11 mayo 2016
146 días viajando…
12 días en Whangateau…
Vamos a por el miércoles. Saludos al sol (aunque vuelve a llover. Es el precio de los paisajes verdes) y desayuno. Empìezo con unas tostadas con aceite y sigo con mi arroz con verduras, frutos secos y huevos.
Y café, claro. Me lo hago con un poco de cacao, canela y leche de almendras. Soy un sibarita, lo sé.
El café me lo tomo bien acompañado. Bessy no se me separa y parece que entienda todo lo que le digo.
Nat y Carol se parten de risa al ver cómo me hace caso en todo y me hacen fotos.
Después del desayuno toca ponerse a la tarea. Lo primero es montar la otra pared del gallinero. Para poner los tornillos de 12,5 cms, tengo que taladrar primero. Si no, no hay forma de que entre. En nada, ya tengo las dos paredes.
Lo siguiente es poner los travesaños de arriba. Se hace un poco complicado sin nadie que me ayude a sujetar, pero al final me apaño. Y voy poniendo las tiras de metal para conseguir la estabilidad de la estructura.
Al final, la herramienta que más utilizo es la escuadra, para asegurarme que los ángulos rectos son perfectos.
Los travesaños de abajo son más fáciles de poner. La estructura ha quedado más que sólida. ¡No se mueve!
Una paradita para almorzar algo. Carol ha puesto en la plancha unos crumpets, que son una especie de tortitas pequeñas con levadura, que al hacerlas, se ponen muy esponjosas. Se hacen sólo por un lado y por el otro queda lleno de burbujas. Nat y Carol, que son muy inglesas, le ponen mantequilla, pero yo prefiero ponerle aceite y un poco de queso. También me tomo parte de los boniatos que sobraron de anoche y otro café con el pan de pasas que hizo Carol el otro día. Hoy no estoy nada gluten-free… :-/
Ya con el estómago lleno, lo siguiente es empezar a hacer la estructura del tejado. Hago que sobresalga 30 cms para que el tejado cubra los ponederos.
Y aquí aplico lo que aprendí de trigonometría en bachillerato. Si quiero que el tejado tenga un angulo de 30º, que deje por debajo un hueco de 4 cms para ventilar y sé cuál es el ancho… ¿cuál debe ser la altura del pilar del tejado y cuál la longitud de la pieza diagonal?
Cortar en angulo es fácil gracias a que Nat tiene de todo.
Y lo mejor es que corto la madera según las medidas calculadas y, cuando la coloco, encaja a la perfección! ¡Vivan las matemáticas!
Y basta por hoy, que a este paso lo acabo en dos días!
Antes de que oscurezca, me pongo los pantalones cortos y me voy a correr un rato. Cambio la ruta para variar un poco y me voy hacia Whangateau (la casa de Nat está en las afueras). Es tan pequeñito el pueblo, que en nada llego, lo cruzo y casi me salgo.
Allí doy media vuelta, y paso por un pequeño embarcadero…
…por una zona de playa (hay marea baja)…
…y por el Whangateau Hall. Es muy típico en países anglosajones lo de tener un espacio comunitario para organizar eventos como conciertos, reuniones, fiestas…
Desde aquí puede verse TODO Whangateau. No hay más. A un lado el Hall y al otro lado 4 casas… literalmente. 😉
De vuelta le hago una foto a esta casa, porque me encanta cómo ha montado un pequeño estudio en un contenedor.
Al final mi GPS se ha hecho un puto lío.
Mientras preparan la cena, me voy un rato a mi cuarto, y no falla, Bess se viene conmigo. Ha aprendido como pedirme mimos.
Para cenar Nat ha preparado una cosa con arroz, garbanzos, coliflor y calabaza que está para chuparse los dedos.
Y de postre Carol ha hecho una tarta de Feijoas, también conocidas como Guayabas. Originarias de sudamérica pero muy cultivadas en Nueva Zelanda, y que tiene un sabor como a mitad de camino entre el Kiwi y la Lima.
Hoy he abusado del gluten y del azúcar (Carol preparó también una tarta de chocolate que probé a media tarde). A ver si vuelvo a mis buenas costumbres nutricionales. Soy bastante seguidor de la dieta paleo (en su variante vegetariana), aunque con algunas variantes personales basadas en mi propia experiencia. Me parece especialmente interesante este artículo que me ha llegado hoy de mi amigo Goosen López.
Pero tampoco me obsesiona. Tengo suficiente desgaste como para permitirme estos días golosones.
Y cambiando de tema, hace un par de días la web de Couchsurfing me avisó que Claudia, una alemana de Kernen, iba a visitar Nueva Zelanda y después iba a las Islas Cook, así que contacté con ella. Me dijo que llegaba hoy a Auckland.
Esta mañana me contactó para decirme que acababa de llegar al aeropuerto y que le había fallado su host de Couchsurfing, que si la podía alojar, pero claro, no puedo meterle a Nat a más gente en casa Por suerte al final parece que consiguió otro host. Menos mal. Es terrible cuando un host te deja tirado en el último momento.
Como mañana tengo que llevar a Nat al hospital para su revisión, igual aprovechamos para quedar y contarnos los viajes. Siempre es interesante compartir estas experiencias, y más con gente de mi edad que se lanza a la aventura de un viaje largo. Ella está intentando dar la vuelta al mundo. Además habla bastante bien español.
Así que mañana curraré por la mañana y pasaré la tarde en Auckland. Me vendrá muy bien el cambio de aires.
No puedo evitar echar de menos la gran ciudad. 🙂
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