, Promis nos enseña la interminable lista de pelis que tiene (ilegalmente) descargadas y nos decidimos por The Beach.
Yo no la había visto, pero entre el sonido infame de la TV y el terrible acento de los personajes, me entero de la mitad. Tengo que volver a verla.
La vuelta al homestay es andando y completamente a oscuras. Menos mal que llevamos luz en los móviles.
Día 13 (17 marzo 2018)
De Thakudwara a Lamahi – (190 kms)
Hoy dejamos Bardia. Nuestro objetivo es Tansen, una pequeña ciudad de la que nos han hablado muy bien. Como queremos llegar cuanto antes (en dos jornadas), nos levantamos a las 6, desayunamos antes de las 7 (un delicioso pan tibetano y tortilla) y hacemos el checkout. Los precios del Bardia Homestay son:
- Alojamiento por noche: 1.000 NPR (7,80€)
- Cada desayuno: 200 NPR sin incluir las bebidas:
- Té: 60 NPR
- Café: 100 NPR
- Cada cena: 300 NPR
- Colada: 350 NPR
- Cervezas: 350 NPR c/u.
No es súpercaro, pero está algo por encima de la media. Solemos comer más barato. Pero la verdad es que el lugar y la atención lo valen.
Nos ponemos en marcha antes de las 8. Hacemos una parada para té. En Kohalpur hacemos una parada para gasofa (Nota mental: si dices full te lo llenan hasta que se sale, así que más te vale decir una cantidad).
Y poco después paramos para comer en el Karki Cottage.
Otro estupendo lugar de Dahl bat y muy buena atención. Y, como se puede ver, se lo pasaron bomba con nosotros.
Dos paradas más para té (la segunda al lado de donde comimos a la ida). y llegamos a Lamahi poco después de las 15h. Nuestra idea era alojarnos en el US Café, pero está cerrado (parece que permanentemente) y no queremos repetir el hotel en el que estuvimos a la ida.
Preguntamos en un guesthouse y nos pide 400 NPR (la mitad de lo habitual), pero cuando le pedimos ver la habitación nos dice que no… Hemmm… No sé si no me está entendiendo. Insisto en ver la habitación y me dice que no, y me señala hacia otro lugar más allá, en la calle. La situación es muy absurda. Julie y yo nos miramos sin entender. Al final medio-entiendo que la habitación debe ser tan terrible y que da por hecho que no es para turistas y que vayamos a otro sitio mejor un poco más allá.
Al final vamos al New Hotel NoSeQué (no recuerdo el nombre :-p), que nos piden 600 NPR (sigue siendo un regalo), pero es de lo peorcito que hemos visto hasta ahora. Sucio hasta decir basta… pero a estas alturas, ya nos vale.
Nos tomamos una cerve en un bar de por aquí. Cenamos donde cenamos la otra vez que pasamos por aquí (chowmein) y para el hotel a descansar, que ha sido un viaje largo.
Es curioso, porque 200 kms en nuestros esquemas occidentales, es un paseo. Pero por estas carreteras y a estas velocidades, es un viaje muuuuuy largo y pesado.
Día 14 (18 marzo 2018)
De Lamahi a Tansen – (175 kms)
Dejamos el hotel con alegría (esperando no haber pillado nada) y salimos a desayunar a un local cercano. Bocata de tortilla y té. Y nos ponemos en marcha.
Primero atravesamos algunas aldeas, algo de montaña y luego es recto sin parar. Hacemos parada para un té y otra para comer otro estupendo Dal Bhat.
Conseguimos llegar a Butwal después de las 13h. Paramos en nuestro ya conocido Daddy’s Kitchen para un café y un gofre (aquí los llaman waffles).
Butwal nos resulta mucho más caótico que la otra vez. El tráfico es espantoso. Descansamos un poco y tiramos para Tansen. A partir de aquí dejamos el camino conocido (el que hicimos a la ida) y vamos hacia el norte por una carretera de la que mucha gente nos ha dicho maravillas.
Y es verdad que la carretera es de las peores que hemos transitado (no peor que la de Hetauda, tanto no), pero también de las más bonitas. Va siguiendo la falda de las montañas y las vistas son chulísimas.
Aquí se puede apreciar la carretera.
Por fin llegamos a Tansen que es un pueblo en la ladera de una montaña bastante abrupta. Algunas calles son tan empinadas, que son imposibles para la moto con los dos en ella. Por recomendaciones, tenemos reservado el Horizon Homestay. Nos cuesta encontrarlo horrores, porque está bastante escondido. Pero, finalmente…
Nos recibe el dueño, Dani, extremadamente atento. Nos pone un toque de rojo en la frente, nos da un ramillete y nos sirve una cerveza en la terraza para charlar y registrarnos. Las vistas son estupendas.
Dani es pura amabilidad, pero no muy hablador. Enseguida nos cuenta las actividades de pago del hotel. Pero esta vez no, gracias.
El Homestay y la habitación son una maravilla. De lo más limpio que hemos visto. Menudo contraste con el de anoche. Y, por una vez, hay agua caliente!
Ducha y paseo por la ciudad. Menudas cuestas.
La ciudad tiene muchísimo encanto. De lo mejor que hemos visto hasta ahora.
Cenamos un Dal Bhat (cómo no) con una cerveza en un sitio local. Muy barato, como siempre que acertamos en el sitio adecuado. Vuelta al hotel y a dormir.
Día 15 (19 marzo 2018)
Tansen
Hoy es día sin moto.
Desayunamos en el homestay. Julie se pide muesli con yogurt y yo tostada con huevo. El plan de hoy es dar un paseo hasta el Shreenagar Hill, un parque que hay en la parte más alta de Tansen. Mientras vamos hacia allá, disfrutamos de las vistas.
Seguimos las indicaciones.
Entramos en el parque que es, en realidad, un bosque de pinos.
Ahí está la entrada propiamente dicha…
…que da acceso a la Estatua de Buda.
El camino llega hasta uno de los extremos del bosque, donde hay un mirador con unas vistas espectaculares de las pequeñas aldeas de las montañas.
Dando un rodeo, llegamos por fin a la Tower View, donde vemos que la antena que había antiguamente, cayó hace tiempo. Da un poco el rollo de El Planeta de los Simios.
…¡Yo os maldigo a todos! 😀
Y ahí está la torre.
Se puede subir, si no te dan miedo las escaleras de caracol estrechas. Desde arriba las vistas son increíbles.
Hasta se intuye el Annapurna, pero el día no es suficientemente claro para que se vea. Una pena.
Seguimos de paseo y volvemos a la ciudad. Comemos en un sitio muy local.
Momos, Chowmein, Dal Bhat, más un Chapati y 2 cafés… todo por 400 NPR (3,10€).
Volvemos al hotel para echarnos una siesta. Hemos comido una barbaridad.
Más tarde vamos a hacer unas compras… y pillo una de esas escenas que sólo ves en Asia. Esta tienda, efectivamente tiene de todo.
Nos vamos al Nanglo West, una bakery/restaurante para tomar un café y escribir nuestros diarios (Julie lleva un diario de papel de los de toda la vida, y yo tomo notas en mi móvil todos los días para luego escribir este post) y terminamos cenando aquí mismo.
Día 16 (20 marzo 2018)
De Tansen a Rani Mahal y vuelta – (47 kms)
Desayunamos en el hotel charlando con una pareja de holandeses que están también alojados.
El plan para hoy es visitar una plantación de café cercana que Julie ha visto en maps.me y luego, por recomendación de Dani, el dueño del homestay, visitar el Rani Mahal, conocido aquí como el Taj Mahal de Nepal.
El Bista Organic Coffee Garden, se supone que está cerca, pero nos cuesta horrores encontrarlo. Pasamos hasta 3 veces por delante hasta que vemos el cartel.
Y es que está un poco escondido en la ladera de la montaña. Cuando bajamos, tenemos la sensación de estar entrando en la casa de alguien. Aquello no parece un sitio turístico. Pero enseguida nos recibe la hija pequeña, que habla un buen inglés, y se ofrece a enseñarnos el lugar con mucha gracia. Se nota que está acostumbrada a hacer estos tours.
También nos hace de intérprete con sus padres, que son los dueños del lugar.
Se trata de una plantación familiar, pero bastante grande. Nos explican como hacen ellos todo el proceso de cosechado, secado y tueste, y luego nos invitan a un café. Son de lo más campechanos.
Cuando ya pensaba que nos habíamos colado en una casa particular y que sólo estaban siendo amables con nosotros, nos dan el libro de visitas para que firmemos. Ahí vemos que no somos los únicos visitantes del lugar.
Salimos de ahí con destino al Ranighat Palace, conocido como Rani Mahal (el Taj Mahal de Nepal). Dani nos ha dicho que está a unos 15 kms y que se puede ir andando, pero que son como 3-4 horas (ida!). Pero que también se puede ir en moto, que es como vamos finalmente, claro. Lo que no nos ha dicho es lo difícil y peligroso que es el camino hasta allí. :-/
El camino empieza por la carretera que pasa entre las aldeas que vimos ayer desde el mirador del parque de Shreenagar Hill. Un lugar chulísimo. Pero según el mapa, debemos coger un desvío que es un auténtico camino de cabras.
Y, en algunos casos, la cuesta abajo es tan empinada y tan llena de polvo, que la moto patina peligrosamete y tengo miedo de acabar despeñándonos por la ladera. Así que en los sitios más chungos, Julie se tiene que bajar e ir andando, por seguridad.
Voy bastante acojonado, pero al final… ahí está.
Nos ha llevado una hora y media hacer esos 15 kms (!!), pero ya casi estamos. Y digo casi, porque desde aquí ya no se puede seguir en moto.
Así que aparcamos ahí mismo (se puede ver cómo ha acabado la moto del polvo del camino)…
…y bajamos andando hasta la orilla del río.
Cuando llegamos las vistas son espectaculares…
…pero el palacio por dentro está vacío y bastante abandonado. Excepto una de las habitaciones, que está ocupada por el guarda (única presencia humana por los alrededores), todas las demás están completamente vacías y en semi-ruina.
Espero que al guarda le guste la soledad, porque el aislamiento es absoluto. Le preguntamos (por señas) dónde comer algo, y nos señana una pequeña aldea cercana. Bueno, esto no está tan deshabitado, aunque son 4 casas literalmente.
Encontramos un pequeño sitio para comer con mucho encanto, pero nos dicen que tardará un poco (tienen que cocinar de nuevo, ya no esperaban a nadie por allí tan tarde… las 13h), así que pasamos la espera con una cerveza y repasando las fotos.
Una hora exacta más tarde, nos comemos un estupendo Dal Bhat, del que repito hasta no poder más.
Se respira felicidad y buen rollo por aquí.
A la vuelta, hacemos una visita al puente colgante.
Desde ahí, las vistas del palacio son impresionantes.
Y, hacia el otro lado, podemos ver la construcción de un puente, que no tenemos muy claro a dónde llevará.
La vuelta, al ser cuesta arriba, resulta menos peligrosa, pero la moto sufre más y, de nuevo, hay trozos en que Julie tiene que bajarse para que la moto pueda subir. Y, aún así, me quedo encallado en el polvo varias veces.
Eso sí, las vistas son increíbles.
Y, por fin, ahí está la civilización.
Hacemos una parada en el Hilltop Restaurent (sic) para tomar un milk tea. La dueña del lugar, absolutamente encantadora, cuando ve que voy a hacer una foto del sitio (para ponerlo en Google Maps), se coloca para salir en ella.
Nos prepara un estupendo milk tea que acompaño con una rosquilla casera. Nos lo hemos ganado, por haber llegado vivos… aunque destrozados por la tensión.
Vuelta al homestay, ducha, paseo por Tansen, cerveza y cena en el Century Hot.
Día 17 (21 marzo 2018)
De Tansen a Pokhara – (130 kms)
Hoy, al levantarme, me he fijado en el calendario de la pared.
Ahí se puede ver que los números en nepalí, son muy fáciles. El 1 es el 9, el 4 es el 8, el 5 es la “y”, el 6 es la “E”… y así. :-p
Desayunamos en el homestay charlando con Dani, el dueño. Recogemos y nos volvemos a poner en marcha. Nuestro objetivo hoy es Pokhara, probablemente la ciudad más famosa de Nepal después de Kathmandu. Antes de salir, chequeo el aceite de la moto y veo que está perfecto. Flipo con lo que está aguantando.
La primera mitad del camino es muy agradable. Vistas de impresión por carreteras llenas de curvas entre montañas con mucha vegetación y pasando por pequeñas aldeas.
Paramos para café al lado del puente sobre el mismo río que pasa por el Rani Mahal, en un pequeño pueblecito a la orilla del río.
Seguimos y hacemos la parada para comer en un sitio que prometía ser muy agradable, el Today Kitchen, ya que tiene carta, parece barato, las vistas son chulísimas y tiene más cosas que Dal Bhat.
Pero la pega es que hay un tío que dice ser el hermano del dueño o algo así, que no para de hablarnos repitiendo una y otra vez las mismas cosas: que lo que necesitemos se lo pidamos a él, que quiere ver qué tal estamos allí, y rollos religiosos… le entiendo la mitad de lo que dice, pero es muy-muy pesado y da la impresión de estar mal del tarro. Es el de la derecha.
La verdad es que es un alivio cuando nos vamos. Y para colmo, el precio es bastante más caro de lo que esperábamos y nos cobran 10% por servicio, cosa que jamás hacen en los sitios locales. En fin.
A partir de ahí el camino empeora. El asfaltado desaparece cada 2×3 y el tráfico aumenta. Se nota que nos acercamos a Pokhara.
Hacemos una última parada para café en un lugar con mucho encanto…
…y, por fin, llegamos a Pokhara. He tapado la marca del alquiler de motos con cinta adhesiva negra, porque ya nos avisaron de que las motos de alquiler están prohibidas (supongo que para que las alquiles aquí). Consigo saltarme los controles de entrada (les pillo despistados) y llegamos al homestay que tenemos reservado, el Bickey’s HomeStay.
Nos recibe Bickey, el dueño, que, en realidad, es un chaval de 20 y pocos, amabilísimo y encantador.
Nos invita a un té en la cocina y charlamos. Las vistas desde la cocina son… particulares.
La habitación está genial, aunque el baño es compartido en la planta de arriba. El homestay en general es muy sencillo pero sorprendentemente barato para Pokhara y en una zona muy tranquila, para una ciudad tan turística.
Para aprovechar lo que queda del día y ver el atardecer, nos vamos a tomar una cerveza al restaurante español que hay justo al otro lado de la calle, el Bocaíto Español y Olé.
Tiene un jardín con unas vistas al lago Phewa y al atardecer increíbles.
Y la cerveza no es cara, aunque luego vemos que es más barata en otros sitios. Hay mucha competencia a la orilla del lago.
Nos vamos dando un paseo hasta el Naan House para cenar. Nos ponemos tibios a base de naans y curry. Muy bien de precio y todo buenísimo.
Vuelta dando un paseo por la orilla del lago. Pokhara resulta bastante turístico pero con mucho encanto. Nos hace un poco raro un ver tanto occidental después de semanas sin ver a casi ninguno. Pero es un lugar tranquilo y acogedor.
Día 18 (22 marzo 2018)
De Pokhara a Sarangkot y vuelta – (31 kms)
Amanece nublado y ventoso. Bajamos a desayunar en el Rest Point Café, que está justo al lado del Bocaíto y que tienen un “desayuno especial” que tiene de todo. Espectacular. Para llegar, hay que bajar por la calle que están rehaciendo.
Empieza a llover. Aún así encargamos la colada y al rato se despeja y tiene pinta de que vamos a tener vistas del Himalaya. Y es que Pokhara es, sobre todo, famoso por sus vistas del Himalaya cuando está despejado. Pero qué difícil es que se despeje. Así que pillamos la moto corriendo y nos vamos para Sarankot, una colina a 15 kms al norte, desde la que se supone que hay vistas espectaculares.
Aparcamos la moto en el punto más alto al que se puede subir con vehículo y seguimos andando. Efectivamente las vistas de Pokhara son increíbles. Hay muchísima gente practicando parapente.
Pero cuando llegamos arriba del todo, las nubes lo tapan casi todo. Excepto un pequeño pico que hace imaginar lo impresionante que podría ser. Aún así, el paisaje sigue siendo increíble.
Buscamos dónde comer con cierto temor, porque es todo bastante turístico, pero encontramos un sitio bastante local. Ahí preguntamos si podríamos comer dos Dal Bhat y nos ponen cara rara, pero dicen que vale, que sí. Luego nos damos cuenta de que es un poco tarde para el Dal Bhat (13h) pero como aquí no dicen que no a nada, se han puesto a cocinarlo de cero y, claro, nos toca esperar más de una hora. Pero al final el Dal Bhat está bastante currado.
Muy rico, pero, eso sí, nos dan la clavada: 300 NRP (2,30€) c/u. Puede sonar muy barato, pero es más del doble de lo normal en un sitio local.
Desde ahí vamos al Seti River Gorge, un sitio bastante raro en medio de la ciudad. Al parecer el río ha hecho una garganta muy profunda y estrecha y han puesto un puente para que puedas verla desde arriba… y te cobran por ello.
Volvemos al hotel para un ducha, nos tomamos una cerve en uno de los bares a orillas del lago viendo el atardecer…
…y nos vamos al Movie Garden, un bar que hemos descubierto con cine al aire libre para ver Eternal Sunshine of the Spotless Mind.
Y la verdad es que el ambiente está genial.
Día 19 (23 marzo 2018)
Vuelta al Phewa Lake:
- Del Homestay hasta el World Peace Pagoda.
- Del World Peace Pagoda al bus.
- En bus hasta Pokhara.
Desayunamos en el mismo sitio de ayer (si es bueno, para qué cambiar) y nos ponemos en marcha. Nuestro plan para hoy: darle la vuelta al lago andando!
Son como unos 20 kms, así que salimos pronto, sobre las 9h, siguiendo la calle principal de Pokhara que va bordeando el lago. Con algún que otro encuentro inesperado.
Cuando salimos de la calle principal, nos encontramos con los bidones haciendo cola en una de las pocas fuentes de agua potable del lugar.
Y unas mujeres lavando la ropa en uno de los canales que salen del lago.
Encontramos, con cierta dificultad, el acceso al bosquecillo que lleva hasta la famosa World Peace Pagoda…
…y, cuando llegamos arriba, ahí está.
Y es que, efectivamente, hay numerosas World Peace Pagoda alrededor del mundo. Ya vimos la de Lumbini y ésta es la de Pokhara. Según vamos llegando, van apareciendo sitios turísticos (cafés, restaurantes…) y las vistas de Pokhara desde el otro lado del lago son de impresión.
Llegamos a la entrada, desde la que hay que subir unas escaleras…
Y, poco antes de las 11h, aquí estamos!
Estamos en un sitio de culto.
Y desde aquí las vistas son también más que chulas.
Nos tomamos un café y seguimos, que queda mucho que andar. El camino a través del bosque y bordeando el lago es una auténtica maravilla. Es paliza pero merece mucho la pena. Constantemente tenemos vistas del lago y Pokhara que son de pararse y sacar una foto.
Como este momento en que pillo una avioneta sobrevolando Pokhara.
Julie es mi guía porque ya había hecho este trayecto antes, cuando estuvo aquí de visita por unos días.
Vamos bajando hacia el otro lado de la Pagoda. Los paisajes van cambiando constantemente. Aquí una pequeña aldea con cultivos en terrazas.
Hasta los caminos tienen rincones únicos.
Y, por fin, sobre las 12:45, llegamos al nivel del lago, a una pequeña playita.
Donde, obviamente, no puedo evitar la tentación de quitarme el sudor de encima.
Seguimos. Encontramos a algunas personas trabajando y unos curiosos cobertizos semiesféricos hechos con estructuras de barras.
Volvemos a llegar al nivel del lago, donde tenemos un divertido encuentro.
Desde ahí toca volver a subir, pero esta vez tenemos escalones ya preparados.
Y, desde arriba, se baja por un camino algo más accesible para vehículos.
Llegamos hasta otra aldea donde también cultivan en terrazas.
Y finalmente llegamos al larguísimo camino recto que atraviesa el valle al oeste del lago y lleva hasta la carretera de Pokhara.
Y, a las 14:50, ya estamos al otro lado.
Cuando llegamos a la carretera, Julie dice que no merece la pena andar ese último trozo , ya que está lleno de polvo y tráfico, así que esperamos el bus. E ir en bus es una experiencia en sí. Un bus petado de gente local y algún turista, por un camino estrecho y de cabras, teniendo que sortear el tráfico que viene en sentido contrario.
Y a las 15:20 dejamos el bus. Ya estamos en la civilización.
Nos tomamos un zumo en un local cercano (vamos deshidratados) y al homestay a descansar un poco.
Salimos más tarde a por una cerve y luego de nuevo al Naan House a cenar. Sus Naan siguen siendo espectaculares y muy baratos. Después nos vamos al Bella’s Garden, otro restaurante/bar/cine, para ver Birdman. Como tienen happy hour de cocktails 2×1, pedimos dos cocktails, pero, para nuestra sorpresa, nos traen 4 (!!). Acepto que el 2×1 sea individual y no “compartible”, pero la idea de tener tus dos cocktails delante… como que hace raro.
Como cine, es mejor el del Movie Garden, pero al menos aquí no cobran entrada. Eso sí, hay mucho ruido y la calidad, en genreral, es mucho peor.
Día 20 (24 marzo 2018)
De Pokhara a Summer Falls y vuelta – (12 kms)
Desayunamos de nuevo en el Rest Point Cafe, con compañía…
…y nos vamos con la intención de visitar el Devi’s Falls, una cascada bastante famosa por aquí, pero cuando llegamos vemos que es un pequeño parque en el que hay que pagar entrada y está petadísimo de gente. No nos apetece demasiado, así que echamos un vistazo en Google Maps, y vemos que hay otra cascada cerca, las Summer Falls, así que nos vamos para allá.
Hay que dejar la moto en unos pequeños depósitos de agua y, desde ahí, se baja por unas escaleras.
Y menudas escaleras. Discurren entre las dos tuberías que vienen desde el Power House.
Son las más empinadas que he visto nunca!
Nos cuesta un poco encontrar la cascada, y es que, cuando llegamos, vemos que el lugar es más pequeño de lo que esperábamos y está un poco bastante sucio. Aunque en las fotos siempre sale bien.
Andamos un poco más allá y encontramos una poza relativamente limpia para bañarnos.
Desde allí somos testigos de cómo unos locales intentan cruzar la zona, que es bastante complicada, con sus motos.
Cuando nos volvemos, paramos en un local, el UK restaurant, para tomarnos unos noodles (90 NPR = 0,70€ c/u). Después vamos al Bocaíto Español a tomarnos un café y unos momos de chocolate (y ver de nuevo el atardecer)…
…y de ahí al hostel. Descanso y salimos a dar una vuelta por las tiendas locales y nos vamos de cerves y cena en el Naan House. Nuestro plan era irnos mañana para el Begnas Lake, un lago cercano y menos conocido. Pero, durante la cena, echando un vistazo al mapa de Google Maps, veo el Australian Camp y me da rabia estar tan cerca de Annapurna y no acercarnos más. Veo un trekking de un día que sale de Kane (a 1 hora en moto desde Pokhara), y desde ahí va hasta el Australian Camp (1’5 horas andando) y luego a Dhampus (1 hora andando). Le propongo a Julie ir mañana, pasar noche en Damphus y volver al día siguiente directamente hasta el Begnas Lake. A Julie le gusta la idea y decidimos lanzarnos a la aventura. A ver qué tal se nos da.
Es que estamos un poco ya saturados de Pokhara. Está claro que 4 noches es el máximo que aguantamos en el mismo sitio. ¡Ya hay ganas de moverse!
Ando con dolor de anginas y mucha alergia. A ver si se me pasa.
Día 21 (25 marzo 2018)
Trekking Day 1:
- De Pokhara a Kande – (33 kms)
- De Kande a Asutralian Camp – (3 kms)
- De Australian Camp a Dhampus – (4,7 kms)
Nos levantamos a las 7. El día anterior habíamos quedado con Bickey que nos haría desayuno, pero, como me temía, sigue en la cama. Es lo que tiene la juventud.
Empaquetados todo, nos tomamos un café instantáneo del que me queda del que compré al llegar a Nepal, despierto a Bickey para pagarle y, tal y como quedamos, le dejamos la mochila grande y nos vamos sólo con la pequeña.
Desayunamos de nuevo en Rest Point Cafe y nos ponemos en marcha sobre las 9h.
La carretera hasta Kande empieza regular y va empeorando por momentos. Hay mucho tráfico de camiones y es todo subida. Tardamos algo más de una hora en hacer los 33 kms.
Cuando llegamos, buscamos una cafetería para tomar un café y pedir que nos guarden la moto hasta mañana. Nos piden 300 NRP (2,30€) por parking tax… bueeeeno, va. Al menos nos guardan también los cascos.
Tomando café nos encontramos con un grupo de australianos que van con guía y porteador para hacer un trekking de 10 días. Cuando nos ponemos en camino, vemos que hay más grupos subiendo. Y todos, incluso los que van solos, llevan guía, y muchos de ellos porteadores.
El comienzo del camino está bien marcado.
A partir de ahí, son unos 3 kms de escaleras interminables hacia arriba. Lo escalones son bajos, por lo que no se hace muy duro. Nos encontramos un desvío que no sabemos muy bien si hay que tomar…
Pero luego nos damos cuenta de que ambos caminos vuelven a juntarse un poco más arriba.
Hay muchos puestos para comprar cosas o comida. Se nota que es algo muy turístico. Los guías tienen acuerdos y saben dónde parar.
Hemos avanzado bastante. Desde aquí se ve Kande, el punto de partida.
Nosotros no hacemos paradas, vamos de tirón hasta el Australian Camp.
Y parece que nos estamos acercando.
El Australian Camp en realidad no es un campamento como tal. Es, más bien, un grupo de guesthouses, hoteles y algunos pequeños restaurantes en una zona elevada y con vistas chulas en el camino hacia el Annapurna. Es, probablemente, la primera parada de los trekkings largos.
Incluso desde lejos ya se va apreciando lo que es.
Llama la atención un guesthouse hecho a base de tiendas de campaña en la zona con la mejor vista.
Pero no hay duda de que tiene las mejores vistas.
Paramos en el sitio más cutre para comer, el único que no tiene pinta de turístico.
y, aún así, nos clavan 300 NRP por un Dal Bhat y 75 por un café. Bastante por encima de la media.
Desde el restaurante vemos pasar los grupos, y un rato después pasan los porteadores. Van tan cargados que apenas puedes creer que puedan subir así.
Volvemos a la zona de las tiendas de campaña, donde hay un cartel que dice “Dhampus” y una flecha.
Tiene pinta de ser un atajo, así que lo tomamos. Ya no hay escaleras ni un camino marcado. Es más una senda en medio del monte donde no paramos de cruzarnos con vacas. Mucho más chulo, dónde va a parar.
En una hora llegamos a las primeras edificaciones…
…y al primer hotel, el Yama Sakura, que parece especialmente agradable.
Preguntamos y nos llevamos la sorpresa: 500 NPR (3,90€, la mitad de lo habitual) por noche en una habitación muy chula con estupendas vistas al Himalaya. El baño es compartido pero está limpísimo y parece que no hay nadie más en el hotel.
Así que nos instalamos y después nos damos un paseo hasta Dhampus (en realidad no hemos llegado aún).
Y ahí está…
Damphus es una minúscula aldea con mucho encanto. Casi parece un pueblo castellano en alguno de sus detalles.
Nos sentamos en un barecillo a compartir una cerveza y pasar el rato.
El tiempo, de repente, empeora. Se oscurece, se levanta mucho viento y amenaza tormenta. Cuando se oyen truenos, la amenaza parece seria.
Decidimos volver al hotel. Pagamos la cerveza (500NRP = 3,90€!! Ya leí que en las zonas de montaña el alojamiento es más barato pero la comida bastante más cara… y parece que la bebida también) y nos vamos corriendo… pero nos pilla la tormenta de lleno. Nos refugiamos en la leñera de una de las casa hasta que la lluvia afloja algo y conseguimos llegar al hotel. Allí vemos, desde la habitación, como va pasando la tormenta…
…y se van abriendo las nubes que cubren el Himalaya.
La imagen es espectacular. Ni hecho de encargo. Salimos fuera para ver mejor. Y no somos los únicos.
Ahí están, el Annapurna Sur (7,210m) y del Machapuchare (6.993m).
Aunque el Annapurna Sur es más alto, el Machapuchare le gana en belleza y espectacularidad.
Es realmente increíble lo cerca que estamos. Fotos, vídeo y disfrute.
Decidimos cenar en el hotel. Es caro, pero, por lo que vemos, aquí siempre lo es. Y el sitio es muy agradable y la atención, impecable.
Día 22 (26 marzo 2018)
Trekking Day 2 y viaje a Begnas Lake:
- De Dhampus a Australian Camp – (4’7 kms)
- De Australian Camp a Kande: – (3 kms)
- De Kande a Begnas Lake – (53 kms)
A pesar de lo maravilloso del lugar, la noche es un poco de pesadilla, porque un perro cercano se la pasa ladrando durante horas (literalmente) hasta quedarse afónico (literalmente). Imposible dormir.
Nos levantamos a las 6 para ver el amanecer en el Himalaya. No puede ser más perfecto. Día clarísimo gracias a la lluvia de ayer y amanecer espectacular en las montañas.
El sol saliendo sobre el Annapurna Sur.
Desayuno (caro) en el hotel y nos ponemos en marcha para volver a Kande, donde tenemos la moto. En vez de tomar el atajo que cogimos ayer, volvemos por el camino “oficial”. Eso nos hace pasar por delante del checkpoint. Intentamos pasar disimuladamente, pero no cuela y nos paran. Me preguntan si llevamos permiso y les digo que hemos ido de Kande a Damphus y que estamos de vuela. Nos confirman, para nuestro alivio que, efectivamente, para ese trozo, no hace falta pagar para un permiso. Cualquier trekking que vaya más allá, supone pedir (y pagar) un permiso.
Las vistas por el camino siguen siendo de impresión.
Llegamos al desvío que lleva a Kande u otras rutas.
En una hora ya estamos en el Australian Camp.
Tomamos un café donde comimos ayer y bajamos hacia Kande. No puedo evitar seguir fijándome en los porteadores.
A mí se me haría muy raro hacer un trekking dejando que alguien cargara con mis pertenencias. Yo siento que debo llevar lo que soy capaz de cargar.
La bajada a Kande la hacemos en 40 min, la mitad de lo que tardamos ayer en subirlo.
Y ahí está nuestra moto, tras una noche a la intemperie.
Recogemos la moto y tiramos para Pokhara. Ahora es cuesta abajo y hay menos tráfico, qué gran diferencia.
Cuando estamos entrando en Pokhara, tengo que parar para grabar esto. Es algo que sólo ves por aquí.
Es impresionante ver vacas paradas o tumbadas en medio de vías principales, cortando el tráfico, completamente impasibles ante los vehículos que les pasan al lado… incluso llegué a ver a una vaca amamantando a su ternero en medio de una carretera!
Llegamos al Bickey’s HomeStay, donde re-empaquetamos nuestras cosas y nos ponemos de nuevo en camino, esta vez hacia a Begnas Lake. El tráfico de salida de Pokhara hacia Kathmandu es espantoso. Pero cuando cogemos el desvío a Begnas, la cosa mejora.
Paramos para comer en Mirage Food Service, un sitio bastante decente. Nos pedimos una cerveza y Dal Bhat, porsupu. Y, por fin, llegamos al hotel. Tenemos que dejar la moto arriba y bajar por un camino de piedra…
…hasta llegar al hotel que hemos reservado por referencias, el Rupa View Guest House. Ahí nos dan dos opciones, las habitaciones baraticas sin vistas por 8 USD…
…o las habitaciones guays con vistas al lago por 12 USD.
Y vistas las vistas…
…hacemos una excepción en nuestra economía de guerra.
Nos pegamos una siesta de campeonato (muy necesaria después de la noche pasada) y nos vamos de paseo hasta el Begnas Coffee House (que hemos visto en Google Maps) para tomar un café decente.
Cogemos el desvío de la carretera tal y como indica el mapa…
…y, cuando llegamos, nos encontramos esto.
Bastante desolador. Tardamos como 10 minutos en darnos cuenta que esta obra es la ampliación del guesthouse y que la parte ya construida (donde está el café), está al otro lado, bajando por las escaleras de la derecha.
Nos tomamos un buen café y nos volvemos. Cenamos en el mismo hotel, donde no puedo evitar la tentación de pedirme otro Dal Bhat. Estoy completamente enviciado. No me canso.
Día 23 (27 marzo 2018)
De Begnas Lake a Bandipur – (73 kms)
Nos levantamos con calma y desayunamos, con más calma aún, unos chapati y panes tibetanos. Empaquetamos y salimos. Nuestro destino hoy es una ciudad que nos han recomendado ya por varios lados: Bandipur.
Cuando pillamos la highway la cosa está muy tranquila. Poco tráfico y carretera en buenas condiciones.
Hacemos una parada para un milk tea en un lugar con perrete, donde Julie no puede evitarlo…
…le encantan los animales.
Y seguimos hasta hacer otra parada para almorzar en un sitio local. Un buen y muy picante Chowmein.
Cuando llegamos al desvío a Bandipur, hay unos chavales con una mesa haciendo de peaje, y me hacen señas para que pare. Hemos visto muchos peajes en los pueblos, pero nunca había visto parar a las motos, solo a los coches y camiones, así que me hago el longuis y me lo paso de largo.
A partir de ahí, la carretera es de montaña, todo subida, hasta que llegamos a Bandipur, y… sorpresa!
Se acabó la carretera.
El centro de la ciudad es peatonal (que es donde está nuestro guesthouse). Rápidamente varias personas nos ofrecen parking y aceptamos el del Milan Guesthouse, donde la dueña adivina qué soy español al momento y se echa unas risas conmigo a base de decir cosas en mi idioma. Le dejo la moto por 75 NPR (0,60€). Desde ahí vamos andando y ya, en los primeros pasos, te das cuenta de lo bonita que es la ciudad.
En dos patadas llegamos a nuestro guesthouse es muy agradable y limpio.
Con muy buenas vistas.
Nos damos una ducha rápida y nos damos una vuelta. Y es que el no tener tráfico convierte a esta ciudad en algo muy especial y pocas veces visto por aquí. Se lo han currado un montón. Probablemente es la ciudad más bonita de Nepal.
Me sigue impresionando que los nepalíes, cuando tienen que llevar cargas pesadas (como una botella de butano) las sujetan a la frente en vez de a los hombros. Uno pensaría que los músculos de los hombros son más resistentes que los del cuello.
Otra cosa que no verás en casi ningún otro sitio de Nepal: ¡Papeleras!
Nos salimos un poco de la ciudad para visitar un pequeño templo. Por el camino vemos esta casa en construcción. ¿Te subirías a ese andamio de bambú?
Aquí el pequeño templo de Khadga Devi.
Desde el que se puede apreciar muy bien cómo es Bandipur.
Nos salimos un poco de la ciudad para ver los alrededores y las zonas más desfavorecidas y menos céntricas y turísticas.
Hacemos un pequeño avituallamiento.
Y volvemos a Bandipur con el atardecer.
Lo cruzamos para llegar al casco antiguo, que tiene incluso más encanto.
Para cenar probamos un restaurante en medio de la calle principal que, para nuestra sorpresa, es poco turístico y bastante barato, el Pratiksa Restaurant & Sweet House. Yo me pido… sí, un Dal Bhat!
Día 24 (28 marzo 2018)
De Bandipur a Baireni – (96 kms)
Nos levantamos con calma, disfrutando del brutal amanecer que tenemos por aquí.
Desayuno en el hotel (incluido) de milk tea y un sándwich y medio de tortilla. Ponemos toda la tortilla en el “medio” y las otras dos rebanadas de pan tostado me las como, una con Peanut Butter (compramos el otro día) y la otra con miel (que traemos desde Kathmandu). Así me queda un desayuno de lo más completo.
Nos vamos al Himalayan Café a por un idem de verdad, volvemos al hotel para empaquetar (de nuevo) nuestras cosas y nos ponemos en marcha. La carretera está bien y no hay mucho tráfico.
Una parada para milk tea y seguimos. La carretera va siguiendo el Río Trishuli y las vistas son chulísimas, aunque hay bastante niebla.
Para comer, buscamos un sitio que conocía Julie de cuando fue a pokhara en bus. Finalmente conseguimos encontrarlo. Ella se pide chowmein y yo, cómo no, Dal Bhat. Muy rico. Lo rematamos con una samosa vegetal de postre. :-p
Seguimos. Nuestra idea era parar a unos 60 kms de Kathmandu, en un pueblecito del camino, pero nos lo hemos pasado. Así que vamos tirando, buscando algún sitio decente. De repente, vemos un guesthouse con buena pinta y paramos. Es el New Highway Garden Restaurent (sic).
Piden 1000 pero Julie está rápida y negocia que nos incluya el desayuno. La mujer apenas habla inglés, pero parece que nos ha entendido.
Justo delante del guesthouse tenemos un camión que se ha estropeado en medio de la carretera y hay montada la de Dios, aunque la foto la he sacado en un momento de menos tráfico.
Nos damos un paseo por la zona de atrás del hotel, hasta encontrarnos una pequeña cascada.
Pero no hay mucho más que ver. Son las 2 de la tarde y hay poco que hacer por aquí, así que nos lo tomamos con calma. Una cervecita, y cenamos en el mismo guesthouse. Un Dal Bhat muy rico. Debería haber contado cuántos me he comido.
Después de cenar, hay corte de luz y estamos sin luz toda la noche. Cuesta dormir por el ruido de los camiones. Llueve toda la noche.
Día 25 (29 marzo 2018)
De Baireni a Kathmandu – (49 kms)
Me despierto a las 6 y me cuesta dormir. Al final nos levantamos a las 7. Desayunamos en el hotel, café y tostadas con tortilla, a las que le añadimos peanut butter y miel.
A la hora de pagar ocurre lo que me temía. La mujer no nos había entendido (o eso dice) y nos cobran el desayuno. En fin, tampoco se lo vamos a discutir mucho.
Nos ponemos en marcha. El tráfico va empeorando. Casi todo el camino desde aquí es montaña y está lleno de camiones y buses que se matan por adelantarse unos a otros sin ningún cuidado. Más de una vez tienen que frenar en seco para no comerse a otro vehículo que viene de frente. Yo voy intentando alejarme del jaleo, pero es difícil, me vienen por todos lados. Y hay camiones que cuesta arriba van a 10 kmh y hay que adelantarlos si o si.
Según nos acercamos a Kathmandu la cosa empeora. La calzada desaparece, casi todo el camino es de tierra y hay auténticos tapones de tráfico que ni las motos podemos atravesar. Por suerte al final siempre se encuentra un hueco y consigues colarte. Pero ahora entiendo que los buses tarden horas en hacer los últimos 15 kms de llegada. Es un auténtico infierno.
Cuando cogemos el anillo que rodea Kathmandu, el tráfico mejora algo y poco después ya estamos en el The Sparkling Turtle Backpackers Hostel, el hostel en el que estuvimos antes del mototrip y donde dejamos parte de nuestro equipaje antes del mototrip. Cuando quisimos reservar para estos últimos días que pasaremos en Nepal, estaba completo, pero siempre hay soluciones y nos ofrecieron algo mucho mejor.
Lo primero que hacemos es comer en el mismo Hostel. Yo una hamburguesa veggie y Julie una ensalada de pasta. Después organizamos un poco nuestros equipajes, juntando lo que llevamos al mototrip con lo que dejamos aquí.
Nos damos un pequeño paseo hasta el Amideva Buddha Park, que lo tenemos al lado.
Y el resto de la tarde nos la pasamos con los portátiles para intentar organizar las fotos y demás asuntos pendientes.
Otro paseo y cenamos en un sitio bastante chulo que hemos descubierto, el New Food Cafe. Tenemos tanta hambre, que nos pasamos pidiendo y nos ponemos finos. Los Naan y los Curry están de muerte. Pero los Spring Rolls (fritos) están terriblemente aceitosos.
Volvemos al hostel para escribir el blog y relax.
En nuestra primera noche en la tienda de campaña de la azotea, tenemos dos tormentones que dan miedo. Confiamos en que no nos caiga un rayo encima y en que la tienda aguante el chaparrón. Entra algo de humedad en la tienda, pero nada grave.
Día 26 (30 marzo 2018)
Vuelvo a hacer yoga después de casi cuatro semanas sin hacer. Estoy un poco oxidado, pero lo echaba muchísimo en falta.
Sigue el día muy gris, por lo que desayunamos y pasamos la mañana en el Hostel hasta que clarea un poco.
Cuando el dia se despeja, damos un paseo por Thamel, el barrio turístico de Kathmandu. Para comer, nos esforzamos en encontrar el Om Restaurant, el restaurante local al que fuimos antes de nuestro mototrip. Nos cuesta bastante volver a encontrarlo, porque estaba muy escondido, pero finalmente…
Esta vez lo guardo buen guardado en Google Maps. Tienen un Dal Bhat impresionante y muy barato.
El resto de la tarde la pasamos en el Cafe With No Name organizando fotos del viaje, subiendo vídeos y bajando pelis. Tienen, sin duda, la mejor conexión de Nepal.
A la vuelta, pasamos por el Nip’s Cafe para cerveza y cena.
Día 27 (31 marzo 2018)
Del Hostel a Boudhanath Temple y vuelta a Thamel – (16 Kms)
Último día del roadtrip… 🙁
Yoga, ducha, desayuno en el hostel y mañana de relax.
Algo más tarde cogemos la moto para ir a visitar la Estupa de Boudhanath, la más grande de Asia. Para llegar hay que atravesar todo Kathmandu y el tráfico resulta de lo más estresante. Todo el disfrute de conducir moto por Nepal, se convierte en pesadilla dentro de Kathmandu.
Cuando llegamos, vemos que la entrada cuesta 400 NPR (3,10€), pero Julie ya ha estado aquí y sabe que se puede entrar sin pagar. Basta con andar rodeando la plaza por fuera hasta encontrar una de las varias galerías comerciales que conectan la plaza con el exterior, por donde se puede entrar sin que nadie controle. Así que, de repente, ya estamos dentro.
La Estupa es espectacular, pero la plaza está llenísima de turistas…y tiendas y más tiendas.
Lo primero que hacemos es buscar dónde comer. Julie me lleva directamente al lugar que ella conoce, el Tibet Kitchen, un estupendo restaurante tibetano.
Lo mejor que tiene son las vistas sobre la plaza y la estupa.
Y la comida no es cara para ser un sitio tan turístico.
Nos damos un paseo por la Estupa y después decidimos volver a Thamel para devolver la moto. Aunque la podríamos tener 4 días más, es demasiado estresante conducir en Kathmandu y preferimos deshacernos ya de ella.
Así que otro viaje arriesgando nuestras vidas hasta BS Motor Bike, en el centro de Thamel, y conseguimos devolver la moto sin problemas. Me temía que el dueño (que daba bastante mal rollete) me iba a intentar cobrar algo de más, pero le hemos devuelto la moto en muy buenas condiciones, así que me devuelve mi DNI sin rechistar.
Y es que la moto se ha portado increíblemente bien. Han sido 1.813 kms en 27 días con una moto de 150 cc, metiéndonos por caminos de cabras que lo normal es que se hubiera desmontado entera. Pero no, ni un solo problema. Ni siquiera he necesitado cambiarle el aceite. Es lo bueno de que la moto fuera muy nueva.
Y con la devolución de la moto, damos por terminado nuestro maravilloso mototrip de 27 días por Nepal.
CUENTAS
Y como coincide el final del mototrip con el final de mes, veamos las cuentas del viaje y del mes, aunque casi todo el mes ha sido el mototrip. Como siempre, cuento sólo mis gastos, por lo que, para saber el coste total del mototrip, hay que multiplicar todos los gastos por 2.
- COMIDA:
- Comer fuera: 137,23€ 21,87€ 159,10€
- Comprar comida: 9,86€ 1,09€ 10,95€
- Cafés: 24,66€ 0,86€ 25,52€
- Bebidas: 36,27€ 8,15€ 44,42€
- SUBTOTAL: 208,02€ 31,97€ 239,99€
- TRANSPORTE:
- Alquiler Moto: 97,50€ 97,50€
- Bus: 0,20€ 0,31€ 0,51€
- Taxi: 1,56€ 1,56€
- Accesorios Moto: 0,58€ 0,58€
- Gasolina: 9,56€ 14,04€ 23,60€
- Aparcamiento: 1,46€ 1,46€
- SUBTOTAL: 109,30€ 15,91€ 125,21€
- ALOJAMIENTO:
- Hoteles: 87,97€ 39,08€ 127,05€
- OTROS:
- Ropa: 1,56€ 1,56€
- Entradas: 28,94€ 28,94€
- Propinas: 0,66€ 0,66€
- Regalos: 3,70€ 3,70€
- Higiene: 3,33€ 3,33€
- Colada: 3,21€ 3,12€
- SUBTOTAL: 36,05€ 5,26€ 41,31€
- TOTAL: 441,34€ 92,22€ 533,56€
- UberEats: 63,82€
- TOTAL: 63,82€
- TOTAL: 469,74€
El MOTOTRIP nos ha costado 441,34€ a cada uno (882,68€ en total), lo que supone 16,35€ de gasto por día y persona incluyendo todo (comida, alojamiento, transporte, etc…). Está más que bien.
El MES tiene un balance de 469,74€, lo que está muy en mi media de gastos. De hecho, la media queda tal que así:
- DIC’15: 345€ (Media: 345€)
- ENE’16: 393-19 = 374€ (Media: 360€)
- FEB’16: 387€ (Media: 369€)
- MAR’16: 468-290 = 178€ (Media: 321€)
- ABR’16: 301-39 = 262€ (Media: 309€)
- MAY’16: 880€ (Media: 404€)
- JUN’16: 925-12 = 913€ (Media: 477€)
- JUL’16: 765-30 = 735€ (Media: 509€)
- AGO’16: 602-507 = 95€ (Media: 463€)
- SEP’16: 864-641 = 223€ (Media: 439€)
- OCT’16: 1.090€ (Media: 498€)
- NOV’16: 706-753 = -47€ (Media: 453€)
- DIC’16: 1178-1057= 121€ (Media: 427€)
- ENE’17: 760-1529 = -769€ (Media: 342€)
- FEB’17: 768-276 = 492€ (Media: 352€)
- MAR’17: 1052-106 = 946€ (Media: 389€)
- ABR’17: 818-67 = 751€ (Media: 410€)
- MAY’17: 1.326€ (Media: 461€)
- JUN’17: 328€ (Media: 454€)
- JUL’17: 468€ (Media: 455€)
- AGO’17: 986€ (Media: 480€)
- SEP’17: 658-677 = -19€ (Media: 458€)
- OCT’17: 780-408 = 372€ (Media: 454€)
- NOV’17: 1.373€ (Media: 492€)
- DIC’17: 1402-618 = 784€ (Media: 504€)
- ENE’18: 597-790 = -193€ (Media: 477€)
- FEB’18: 751-806 = -55€ (Media: 457€)
- MAR’18: 533-63 = 470€ (Media: 458€)
- TOTAL: 12.816€
- MEDIA MENSUAL: 458€
Prácticamente no cambia nada mi media mensual que sigue estando en un valor muy decente.
CONCLUSIONES
Nepal no es un país fácil. Salvo que vengas en plan turista a hacerte alguno de los famosos trekkings (e, incluso, en esos casos), puede resultar un poco inhóspito en algunos aspectos… pero nunca en el de su gente. Los nepalíes son cercanos, hospitalarios y felices. Pero gran parte del país es árido y polvoriento y aún se están recuperando del terremoto de 2015, por lo que las carreteras aún están en pésimas condiciones (especialmente cerca de la capital) y ves muchísimos lugares en construcción.
Ha sido de los países que más miedos me ha despertado antes de venir y uno de los que más me ha costado adaptarme al principio. Pero una vez que Julie decidió venirse a hacer el viaje conmigo y una vez que decidimos olvidarnos de la moto que le compré a Pol, todo ha ido sobre ruedas (nunca mejor dicho) y el mototrip ha sido una experiencia única.
Por cierto, durante el viaje me llamó Sara desde Kathmandu para decirme que la moto que me vendió Pol y que dejé aparcada en la plaza donde vive Sara, había desaparecido. Así que… un problema menos. Asumo la pérdida de los 350 USD como aprendizaje y ya está.
No diría que Nepal es el país más bonito que he visitado (exceptuando la parte del Himalaya, que es sencillamente espectacular y que me quedo con ganas de ver desde más cerca). La sequedad y el hecho de no ser un país tropical, no le dan la belleza de otros países como Vietnam o Indonesia. Pero resulta un país mucho más auténtico e interesante, al no estar tan invadido por el turismo (que se limita a los trekkings del Annapurna y el Everest, y a la ciudad Pokhara que, incluso, tiene cierta belleza). Pero la belleza que no tiene en su naturaleza, la tiene en algunas ciudades medievales como Tansen o Bandipur, pequeñas maravillas escondidas y no demasiado visitadas.
La experiencia de conocer un país en moto ha sido, como lo fue en Vietnam o Indonesia, algo realmente único y que me gusta cada vez más. Y eso que Nepal ha sido, con diferencia, el país más difícil que he hecho en moto, por sus carreteras y su tráfico. No recomendable para moteros sin experiencia. Pero es algo que quiero seguir haciendo sin duda. Cada vez que pueda, voy a intentar comprar una moto en el país que visite, recorrerlo, y luego venderla. Eso da una libertad que no es comparable con nada.
Y, aunque me encanta viajar solo, la posibilidad de compartir parte de mi viaje con alguien tan especial como Julie, ha sido un lujo. Experiencias así, son mucho mejores cuando son compartidas. Y mucho más cuando es con alguien que entiende los viajes exactamente como tú.
PLANES
Mi plan inicial era pasar 2-3 meses en Nepal, pero después del mototrip siento que ya he visto suficiente y que necesito un cambio. Pero aún es pronto para ir para España. Mi plan es ir para allá en mayo.
Julie me comentó que ha conseguido un WorkAway en Pekan (Malasia) en un refugio de animales (principalmente gatos). Echo un vistazo a la oferta y la verdad es que tiene muy buena pinta. Contacto con algunos de los que han pasado por ahí, y todo el mundo dice maravillas del lugar y de Luke, el host. Así que no me lo pienso demasiado y, aunque Malasia no estaba en mis planes (¿qué planes?), decido irme con Julie para pasar unas semanas allá antes de volar a España.
Así que pasaremos un par de días más en Kathmandu y, el día 3 de abril volaremos para Kuala Lumpur, donde pasaremos 3 noches antes de ir en bus a Pekan.
Pero eso será en siguientes capítulos……que éste ya es suficientemente largo, ¿no?
0 Comments