17-20 julio 2023
2.772 días viajando…
4 días en Puebla (México)…
Hoy es el día. Hoy empezamos el mototrip propiamente dicho. Recogemos nuestras cosas y dejamos todo limpio y recogido. Nos despedimos de Luis y nos vamos de la casa de Adam, donde tan bien hemos estado estos días. Antes de ponernos en camino, desayunamos en una cafetería de la misma calle: Huevos a la mexicana, zumo y cafe (75$ = 4€).
Montamos nuestras mochilas en la moto. Al principio parece un poco complicado, pero encontramos la manera de organizarlo, con la mochila grande dentro del baúl y las otras dos pequeñas una encima de la otra y encima del baúl, atacadas con un pulpo. Parece que se sostiene lo suficiente.
Nos ponemos finalmente en marcha con mucho miedete, pero poco a poco me voy encontrando más seguro. Nos tiramos más de una hora sólo para salir de CMX (es enorme) por carreteras espantosas y llenas de badenes para la velocidad que nos hacen ir despacísimo. Es una tortura.
Pero casi a mediodía conseguimos salir de la capital y esto ya es otra cosa.
Foto de Giada
Primera parada en una Gasolinera de Rio Frío, que resulta ser de las más caras de la zona (25$/litro = 1,33€ ), tengo que ir aprendiendo a buscar las gasolineras baratas.
Segunda parada poco después en un pequeño café de carretera para un agua de banana (la mía con chocolate).
Nuestra idea es llegar hoy hasta Puebla, una de las ciudades más grandes de las afueras de México, capital del estado del mismo nombre. Aprovecho la parada para buscar alojamiento en Puebla. Llamo al Hostal Azul y me ofrecen alojamiento en el otro Hostal Azul que está en el centro histórico y por 320$ (17€). Perfecto para nosotros. Vamos para allá.
Cuando llegamos, el sitio es pequeño y bastante sucio, pero tiene su encanto.
Nos instalamos y nos damos una vuelta por el centro histórico de Puebla. En realidad Puebla es el nombre del Estado. La capital, para diferenciarse, tiene el rimbombante nombre de Heroica Puebla de Zaragoza.
Pasamos por el Templo Conventual de San Joaquín y Santa Ana de las Religiosas Capuchinas (les encantan los nombres rimbombantes)…
…y la zona de Los Sapos.
Nos vamos hasta un mercado cercano donde nos compramos unas verduras. En el mercado nos encontramos por casualidad a un granadino y su marido mexicano y nos recomiendan ir mañana a visitar la Pirámide de Cholula. Tomamos nota.
De regreso al hostal, nos cocemos las verduras y nos las comemos con aceite, para gran sorpresa de las mexicanas que están en la cocina. Creo que les horroriza la idea de comer verduras cocidas en el país donde todo se fríe.
Día 7: Puebla y Cholula
19 Julio
Aprovechamos la estupenda azotea del Hostal Azul para hacer nuestra sesión de yoga matutina.
Luego aprovechamos la cocina del hostal para hacernos un desayuno opíparo: pan con aceite y tomate con omelet de queso de Puebla y yogur griego con frutas.
Tal y como nos recomendaron ayer, hoy nos vamos con la moto a Cholula para visitar la Pirámide (90$ = 4,77€ c/u). Lamentablemente justo hoy está cerrado el acceso al túnel, que parece ser lo más interesante del lugar. Visitamos primero el museo, donde lo único interesante es la maqueta que muestra cómo debió ser este sitio en sus buenos tiempos.
En sus buenos tiempos, porque lo que es ahora… resulta que la pirámide está enterrada y sólo se ve una pequeña parte de lo que debió ser. Resulta bastante decepcionante.
Encima de la pirámide y, como no podía ser de otra manera, los Cristianos invasores construyeron una iglesia, el Santuario Nuestra Señora de los Remedios. Nos damos el paseo hasta allá.
Foto de Giada
La subida es dura, pero el sitio es bastante espectacular, con muy buenas vistas, aunque con un regusto amargo sabiendo la historia de lo que aquí ocurrió.
Bajamos al centro de Cholula y visitamos la Plaza del Zócalo.
Foto de Giada
Nos damos una vuelta, vamos al mercado, compramos aguacates y limones, nos tomamos un zumo de naranja y zanahoria de litro (60$ = 3,18€) y nos volvemos al Hostel, que amenaza lluvia.
Pasamos la tarde de tranqui y peli (SAS: Red Notice). Para cenar hago un guacamole que nos tomamos con tortillas.
Algo más tarde salimos a dar una vuelta por el centro.
Foto de Giada
No puedo evitar la tentación de probar algo que me llama desde que estamos por aquí: El esquites (maíz cocido con su caldo, con mayonesa, queso y salsa chile). Está de muerte (20$ = 1€). Giada ni lo prueba, claro. No le gusta nada que lleve caldo.
Foto de Giada
Ducha y salimos a buscar dónde desayunar. Y resulta que está todo cerrado. Parece que los de Puebla no empiezan el día hasta mínimo las 10 de la mañana. Por suerte a las 9 y poco encontramos un lugar milagrosamente abierto llamado “Tortas 7 Hermanos,” donde desayunamos estupendamente unos huevos a la mexicana, cafe y zumo (65$ = 3,50€ c/u). Volvemos al Hostal, recogemos todo y nos volvemos a poner en camino. Me siento mucho más seguro. También es verdad que el camino es muchisimo mejor que el de anteayer. Mucho más tranquilo, menos trñafico, más naturaleza y mejor carretera. Pero hace un calor de muerte. Voy con calma, no paso de 70 km/h.
Hacemos una parada para gasofa justo antes de Atlixco, porque veo que es la más barata que he visto hasta ahora (23,65$=1,25€ el litro). Solo entran 3 litros (no hemos hecho tantos kilómetros aún), pero hay que aprovechar las ofertas.
Así de activo se ve el Volcán Popocatépetl desde la gasolinera.
Foto de Giada
Esta vez decido hacer más paradas. La primera es cuando llevamos unos 70 kms, justo antes de Izúcar, en el Paraiso Italiano (muy apropiado), donde nos pedimos un batido de fresa (Giaa) y un agua de pepino y limón (yo) por 100$=5,3€ en total.
Segunda parada en la Fonda Rossy, que me resulta mucho más auténtica que el Paraíso Italiano. Aquí nos pedimos Cafe de olla (este sí es bueno) y quesadilla de queso y crema. A Giada le encantan ambas cosas. (otros 100$).
Cuando nos vamos a ir, le comento a la dueña del lugar que vamos hacia Acatlan. Ella me dice que ojo con los maleantes, que hay muchos y que no vayamos tarde. Con lo tranquilo que estaba yendo hoy (primer día en el que realmente me siento tranquilo) y vuelven a meterme el miedo en el cuerpo, ¡mierda!
Y es que, cuando viajo solo, voy un poco más despreocupado, pero al ir acompañado, se comparten también las consecuencias de las decisiones, y eso supone una presión extra. Estoy convencido de que lo de la inseguridad en México es mucho más una imagen creada que una realidad, al menos para los turistas. Pero no ayuda que no paren de recodártelo.
Voy en la moto con mil pensamientos negativos y fijándome en cada vehículo que se acerca y en cada curva que paso, pensando siempre lo peor. Intento ir cerca de otros coches para no estar solos en la carretera.
Y, por supuesto, no sucede nada de nada. Los miedos son eso… miedos.
A las 15h llegamos a Acatlán de Osorio.
Foto de Giada
Probamos en el Hotel Posada, pero nos dicen que no hay sitio (aunque la que me lo dice tiene pinta de no tener ni idea de la ocupación). Probamos en el Hotel Plaza Cándida, pero nos piden 600$ (31,80€) por una noche. Se sale un poco de nuestro presu. Pasamos por una tienda donde preguntamos y nos recomiendan el Hotel Angeles, que resulta ser del mismo dueño que el Posada. Allí nos encontramos de nuevo un empleado un poco pasota, pero por suerte está también el dueño, un viejete encantador, que nos atiende y con el que es mucho más fácil tratar. Nos hace precio y nos deja la habitación de 500$ en 450$ (23,85€) y además me permite guardar la moto en el restaurante (nos dijeron en Bike Adveture que no la dejáramos nunca en la calle por la noche). Es verdaderamente un encanto de persona.
La habitación tiene baño privado y está impoluta, pero no tiene vista a la calle, solo al pasillo, pero es amplia y con TV. A mí ya me vale para quedarme tranquilo por esta noche.
Ducha y relax. A las 18h, con algo menos de calor, salimos a dar una vuelta. Estamos al lado del Zocalo de Acatlan de Osorio con vistas a la Parroquia San Juan Bautista.
Foto de Giada
Foto de Giada
La Giada Zapatista en una esquina revolucionaria.
Algunas calles están ligeramente en obras.
En general nos encontramos con todas los negocios ya cerrando. Aquí por lo visto se abre tarde y se cierra pronto. Nos cuesta encontrar un sitio para cenar. Al final encontramos un restaurante muy local y agradable, el Restaurante Peñitas, donde comemos una sopa azteca, una ensalada y un par de birras (200$ = 10,60€ total), muy buen precio la verdad.
El dueño es encantador, aunque se pasa un buen rato hablando pestes de la situación actual de México y, cómo no, de la peligrosidad del crimen organizado. Lo que me faltaba, otro que me mete miedo. Nos dice que en México hay unos 80 crímenes al día. Echo un cálculo rápido y pienso que si en México hay 130 millones de habitantes, hay una probabilidad entre 1,6 millones de que seamos uno de esos asesinados. ¿No me toca la lotería y me va a tocar una bala perdida?
Y ahí es me doy cuenta de que, como siempre, el problema es que las malas noticias hacen mucho más ruido que las buenas. 80 asesinatos al día, puede sonar a mucho, pero la gran mayoría son ajustes entre bandas del narcotráfico. Prácticamente nunca las víctimas son turistas. Pero se ha creado esa imagen de México como destino peligrosísimo que yo no estoy viendo por ningún lado, y eso me tranquiliza.
Vuelta al hotel, peli (Influencer) y a dormir.
Mañana dejamos el estado de Puebla para pasar al famoso estado de Oaxaca. Uno de los que más interés tengo en visitar.
Pero eso será, claro…
…en el próximo capítulo!
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