Nueva Zelanda (Whangeteau) – Cerve en Auckland

by | 12 May 2016 | 1 comment

12 mayo 2016

147 días viajando…
13 días en Whangateau…

Ayer soñé que tenía que actuar en una función de Urinetown y no tenía ni idea de lo que tenía que hacer. Pero aunque es un sueño muy repetitivo y suelo agobiarme un montón, curiosamente esta vez, en el sueño, no me agobiaba en absoluto. Aprovechaba los huecos entre salida y salida al escenario para mirar lo que me tocaba hacer. 

Durante mis saludos al sol, Kupe me trae un zumo verde. Hay que ver cómo me cuidan. 

Para desayunar he descubierto un tarro de tahini. Me encantan las tostadas con tahini desde que me las descubrió Mary en Tasmania. Y no puede faltar mi arroz con zanahoria, calabaza, dos huevos y frutos secos (crudos, porsupu). 

Después de llenarme de calorías, toca ponerse a la faena. Termino de cortar los listones del tejado y los fijo a la estructura. 

Y después me pongo con las paredes laterales, que van a ser sendas puertas para poder acceder al interior a limpiar. La única complicación es cortar el contrachapado con las medidas exactas . 

Con esto se me va toda la mañana. Se me pasa volando (todo lo contrario que en el Vipassana) y sólo me doy cuenta de la hora cuando oigo el “Pablo, the lunch is ready!”. 

Y el lunch que ha preparado Nat es muy parecido a mi desayuno. Arroz con garbanzos, verduras y frutos secos. Riquísimo. De postre han hecho una especie de barrita de frutos secos que está de vicio. 

Después del almuerzo acabo la segunda pared/puerta y me voy a la ducha. 

A las 13:45 salimos hacia el Hospital de Auckland, para la revisión de Nat. La dejo allí y yo me voy para Ponsonby, donde he quedado con Claudia, la Couchsurfer alemana. 

Ponsonby es un ejemplo de las ciudades típicas de Australia o Nueva Zelanda, llenas de casas, todas separadas (nada de adosados) aunque sea por muy poquito. 

He quedado con Claudia en el Ponsonby Central, una especie de mercado pijillo al estilo del Mercado de San Miguel de Madrid, pero menos abarrotado de turistas. Y con WiFi gratis!

Como he llegado antes, elijo yo el sitio. Me siento en la terraza del Bedford Soda & Liquor y me pido la cerveza de la casa (La Bedford). Y debo decir que es de las peores cervezas que he probado… jajajaja.

Al rato llega Claudia. Charlamos en español, porque quiere practicarlo. Tiene una facilidad asombrosa para los idiomas. Los aprende de oído, al revés que yo, que necesito ver cómo se escribe una palabra para aprenderla. Eso hace que los idiomas los hable con un acento impecable. El español no lo habla perfecto, pero el acento es sorprendente. Y cuando me dice unas pocas palabras en catalán… ¡pone acento catalán! De esta forma, habla alemán, inglés, francés y español… qué envidia.

Es funcionaria en Stuttgart y llevaba años sin vacaciones, así que ha conseguido juntar 5 meses y se ha puesto a dar la vuelta al mundo. Empezó hace 3 semanas, así que aún tiene para largo. Sus siguientes saltos son Tahití, Cook Islands, Las Vegas…

A las 18h me despido de Claudia y cojo el coche para ir a buscar a Nat. Está en el barrio de Glenfield visitando a su amiga Kara, cuya hija de 21 añitos acaba de ser madre. Consigo llegar gracias a Google Maps. La verdad es que no sé como podíamos vivir antes de que existiera Google Maps y el GPS. Una vez allí Kara me invita a que me una a ellos a cenar. Ahí están Kara, su hermano, sus tres hijos y Nat. La mayor con el recién nacido están en la planta de abajo, descansando.

Después de cenar llevo a Nat al teatro The Rose Center, en Devonport, una península al otro lado de la bahía de Auckland. 

Nat va a ver “The Flow Show”, una especie de muestra de una sanadora bastante conocida por aquí. 

Mientras ella está en el teatro, yo me doy una vuelta por Devonport. Las vistas de Auckland desde aquí son espectaculares.

Yo estoy aquí:

A las 22h Nat sale del teatro y la llevo a casa. Me siento como el chófer de la familia. Y como trabajo no está nada mal. 🙂

Así que ha sido un día muy variado, y se agradece. Por otra parte, estoy disfrutando como un niño lo de construir el gallinero. Lo tengo cada vez más claro en mi cabeza e irlo armando poco a poco es algo que me hace disfrutar y aprender muchísimo.

Hoy me ha dado por pensar en el Vipassana. Por un lado he pensado que precisamente el objetivo principal del retiro es algo que ya tenía bastante trabajado, y es no reaccionar con ira o enfado ante lo negativo (quienes me conocen saben lo que me cuesta enfadarme… o, al menos, mostrarlo) y aprender a evitar el apego (que es lo que más aprendes en un viaje largo, a desapegarte de las cosas y las personas). 

Pero lo realmente fuerte y duro para mí fue el método para lograr eso: el aislamiento. Llegué a pensar que el aislamiento es de las peores experiencias de mi vida. Cuando oyes que alguien en la cárcel está en aislamiento, no piensas lo que realmente significa. Lo lentísimo que pasa el tiempo y que lo ÚNICO que puedes hacer es escuchar tus pensamientos 24 horas al día. Es tremendo. Pensaba en personas que fueron secuestradas y estuvieron en un zulo durante meses como Ortega Lara. Pensé en los presos de Guantánamo privados estímulos sensoriales. Pensé en los que están en el corredor de la muerte durante años sabiendo que después de ese aislamiento no habrá salida…

Yo sólo estuve 10 días y sabiendo que serían sólo 10 días y ya, y aún así casi pierdo la chaveta. No quiero ni imaginar lo que puede ser verse en alguno de esos casos.

Incluso me sorprende lo aislada que vive la gente aquí en Nueva Zelanda.

Me temo que soy un animal social. Mucho más de lo que creía.

1 Comment

  1. Mims

    Qué bueno es el auto-conocimiento (que no es que sepas más de coches).

    *chispas*

    Reply

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