31 agosto – 2 septiembre 2016

260 días viajando…
28 días en Brisbane…

Empieza septiembre…

Ayer se me olvidó comentar la que me montó Archie cuando me fui a trabajar. Creo que ya he comentado que cuando me voy a casa de la vecina (la que estoy pintando), tiene la manía de seguirme, así que muchas veces tengo que coger el coche para asegurarme de que no me siga.

Miércoles 31/08…

Pero ayer miércoles por la mañana, probé a dejarles un hueso a cada uno para que se quedaran entretenidos y así irme andando. Ya lo hice otro día y funcionó. Veo que Archie me sigue con la vista, hace amago de seguirme, pero al final vuelve con el hueso y parece que no me sigue. Todo perfecto.

Pero cuando llevo como 10 minutos trabajando… de repente aparece Archie en la casa. Yo flipo y me acojono a partes iguales. Está claro que me ha seguido el rastro, pero lo que me acojona es que en la casa está Xena, la doberman enorme que es muy protectora y veo que va directa hacia Archie. Lo más curioso es que Xena me hace caso y consigo pararla sólo con una orden firme y consigo que mantenga la distancia, aunque Archie está tan tranquilo y feliz por haberme encontrado.

Me llevo a Archie a casa y me cojo el coche para evitar que me siga. Vuelta al curro… y vuelve a aparecer Archie!! Ya no funciona el truco del coche, porque se ha aprendido dónde trabajo!… ay, Dios.

Así que me toca llevármelo de vuelta y dejarlos encerrados en la casa toda la mañana, no hay otra.

Jueves 01/09…

Al día siguiente, jueves, vuelvo a probar el truco del coche, pero cuando cojo la carretera me voy hacia la derecha en vez de a la izquierda para que Archie vea que no voy al mismo sitio. Avanzo unos 500m y doy media vuelta… y en ese momento me doy cuenta de que llevaba 500m conduciendo por la derecha. Madre mía, estoy fatal. 8 meses conduciendo por la izquierda, y cuando menos te lo esperas, te despistas. Menos mal que es una carretera casi desierta y sin tráfico. Si me llego a encontrar a alguien de frente… menudo susto. Al menos el truco funciona y Archie no aparece por la casa.

Hoy empezamos con la segunda mano de pintura, que va bastante más rápida. 

Me quedo un poco flipado con un gusano de seda bailón.

Al menos hoy termino a las 13h. Sólo hacemos 5 horas porque Mark se tiene que ir antes. La verdad es que la semana me va pasando factura. Me siento cada día un poco más cansado por el trabajo tan físico. Pintar en los tejados o en el suelo a veces requiere unas posturas nada cómodas y el brazo también se va resintiendo. Supongo que es la edad.. :-p

A la vuelta, como siempre toca paseo con los perros. Pero esta vez Tank dice que tururú, así que aprovecho que voy sólo con Archie para dar un paseo un poco más largo y sacar algunas fotos.

Ésta es una imagen muy habitual, la de alguien construyéndose una casa. Lo flipante es pasar al lado y ver que hay UNA SOLA persona trabajando, probablemente el dueño. Y es que aquí son muy dados a hacerse su propia casa con su propias manos. Pero claro, a ese ritmo, pueden tardar años.

Cuando llego a casa, miro el buzón y me llevo una gratísima sorpresa.

Mercedes y Pheobe me están mandado postales desde los sitios que van visitando. ¡Qué ilusión me hace!

Por la noche tengo cena. El martes me escribió una vecina, Heather, a mi Facebook, porque vio mi anuncio en el grupo de vecinos de aquí ofreciéndome para trabajar en lo que sea, y me dijo que estaba interesada en tener unas horas a la semana de conversación en español. Su idea es tener algunas “noches en español” con su marido Charlie, su hijo Michael y conmigo. 

Para hablar de ello me han invitado hoy a cenar en su casa, así que me voy al Liquorland de Kenmore a comprar una botella de vino blanco (aquí sólo se vende alcohol en tiendas especializadas. Está muy restringido el tema) y me voy para su casa que está entre Brookfield y Kenmore.

Cuando llego y veo la casa… me digo a mí mismo… “¿dónde vas con tu vino de $12?” Madre mía, qué pedazo de casa. Y eso que me voy acostumbrando a casas grandes y lujosas, pero ésta bate el record. No hay más que ver los botones de la luz del WC.

Heather me presenta a su marido Charlie, su hijo Michael y a sus perros Óscar y Pixie. Pasamos una noche de lo más agradable con charla en español, mucho vino (tempranillo español), quesos maravillosos y verduras al horno (y dos chuletones que se comen los hombres de la casa). Charlie es ingeniero de minas y estuvo destinado en Argentina varios años con su familia, por eso hablan español. Y no quieren perderlo, por eso les vienen genial estas quedadas para seguir practicando. Quedamos pendientes de ver si volvemos a quedar la semana que viene.

Viernes (02/09)…

El Viernes vuelta al curro. Me salto los Saludos al Sol porque siento que mi cuerpo necesita descansar. Me siento bastante cansado. Estamos dando los últimos repasos, una segunda mano de pintura en las paredes más expuestas. 

A media mañana cargamos en la camioneta de Mark toda la basura que hemos generado, especialmente de maderas viejas y sobrantes…

Y las llevamos al vertedero municipal, un lugar sorprendente, donde tienes que pagar por descargar toda aquella basura que vaya más allá de la basura doméstica.

Y terminamos el día quitando la cinta de pintor que pusimos en las paredes para no manchar de pintura. Al quitarla, veo que de descascarilla un poco, así que me dice Mark que me pase el lunes para darle un retoque y dar por terminado el trabajo.

Llego a casa bastante agotado, pero me doy una ducha reconfortante (y quitadora de pintura, que tengo hasta en las cejas), les doy un paseo a los perretes y después me voy a hacer algo de compra: leche de almendras, tomates, pan y boniatos para los perros.

A la vuelta no puedo resistir la tentación de parar por el camino y sacar una foto a algo que llevo viendo desde que estoy aquí.

El resto de la tarde es de descansar, hacerme la cena, escribir el blog…

Estoy pensando en hacer una escapada mañana a Sunsine Coast, una zona turística a una hora y media al norte de Brisbane. Es una pena estar aquí con coche y no visitarlo. Mark me ha recomendado una ruta para hacer que puede ser muy chula, y la previsión del tiempo es buena. Así que a ver qué tal me levanto.

Me daba cosa por el gasto de gasolina, pero ahora que he cobrado, creo que me lo puedo permitir, que no todo va a ser trabajar. 

Si no tuviera a los perretes, me quedaba a pasar noche, pero me tocará volver por la tarde. Si Tank fuera más joven, me los llevaba, pero está muy viejecito para meterle una paliza así.

Me acuesto repasando la tabla de sabiduría Zen que Mercedes tiene en el cuarto. Me parce muy acertada.

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