Nueva Zelanda (Whangeteau) – Día de mercado y running

by | 7 May 2016 | 2 comments

7 mayo 2016

142 días viajando…
8 días en Whangateau…

Ups… se le olvidó poner el despertador. Las 7:30, y Gala quería estar a las 8 en el mercado… ¡a correr!

Ducha rápida, café rápido y nos ponemos en camino. El mercado está cerca, en Matakana. Es el Matakana Village Farmers’ Market. El mercado de los productores locales. este tipo de mercados es algo muy típico por estas tierras.

A la entrada tiene un espacio para que la gente deje sus perros (no está permitido entrar con ellos) y ahí es dónde está Gala (desde que tenía 8 años) y una amiga, atendiéndolos y cuidándolos a cambio de la voluntad.

Al final no trabajo. Paul llamó esta mañana a Nat para decirle que al final había aparecido la otra persona que le suele ayudar… 🙁

Así que me doy un paseo por el mercado y me tomo un señor desayuno de tostada con aguacate.

Al rato me vuelvo a la casa, dejando allí a Gala, y me pongo a configurar mi portátil. También aprovecho para re-decorar mi rinconcito con los dibujos de mis sobris, Diego y Rodrigo. Bess no pierde ocasión, en cuanto me levanto, de quitarme el sitio. Como está calentito…

Charlo con Natalie sobre cómo hacer el gallinero. Está entusiasmada con la idea. Ella también le parece bien la idea de hacerlo aprovechando el viejo carrito oxidado que hay en el jardín, para que se pueda mover. El problema es que hay 14 gallinas y el carrito es bastante pequeño. Hay que ver como hacer para que puedan entrar todas y con sitio para los ponederos. Mañana hago unos diseños.

Al final es la abuela la que recoge a Kupe, que también trabaja los sábados ayudando a reformar los barcos antiguos, y a Gala.

Cuando Kupe ve los dibujos, me dice… “¿Diego? Como en Dora la Exploradora!”. Esos dibujos tienen un éxito aquí flipante.

Para almorzar, Gala compró, a petición de Nat, unos panecillos del mercado, que con unos huevos, chutney y demás… están riquísimos.

Tarde de tranqui. Demasiado tranqui. Ni siquiera he hecho yoga esta mañana con las prisas. Necesito activarme, así que me pongo los pantalones cortos y anuncio que me voy a echar una carrerita por los alrededores. Kupe dice si se puede apuntar. Le digo que claro, si se siente preparado.

Así que nos vamos en dirección este, que he visto en Google Maps que hay un caminito que sigue el riachuelo. Kupe, con su ardor de los 13 años, va a muy buen ritmo. Yo intento suavizar el mío, que hace semanas que no entreno.

Cuando llevamos menos de 1 km, Kupe, se para. Ya no puede más. Yo le digo que apenas hemos empezado! jajaja…

El camino se bifurca en dos. Ambos parecen caminos privados, y bastante empinados. Aún así me cuelo en el que tengo delante…

…hasta que llego a una casa. Ahí doy media vuelta.

Después me cuelo por el otro camino, también hasta la casa y vuelta. La cuestión es alargar el camino todo lo que pueda y explorar el entorno. 

Luego tomo el camino de vuelta. Ahí al fondo se ve al pobre Kupe, que le tengo exhausto. 😀

Cuando llegamos hasta la casa, mi app me marca 3 kms. Le digo a Kupe que sigo hacia el oeste, que necesito hacer 2 Kms más. Él me dice que ya ha tenido suficiente, así que sigo solo.

Sigo la carretera, hasta que veo el desvío al cementerio. Me meto por ahí. Siento curiosidad por los cementerios.

Es un cementerio, pequeñito y apenas “habitado”, con unas pocas lápidas desperdigadas. La verdad es que tiene mucho encanto.

Desde ahí vuelvo hacia la casa. Al final han sido 5,50 Kms a un ritmo muy bajo, con algunas paradas para visitar el cementerio. Pero lo bueno es que me he sentido realmente bien.

Hago mis estiramientos y aprovecho que estoy empapado de sudor para echar un rato quitando raíces del frontal de la casa, pero enseguida empieza a oscurecer.

Para cenar, Carol ha preparado una pie de salmón. Se le ha olvidado mi vegetarianismo. Me contaba Nat que ella es la primera en 5 generaciones de la familia que no vive en una granja. Y cuando vives en una granja por generaciones, como Carol, consumiendo tu propia carne y derivados lácteos, no es fácil acostumbrarse al concepto “vegetariano”, lo entiendo.

Pero no hay problema. Me hago un apaño con algunos de los leftovers de la nevera: El arroz del otro día, los garbanzos, unos restos de curry de coliflor, un poco de brócoli y unos frutos secos. Lo rehogo con un poco de ajo y cebolla, y listos.

Gala está divertidísima. Me río muchísimo con ella. La energía que tiene, el sentido del humor, se pasa el día bailando… pero por otro lado no puede ocultar un enorme corazón. 

Después de cenar pongo un poco de orden en mi habitación… y me encuentro un pendrive que venía con el portátil y que no había visto. 

Dentro, además de un instalable de Office y un PDF del libro Dos Años de Vacaciones de Julio Verne que me manda mi cuñado Jose (¡gracias, cuñao!), vienen unos mensajes escritos por mis sobrinos, que son para comérselos.

De Diego, de 8 años:

¿Cómo estas? Me gustaría estar allí con vosotros. Te echo de menos. Deseo que te lo pases muy bien y que bucees mucho y que veas peces muy bonitos. Y que veas tiburones enormes y que no te coman. Y que veas canguros. Y yo te voy a enviar un dibujo de diseñador.

Y de Rodrigo, de 5 años:

Espero que venga aquí otra vez para enviarle un regalo. Y ojalá que venía algún día que sea su cumple y le podamos decir “¡¡Felicidades Tito Pablo!!”. Y te quiero mucho Tito Pablo. Y si tienes una novia que me lo digas. Y que tengo una peonza de estas con mango y con luces. ¡¡Y que bucees más de 200 metros!! Y que eres muy guapo. Que hay unos nuevos dibujos que se llaman Zamba y Blaze. Y te envío un dibujo mío para que te acuerdes mucho de mí. Y ¿cuál es el coche más raro que has conducido?.

¿No son para comérselos? :,-)

Repasando correos también me encuentro este vídeo que me mandó hace unas semanas mi hermana Almudena.

Ya lo había visto hace meses, antes de mi viaje, pero me resulta muy interesante cuando lo enfoco a mi situación actual y ese sueño es, por ejemplo, viajar.

Me resulta especialmente familiar (y certero) cuando pintan el pasado como un momento en el que te decían que la vida era sacrificio y trabajo duro, todo enfocado al futuro, nunca al presente.

Pero lo más interesante ,y muy bueno tener en cuenta, es que la zona fuera de la zona de confort, puede parecer la zona de pánico (aunque en realidad es la zona mágica), porque aquellos que no quieren salir de ella siempre te dirán que todo lo malo que te puedes encontrar en ella. Y es normal. Quien no quiere salir de la zona de confort, no soporta la idea de pensar que fuera de ella hay una zona mágica, así que se esforzarán mucho en intentar que tú no salgas, no vaya a ser que la descubras y les enfrentes a su propia frustración, traspasándote para ello sus propios miedos.

Mi gran amiga Mims, con la que me fui a Laos el año pasado, se va a Filipinas el mes que viene por tres semanas, en lo que será su primer viaje sola. Ha pensado hacer autostop, alquilarse una moto, hacer couchsurfing… y es impresionante como gran parte de sus amigas no paran de recordarle todos los peligros que le pueden acechar en ese viaje, traspasándole sus miedos. Mims intenta ser fuerte e ignorarlos, pero es difícil que no te afecte.

Y es que es muy curioso como funciona lo de los miedos. Imaginemos que una turista española viajó hace tres años por filipinas y, haciendo autostop, la recogió un perturbado y la violó. Puede pasar perfectamente. Un único caso, hace tres años. Pero claro, ya tienes argumentos para rellenar un libro… ¿¿¿Cómo vas a viajar sola??? ¿¿¿Y cómo vas a hacer autostop??? ¡¡¡Mira lo que ocurre!!!

Ahora pensemos en cuántas personas mueren al año por accidentes de coche, sólo en España. Yo sigo esperando que alguien me diga… ¿¿¿pero cómo te vas a comprar un coche con lo peligrosísimo que es??? Y estamos hablando de docenas de muertes al año frente a un único caso hace años.

El problema es la forma en la que funciona la información. Se le da tanto eco a unos casos puntuales, que dan la impresión de ser regla general. Pero es probablemente más fácil que te pase algo en tu vida “normal” a que te pase viajando.

Miedos, miedos y más miedos. Los miedos son esas cosas que se nos agarran para que no podamos movernos, como en los sueños.

Pero tienen sólo el poder que nosotros les demos.

Termino de escribir esto muy bien acompañado. 🙂

2 Comments

  1. Al

    Oye, acuérdate que las estrellitas de los dibujos se iluminan en la oscuridad! Dice Rodrigo… Compruébalo esta noche (digo yo) . 🙂

    Reply
  2. Leo Callejero

    Pues habrá que comprobarlo!!

    Reply

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