5 marzo 2016
79 días viajando…
24 días en Melbourne…
Hoy se me ha hecho un poco más incómodo el sofá, pero, aún así, he dormido hasta casi las 9. Todo un récord.
Me levanto bastante mejor de lo que me acosté. Aún hay algo de dolor, pero nada que ver.
Necesito poner una lavadora, pero está todo el mundo durmiendo y me da cosa hacer ruido. La haré más tarde.
Por fin me llaman del seguro y me dan cita para el médico a las 13:45 en el CBD. A ver qué me dicen.
Mientras, para desayunar, decido irme a probar el Lentil As Anything de Thornbury, que está muy cerca de la casa de Lily, apenas 5 minutos en bici.
Allí me encuentro a Allan que, a pesar de que sólo me ha visto una vez cuando él estaba de mánager y yo era uno entre 10 voluntarios, me saluda por mi nombre.
El Lentil de Thornbury es mucho más tranquilo que el de Abbotsford. Más pequeño y urbano, pero con mucho encanto. Diría que el de Abbotsford es más hippy y éste más hippster. Me pido unos huevos revueltos con tofu…
…y después no puedo evitar ofrecerme para echar una mano hasta las 13h. De esta manera ayido en el final del desayuno y el principio de la comida.
Allan me presenta a la encargada, Shamela, de Sri Lanka, una chica encantadora, que me explica cómo va todo. El funcionamiento es bastante parecido a Abbotsford, pero con algunas diferencias. Aquí no hay buffet, es siempre a la carta. Pero las comandas se apuntan igual, aunque no hay que apuntar el nombre del comensal.
Mientras Shamela me hace el tour para enseñarme todo, me presenta a un hombre que está en la parte de atrás desembalando unos platos. “Pablo, this is Shanaka”. Ostras, Shanaka Fernando, el fundador del Lentil otra vez. Es un hombre encantador. Me pregunta de dónde soy, no deja de darme las gracias y me hace bromas en español.
Me pongo a atender mesas, y la cosa es muy relajada. Hay poquita gente y somos como 4 atendiendo el local. Ahí conozco a Carmen, Zoe, Soraya… y me encuentro en la cocina con Steven, el alemán que vive también en casa de Lily.
A las 11:30 dejamos de servir desayunos. Allan me pide si puedo escribir en una de las pizarras los platos especiales del día. Yo le aviso que no soy tremendamente estético en mi escritura, pero él me dice que con que se entienda ya vale.
Y no me queda mal para ser la primera vez.
Después hacemos el reparto de tareas para la comida. En este caso nos reparten entre las tres secciones del restaurante: front, side y back. A mí me toca back. Además, sólo tengo que coger las comandas (take orders). Para llevar los platos ya hay otra persona (running orders).
La jornada es muy tranquila y entretenida. Es un lugar menos ” alternativo” que Abbotsford, pero muchísimo más tranquilo, y eso me viene bien ahora. Además de la cercanía, claro.
A las 12:45 me hago una comanda para mí mismo: La crema de patata y coliflor (aquí a las cremas las llaman soup), unos momos (especies de dumplings) y un zumo de naranja, manzana y jengibre.
Me lo como corriendo, me despido de la gente y marcho con la bici para el metro. En Melbourne está permitido llevar la bici en toda la red de metro (pero no en el tranvía). De esta manera se hace muy fácil recorrer grandes distancias llevando la bici contigo para los recorridos cortos.
Cojo el metro en Croxton y me bajo en Flinders St. Desde ahí voy en bici hasta el centro médico.
Mi doctor es un chino muy gracioso. Nos pasamos el rato hablando de viajes y de Italia. Cuando le hablo del Lago Como, diciéndole que es uno de los mejores sitios de Italia, se pone a buscarlo en google y me dice que la próxima vez que vaya a Italia, irá a allí.
Sobre lo mío, me mide la oxigenación de la sangre (99%, más que bien, lo que descarta problemas pulmonares), y me ausculta. Me dice que tengo una pleuracy (pleuracía o pleuritis… inflamación de la pleura, vamos). Lo mejor es que se mete en google para enseñarme lo que es una pleuracía. Siempre me quejo de los médicos por la poca información que dan. El que éste llegue a este nivel de detalle… me emociona!
Descarta un posible zóster por no tener nada en la piel, y descarta un origen bacteriano por no tener fiebre, así que probablemente es de origen vírico. En ese caso se tratan los síntomas y se deja que se pase sólo. Me manda antiinflamatorios y analgésicos que no tomaré, y a ver cómo evoluciona. Es bueno saber que no es nada malo.
Ahora recuerdo que no es la primera vez que me pasa. En 2007, justo antes de una función en Cercedilla, me pasó algo parecido, pero tan fuerte que no podía ni moverme. Fui a un centro médico y me dijeron lo mismo: “Pleuritis”. Que raro que sea algo repetitivo.
Me vuelvo para la casa de Lily para poner una lavadora. La casa es fácil de reconocer desde lejos porque es la única con una palmera espectacular.
Y por fin consigo poner la lavadora (no me quedaba nada limpio ya). Mientras se hace, miro vuelos a Auckland y encuentro uno especialmente barato para la noche del 19 de marzo… y ahí surge mi duda. Si yo llegué el 19 de diciembre por la mañana y tengo 3 meses de visa… ¿el 19 de marzo por la noche está fuera de visa?
Para colmo hoy es sábado y no puedo preguntar en ninguna parte. Por mucho que googleo, no encuentro una respuesta clara. Me va a tocar esperar al lunes. Espero no perder la oferta.
Después de tender…
…me vuelvo al Lentil para echar una mano y cenar algo.
El recorrido entre la casa de Lily y el Lentil está lleno casitas típicas de aquí. La calle del Lentil, en cambio, es algo más comercial.
Me presento a la encargada de la tarde, Rachel, y me ofrezco a ayudar. Me asignan la sección “side”, y me incluyen en el Lentil Team.
Empiezo poco antes de las 18h. El ambiente es algo menos molón que en la mañana. Un par de clientes se muestran claramente incómodos de que no les entienda a la primera. Incluso uno de ellos me dice que prefiere hablar con otro camarero. Yo, con mi mejor sonrisa, le pregunto “One who speaks a proper english?“. Me sorprende que a un lugar sin ánimo de lucro, donde se deja bien claro que todos los que trabajan lo hacen de forma voluntaria y desinteresada, acuda gente con este tipo de actitud. Pero es una minoría. La gran mayoría es de absoluto buen rollo y enormemente agradecidos por el servicio y la labor que aquí se hace.
A las 19:30 empiezo a notar que me vuelve a doler el costado, así que decido parar. Se lo digo a Rachel para que me cubran y me hago una comanda para mí. Me pido el Dragon Bowl y el curry de lentejas con arroz.
Impresionantes ambos. Después me pido un iced-chocolate con leche de soja, que está de muerte.
Por cierto que este Lentil, a diferencia del de Abbotsford, es vegano. Aquí no hay leche de vaca, ni queso.
Me quedo usando una WiFi que he pillado por ahí hasta que cierran, y me vuelvo a la casa.
Hoy pruebo a poner un colchón en el suelo, a ver si es más cómodo que el sofá. Al menos puedo estirar las piernas!
Tengo pendiente comprar el billete a NZ, confirmar el HelpX de allá, buscar alguno más y confirmar la inscripción al Vipassana.
He leído estos días sobre las dos viajeras argentinas asesinadas en Ecuador. Me afecta muy de cerca. Por un lado sorprende la manía que tienen de decir que viajaban solas. No. Yo viajo sólo. Ellas viajaban de a dos. ¿A que si hubieran sido una pareja no dirían que viajaban solos? ¿Qué pasa, que si no va un hombre con ellas para protegerlas, entonces están solas? Por otro lado hablar de que las mató la imprudencia, es como decir que si te matas en un accidente aéreo te lo mereces por viajar en avión, que eso es una imprudencia. No, a ellas las mataron unos cobardes, fruto del terrible machismo que se vive en gran parte de Latinoamérica, y que será su lacra hasta que evolucionen de ese neardentalismo mental.
Una de las razones por las que decidí empezar mi viaje por esta parte del mundo es porque no quería tener que preocuparme de la inseguridad ni de ciertas mentalidades que se dan por esa parte del mundo. Y eso no me va a frenar, pero sí me hace fijar prioridades.
Por ahora prefiero viajar por países con población de mentalidad abierta y con regímenes no totalitarios o religiosos.
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