10 marzo 2016

84 días viajando…
29 días en Melbourne…

Me quedé dormido a las 0:30 y me despierto a las 10h… parece que tenía sueño atrasado. 

Poco después de quedarme dormido, me desperté mientras soñaba que saltaba en paracaídas con un monitor, por la noche, y, como estaba oscuro, no veía el suelo, y el monitor no abría el paracaídas, y pensaba que en cualquier momento nos estrellaríamos contra el suelo y ni siquiera me daría cuenta. 

Por la mañana me he despertado en medio de un sueño bastante denso y complejo, donde había una celebración familiar, una casa, amigos… no recuerdo muy bien, pero era bastante denso. 

Que me acuerde de mis sueños es algo muy novedoso.

Se supone que va a llover todo el día, pero por ahora sólo ha llovido un poco esta noche. Al menos ha refrescado algo, que estaba haciendo muchísimo calor. 

Me marcho a desayunar al Lentil y paso ahí la mañana, charlando con Carmen y Stephen. 

Después del desayuno ya se pone a llover en serio y no para. 

En este Lentil siempre están proyectando (sin sonido) películas de Charles Chaplin. Hoy están poniendo en loop El Gran Dictador. 

Para comer me pido la crema y el famoso Masala Dosa que aún no había probado. Un poco picante, pero riquísimo. Lo remato con un café y un bizcocho. 

A las 15:30 llega Natalia, que es la encargada del turno de la cena. Es una colombiana divertidísima. Me pide que le ayude con los zumos.

En los Lentil siempre se ofrecen zumos naturales que se hacen por la tarde.

Hoy los hemos hecho de naranja-zanahoria-jengibre y sandía-manzana-menta. He colaborado en encontrar el equilibrio en las cantidades para que el sabor fuera perfecto. 

Después toca preparar las pizarras con los platos especiales del día. La Australiana Tahlia es una artista para esto. 

Y a las 18h se abre la cocina y empieza el turno. Me lo paso genial atendiendo mesas, bromeando con los clientes, de risas con los compañeros y con la cocina. Uno de los cocineros, de Sri Lanka, le ha hecho gracia mi nombre, y cada vez que me ve dice “Pabloooooo”.

Atiendo una mesa de 5 personas, especialmente amables conmigo. Se nota cuando los clientes conocen la filosofía del lugar, por la simpatía con la que tratan a los voluntarios. Les atiendo varias veces, y una de las últimas les atiende Natalia y le preguntan si es española, y ella dice que no, que colombiana, que el español es otro de los voluntarios, y le preguntan… “which one? the sweet volunteer?” Parece que soy un sweet volunteer!

Y es que hay una española entre ellos. Ana, de Huesca, una chica encantadora que lleva 5 meses por Australia y ya está a punto de volverse. Aún así me pregunta sobre cómo ser voluntario y sobre mi forma de viajar. 

Cuando se van a ir, me hago una foto con todo su grupo. 

A las 21h se cierra cocina y cenamos nosotros. Estamos Natalia, Lori, Tahlia y yo. Falta Magda que sigue currando.

Me he pedido la sopa de boniato y las lentejas dahl con arroz. Aquí se comer súperbien. 

Después recogemos todo, limpiamos, cerramos y nos vamos al Trumpy a tomarnos unas cervezas. Ahí nos encontramos con Stephen, Jo, Mathew, Jordan…

Al final al me he pasado todo el día en el Lentil. Como llovía, no había muchas más opciones. Pero es que, además, para mí ya esto es casi mi segundo hogar. Me encanta estar aquí. 

Hoy hablé con Magda de la posibilidad de ir al Holiday Park de Wharariky, en New Zealand. Tal y como lo cuenta tengo que ir sí o sí. Ella va a hablar con el que lo lleva y cree que no habrá problema, así que espero poder ir allá en Abril, antes del Vipassana.

Por cierto, hoy me escribió Tamsin. Acaba de terminar su Vipassana y me cuenta cómo le ha ido. Dice que es menos difícil de lo que pensaba, que realmente estás tan arropado que no tienes que preocuparte de nada más, y me da una serie de tips para cuando yo vaya. 

La gente es maravillosa. 

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